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02.- El internado Almos.

Los padres de Iván voltean a mirarse sorprendidos, al hablar de nuevo la doctora.

—Aunque Casandra cree no está lista ella lo está, pero creo que ella no les ha mencionado nada.

Ambos niegan al decir Isabel.

—Eso significaría, que dejaríamos de ser sus padres adoptivos.

En ese momento los tres asienten, a lo que el señor Cruenta dice:

—Han sido buenos padres adoptivos desde que tomaron la custodia de Casandra, pero como lo dice la ley de Azcon.

—Disculpe señor Cruenta, no hemos olvidado cuando decidimos adoptar a Casandra, porque sé que hemos traspasado el tiempo más de lo que debíamos, siendo que somos padres temporales.

—Así es, porque también ha sido el propósito de Casandra de quedarse con ustedes más tiempo, es por eso que debo informarle que hace unos días hable con Sebastián Andrón Azcon, y tiene planeado venir a ver a Casandra por algunas semanas, solo quiere saber si hay algún problema.

Daniel lo interrumpe diciendo:

—No hay ningún problema, a Casandra le encantara ver a su padrino.

—Señor Cruenta, existe la posibilidad de darle la custodia al padrino de Casandra.

—Es bueno que toques el tema Isabel, pero solo sé que el propositivo de Sebastián, es ver a su ahijada.

Isabel solo asiente.

—Y será un gusto conocerlo en persona.

Porque sabían bien que solo Casandra conoce a su padrino.

Una vez terminado de hablar de primer tema, es como tanto la psicóloga como Ava Miller, se despiden retirándose de la oficina, estaban por hacerlo los Dalton cuando habla el señor Cruenta.

—Solo quiero hablar de algo importante.

—Si señor díganos. —responde Daniel.

Ven que sobre el escritorio tiene un sobre, el cual toma al decirles:

—Hace días recibí esta carta de su hijo Iván.

—No lo sabíamos.

—Bueno, entiendo que no haya aceptado ser un hermano de una Dana, por lo que descubrí en sus palabras, pidiéndome en retirar el derecho a ustedes, suspendiendo la custodia de Casandra devolviéndola al castillo de Miller.

Se notaba la molestia de los Dalton, al saber de lo que fue capaz de hacer Iván, a lo que solo dijo Daniel.

—Gracias por decírnoslo señor Cruenta.

Alan Cruenta solo asintió, al entregar aquel sobre a ellos.

No han parado de llorar los gemelos, cada uno es cargado por Iván y Gabriel.

—Tus hermanos deben tener hambre Iván.

—Lo sé, pero no encuentro sus mamilas.

—Solo prepáralas.

—Tampoco se hacerlo Gabriel.

—Entonces solo llama a tu hermana, ella debe saberlo.

—Gabriel esa Dana no es mi hermana, y no pienso llamarla.

Gabriel muévela cabeza, desde que los bebes despertaron no han dejado de llorar, no sabe si lo escucha Casandra.

—Los bebes no van a parar hasta no darles de comer, solo llama a Casandra o tendremos que calmarlos nosotros, porque no sé cómo hacerlo Iván o hasta esperar a tu mamá.

Aun con lo que su amigo le dice, niega en hacerlo, optando a que ellos calmen a los gemelos.

—No puedo soportarlo más Iván, iré yo por tu hermana.

—No espera.

Es como deja Gabriel a Daniel en su silla porta bebe, que esta sobre la mesa, ya que ellos estaban cerca de los gemelos cuidando, mientras estaban en sus móviles.

Gabriel sube rápido las escaleras, al ir a la puerta de la habitación de Casandra y tocar.

Ella se encuentra sola escuchando música, teniendo puesto sus audífonos mientras esta entretenida cociendo algo de fieltro, tarda un poco en darse cuenta que tocan su puerta a lo que voltea, dándose cuenta que entro Gabriel que la llama, se quita en ese momento sus audífonos.

—Hola Casandra. —le dice.

Ella no deja de verlo, aunque lo saluda al decir:

—¿Si? Gabriel.

—Necesitamos tu ayuda, tus hermanos despertaron y solo están llorando.

Casandra enseguida mueve la cabeza, y se levanta dejando todo sobre la cama.

—A ver vamos que no le han dado de comer.

Mientras los dos bajan las escaleras hablando.

—Iván no sabe hacer la mamila.

Los dos llegan viendo algo desesperado a Iván, ella quiere reír, pero solo lo evita hacer.

—Que no tienen mamilas preparadas.

—No, debiste avisarme, las hubiera hecho antes de que despertaran.

—Como lo iba a saber, si yo apenas llegue.

Casandra rueda los ojos a las espaldas de él, a lo que comienza a preparar algo rápido las mamilas.

Para Iván, hubiera estado preguntando a cada rato si estaba listo para callar a los bebes porque, aunque los tenían cargados o distrayéndolos para que dejaran de llorar, eso no ayudaba mucho.

Al tener Casandra lista teniendo a la mano, es cómo ve que Gabriel sigue cargando a uno de los gemelos, él la ve, está por entregarle al bebe y ella niega.

—No, te enseñare. —dice ella al mostrarle como debe hacerlo.

En cambio, Iván ha dejado a Israel en la silla porta bebe, mirando para todos lados, pero ya no llora al ver a Casandra.

—A quien buscas. —le dice al bebe Israel.

Al mejor tomarlo entre sus brazos, dándole lo que tanto quería su leche, ya que Iván se había ido a la sala, cuando Casandra sale de la cocina con él bebe escucha que su hermanastro habla con su amigo, al darse cuenta ella que quien carga a Daniel es Iván.

Toda esa odisea que había sucedido hace un minuto, hizo que ella se quedara con ellos en la sala.

—Me parece que volver a mi habitación cuando mamá y papá vuelvan. —se dijo ella.

Los que ella se había dicho hace un momento, no tardó en hacerse realidad, ya que escucharon la voz de ellos viendo a los tres sentados al sillón, con los gemelos mirando algo por la tv.

—¿Cómo les fue con sus hermanos? —pregunto Isabel, al ver a Iván y a Casandra.

A lo que ambos respondieron al mismo tiempo.

—Bien.

La palabra que era común a ver escuchado de ellos, pero ella no exigió alguna otra respuesta de un bien.

Casandra se da cuenta de la actitud de su padre con Iván, que le parece que para su hermanastro le es normal, eso le hace pensar, cuando son interrumpidos sus pensamientos.

—Iván, tu padre te espera en su oficina.

—Si mamá. —respondió Iván.

Isabel solo se retiró, a lo que Gabriel y Casandra voltearon a verse, al alzar sus hombros significando que no tenían idea de nada, quedándose solo ellos en la sala.

—Y dime Gabriel, que hacen en el internado Almos.

—Bueno Casandra, aun somos estudiantes de preparatoria, aunque ya es nuestro último año para graduarnos, y nuestras lecciones son algo más duras que antes, al ser nuevos cazadores que están por ejercerlo.

Así es como Gabriel comenzó a hablarle del internado Almos, un gran lugar para hijos que heredan la percepción, gotas de agua para educar a los próximos cazadores, con el fin de atrapar a las bestias de las sombras, al ser que una parte de Casandra es parte de esas sombras.

—Entonces estudiar y entrenar en el internado de Almos debe ser extraordinario, para ustedes los hombres.

—Claro, pero Casandra, el internado es mixto.

—No tenía idea eso suena muy bien, Iván y tú tienen novia en el internado.

—Si tengo novia, se llama Mildred, solo que ella vive en la ciudad de la Peña, pero tu hermano termino con su novia Verónica hace mucho.

Casandra asiente, aunque se piensa él “estoy seguro que vendrá a buscarlo”, de ahí continuaron hablando sobre los padres de Gabriel.

—Mi mamá es cazadora y mi padre un doctor, solo que ellos están en casa de mi hermano, para estas festividades.

—Y viniste a mi casa a festejarlos.

—Si no es el único día que he venido a esta casa, y a celebrarlo con la familia Dalton.

—No tenía idea, es una suerte habernos conocido.

Gabriel asiente al decir:

—Cuando supe que los padres de Iván te habían adoptado, nunca lo creí, lo digo en serio.

—Y entiendo la molestia que tiene el, al llamarme como Dana.

—Si lo hubieras visto cuando lo supo, estaba muy enojado.

—Y después de estar en un internado como Almos, aprendiendo a cazar a parte de mi descendencia.

—Lo siento.

Ella solo mueve la cabeza al entenderlo.

—Él espera que solo me vaya, para no manchar el apellido Dalton más de lo que está hecho.

—No has manchado nada, sé que es mi mejor amigo y lo quiero como a un hermano, pero Iván lo aceptara al final.

Casandra no dice nada a eso, a lo que decide decirle:

—Quieres que te sirva algo de agua.

Gabriel voltea hacia su vaso vacío.

—Por favor, y decía tu mamá que no comes comida humana.

Ella negó con la cabeza, al mencionar lo que sí puede comer, explicándoselo en lo que va a la cocina mientras él se queda con los gemelos.

En tanto en la oficina se encontraban los padres e Iván hablando.

—Vas a negar de no a ver enviado está misma carta, que nos entregó el señor Cruenta para pedir que retirara el derecho de a ver adoptado a tu hermana Casandra.

—Ella no es mi hermana. —dijo Iván molesto.

—No puedo tolerar tu comportamiento hijo.

Isabel, aunque estaba presente solo escuchando la conversación, le lastimo un poco que su hijo tuviera tantos prejuicios hacia Casandra, cuando escucho de Iván.

—Te lo he dicho papá, nunca debieron adoptar a una híbrida de esa clase en la familia, que era lo que pensaban.

—Iván solo cállate, no debes hablar así de tu hermana, no sabes para nada lo que ella ha pasado.

—Porque seguramente ella se lo ha ganado. —dijo reconociendo lo furioso que estaba, y que no se daba cuenta de la forma en que les habla a sus padres.

Es como Isabel ve la bofetada que le da a su hijo.

—Así es como me castigas por una híbrida papá, nuestro deber es cazar a su especie, ella debería estar encerrada, nunca aceptare que ella sea mi hermana. —dijo Iván yéndose de la oficina, cerrando detrás de él la puerta.

—Daniel dándole una cachetada no arreglaras nada.

—Isabel acaso no viste la mirada de Iván, era igual que la de mi padre cuando hablaba de las híbridas, mi pesadilla se hizo realidad ante mi hijo.

Isabel calma a su esposo al decir él.

—Fue una buena decisión no a verle mencionado nada sobre Sebastián Andrón, espero cambie su opinión sobre Casandra una vez que la conozcan.

—Dejemos que, en estas vísperas, logre cambiar las palabras y opinión de Iván para ella, antes que decida irse con su padrino. —dice Isabel.

—Eso solo es decisión de Casandra, y confió amor que ella decidirá en el momento que ocurra, no debemos anunciarle aun nada de que Sebastián va a venir a visitarla.

—Tiene derecho a saberlo, aunque no nos guste a nosotros.

—Lo sé, se lo diremos cuando ella menos lo espere, porque antes quiero hablar con él.

Su esposa solo acepto la decisión de su esposo, a lo que no tardaron de salir de la oficina.

—Muchachos, vieron a Casandra.

—Ella acaba de salir, creo que está en la cochera señora Isabel.

—Gracias Gabriel. —responde Isabel.

Quien mira a su hijo que no es capaz de haber respondido a eso, Isabel solo miro a ver a sus bebes que dormían.

—Espero me respondas a esto Iván, tus hermanos tomaron sus mamilas.

—Si mamá, estuvieron muy tranquilos. —dice Iván.

Gabriel voltea a verlo, moviendo la cabeza de que no piensa contarle sobre lo que sucedió.

—Qué raro hijo, porque tus hermanos son algo inquietos hasta tomar su leche, bueno, gracias a los dos por cuidar a Israel y Daniel. —dice Isabel sentándose.

Una vez que ellos vieron que se quedaría con los gemelos, ellos subieron al cuarto.

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