
Sinopsis
Yury Lamoreaux, princesa de la mafia francesa, acepta pasar tres meses en la mansión de los De Los Angeles para cuidar a los mellizos del clan italiano. Lo que no esperaba era encontrarse con Sam, el Boss Italiano más temido del continente… y el hombre que la mira como si ya fuera suya. Él es peligro, arrogancia y deseo. Ella es fuego, carácter y secretos. Tres meses bajo el mismo techo. Tres meses de tensión, provocaciones y límites rotos. Tres meses para decidir si escapar… o caer. Porque el Boss Italiano no comparte. Y mucho menos cuando encuentra a su tigresa.
Capítulo 1
El jefe de la mafia y la princesa de la mafia francesa
- Yury, - advertí, - Acércate más y detendré el auto aquí mismo y te follaré, - hablé con tono severo, mis manos agarradas al volante con tanta fuerza que mis nudillos rogaban por salir. - Sam , tú eres de los que ladran y nunca muerden. - Susurró, mordisqueando sensualmente mi cuello.
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Sam De Los Angeles es un don italiano sexy pero despiadado que no necesita decir una palabra para que las mujeres se desmayen por él. Yury Lamoreaux, por otro lado, parece sacarlo del abismo. Sabe exactamente cómo jugarle el juego y, aun así, no puede evitar enamorarse de él. Pero Yury se guarda sus problemas para sí misma, lo que la consume lentamente. ¿Podrá Sam salvarla de sus demonios internos y externos?
La hierba en sus plantas era suave sobre suave, las suaves cosquillas del viento al rozar cada hebra se movían al ritmo de la brisa de verano con la misma facilidad que su cabello negro azabache, que brillaba como la aurora boreal cuando la estrella auroral la iluminaba. Yury pasó con delicadeza las páginas del álbum de fotos que tenía en la mano.
Recordando aquellos preciosos momentos cuando ella era apenas una pequeña niña y su papá la cargaba en su hombro y su mamá la tomaba de la mano y la llevaba al parque todos los sábados para alimentar a los peces y patos que nadaban elegantemente en el río.
—Yury , querida, la cena está lista —llamó su papá. Yury cerró con cuidado el álbum de fotos y se levantó para entrar en la mansión donde creció. El lugar donde se sentó era un lugar que su papá diseñó, pues siempre había deseado un lugar donde pudiera estar sola, pues a veces pensaba que estar sola era bueno.
—Sí , papá, llegué. —Dijo al entrar. La invadió el aroma de la comida de su mamá, que siempre lograba embriagarla. Era mejor que el alcohol.
(T: Sí papá, ya voy.)
La mesa estaba preparada con muchas ollas que desprendían sus olores característicos por toda la habitación. Sus otros hermanos se sentaron en sus respectivos lugares, y el de ella estaba junto a su hermana menor, Abella.
Yury era la hija mayor de la familia. Su hermano, Alexandre, era el mayor y heredero de la mafia francesa. Luego estaba Yury. Después llegaron Abella y Louis, gemelos, y por último, pero no menos importante, la hija del diablo, como dice su madre, Ace. A pesar de ser la hija mayor de la segunda familia más grande de la mafia, era invisible para el mundo mafioso. Era como si no perteneciera allí.
Yury era una chica que no tenía el más mínimo interés en los negocios familiares. Sin embargo, su padre, Theo Lamoreaux, accedió a su petición, pero le enseñó defensa personal. Ella lo disfrutaba, así que continuó y se convirtió en la mujer más fuerte de la familia, pero prometió que solo lo usaría para defensa personal, nada más.
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Después de cenar, Yury ayudó a recoger la mesa. Como si fuera un ser sobrenatural, ya sabía que su papá la observaba. —¿Papá , estás bien? —preguntó con dulzura mientras se giraba para encontrarse con los temibles ojos de tigre de su padre, pero esos ojos siempre le habían mostrado amor.
Abrazando a su papá, sintió que su calor irradiaba de él. Inhalando el aroma de su colonia favorita, sonrió y al instante se sintió relajada.
—Sí , cariño, quería hablarte de algo. —Habló con voz suave. Ella se separó de su abrazo para mirarlo.
—Claro, papá, ¿qué pasa? —preguntó . La tensión aumentó, preguntándose qué iba a decir.
- Entonces... sé que acabas de regresar después de años de Lyon, pero ¿podrás cuidar a la gemela de los Los Angeles durante tres meses ? - Murmuró la última parte, dificultando que Yury la comprendiera.
—Papá , murmurando no me ayudará a entender ni una palabra de lo que dices —Yury sonrió y rió entre dientes mientras miraba a su padre, quien suspiró y forzó una sonrisa. Yury se preguntó qué lo ponía nervioso, ya que las únicas personas que podían asustar al Don francés, Theo Lamoreaux, eran su madre y su abuela.
Respiró hondo por última vez. —Le dije a Matteo de Los Angeles que podrías cuidar a sus gemelos, ya que nos vamos por negocios. Dijeron que si podías quedarte allí tres meses... —Se detuvo. Yury lo miró a los ojos buscando una respuesta, pero no hubo respuesta.
—Bueno ... Digo, Sienna y Angelo son muy queridos y no me importaría nada cuidarlos. ¿Qué dijiste? —preguntó de nuevo.
—Dije que tú decides si quieres quedarte en su casa tres meses, así que si no quieres, puedo llamarlos y decirles... —Empezó a divagar. Yury lo miró con una sonrisa que lo hizo detenerse. Su sonrisa era como ver el atardecer en la playa. Era algo no nuevo, pero hermoso, y cada día la lucía con alegría. Era su mayor regalo.
—Papá , está bien. No me importa, y en estos tres meses podré ver a Chiara y a Dino, y soy hija de Theo Lamoreaux, ¿qué podría salir mal? —Le habló a su padre con dulzura, como un ángel. Sus ojos desprendían tanta paz que era casi espeluznante. Theo sonrió al pensar en lo orgullosa que estaba su pequeña de ser hija de alguien.
- ¿ Estás segura chérie? No tienes que hacerlo ya que acabas de... - Habló y fue interrumpido nuevamente, pero no por Yury sino por Abella.
—¡Dios mío, Yury se quedará en la Mansión Los Angeles! —exclamó Abella y empezó a gritar como la Bruja Malvada del Oeste derritiéndose. Despertó a la casa y Yury se tapó los oídos con las manos.
(T: Dios mío)
—¡Dios mío, ayúdanos ! —suspiró Theo. Todos entraron en la habitación donde habían comido antes y vieron cómo su padre se apretaba el puente de la nariz y suspiraba de nuevo. Yury soltó una carcajada.
—¿De qué se trata todo este alboroto, mi querido? —La madre de Yury, Melanie, entró y le frotó el hombro a Theo.
(T: mi amor)
- Yury se quedará en la Mansión Los Angeles para cuidar niños durante tres meses - gritó Abella nuevamente felizmente mientras guiñaba un ojo y movía las cejas.
