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4

"Este capullo de amor, madurado por el aliento cálido del verano, tal vez se halla convertido en una flor maravillosa cuando volvamos a encontrarnos". W. Shakespeare

June había llegado por la mañana a Tyler.

Su madre estaba muerta, aún no podía creerlo.

Quería ponerse a patalear en el suelo como niña pequeña y hacer un berrinche. ¿ Cómo se atrevía a dejarla ?.

Siempre había sido su fan número uno. Su persona en el mundo. Toda su vida la había apoyado. Ella era quién era gracias a su madre.

La había criado sola desde que era un bebé. Le había dicho que era bella e inteligente, cuando era un barrilito nerd con espinillas.

Gracias a ella y su amiga Tracy leyó a los grandes autores, se hizo fanática de Shakespeare.

Su madre solía bromear con que su nombre y el de su hermana, Justine y Juliette, eran por unas obras del Marqués de Sade que le había obligado a leer su amiga. Y ahora no estaba. Ninguna de las dos de hecho. Estaba sola en el mundo, claro excepto por su hermana Juliette.

Juliette había sido completamente inesperada. Su madre la había tenido poco antes de la menopausia. Ni ella ni Ronnie la habían visto nacer, si ella la había visto dos o tres veces en su vida era mucho. Y sí, no era la hermana del año. Según sabía, justamente por su madre, luego de la lesión Ronnie pasó un tiempo con ellos y Juliette era muy apegada a él. Supuso que él quedaría a cargo de ella. La joven estaba en plena adolescencia, tenía trece o catorce años.

Ahora un auto la estaba llevando hasta la casa.

Cuando se terminó de despabilar hizo una maleta rápida, sacó un vuelo. Pidió un Uber y fue al Aeropuerto JFK. Y un poco más de cuatro horas más tarde ahí estaba. Yendo en taxi a su antigua casa en Tyler.

Al llegar, abonó al conductor y se bajó.

Supuso que Ronnie ya habría dispuesto todo.

Pensó en la posibilidad de sacar la llave bajo la maceta pero prefirió tocar el timbre.

Le abrió una adolescente de ojos llorosos, Juliette supuso.

— ¡Juju no abras! — escuchó un gritó masculino desde adentro.

— Hola. Tu debes ser Juliette. Has crecido mucho desde la última vez...—

— Tu eres la Justine de mí Juliette, pasa — dijo con voz plana y dejó la puerta abierta.

La joven estaba desarrollada para su edad. Era extraño, era como si ella y Ronnie hubiesen mezclado sus genes...bueno, sus padres lo hicieron.

Tenía la elegancia de los McNamara, y el salvajismo de ellas. El cabello ondulado y salvaje, los ojos grises. Su cuerpo estilizado y delicado. Supuso que sería popular en el colegio.

Llevó su maleta al centro de la sala. Todo estaba igual prácticamente. Solo que habían agregado fotos de Juliette "Juju" por doquier, desde pequeña hasta adolescente. Sola y con sus padres. Con su equipo de soccer.

El aroma particular de la casa plagó su olfato de recuerdos. Ella no había vivido tanto tiempo en esa casa, pero si el suficiente para quedar marcada a fuego y no querer saber nada más con los McNamara. Lamentablemente eso se había extendido a su hermana a quién había conocido poco y nada.

— ¿ Quién es cariño ? — exclamó Ronnie que llegó a la entrada corriendo agitado. Desde que le dieron la trágica noticia no había parado de hacer trámites, casi ni había podido consolar a Juju. Que cuándo supo por su boca lo que había ocurrido y lloró como nunca había visto llorar a nadie en su vida.

— ¡ No me dejes por favor ! — sollozaba aferrado a él como su tabla de salvación.

— ¡ Yo nunca te dejaré cariño ! — le aseguró el quebrado también. Debería readaptarse pero no le resultaba imposible mudarse a Tyler de forma permanente, a la casa de sus padres. A Juju le quedaban unos tres años y medio de colegiatura, después iría a la universidad. Y afortunadamente hacia años estaba soltero, aunque claro tenía amigas con derechos.

Y hablando de amigos, Taylor fue un gran apoyo con todo eso. Se había ocupado de contactar a la funeraria y hacer las cosas que él no pudo hacer, incluso le llevó a Juju para que se quedara en su casa cuando debió ir a reconocer los cuerpos. Una de las experiencias más horribles de su vida, si no era la más horrible de todas...

Alguien había tocado el timbre, una Juju aún llorosa fue a abrir la puerta mientras el continuaba arreglando unas cosas por teléfono entonces bla vió, ahí estaba. Justine, o June como todos le decían. Primero habían sido amigos entrañables en la infancia, pero el colegio los había separado...luego sus padres se casaron y él la odió con todo su alma. Y luego...luego se amaron con locura y pasión, pero todo terminó abruptamente, de manera confusa para él y dolorosa para ella. Y nunca más se habían vuelto a ver. Habían pasado demasiados años. Unos años después de que cada uno de ellos se fuera nació Juliette, quién fue concebida en teoría por un 'accidente' de sus padres.

June soltó su carrier y lo vió llegar agitado.

El mismo cabello color café, los mismos ojos castaños y ese hoyuelo en la mejilla. Era como una mezcla de Tom Cruise con Christian Bale. Y el carisma y encanto de Jerry Maguire que había hecho que rompiera muchos corazones en su juventud. Solo que a diferencia del actor de Top Gun, Ronnie media casi 1.90 y era musculoso, aunque estilizado.

Ella apenas le llegaba a la mitad del pecho y siempre había tenía que tirar el cuello hacia atrás para poder mirarlo.

Juju se fue al sofá y se aferró a un cojín mientras un perro, Golden Retriever, iba a lamer su cara. La joven lo abrazó y el enorme perro se subió para acostarse a su lado. Inocente de lo que estaba pasando entre sus hermanos.

Ambos se miraron y el mundo pareció detenerse. Y como si los años no hubieran pasado, tanto Ronnie como June, llevaron el pasado al presente.

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