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Solo SEX.. para defensa 5

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Perpemint
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Sinopsis

Catalina Lorex, pero todos la llaman Cat. Tiene diecisiete años y asiste a Constitution High School en Filadelfia. Es una chica sencilla con una buena cabeza sobre sus hombros. Le encanta especialmente ver los atardeceres, de alguna manera transportarse un poco fuera de la realidad. Pero sobre todo le recuerdan los buenos momentos compartidos con su hermana Mía. Cat sufre ansiedad y ataques de pánico debido a su traumática infancia. Justin Fenandez es un joven de diecinueve años con un carácter particular. Tiende a ser frío y antipático, esto se debe a los acontecimientos del pasado que lo siguen atormentando. Él también proviene de una familia adinerada, su padre es el abogado más famoso de todo Nueva York con quien hay rencor. Sólo han pasado dos años desde la pérdida de su hermano Hans, hasta el día de hoy todavía se siente culpable por su muerte. ____________ Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba en dirección a los ruidos. Y en mi mente recé por estar equivocado, esperaba que él no estuviera haciendo lo que pensaba. La respiración se hizo más pronunciada. Me dio asco. Avancé y esos golpes se hicieron aún más claros y fuertes, noté que la puerta estaba medio cerrada, probablemente ni siquiera se había dado cuenta. Me acerqué tranquilamente, cuidando de no hacer mucho ruido para que no notara mi presencia.

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Capítulo 1

Tenemos

que desenvolver el último regalo

- Quizás podríamos ver todos juntos una buena película, ¿eh? ¿Qué tal si? - es Nathan quien habla mientras reorganizamos la cocina.

- No es horror, gracias - interviene Kelly, haciendo estallar un último globo que emite un sonido ensordecedor.

- ¡ Sí! Buena idea - digo.

Justin se acerca a mí y se apoya en mi hombro. Bosteza mucho, pero parece más falso que real. - En realidad estamos muy cansados, ¿no, Cathy? -

Entrecierro mi mirada hacia él. - No estoy cansado -

-¿No dijiste que tenías sueño? Deberías descansar – agarra mi nuca, colocándola recta sobre su pecho, dándome palmaditas en la espalda como lo haces con los niños para que se duerman.

¿Y cuándo lo habría dicho?

- ¡ Pero no tengo sueño! - Gimo contra la tela de su camisa.

- Sí, tienes sueño -

Me separo de Justin dándole una palmada en el brazo. - ¿ Quieres parar? -

- Está bien, lo entiendo, ¡ven Nathan! - Kelly arrastra a Nathan cogiéndolo del brazo.

- ¿ Por qué? - Nathan la mira confundido, quedándose con el papel de regalo en sus manos.

- ¿ Por qué nunca entiendes nada? -

- Puedes hacer todo el ruido que quieras, nadie puede oírte - Vicky pasa a mi lado susurrándome al oído. Me da un beso en la mejilla y agarra las llaves del auto.

- ¿Pero? ¿Irse? -

- ¡ Pero Cat dijo que sí! - se queja Nathan con el ceño fruncido confundido.

Justin agarra a Nathan por los hombros y lo arrastra hacia la puerta principal. Kelly y Vicky ya han salido y me saludan a lo lejos con una sonrisa pícara.

- Veo que estás muy cansado, mira esas ojeras – Justin se toca las ojeras con los dedos.

- Quédate quieto - Nathan le da una bofetada.

-Justin , ¿qué estás haciendo? ¿Dónde irán? - pregunto igualmente confundido.

- Ya tienen un lugar donde ir en paz -

- ¿ Nos estás echando de Justin? - Nathan lo empuja.

- Sí, evaporate Nathan – sisea Justin, apretando la mandíbula.

- Oh, ¿esto es acción de gracias? -

- Gracias por la sorpresa, por la compañía, por los regalos y todo lo demás. Ahora vete a la mierda, Nathan. Buenas noches - ella lo empuja fuera y cierra la puerta.

- ¡Justin! ¿Lo dejas en paz? - grito dándome una palmada en la frente.

- ¡ Eres un imbécil Justin! - grita Nathan a través de la puerta cerrada.

Justin se vuelve hacia mí con una mirada hambrienta. Me agarra la nuca con vehemencia, sus labios se abalanzaron sobre los míos voraces y hambrientos. Cada partícula de mi cuerpo se mueve y se retuerce contra él.

- He estado esperando toda la puta noche para arrancarte este vestido - susurra con voz anhelante contra mis labios hinchados.

No me da tiempo de decir nada antes de que sus manos agarren mis piernas y me levanten del suelo. Me levanta sobre su hombro y me da una ligera palmada en el trasero. Respondo en consecuencia lanzándole un puñetazo a la espalda.

- Eres un idiota Justin -

- Sí, y amas a este imbécil – murmura con voz ronca, besándome el costado.

Es muy cierto.

Llegamos al dormitorio, sin siquiera encender las luces. La habitación está a oscuras, sólo la luna brilla a través de la ventana del dormitorio. Justin me deja nuevamente en el suelo y retrocede unos pasos.

Aunque está lejos de mí, la tenue luz logra iluminar su cabello rubio y revoltoso, incluso en la oscuridad son reconocibles. Además de los rasgos perfectos de su rostro bien definido, sus labios carnosos que no esperan más que mi beso.

Pero no me basta con sentirlo tan lejos, quiero sentirlo cerca de mí.

Ansiosa por tocarlo, me acerco y acaricio lentamente el hueco de su cuello, haciéndolo sentir con delicadeza el paso de mis dedos. Su respiración pronto se vuelve más pesada, su garganta deja un gemido de placer flotando en el aire.

- Tienes el poder de volverme loco incluso con la pequeña Cathy - me guiña un ojo persuasivamente.

- Esa es la intención, Justin - siseo ante sus ansiosos labios.

- Y lo haces muy bien -

Coloco mis labios delicadamente sobre los suyos, él los mima y de delicado pasa a un beso lleno de pasión y excitación. Nuestras lenguas ansiosas se saborean vorazmente. El golpe de nuestros besos húmedos resuena en la oscuridad que rodea las paredes silenciosas.

- Justin... - Jadeo por oxígeno, cuando me da un momento para respirar.

Justin, impaciente, comienza a desabotonarse la camisa rápidamente, tomo mis manos para ayudarlo a quitársela. Se lo quito y lo tiro a ciegas en algún lugar, mientras nuestras bocas permanecen apasionadamente unidas la una a la otra.

Coloco mis manos sobre su pecho, para sentir los latidos de su corazón acelerarse, los míos están sincronizados con los de él. Con mis manos acaricio su pecho que, con cada respiración, llena la habitación con él.

Me agarra por la espalda haciéndome chocar con su sólido cuerpo. Siento sus cálidas yemas de los dedos recorriendo mi columna y con un gesto rápido mete los dedos en el vestido para arrancarlo. El desgarro de la tela resuena en todo el silencio.

- Lástima, me gustó – siseo, mientras mi vestido se desliza hacia abajo.

- Te compraré otro – susurra, trazando un rastro de besos en mis clavículas.

Cierro los ojos disfrutando del placer de sus besos húmedos, que quedan impresos en mi piel caliente como marcas de ardor. Respiro pesadamente y echo la cabeza hacia atrás mientras su boca busca los sabores de mi cuerpo, fluyendo hacia el centro de mis pechos que de repente se hinchan más allá de la tela. Viene besando mis caderas, fluye lentamente lamiendo mi vientre lentamente dándome tremendo placer. Mi piel se contrae bajo sus labios. Siento una sensación de humedad extendida por el centro de mis bragas.

Justin da un paso atrás para contemplar mi cuerpo, mientras yo contemplo el suyo. La V de su vientre queda bien resaltada por sus pantalones oscuros. Veo la erección presionando contra sus pantalones, Justin parece darse cuenta de que estoy mirando justo allí. Me muerdo el labio para no reírme.

- Es así para ti Cathy ... - murmura. - ¿ Entiendes cuánto te deseo? -

Asiento, lamiendo mi labio inferior.

Enfoca sus ojos grises, que brillan de deseo incluso en la oscuridad, en la ropa interior que llevo puesta. Recorre lentamente toda mi figura, deteniéndose en mis bragas de encaje.

- Joder, podría quedarme aquí mirándote toda la noche -

Se acerca rápidamente, agarrándome por la espalda y colocándome de espaldas contra la pared al lado de la puerta.

- Date la vuelta - me ordena.

Lo sigo dándome la vuelta. Me aferro a la pared con las manos y la mejilla.

No puedo verlo, pero escucho sus suspiros profundos y emocionados, susurra cerca de mi oído con su voz profunda y cálida: -

Y ahora veamos qué tan mojada estás para mí -

Su poderoso cuerpo presiona contra mi espalda, al igual que la erección atrapada entre mis nalgas. Me muevo lentamente contra su dureza para provocarlo.

Justin golpea la pared, haciendo que mi piel hormiguee. - Mierda, Cathy. Me has jodido total e irremediablemente el cerebro - susurra, acercando sus labios a mi oído.

Una ola de escalofríos me abruma por completo, haciéndome jadear. Su mano derecha se abre paso lentamente dentro de la tela de mis bragas y sus cálidos dedos aterrizan en mi clítoris húmedo y palpitante.

- Dime cuánto te gusta que te toque - susurra en voz baja y profunda sobre mi hombro.

- Justin... - Jadeo por aire cuando sus dedos comienzan a explorar mi punto dulce, hace movimientos circulares sobre mi clítoris hinchado.

- Dime Cathy , quiero oírte decirlo – me ruega, respirando más rápido, besando mi hombro desnudo.

- Me encanta que me toques Justin - Gimo y jadeo por el placer que me está provocando. Con mis manos trato de encontrar un punto de apoyo contra la pared.

- No pares... - Le ruego, le puse una mano detrás del cuello, agarrando su cabello.

- Joder que mojada estás, ¿este es el efecto que tengo en ti? ¿ Eh Cathy ? - susurra con nostalgia, lo escucho gemir también por el placer que me está dando con sus dedos.

- Sí, este es el efecto que tienes en mí – Me muerdo los labios cerrando los ojos de placer.

Mi cuerpo se sacude ante sus movimientos cuando dos dedos se clavan en mis paredes mojadas. Arqueo la espalda, me recuesto y me retuerzo de placer contra su cuerpo. Muerde ligeramente mi hombro desnudo, siento sus dedos moverse por mi trasero y con un gesto rápido me desabrocha rápidamente el sujetador.

Deja de hacer magia con sus dedos, de repente me da una palmada en el trasero, jadeo y mis senos tocan la fría pared.

- ¿ Te lastimé? -

- No - susurro, mordiéndome el labio inferior.

Me lanza otro más fuerte, haciéndome saltar y vibrar contra la pared. Dejo escapar un fuerte gemido, que casi suena como un grito de placer.

Aunque no puedo verlo puedo sentirlo saboreándome con sus ojos, su voz suelta una risa traviesa. Me giro ligeramente para mirarlo, él se arrodilla detrás de mí, sus labios carnosos descansan delicadamente en el punto ardiente donde dejó las bofetadas. Con los dedos índices de ambas manos retuerce el elástico de mis bragas, las baja lentamente, haciéndolas rodar por mis piernas.

- Realmente tienes un lindo trasero, ¿lo sabías? - muerde mi nalga con vehemencia.

- Estúpido - le doy una ligera palmada en el mechón.

- Abre las piernas – me ordena, colocando sus manos sobre mis rodillas. Hago lo que me dice, ampliándolos.