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Todo tranquilo hasta que conocí a él

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Perpemint
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Sinopsis

El café en la taza de Starbucks temblaba mucho y por un momento pensé que se me iba a derramar encima. Oh, genial, derramar café en mi ropa es todo lo que necesito para que mi primer día de clases sea el mejor de todos. Pienso para mí. Aprieto la taza un poco más para evitar que el café se derrame sobre mis jeans. Mi madre nota mi nerviosismo y me toma la mano. - Hija, es solo una escuela nueva. – Dice mi madre después de un largo suspiro. Ella decía que había dos extremos en la vida: los optimistas y los pesimistas, en ese momento yo podía decir que era más pesimista que nadie en el mundo. - No es sólo una escuela nueva . – Protesta atónita. – ¿De verdad pensaste que estaría feliz de cambiar de escuela en el segundo trimestre? ¿En el segundo año de secundaria? - Por supuesto que no, pero no pensé que odiaría tanto la idea. Sabes que no teníamos muchas opciones. - Para mí sí, lo hicieron. Un "Lo siento pero rechazo esta oferta" estaría bien. Yo era una buena chica, pero cuando mi familia y yo tuvimos que mudarnos de Porto Alegre a São Paulo por el trabajo de mi padre, las cosas se pusieron muy mal para mí. Mi mal humor iba de mal en peor y no podía animarme por nada de nada. Aunque solo estuvimos en la ciudad dos semanas, quería estar de regreso en nuestra casa y en nuestro casco antiguo. Mi madre me dio la idea de empezar a ver a un psicólogo, casi me reí en su cara, o sea, todo este movimiento me estaba volviendo loca, pero ya tenía años, no necesitaba un psicólogo para hacer Me siento mejor. - Cariño, tu padre ganará casi el doble de salario, estará mucho mejor, ya lo verás, en cuanto haga nuevos amigos... - Ups, ups mamá, odio hacer nuevos amigos, ¿alguna vez te has preguntado por qué solo tengo un amigo? – Interrumpo. Eso no fue una mentira. Nunca he sido el tipo de persona que habla con todo el mundo, espero a que la gente venga a hablar conmigo primero.

SEXOrománticasDramaCaóticoAcciónClásicosComediaSecretos

Capítulo 1

El café en la taza de Starbucks temblaba mucho y por un momento pensé que se me iba a derramar encima. Oh, genial, derramar café en mi ropa es todo lo que necesito para que mi primer día de clases sea el mejor de todos. Pienso para mí. Aprieto la taza un poco mas para evitar que el café se derrame sobre mis jeans. Mi madre nota mi nerviosismo y me toma la mano.

- Hija, es solo una escuela nueva. – Dice mi madre después de un largo suspiro. Ella decía que había dos extremos en la vida: los optimistas y los pesimistas, en ese momento yo podía decir que era mas pesimista que nadie en el mundo.

- No es sólo una escuela nueva . – Protesta atónita. – ¿De verdad pensaste que estaría feliz de cambiar de escuela en el segundo trimestre? ¿En el segundo año de secundaria?

- Por supuesto que no, pero no pensé que odiaría tanto la idea. Sabes que no teníamos muchas opciones.

- Para mí sí, lo hicieron. Un "Lo siento pero rechazo esta oferta" estaría bien.

Yo era una buena chica, pero cuando mi familia y yo tuvimos que mudarnos de Porto Alegre a São Paulo por el trabajo de mi padre, las cosas se pusieron muy mal para mí. Mi mal humor iba de mal en peor y no podía animarme por nada de nada. Aunque solo estuvimos en la ciudad dos semanas, quería estar de regreso en nuestra casa y en nuestro casco antiguo. Mi madre me dio la idea de empezar a ver a un psicólogo, casi me reí en su cara, o sea, todo este movimiento me estaba volviendo loca, pero ya tenía años, no necesitaba un psicólogo para hacer Me siento mejor.

- Cariño, tu padre ganara casi el doble de salario, estara mucho mejor, ya lo veras, en cuanto haga nuevos amigos...

- Ups, ups mama, odio hacer nuevos amigos, ¿alguna vez te has preguntado por qué solo tengo un amigo? – Interrumpo. Eso no fue una mentira. Nunca he sido el tipo de persona que habla con todo el mundo, espero a que la gente venga a hablar conmigo primero.

Aqui empieza la histo ............

Bia nunca fue una chica para llamar la atención, siempre tranquila y sola, pero esto cambia cuando ella y su familia se mudan debido al trabajo de su padre. La niña odia el hecho de haber cambiado de escuela y de ciudad, y su madre todavía insiste en que haga nuevos amigos. Eso fue hasta que conoció a Carlo, un niño que probablemente tiene todas las características opuestas a Bia. ¿Qué se puede esperar de una chica tranquila y un chico problematico?

- Sí, y si realmente es tu amiga no te soltara tan facilmente.

Pongo los ojos en blanco.

- ¡Dios mío Bia! ¿Por qué siempre tienes que odiar todo? ¡Al menos prueba algo diferente una vez en tu vida! – Da una palmada en el volante.

- ¡Ese es el problema! ¡Cada vez que intento cambiar algo sale mal! – Me giro de lado para mirarla mejor.

- Bia, estas actuando como una niña de siete años.

- ¡Madre! ¡Si estuvieras en mi lugar seguramente actuarías como yo!

Mi relación con mi madre siempre fue buena, nunca tuve miedo de decirle lo que pensaba sobre las cosas y como nuestra diferencia de edad no era tan grande, ella me entendía. Pero con la mudanza y todo lo que había estado pasando en los últimos meses, terminé alejandome de ella, mas por enojo que por otra cosa.

Se detiene en un semaforo en rojo y suspira, como si estuviera pensando en algo.

- Esta bien. – Dice con una expresión ilegible en su rostro. – Hagamoslo así: prométeme que lo intentaras, al menos durante un mes, si veo que realmente no te has adaptado, y que realmente eres tan infeliz como dices, lo pensaré. que te vayas a vivir con tu tía.

Volver a Porto Alegre, al menos para terminar el año allí, me pareció una buena idea, por eso sonrío y abrazo a mi madre.

- ¡Gracias Gracias gracias! Te amo. - digo mientras la abrazo. Por un momento casi me olvido del café en mis manos, que minutos antes tenía tanto miedo de caer, entonces me obligo a calmarme, si quisiera regresar a Porto Alegre todavía tendría que afrontar un largo mes en São Paulo.

Mi madre levanta el dedo índice, como pidiendo permiso para hablar.

- Pero tienes que prometerme que intentaras adaptarte, y ademas ni siquiera sabemos si tu tía te dejara.

- Esta bien, lo prometo. – digo convencido.

Mi madre detiene el coche frente a la escuela. Miro mi nueva escuela a través de la ventanilla del coche. Aparentemente era grande, tenía un césped en la entrada con algunos arboles, y en realidad se veía lindo, algunos estudiantes estaban hablando en círculos y por alguna razón eso me puso la piel de gallina al instante, las paredes de la escuela estaban pintadas de color beige y el cartel con el nombre de la escuela La escuela era lo suficientemente grande como para que alguien a kilómetros de distancia la viera. Miro a mi madre, que estaba inclinada a mi lado y parecía demasiado ocupada analizando la escuela como yo. Miro al horizonte y no digo nada, sin querer bajar del auto, ella suspira antes de decir:

- ¿Quieres que baje contigo?

Sacudo la cabeza.

- Me doy la vuelta. - Contesto.

- Entonces todo bien. – Ella sonríe débilmente. Me despido de ella y abro la puerta del auto, salgo lentamente, mirando la entrada de la escuela que ya se estaba llenando de gente. Antes de cerrar la puerta escucho a mi madre decir – Hola hija. – La miro para mirarla seriamente. – Intenta encajar. – Asiento sutilmente con la cabeza y cierro la puerta del auto.

No sabía exactamente qué pasaría ese día, pero sí sabía una cosa: llevarse bien no estaba en la lista. No si fuera por mí, pero aún con tantas dudas y motivos para no ir a la escuela en mi primer día de clases, fui de todos modos.

Lo único que quería era que la gente de esa escuela no me notara, pero parecía imposible debido a la cantidad de estudiantes que había allí, ademas todos parecían conocerse muy bien.

Al parecer esa escuela, como cualquier otra, estaba dividida en pequeños grupos, era increíble lo que se podía notar solo por las apariencias. Nerds, deportistas, populares, excluidos, ricos, entre otros. Pongo los ojos en blanco pensando que tendría que encajar con ellos, o simplemente no podría hablar con nadie. Resulta que nunca me importó lo que los demas pensaran de mí, por eso no tuve muchos amigos, siempre fui una chica tranquila y muchas veces era grosera con la gente, por mi manera irónica de responder, pero no porque fuera malo. De hecho, no estaba incluida en la lista de las mas bellas, eso no era un secreto para nadie, y la ropa que usaba para ir a la escuela tampoco era la mas cara ni la mas hermosa, de hecho solo iba a la escuela. , es por eso que no tenía una categoría exacta en la que encajar. Quería recuperar mi escuela, donde podía estar sola y nadie me molestaba.

Pasé junto a unas chicas lindas y bien vestidas que estaban mirando una foto en su celular y hablando con interés, después de que una chica rubia con rizos, mucho rímel en los ojos y una falda rosa dijo algo, las otras cuatro chicas se rieron. de una manera irritante y repugnante, que me hizo poner los ojos en blanco nuevamente.

Faltaban unos minutos para que comenzara la clase. Paso por el pasillo lleno de gente, que hablaba animadamente. Intento caminar sin toparme con nadie, pero es casi imposible. Veo un baño de mujeres e inmediatamente entro.

El baño era pequeño, solo tenía tres puestos y tres lavabos, también tenía un espejo grande que ocupaba toda la pared encima de los lavabos, y había una horrible franja naranja en el medio de la pared. Estaba vacío, puse mi mochila en el lavabo y miré mi reflejo en el espejo, me parecía... a mí. Una chica normal, sin nada extraordinario, cabello largo, castaño claro, liso en la raíz, pero ondulado desde la mitad hacia abajo, ojos verdosos, pero cubiertos por grandes lentes de montura negra.

Yo era ese tipo de chica a la que no le importaban las etiquetas, a pesar de ser completamente consciente de que mi mejor amiga era completamente mas linda que yo, pero claro, a ella le importaba la belleza y se cuidaba, a diferencia de mí. Miro mi camiseta gris con el escudo de Hogwarts de Harry Potter, la ropa que llevaba tampoco era nada especial, la verdad debí escoger la primera que vi, mis clasicos jeans skinning y mi todo rojo. estrellas, simple y eficiente.

Escucho voces de chicas acercandose al baño y me saca de mi trance, parpadeo para alejar mis pensamientos flotantes y me lavo las manos, tres chicas entran al baño y dejan de hablar en cuanto notan mi presencia, me miran fijamente por un rato. segundo, deben haberse dado cuenta de que soy nuevo y empiezan a hablar de nuevo como si yo no estuviera allí. Rapidamente tomo mi mochila y me dirijo hacia la oficina.

Una mujer de aproximadamente años estaba sentada concentrada en la computadora. Me aclaro la garganta para llamar su atención. Ella mira por encima de sus costosas gafas de diseñador.

- Disculpame. – Dice torpemente. - ¿Puedo ayudar?

- Sí, lo es... Soy el nuevo estudiante.

- ¡Oh! Claro. ¿Cual es su nombre completo?

- Beatriz Sousa. – Respondo y la secretaria rubia escribe algo rapidamente en la computadora.

- ¡Aquí esta! – Dice con buen humor. – Entrando al décimo año ¿verdad? – Asiento con la cabeza. – Te quedaste en el º B, tu habitación es y este es tu horario. – Dice entregandome un papel con los horarios de clases.

- Gracias. – digo tomando el papel de su mano. Estaba casi saliendo cuando me di la vuelta. – ¿Dónde esta la habitación otra vez? - Ella sonríe.

- Arriba, el último del pasillo, al lado derecho.

- Gracias. – fuerzo una sonrisa.

- De nada. Ah, y Bia, bienvenida.

Sonrío y subo las escaleras. Esa escuela era razonablemente bonita, tanto por fuera como por dentro, las paredes blancas tenían armarios azul oscuro en el pasillo, y el suelo era beige y liso, y en ciertos lugares incluso reflejaba la luz natural que entraba por las ventanas, todavía me No había visto la cafetería, pero considerando la cantidad de estudiantes, estaba casi seguro de que no era pequeña.

Cuando llegué al salón ya estaba la mitad lleno y tuve que buscar un buen lugar para sentarme, lo cual fue horrible, apenas entré al salón todos me miraron, claro, se quedaron en silencio y entonces yo Podía oír a la gente susurrar. Encuentro una mesa vacía al fondo de la habitación y camino lentamente hacia ella. Tiro mi mochila en la esquina del suelo y recojo mi libro. Las conversaciones volvieron poco a poco y por un momento me sentí mas tranquilo. Estaba leyendo Las ventajas de ser marginado, para ser honesto, solo pretendía leerlo, porque no podía concentrarme en una sola palabra.

Pronto suena el timbre y la maestra entra al salón. Según el papel que me entregó la secretaria, tendría una clase de química. ¡Excelente! No podría ser peor el día, la materia que mas odio en el mundo, en mi primer día de clases. Se siente como si el mundo estuviera conspirando contra mí.

La profesora era baja, e incluso tenía una cara amigable, pero pensar en el hecho de que ella enseñaba química arruinó las cosas. El resto de la gente entra y la sala se llena, todos parecieron notarme, excepto una o dos personas, pero seguramente pronto lo notarían.

La profesora entró al salón de buen humor, sonriendo y dando unos buenos días que harían que cualquiera me correspondiera de la misma manera, aunque fuera de mala gana, pero yo era un caso especial, y aunque Zac Efron viniera aquí a darme los buenos- Uno día podría corresponderle con una sonrisa amigable y sincera. Después de que todos guardan silencio, la maestra comienza a hablar, y desafortunadamente, sobre mí, es lógico.