Capítulo 1| Parte 2

— No hay mucho que leer esta vez, o nada que no haya leído antes — murmuré al bajar de la escalera, y caminé hasta la gran mesa, una que pocas personas han usado.

Todos los libros que hay en la biblioteca, de cada estante y género, pero a veces me animo a releer por décima y onceava vez. Aunque no es emocionante saber qué sucederá en la siguiente página

— Mamá dice que faltar a las lecciones de Violín, es faltarle el respeto al juramento que hicimos — volteé y vi a Henry, mi pequeño hermano, y debía darle la razón por que era cierto. Ambos hicimos un juramento antes nuestros padres cuando cumplimos doce años, en el que prometemos cumplir con nuestros deberes, sin importar que sucediera o si alguien interviniera.

— La señorita Syall no pudo llegar por un inconveniente, y estoy aquí por unos libros para la clase de historia, pero no tuve éxito.

— Querida hermana, eres de estándares altos, y creo saber que lo único que necesitas no son libros — se acercó y miró los libros que había dejado sobre la mesa antes —. Viaje a otro mundo, Aventuras inimaginables, Memorias de una viajera y Deseos por surgir, todos libros sobre querer hacer cosas nuevas, o visitar lugares nuevos.

— Los elegí aleatoriamente. Eso es todo, Henry.

— Hermana, tal vez huiste de la conversación con Leandro, pero yo no permitiré que huyas — su tono de voz era lo suficientemente áspero —. Serás la próxima gobernante de Alohara, posiblemente sientas miedo o pánico, y está bien, son sentimientos válidos. Pero también serás la que gobierne tu propia vida, decida que hacer cada día y lidiar con tus pensamientos que pueden ser totalmente opuestos. Eres obstinada, arriesgada y con la mente más imaginativa, pero con los pies sobre la tierra. Piensas en las personas que te rodean, no los encasillas en rangos, y me enseñas que es lo correcto.

— ¿Soy tan fácil de leer? — cuestioné, tratando de desviar el tema.

— No, no lo eres. Pero hemos estado juntos desde hace tanto tiempo que no es complicado reconocer tu personalidad ni las cualidades que hacen que seas una maravillosa hermana mayor.

Agarró el libro de Aventuras inigualables, y lo dejó nuevamente sobre la mesa, después lo deslizó en dirección hacia mí.

— Sigue el ejemplo de Annika. Si uno no lo intenta, jamás podrás saber qué puede haber al dar el siguiente paso, ¿cierto?

Miré el libro, en especial el nombre, y luego vi a Henry irse.

Era cierto, pero no era fácil.