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Capítulo 7

—Sí , lo hizo —mintió el hombre.

Le apunté con la pistola a la cabeza. —Ella no, y me di cuenta. Si hubiera consentido, no habría estado gritando pidiendo ayuda .

—Vale , vale, tienes razón, no lo hizo —confesó finalmente.

Bajé el arma y me acerqué a él, viendo el miedo en sus ojos, un miedo que intentaba ocultar pero que fracasaba estrepitosamente. Lo agarré por la camisa mientras sus amigos estaban detrás de él.

Acercándolo a mí, le susurré al oído: —Les doy a ti y a tus amigos unos segundos para salir de aquí antes de que todo esto se convierta en una masacre .

Él asintió frenéticamente con la cabeza. Solté su camisa y me alejé, comenzando una cuenta regresiva mental.

- ¡ Vamos chicos, vámonos de aquí !

Y así, de repente, todos empezaron a correr fuera del callejón. Podía oír sus pasos chapoteando en los charcos del suelo, y los sonidos se iban apagando a medida que corrían.

Corrí hacia la niña, me arrodillé y la giré para que quedara boca arriba. Pasé un brazo por debajo de sus piernas y el otro por su espalda, levantándola con cuidado.

La saqué del callejón y la llevé hasta mi coche, intentando protegerla de la lluvia. Abrí la puerta del copiloto, la metí dentro y la cerré.

Rodeé el coche hasta llegar al asiento del conductor y me metí dentro, cerrando la puerta mientras sacaba el móvil. Al arrancar el coche, llamé a Gregorio .

Sonó por los altavoces del coche antes de que él contestara : —¿Hola ?

Empecé a conducir. —Oye , vuelvo a casa, pero voy acompañado .

—Bien , ¿quién está contigo? —preguntó .

-¿Te acuerdas de la chica de la que te hablé, la del pelo largo y castaño, la de la cara bonita, la que no tenía hogar ?

- Sí, creo que lo recuerdo. -

—Bueno , unos tipos intentaron violarla y la dejaron inconsciente, pero no la tocaron porque yo acababa de llegar. Así que me la llevo a casa si no te importa .

- Pobrecita... No me importa que te la lleves a casa, ¿quieres que le prepare algo? ¿Quizás un plato de comida o algo de ropa ?

Me detuve un segundo a pensar antes de responder: —Voy a esperar a que se despierte antes de prepararle algo de comer, ¿puedes traerle algo de ropa ?

—De acuerdo, puedo hacerlo. Nos vemos en un rato entonces .

- Gracias, Gregorio . Nos vemos en unos minutos, adiós. -

Se despidió antes de colgar. Apagué el teléfono y seguí conduciendo, intentando llegar a casa lo antes posible.

El tráfico era insoportable, parecía que la gente simplemente no sabía conducir por aquí.

Tras unos minutos, por fin empezamos a movernos. Aceleré por la carretera a medida que se despejaba, evitando así cualquier posible accidente.

Pasaron los minutos y por fin llegamos a mi mansión. Uno de los guardias del garaje se percató de mi regreso e introdujo el código para abrir la puerta. Esperé a que se abriera antes de entrar con el coche y aparcar.

Apagué el coche, salí de un salto, cerré la puerta y caminé hacia el otro lado donde estaba la niña. Abrí la puerta, la levanté con cuidado, cerré la puerta y entré en la mansión.

Al entrar, vi a Gregorio sentado en el sofá viendo algo en la televisión. Se giró en cuanto oyó que la puerta se cerraba tras de mí.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó , levantándose del sofá.

Negué con la cabeza. —Estoy bien, la voy a acostar en mi cama por ahora hasta que desalojemos la habitación de invitados .

-¿Puedo subir contigo ?

—Claro , venga .

Ambos nos dirigimos a la escalera, subimos y fuimos a mi habitación. Gregorio abrió la puerta y se apartó, dejándome entrar primero antes de entrar él también y cerrar la puerta.

Recosté a la niña en mi cama, acomodándole la cabeza para que descansara cómodamente sobre la almohada. Di un paso atrás y me quedé mirándola, admirando lo hermosa que se veía.

—Dejé la ropa en tu silla, no sabía dónde querías que la pusiera . Gregorio dijo antes de acercarse a mí y mirarla: —¡Guau ! Pensé que exagerabas cuando hablabas de lo hermosa que era .

—Nunca exagero, es guapísima .

Nos quedamos mirándola unos segundos antes de que me acercara a la cama, agarrara la manta y la tapara. No me importaba que estuviera sucia; siempre podía lavar las sábanas después.

Cuando la recogí del coche, tenía la piel helada por la lluvia. En mi habitación suele hacer calor, así que esperaba que eso la ayudara a entrar en calor un poco.

—Dile al chef que prepare una sopa después de la cena. Iba a esperar a que se despertara, pero siempre podemos recalentarla si no está despierta cuando esté lista .

—Bueno , la cena estará lista en unos minutos —dijo , alejándose de la cama y saliendo de la habitación.

Me acerqué a mi armario y cogí una de las pequeñas cámaras que tenía en el estante superior. Guardaba varias para colocarlas por la mansión, ya que a muchos grupos mafiosos les gustaba hacernos visitas inesperadas.

Al encenderla, salí del armario y me dirigí a la silla. Recogí la ropa y la coloqué junto al borde de la cama, luego levanté la silla y la puse contra una pared que dejaba ver el lateral de la cama. Coloqué la cámara allí y la cubrí con mi chaqueta.

No era mi intención asustarla, claro, solo quería saber cuándo se despertaba si yo no estaba. Jamás la acosaría.

La cámara estaba conectada a mi teléfono para que pudiera ver lo que sucedía. Comprobé que funcionaba y, efectivamente, funcionaba. Apagué el teléfono y salí de la habitación, cerrando la puerta con cuidado y echando el cerrojo.

—¡La cena está lista, Jack ! —oí gritar al chef desde abajo.

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