LA APUESTA
-¿qué pasa Carlos?, te vez muy pensativo el proyecto con los Guzmán es un hecho no tienes por qué preocuparte yo mismo cerré el contrato.- comentaba Luis Flores socio y amigo de Carlos Bustamante.
Carlos sumido en sus pensamientos no contestaba a la interrogativa de su amigo el solo miraba un punto hacia la ventana de la pequeña oficina donde se encontraban hasta que después de unos segundos reacciono y contesto.
-Pensaba en Emma, en que ella no me espero a que esto funcionara simplemente, ella le gusto más el dinero y no le importó mis sentimientos.
-Carlos debes de seguir adelante, esa mujer no era la correcta vamos amigo dejaste todo por ella y ella no le importó nada ¿porque pensar en alguien así?, vamos a divertirnos hay un bar nuevo que abrieron en la ciudad hay que festejar que nos está cambiando la suerte y divertirnos, basta de pensar en esa mujer no vale la pena.
De mala gana acepto la invitación y salieron juntos al bar, la música sonaba fuerte en el lugar, al llegar se sentaron en la barra y pidieron una botella de whisky.
-anímate Carlos quita esa cara- Luis intentaba integrar a Carlos el quería divertirse y tener acción con una hermosa dama, esa noche pero tenía que asegurarse que su amigo también lo hiciera.
-solo esta tengo- contesto Carlos mientas tomaba su bebida y la bebía hasta el fondo.
-vamos amigo sé que no encontraras a la mujer de tu vida en este bar, pero podemos divertirnos un poco como lo hacíamos en nuestra época de universidad, vamos relájate-
-estoy relajado pero creo que ya estoy un poco viejo para eso amigo- dijo con indiferencia. Y servía y tomaba otra copa.
-nada de viejo si eras el mejor seduciendo chicas vamos demuéstramelo te propongo algo- Carlos conocía perfectamente bien a su amigo sabía que era algo loco.
-¿y ahora que se te ocurrió?- contesto Carlos un poco molesto.
-ves aquella chica que baila moviendo esas hermosas caderas, si te das cuenta baila sola ¿porque no vas y le haces compañía?, si ella te rechaza me tendrás que pagar mis comidas por una semana, de lo contrario yo te las pagare.-
Carlos estaba algo oxidado en eso de conquistar chicas pero ya traía una cantidad considerable de alcohol en su sistema, él era un hombre atractivo alto, ojos azules un azul tan profundo como el mar, una tez muy blanca, cabello negro, cuerpo atlético ya que una de las cosas que Emma le criticaba era que estaba muy delgado por eso había cambiado mucho y ahora se ejercitaba y había ganado masa muscular, su rostro a pesar de la mirada triste tenía unas facciones muy definidas como nariz respingada y unos labios carnosos que cualquier chica no se resistiría a probar, por eso en sus años de universidad nunca había chica que se le resistiera, pero el día que conoció a Emma dejo de lado su lado conquistador y solo se dedicó a ella.
-¿estás loco?- indico un poco mareado.
-vamos amigo, ¿qué pero, le pones a esa mujer?, tiene un buen cuerpo y no te estoy diciendo que la lleves a la cama simplemente diviértete esta noche baila y platica con ella si logras estar más de dos horas con ella ganaras el reto- Calos observo a la chica en cuestión por un instante los movimientos de aquella chica lo hipnotizaron al observar su rostro y cuando sus miradas se cruzaron y observo esos ojos grandes marrón claro y una mirada profunda, enmarcados con unas pestañas largas y tupidas, simplemente lo cautivo la chica.
-anda ve, al parecer te gusto mi elección- esto saco de su aturdimiento a Carlos y cambio su mirada a lo habitual.
El tomo un trago más de whisky y se levantó muy decido eso era un sí, había aceptado el reto de su amigo, Luis sonrió de satisfacción había logrado que su amigo se acercara a una chica –ve por ella amigo- comentó con una voz apenas audible.
Cuando llego hasta ella, se sorprendió deseándola, nunca había sentido ese tipo de atracción hacia una mujer sin conocerla, la observaba moverse al compás de la música con un baile muy sensual y muy cadencioso.
Él se acercó a ella y la tomo de la cintura un una mano mientras le indicaba con una voz muy masculina- me permitirías acompañarte veo que bailas sola- ella le regalo una sonrisa tan encantadora que lo dejo sin palabras.
-claro guapo, ¿porque no?- Respondió la chica, a Carlos nunca le gustó mucho bailar más sin embargo se sabía mover y no lo pensó dos veces y comenzó a contonearse junto a ella.
En un momento él se acercó tanto a ella que observo sus labios muy cerca y deseó probarlos, pero recordó la apuesta con su amigo el trato era estar una dos horas con ella, sabía que si hacia eso ella podría molestarse y dejarlo en la pista y le indico
-no te quieres refrescar tal vez podamos platicar un poco para descansar- en ese momento el no deseaba una aventura de una noche, solo quería ganar la apuesta.
Ella acepto y se sentaron en una mesa vacía que pidió Carlos a un mesero –puedo saber el nombre de tan hermosa dama- pregunto con galantería Carlos.
Ella solo negó con la cabeza y comento – no estoy aquí para crear lazos afectivos solo me quiero divertir, bailando y tomando unos tragos, sanamente sin sexo ¿estás dispuesto a eso? – El contesto muy divertido –claro- sabía que había ganado la apuesta y al igual que ella no quería una aventura de una noche solo ganar el reto de su amigo aunque no entendía por qué lo había aceptado en primer lugar.
Tomaron y bailaron sin contar nada el uno sobre del otro solo de lo más que se contaron fue sobre sus gustos musicales y algunas cosas triviales pero sin saber la identidad uno del otro. Solo pasatiempos y gustos culinarios.
Pronto la música lenta y romántica empezó a sonar en el lugar ellos se dejaron llevar por la música y por el ambiente del lugar balanceándose muy pegados uno del otro, con cada movimiento se acercaban más, pronto el observo sus labios que desde el primer momento deseo besar y como ya había ganado la apuesta ya no le importó que ella se molestara, así que sin pensarlo se acercó a ella para besarla quería saciar su propia curiosidad.
Para su sorpresa, ella no lo rechazo lo acepto gustosa y se convirtió en un beso muy apasionado y se estaba poniendo cada vez más intenso y de pronto los dos ya se encontraban muy deseosos y con la voz entrecortada él le indico –me encantaría tenerte entre mis brazos toda la noche- ella también estaba fuera de órbita y contesto -a mí también.-
