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2 ° Sin querer °

Pasé pensando todo el día en lo que me dijeron mis padres, ¿Acaso no sabían que me negaría? supongo que sí, porque, dijeron que la decisión ya estaba tomada.

- No es justo - comencé a hablar conmigo misma.

Pasaron varias horas, me sentía deprimida y confundida, no sonreí durante todo el día. Ya eran las 7:00 pm. Mi apetito había desaparecido así que no comí nada en todo el día.

Escuché que alguien sonó la puerta de mi habitación.

- ¿Hija? ¿Estas.... - era mi mamá -... Ahí?

- Si - le respondí secamente, no tenia ganas de hablar, pero me merecía una explicación y una muy buena.

Le abrí la puerta, estaba un poco nerviosa, se notaba.

- ¿Qué necesitas? - me crucé de brazos.

- Hablar contigo hija, sé que no fue de la mejor manera en como te lo dijimos pero quiero que nos entiendas a tu padre y a mi, necesitamos de ti, eres nuestra única hija.

- El hecho de que me dijeron que todo era para mi, no significara que hasta me arreglaran un matrimonio que no es necesario en mi vida ahora. Mamá, entiéndeme tú a mi! - me senté en el borde de la cama y ella entró - no es nada normal que me case con alguien que no conozco y de paso que le de herederos, aún estoy muy chica para pensar en hijos, es una locura. No lo haré, no acepto.

- Por favor hija - me dice casi renegándome - esto ya está decidido, ya firmamos nosotros, ahora tendrás que firmar tú, en pocos minutos viene tu padre con tu futuro marido.

- ¡MAMÁ!, Escúchate - es enserio lo que dijo - lo que dices, jamás me casaré con nadie ni nada y ni pienses que iré a firmar ese contrato - una vez más no podría creer lo que estaba pasando - dime que no es cierto y que todo es parte de una broma de mal gusto, por favor mamá, por favor - pero lo vi en sus ojos cafés, no era ninguna maldita broma entonces fue cuando la ira se comenzó a apoderar de mí.

Le exigí que se saliera de mi habitación, me obedeció y espere que todo esto fuera una pesadilla.

Escuché a lo lejos que tocaron el timbre, pensé enseguida en como evitar para no ver a ese hombre con en el que me van a obligar a casarme, miré hacia el baño, entré.

Observo todo, quizás rompa el florero y me corte por "accidente" o abro todas las llaves y que se inunde la casa aunque demoraría un poco, pero también valdría la pena.

Me decidí por el florero. Lo tengo que hacer, escuché varias pisadas en la escalera, mis manos sudaban como nunca y eso provocó que el florero se soltara de mis manos y todo los pedazos volarán por toda la habitación y rozara en mi cuerpo, lo que ocasiono heridas, sentí algo ardiente en la pierna, observe y tenía sangre por doquier, no soporto ver la sangre en abundancia, sentía mi pierna débil y un dolor insoportable cuando de pronto comenzó a latir mi pierna, tenía un gran pedazo de vidrio clavado en mi pierna.

Escuche que venían rápidamente hacia donde estaba, mi vista se puso un poco nublada me sentía mareada  y quería vomitar. Sentí la pierna muy débil, no soportaba el dolor y ardor que causaba. El vidrio estaba profundo.

- ¿Helka, que ocurrió? - pregunta mi papá.

No respondí.

- Esta sangrando mucho - dice la voz desconocida, supuse que era ese, me giré para no mirarlo, pero hacer eso fue un error, resbalé y caí encima de todos esos pedazos de vidrios unos más grandes que otros, sentí algo ardiente detrás de mi, había traspasado la blusa.

- Hay que llamar una ambulancia, ahora - esa fue mamá

Sentí que alguien me tomó en sus brazos, ya no tenía fuerzas, la sangre la veía cada vez más, sentía ese olor y supuse que papá llamó a la ambulancia, mientras me llevaba hacia la salida de la casa, tan solo unos pocos minutos en esperar el servicio de la ambulancia. Cerré mis ojos todo el tiempo, sentí que me debilitada cada vez más.

Mi vista mejoró un poco, pero igual me sentía mareada, lo mire, la verdad no era tan... Tan... No se veía mal.

Era un hombre con un cutis casi perfecto, su cara bien marcada unas cejas bien pobladas y el cabello en un estado perfecto, tanto como él.

Un momento estuve inconsciente, que asco de suerte tenía, que suerte nacer.

Esto me ocurre debido a que de pequeña me hice un gran corte en el muslo, fue en la resbaladilla y fue mi peor accidente, desde entonces no soporto ver la sangre en abundancia. Ese día fue un caos con mi familia, aquel parque lo cancelaron debido a mi accidente.

Me desperté, estoy en una camilla con muchas curitas en mis brazos y sentí en mi espalda, en mi cara, la siento áspera al moverla, siente ese olor a hospital.

Siento que entra un doctor, está con mascarilla y tiene una gran carpeta de metal, está revisando en cuanto me observa y se sorprende.

- Helka, estas... Despierta - ¿Es tan obvio?.

- Si, me acabo de despertar - digo con la voz débil.

- No estas enferma ni nada, - comienza a revisar su gran carpeta - no sufres de nada, me puedes decir porque te desmallaste, esto es algo que no te paso por enfermedad. Dime ¿Sientes pavor a la sangre? - el doctor se ve confundido.

- No soporto ver la sangre, y hoy vi más de lo normal. - mejor dicho, nunca la veo.

- Esa sería la única explicación porque... estás completamente sana. - se retira observando su carpeta. Pero se detiene al recordar algo - un chico te quiere ver, dice que es tu novio tus padres han accedido a que él pase.

¿Qué? no, tengo que evitarlo, lo odio, él es el causante de mi futura desgracia.

- No lo deje pasar doctor, por favor, yo no tengo novio - supliqué a gritos.

Pero el señor con bata blanca y calvo me mira y se da la vuelta hacia la puerta y se va....MIERDA.

Respiro profundo, preparo mis palabras, tomo aire, observó que la puerta se vuelve a abrir, lo veo, me hice la dormida antes de que lo notará. Sentí que él entro, se puso al lado mío, y me tomó la mano. Ya lo vi, pero fue sin querer.

Mierda.

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