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Totalmente hot (COMPLETA)

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Paula Tekila
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9.0
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Sinopsis

Placer, palabra relacionada con algo que nos hace bien, sinónimo de bienestar y relajación, disfrute. ¿Cuál es su mayor fetiche? ¿Un desconocido (a)? ¿un lugar especial? ¿Alguien prohibido y que agudiza su libido? ¿Una situación meramente casual? Cada uno de nosotros tiene deseos, algunos prohibidos y que buscamos reprimir, otros no. ¡Elija su tipo de placer y encuéntrelo en esta obra! Relación lasciva entre personas de distintas edades, incesto, chantajes, al aire libre, trisal, romántico, sumisión, profesor y alumna, CEO y secretaria, dentista y mucho más. Cuentos eróticos con una buena dosis de dominación, cariño y lujuria para jugar con tu mente e instigar la imaginación del lector. Contiene lenguaje explícito y de baja jerga, obra totalmente volcada para mayores de 18 años. Los personajes y situaciones descritas en esta obra son ficticios. En casa de la tía; Dulce lección; Vecina ninfómana; Uno es poco, dos es bueno; Banquete para dos personas; El policía insaciable; Jugando en la oficina; El padre de mi amiga; En la granja; Tienda de playa; En el autobús; apuesta entre primos; Masajista; Vecino (a); Padrastro; Hermano del marido; El hijo de mi madrastra; Entre otros.

BDSMUna noche de pasiónSEXOHistoria PicanteCEOFuegoMillonarioChica MalaSecretaria18+

Casa de mi tía

Me llamo Maria tengo 19 años, mi tía Fabiana hermana de mi madre sufrió un accidente de moto hace unos días. Me pidió que la ayudara en su casa, la cuidara mientras ella hacía las fisioterapias porque aún no podía caminar derecho.

Se había roto la clavícula y necesitaba una silla de ruedas por un tiempo. Y ese idiota de André, su marido, no ayudaba mucho y no estaba de humor a tiempo completo.

Llegué el viernes a esa casa, era un desastre terrible. La vajilla creo que estaba desde el siglo pasado se acumula y mira que tienen criada!!!

Fui a la habitación de la pareja, allí estaba ella toda inmovilizada.

Maria - ¿Tía cómo te sientes?

Fabiana - Aún siento mucho dolor, pero en unos meses y mucha fisioterapia estaré nueva.

Maria - ¿Necesitas algo ahora?

Fabiana - Estoy bien. André ya me ayudó a ducharme antes de salir al trabajo. Si no le importa organizar la cocina, la mucama sólo viene de lunes a viernes.

Maria - ¡Claro que lo arreglaré!

Me molestó tener que lavar los platos, el plan era cuidar de ella, pero necesitaba ese dinero extra y sabía que mi madre se volvería una fiera si rechazaba alguna petición de ella.

Aun así, antes de salir de la habitación, le di un retoque a su almohada haciéndola más cómoda y fui a la cocina a lavar aquella pila de vasijas.

Estaba secando los platos cuando oí abrir la puerta de la cocina. Era André que llegaba del trabajo, él era gerente de una tienda de muebles. Vestía ropa formal, pantalones negros y una camisa blanca marcando esos fuertes brazos.

Nunca me había dado cuenta, pero era un hombre muy atractivo. Aparentaba tener entre 40/45 años, lo había visto solo una vez en una fiesta de familia pero no había dado una buena mirada en mí.

André - Hola Maria!

Maria - Hola, ¿cómo estás?

Nos saludamos con un apretón de manos, yo llevaba unos jeans bien ajustados y un polo que marcaba bien el diseño de los senos.

Me di cuenta de que los miraba y mostraba cierta incomodidad al verme.

André - ¿Y su tía cómo está?

Preguntó tratando de dejar de mirar exactamente donde quería.

Maria - ¡Ella me dijo que está bien y mejorando poco a poco!

André - ¡Es bueno tenerte aquí para ayudar!

"André no podía disimular, estaba excitado de tener una chica tan bella en casa."

En esa frase me di cuenta, que él también necesitaría de mis cuidados...

Arreglé mi maleta en el cuarto de huéspedes, tomé un baño caliente y me puse un vestido corto y ajustado, me solté el cabello y fui al cuarto de mi tía, golpeé la puerta y ella me autorizó a entrar.

Fabiana - Entre Maria!!!

Maria - He venido a ver si necesitas algo. ¿Tal vez les prepare algo de comer? - Ya era media noche y pensé que era educado ofrecerlo de nuevo.

André estaba sin camisa y con el pelo mojado, debería haber salido a poco del baño...eso me dejó con deseo. Me senté en el borde de la cama donde mi tía estaba cruzando las piernas en un gesto muy sensual, que lo dejó en llamas.

Fabiana - Por hoy no necesito nada y André cenó con los compañeros del trabajo, pero vaya hasta allá y prepare algo para usted. Tenemos Netflix mira y ponte cómodo!

Maria - Está bien tía, voy a comer algo entonces.

Le di la espalda y lo miré fijamente y le guiñé el ojo

Me di cuenta de que estaba desconcertado e incluso tartamudeaba tratando de iniciar una conversación con ella sobre algún tema, así que me fui de allí revolcándome. Me detuve en el pasillo y me reí en silencio de la maldita cosa que había hecho.

Veamos si eres fuerte, Andre?"

Me imaginaba que me la chuparía en cuanto la vi y sé que le encantaría.

Bajé las escaleras de esa casa enorme, hice uma merienda con todo lo que encontré en la nevera, comí y me tiré en ese sofá de cuero que enciende la televisión.

Estaba pasando a Dos rúbias de pelo em pecho por la milésima vez, dejé allí mismo porque mi cabeza y mi cuerpo querían otro tipo de entretenimiento. Cerré los ojos pensando en la cara de André mirando mi cuerpo lavando los platos hace unos instantes.

Sé que en ese momento me quería, ¿cuánto tiempo debía estar sin tener sexo? Al menos no con mi tía. Y con ese tamaño debe ser muy atractivo y ser bueno en el sexo.

Me metí la mano en el coño y me imaginé que me tocaría en ese sofá. Con la otra mano al mismo tiempo apretaba fuerte mi pecho, estaba quedando delicioso, pero podría quedar mucho más.

Me metí la mano en las bragas, comencé a bailar con el dedo en el clítoris, no tardé en ponerme pegajosa y empezar a gemir. Siempre fui traviesa y desde muy joven siempre me masturbé, me encantaba una buena dosis de excitación y relajación y aprendí a correrme muy bien sola.

Sentí una mano retirar la mía de allí...cuando abrí los ojos, era André allí sentado a mi lado en el sofá, delirando de cachondo mirándome en aquella escena.

André - ¿Entonces ibas a empezar la fiesta sin mí?

Me preguntó mirándome a los ojos y cogiendo mi mano que a segundos estaba dentro de mi ropa interior y lamiendo mis dedos que aún estaban mojados. Su expresión era increíblemente sexy.

André - ¡Qué deliciosa miel tienes hembra!

Maria - ¿Me vas a follar, tío? Sabía que no te ibas a resistir

He mirado directamente a esa polla enorme que te marca en los pantalones.

André - ¡Imposible resistir, yo te voy a joder entera!

Me levanté y lo empujé contra el sofá lo monté y empecé a revolcarme frotándome las tetas dentro del vestido, en su cara. André me apretaba el culo con ganas, me mordía los pechos con ropa y todo. Él me tumbó en ese sofá y vino por encima bombeando con su gran polla en mi coño, yo todavía estaba vestida y sentía él rozando con fuerza dejándome cada vez más mojada.

Gemía como una perra en celo, estaba empapada y quería empezar a correrme. Él parecía leer mi mente, fue bajando y besando cada pedacito de mí, yo abrí bien las piernas para él. Que quedó con cara de tonto mirando por unos segundos y trató de sacarme la ropa interior bien rápido.

André - ¡Qué coño tan rico y delicioso!

Naila - Afeitado para usted chupar mucho tío!!!

Ni siquiera esperó a que cerrara la boca, puso su cara entre mis muslos. Esa lengua nerviosa me volvía loca, y lo bien que se movía. Traté de tirarle del pelo forzándolo a sumergirse más en mí.

Maria - No para...chupa bien sabroso, eso que rico eso eso!

Él trató de darme un chupón largo y muy delicioso en mi clítoris yo temblé y casi grité. Me contuve, al final no queríamos despertar a mi tía. Yo me retorcía de cachondo, y cuanto más le mostraba placer, más rico hacía. No aguanté mucho, y corrí en su lengua y se la bebió dejándome limpia de nuevo.

André - ¡Qué putita cachonda. Yo quiero melando así en mi polla también!

Maria - Quiero chupártela ahora, André, sé que es muy duro para mí.

André - ¡Entonces mama él todo!

André abrió la cremallera todavía sentado en el sofá y colocó ese enorme miembro hacia fuera.

Qué verga más rica, gruesa y lleno de venas...la ordeñé fuerte y firme masturbándolo con voluntad y mirando las expresiones faciales de placer de él que luego comenzó a gemir.

Miré bien su cara de canalla y bajé lentamente hasta que me tragué toda su cara. Sentí que su cabeza le hacía cosquillas en la garganta y eso hacía que mi coño se encogiera de deseo, escuchando cómo gemía con cada chupada fuerte que le daba. Explotó dentro de mi garganta sosteniendo mi cabeza hacia abajo haciendo que entrara más.

André - ¡Qué boquita sabrosa...me mama todito zorra!

André lo hizo dos veces más, lo saqué de la garganta casi vomitando de tan profundo, ¡pero qué sensación tan sabrosa.

André - ¡Quítate ese vestido!

Me ayudó a quitármelo de encima y luego cayó de boca en el pecho izquierdo.

Me monté sobre él y cogí esa polla buenísima, y me masturbé con él. Me revolví estimulando mi clítoris con él. André mamaba bien mis pechos, mordía los picos y apretaba con las manos. Yo volteaba los ojos.

Él trató de agarrar el garrote y dejarlo en el modo...

André - ¡Trágatelo todo con esa panocha va!

Luego obedecí, sentí ese palo entrar completándome todo por dentro, bajé hasta el final. Le di una fuerte sacudida y él agarró mi cadera para controlar un poco.

Maria - ¿Te gusta esta concha?

André - Deliciosa y apretada. ¡Ahora monta fuerte en ese palo, putita!

Traté de darle una paliza fuerte de coño, yo me sentaba tan fuerte que el chasquido de nuestros cuerpos era increíble. En pocos minutos demostraba el esfuerzo que hacía para aferrarse a mí. Yo sabía que haría que ese hombre corriera rápido y delicioso pronto.

André - ¡Voy a mandar mucha leche en ese coño sabroso!

Me dio una bofetada en el pecho haciéndole sacudir más y luego lo agarró.

Maria - ¡Va bastardo...goza fuerte y sabroso!

André - Uhmmm perra!!!

Él apretó tan fuerte mi pecho que se enrojeció, pero me encantó.

Sentí esa fuente de leche en su interior, calentita. No pude sostenerla, así que me la tiré y la apreté dentro de mí. Su chorro fue fuerte y si hubiera sido fuera iría bien lejos, él debía estar muchos días sin comerse a alguien.

Él respiraba profundamente, chupando aún mis tetas. Me dio una bofetada fuerte en el culo, hasta que tuve miedo de que despertara a la mujer. Pero ese miedo era lo que lo hacía más sabroso.

No quería quitarme esa verga de encima. Todavía en pie, miré su cara de niño, que todavía respiraba por la boca de cansado.

Maria - Quiero mucho más de esta polla sabrosa que tienes, me dará más uhm?

Le di un buen beso en la boca y presionó tanto nuestras caras que pensé que me devoraría. Sentí que la polla me llegaba hasta abajo y su corazón se aceleraba.

André - ¡Me enganché en esa panocha Maria!

dio una buena bofetada en el trasero dejando una buena marca.

André - Qué culo tan sabroso y duro.

Lo sentí entrar fuerte en la vagina, con la presión me di una vuelta hacia adelante. Él me agarró por la cadera para entrar profundo, estocó firme y delicioso. Apreté ese sofá con las manos, era demasiado bueno sentir que entraba y salía de mí.

Maria - ¡Eso jode fuerte perro!

André - Le gusta con fuerza ¿no? ¡Entonces toma!

Él lo clavaba todo, y yo me agarraba para no gritar. André me levantó por la cintura y agarró mis pechos abrazándome por detrás y continuó a meter fuerte, tiré de su cara para oírlo gemir justo en mi oído. Esa cálida respiración me volvía más loca.

André - ¿Quieres más leche, perrita?

Maria - ¡Quiero, me llena toda tío!

Me metió la mano en el coño y me masturbó al mismo tiempo mientras disfrutábamos juntos una vez más y dio un grito delicioso haciéndome caer en el sofá y él sobre mi cuerpo, todavía dentro de mí. Finalmente él sacó el pene, se sentó a mi lado en aquel sofá aún jadeando y temblando Él sonrió pasando la mano por su propio cabello.

André - ¿Sabes lo que es mejor?

Maria - ¿Qué?

Le respondí muy cansada.

André - Mañana es domingo. ¡Tenemos todo el día para follar!

Maria - ¡Qué delicia tío!

Me vestí allí mismo y él fue a tomar agua. Mientras eso subí directo a mi cuarto y traté de cerrar la puerta. Minutos después vi girar la manija de la puerta y seguro que era él. Sonreí, fui a ducharme y me dormí luego quise dejarlo con sabor de quiero más y lo conseguí.

Día siguiente

Tomé un buen baño, me puse un vestido justo (no tanto como el del día anterior), pero sé que agradaría a André. Llamé a la puerta de la habitación de mi tía, ella me pidió que entrara.

Fabiana - Buenos días.

Maria - ¡Buenos días! ¿Quiere darse un baño ahora?

Fabiana - ¡Sí por favor!

La ayudé a ir en silla de ruedas y a ducharse. Me extrañó que André no estuviera allí, pero tampoco sería loca de preguntar. La vestí, le pregunté si quería algo, fui a la cocina a preparar el desayuno. Estaba terminando de hornear panqueques, André me tiró con todo por detrás.

André - ¿Por qué no abriste la puerta para mí? ¡Yo quería mucho más ayer!

Yo sonreí sintiendo su mano deslizarse entre mis muslos haciendo subir el vestido.

Maria - Pensé que no era buena idea que te quedaras tanto tiempo fuera de su habitación, no quiero que mi tía sospeche.

Él siguió alisando mi concha y yo ya me estaba mojando.

André - No tienes que tener miedo podríamos haber tenido sexo toda la noche y sin peligro.

Maria - ¿Qué quieres decir?

André - No he dormido allí con ella desde el accidente. ¡Para no hacerle daño claro!

Me reí.

Maria - ¡Qué delicia saberlo!

Me giré hacia él y metí la mano dentro del pantalón alisando bien y sintiendo el volumen enorme que ya tenía y lo mojado que estaba su polla por mí. Tiró de la cremallera y sacó la polla, la mamé fuerte hasta que contrajo el abdomen y me la sacó de la boca para no acabar rápido.

André - Quiero acabar en esa boquita, pero solo después de meter mucho.

André me puso encima del fregadero y bajó mis bragas levantando mi vestido y me chupó delicioso como la noche anterior.

Maria - ¿Te gusta este coño?

Le pregunté alisando sus cabellos mientras me lamía toda, gemía loca de ganas de correrme.

André - Es la más sabrosa del mundo.

El sonido de las mamadas que él daba me hacía aún más afición.

Sonreí y simplemente lo disfruté. Y me asusté con el ruido de la tostadora, me di cuenta de que mi tía estaba esperando su desayuno.

Maria - ¡André voy a llevar el desayuno y vuelvo para continuar!

Fingió que no escuchó y siguió chupando y lamiendo mi coño, y le cerré los muslos en la cara.

Finalmente lo entendió y me bajó de allí. Me puse la ropa interior a pesar de que todavía estaba cubierta de melaza preparé una bandeja, entré en la habitación y esperé que ella come, con mi mente en el deseo inmenso de hacer que su marido de salto. Bajé unos minutos después y él me esperaba totalmente desnudo sentado en una silla.

André - ¡Siéntate en la polla del tío que a partir de hoy, es toda tuya!