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Un amor como la miel, pegada y dulce

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Jeni’sNovela
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Sinopsis

El honor se devuelve con honor, el amor con amor y el odio con muerte. Sí, eso es lo que es, y mi problema es que no quiero dejar de pecar. Jugar con fuego siempre ha sido parte de la vida, siempre ha sido una buena forma de diversión, pero esta vez necesito seguir mi plan correctamente y para eso tendría que concentrarme, así que ¿por qué no podría alejarme? -En nuestro mundo, eres un cazador o una presa. Sé lo que puedo hacer y sé quién soy. ¿Y tú? ¿Qué eres?- me pregunta con una mirada seria pero no tiemblo. -¡Hunter!-hablo levantando la cabeza. En nuestro mundo, necesitamos escondernos detrás de un hermoso exterior. Una cara falsa y cínica que pronto se derrumbaría cuando saliera a la luz quiénes somos en realidad. Los medios nos aman, nos adoran y nos idolatran como si fuéramos santos jaja, poco saben que hay una realidad totalmente diferente a lo que ven. No somos y nunca seremos los buenos. Esa fue mi elección: cazar en lugar de ser cazado, ser cazador en lugar de ser presa. ¿Cuál es tu elección?

RománticoSEXOAventuraPoderosoMafiaAcciónSegunda Chance

Capítulo 1.

Karina Ulifo.

Sólo hay dos certezas absolutas en la vida:

La primera es la muerte y la segunda es que ninguna persona que se interponga en mi camino vivirá para contarlo.

Sabía que estaba mal. Si alguien descubriera este lado sediento de sangre en mí, sería juzgado. Si papá se enterara de lo que pasó entonces, nunca me miraría a la cara otra vez.

¿Matar a un hombre con mis propias manos? ¿O más bien, con una pistola paralizante de creación propia? Eso siempre estuvo totalmente fuera de discusión.

Era muy inapropiado e inapropiado para una —dama—, más aún a mi edad. La gente todavía hablaba mal de mi prima, Ana, por convertirse en Capo y asumir un papel que debería haber pertenecido a un hombre— en la familia Pazzi—. No dudaría ante la posibilidad de encontrar una nueva víctima, y ¿qué podría ser mejor que otra mujer fuerte que pudiera acabar con los hombres de la familia?

En el fondo, sabía que era como Ana cuando se trataba de resistir la tentación de dejar a cualquiera que se interpusiera en mi camino. Simplemente no pude contenerme.

La primera vez que intentaron romper conmigo terminé no actuando muy bien y cambió mi vida por completo.

Sí, todo cambió y me vi obligada a ir a Los Ángeles, que fue la clave para convertirme en lo que soy hoy.

Me levanté de la cama sintiendo que mi cabeza palpitaba por la resaca y me dirigí al baño donde tomé un botiquín de primeros auxilios debajo del lavabo.

Tomo tres pastillas para el dolor y me las meto en la boca, tragando con dificultad.

—¡Todo esto es culpa de ese idiota!—me digo mientras me lavo los dientes.

Miserable me obligó a ir a una discoteca un martes completo y claro que me gustó la idea, pero debí haber estado dos horas en la empresa.

Regreso al dormitorio y enciendo la luz notando que él estaba acostado en mi cama durmiendo.

—¡Sal de mi cama, cabrón!—gritó y él saltó.

—¡NO TOME NINGUNA DE TU ARMA NI DEJÉ UNA TOALLA MOJADA EN LA CAMA MAMÁ!—gritó y me río mientras me tiraba en la cama.

Enzo está confundido y mira a su alrededor dándose cuenta de que estaba en mi habitación.

—¿Bebimos demasiado?— Preguntó con una mano en la cabeza y haciendo una mueca.

—¿Qué piensa usted? Apenas puedo parpadear, Enzo.—Habló y él se rió.

—¿Vas a decir que no te gustó?—Habla girándose hacia mí y acercándose aún más.

—¡No! No me gusto.—le miento a su rostro duro y él sonríe.

Enzo, como el gran idiota que es, se me sube encima y me doy cuenta de que solo llevaba calzoncillos y entonces entiendo todo lo que pasó y también entiendo por qué solo lleva una camiseta enorme que en mí parecía más un vestido

—¿De verdad hicimos eso?—preguntó señalándome a mí y luego a él.

—No debimos hacer nada que no hayamos hecho antes.—dice con un tono áspero y me muerde el cuello.

Enzo se baja de mí y se pone de espaldas en dirección al baño.

—¡Deja de mirarme el culo!—Habla en tono alto y me río.

—¡Vete al carajo!—digo cuando desaparece en el baño.

No era la primera vez que esto pasaba y mucho menos la última, por cierto, su trasero era hermoso.

Soy Karina. Realmente no aprendes, ¿verdad? Solo aparecerá rompiendo la cara.

Mi subconsciente me alertó, pero decidí no preocuparme por eso ahora. Todo finalmente está funcionando y estoy feliz por eso...

Pasado*

Cuando tenía un año, era costumbre salir al jardín todas las mañanas. Me recordó a un jardín que cultivaba mi madre biológica en el pequeño patio trasero de nuestra humilde casa. Nunca había conocido a mi padre, siempre fuimos mi madre y yo contra todo, hasta que un día empezó a enfermarse.

Solo tenía cuatro años y no sabía qué hacer para ayudarla, pero sentía que la estaba perdiendo poco a poco.

Unos días después de cumplir ocho años, mi madre falleció.

No tenía otros miembros de la familia y no podía quedarme solo a la edad de ocho años, así que pensé en ir a un hogar de crianza, pero eso no sucedió.

Un hombre vestido de negro que estaba en medio de varios guardias de seguridad fue al velatorio de mi madre. Me cubrió con su paraguas para protegerme de la lluvia y dijo que me cuidaría a partir de ese día y que sería mi padre. Con eso terminé aquí en esta mansión que tenía un jardín maravilloso y tan grande que podía perderme allí.

Un día, noté la presencia de alguien observándote, no tuve miedo y mucho menos lo miré directamente. Estaba seguro de que ese chico no me haría ningún daño. Una vez más, mi sexto sentido tenía razón.

Un día, todavía de espaldas, me di cuenta de que el chico se acercaba a mí.

—Me miras todos los días, ¿estás cansado de esconderte?— le preguntó, aún de espaldas a él.

—Lo siento mucho. No era mi intención sonar loco o psicópata.— Habló rápido y yo sonrió girándose hacia él.

—¿Por qué te escondes?— Preguntó y él pasó una mano por su cabello luciendo un poco nervioso con mi presencia.

—¿Sabes quién soy?—, preguntó y yo asentí.

Lo veo abrir los ojos como platos.

—Eres como mi ángel de la guarda, siempre estás cerca para ver si estoy bien, siempre tratas de protegerme. Ya me di cuenta de eso.— digo y él sonríe de manera divertida.

—Estoy muy lejos de ser un ángel, eso te lo aseguro, y yo...— Le corté el discurso.

—¡No hace falta que te expliques!— afirmó y él asiente con calma.

—Mi nombre es Karina Ulifo Monteiro, pero prefiero que me llames Kara.—digo y le tiendo la mano.

Toma mi mano y la besa haciéndome sonreír por el caballeroso gesto.

—Es un placer conocerte Bambina.— dijo y yo sonreí.

¿Italiano?, preguntó.

—Descendiendo.— dice y yo asiento.

—¿Cómo te llamas?— pregunto y me detengo.

—Prefiero que me llames por un apodo....— Parece pensar en algo, así que lo ayudó.

—Italiano.— me anticipé y él asintió.

—Está bien, puedes llamarme italiano. ¿Cuántos años tienes?—, preguntó.

—¿Ocho y tú?— Pregunto.

—Ya tengo un par de años. Pronto seré encausado a la mafia.—dice inflando su pecho y yo sonrío.

—¿Eres uno de los peones de mi padre?—preguntó y él rápidamente niega.

—¿Por qué la pregunta?—, preguntó.

—Porque me mirabas de lejos, temías el acercamiento. Entonces le tienes miedo a mi padre.—digo sonriendo mientras él lo niega.

—No le tengo miedo a tu padre, le tengo miedo al mío. Es un poco más estricto que los otros padres.— Habla con calma y yo asiento.

—¿Qué haces para divertirte aquí?— preguntó y me encogí de hombros.

—A decir verdad, nada. Me limito a dar vueltas por el Garden y luego voy a mi habitación. En mi habitación escondo una de las tecnologías más avanzadas en la industria de Lode, tengo acceso a todas las cámaras de seguridad de mi casa y con eso a veces veo a mi hermano siendo golpeado por su entrenador. Siempre fue un poco lento para aprender a pelear.— digo y se ríe.

Hablamos un poco más y el italiano se despidió diciendo que pronto tendría que estar en la sala de entrenamiento, pero también me aseguró que volvería a la mañana siguiente y así lo hizo.

Pasaron dos años y nuestra amistad no hizo más que crecer, yo ya tenía doce años y estaba feliz de tener un amigo que no eran solo mis dos primos.

Un día, mientras veía a mi hermano ser golpeado por su entrenador una vez más, un hombre con una máscara negra que cubría todo su rostro entró en mi habitación con su arma apuntándome.

¿Qué quieres?—preguntó con calma.

—Su muerte.— dice y yo me río.

—Serás atrapado y morirás.— Habló con calma, rápidamente niega y un poco molesto.

—¿Conoces esta arma aquí? Tiene un silenciador, por lo que nadie escuchará disparos y luego borraré las imágenes de las cámaras en el pasillo debido a su tecnología allí. Es una pena enviar a una persona tan inteligente a la tumba.— dice y yo asiento.

—¿De verdad crees que me voy a la tumba?— pregunto y lo veo asentir.

Sin que él se diera cuenta, tomó uno de mis dispositivos de la mesa y lo agarró con fuerza.

—Entonces sostén esto aquí, por favor.— dijo y lanzó un dispositivo creado por mí, que en cuanto es arrojado a alguien, agarra la piel de la persona, descargando W de energía en el mismo momento. Haciendo que el hombre borre al mismo tiempo.

Tomó el arma de su mano mientras estaba caído y pensó en llamar a Olliver y contarle todo lo que pasó. Olliver tenía sus años, sabría qué hacer al respecto.

Pero no, mi sangre late en mis venas y me giro hacia el hombre que estaba caído, por un momento, mi ira me consume y terminó disparándole en la cabeza. En cuanto vuelvo a la normalidad, arreglo la mierda que he hecho y llamó a Olliver, y como nuestras casas estaban cerca, llegó a los pocos minutos acompañado de Mattias y otros hombres.

—¿Lo mataste?— preguntó y asentí con la cabeza Mattias se detiene y me mira.

—No debiste hacer eso, claro. Deberías haberme llamado, yo me ocuparía de él.— Dice Mattias y yo asiento.

—Ahora tendrás que lidiar con las consecuencias.— dice Mattias y sale furioso de la habitación.

—¿Pedro? Coge el cuerpo y tíralo en el maletero del coche.— Dice Olliver sin mirarme.

El hombre se acerca, tira su cuerpo sobre su espalda y pronto sale de mi habitación.

—No debí haber hecho eso, ¿sabes cuánto te puede doler?— pregunta Olliver.

Lo niego y él suspira. Pronto veo a Mattias llegando de nuevo a la habitación.

— Hablé con tu padre. No dije lo que pasó aquí. Olliver, borra todas las imágenes de hoy. Observó cómo Olliver se acerca a mi computadora y borra todo.

—Gracias por no decirlo.— digo y Mattias lo niega.

—No me des las gracias. Vas a ir a un internado ahora. No hace falta que lleves ropa, te doy el dinero suficiente para que compres lo que quieras y luego te sigo depositando dinero mensualmente.— Dice sorprendiéndome.

—No puedes hacer esto.— le grito y él lo niega.

—¡Sí, Karen! Puedo y lo haré. Hablé con tu padre y me dijo que podía hacerlo.— dice y Olliver lo mira fijamente.

—Mattias, será mejor que lo pienses.— dice Olliver.

—No, Oliver. He pensado lo suficiente, no dejaré que la atrapen.— dice y veo a Oliver asentir.

—Mattias, no me quiero ir.— le digo, ya entre lágrimas.

—Hago esto por ti.— Dice y me mira fijamente.

—Pedro, llévala al auto. La llevarás a Los Ángeles, a la casa de Ana Pazzi Vitiello.— Fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.

—¿Quién es ella?—, le preguntó a Oliver.

—Conocerás a nuestro primo. Un Capo Dei Capi de Los Ángeles.—Habla con semblante triste.

—¿Qué hará conmigo cuando llegue allí?— Preguntó.

—Búscate un buen internado. No fue mi intención que esto sucediera, Kara. Pero no tengo el poder de decidir eso en mis manos. Me disculpo por eso.— Habla y yo asiento.

—¡Vamos!— dice el tipo Pedro tirando fuerte de mi brazo.

—No me toques, bueno para nada.— le digo.

—Será mejor que trates mejor a mi primo o no tendrás otra oportunidad de hacer esto.— Dice Olliver después de darle un puñetazo en la cara y apretar su cuello contra la pared del dormitorio.