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El Profesor de Artes Plásticas (Parte 2)

«Un diamante que quiere pulir»

Esas palabras retumban en mi cabeza una y otra vez. Vaya ni en mis más locas fantasías llegué a pensar que alguien como un profesor me llegara hacer una propuesta de ese tipo. Puede que tal vez sea yo la que le esté dando un segundo sentido a todo esto, pero si de algo estoy segura es que entre los dos hay química.

—Gracias por la propuesta, suena interesante. —muerdo mi labio inferior—. Si me interesaría asistir, pero será para una próxima ocasión, tengo otras cosas que hacer. —miento.

—¡Oh! no se preocupe, puedo esperar todo el tiempo por usted señorita y tenga por seguro que va aprovechar esas clases al máximo.

—Hasta la próxima clase profe. —afirmo con un movimiento de cabeza saliendo del aula de clases a grandes zancadas.

Cuando al fin estoy a unos buenos metros de distancia de esa divina tentación puedo decir que he estabilizado mi ritmo cardíaco.

Mientras voy camino a la cafetería voy asimilando cada una de las palabras que me dijo. Para ser sincera voy aceptar esa gran propuesta que me hizo y espero poder sacar el mayor provecho posible.

A la distancia puedo visualizar a mi amiga comiendo una gran hamburguesa. No sé en dónde le puede caber tanta comida para el poco tamaño que tiene.

Me acerco hasta llegar a sentarme a su lado arrebatando su deliciosa hamburguesa y le doy un gran mordisco.

—¡Oye! no seas abusadora. —me quita la hamburguesa de un tirón—. Pide la tuya.

—¿Acaso tu madre no te enseño a compartir? —cruzo mis brazos a la altura de mi pecho haciendo un puchero—. Debes aprender a compartir cariño, no te va a ir muy mal por ser mezquina con tu mejor amiga.

—Claro que sí, pero no todo se puede compartir. —termina la frase sacando la lengua y eso es el detonante para que ambas soltemos una gran carcajada.

Hago mi pedido para comer ya que me estoy muriendo de hambre. Mientras degustamos la comida conversamos sobre los proyectos que debemos realizar para las próximas semanas.

Debemos adelantar la mayor cantidad de actividades posibles ya que tenemos que organizar lo referente a la gran exposición que se realizará dentro de unas semanas.

Aún no tengo pensado que voy a retratar, tengo muchas ideas rondando en mi cabeza y ahora estoy más que segura de tomar esas clases privadas.

Estoy tan concentrada cuando siento que alguien me observa, siento escalofríos que recorren todo mi cuerpo y comienzo a buscar a esa persona que me está observando.

Mis intentos por tratar de localizar a esa persona son en vano porque no vi nada fuera de lo normal, cada quien estaba concentrado en sus deberes y sin más termino de comer para dirigirme a mi siguiente clase del día.

Santiago

Me parece un tanto estupido tener nervios a mis 35 años, no es la primera vez que imparto clases de pintura. Desde que tengo uso de razón el arte siempre llamó mi atención y gracias al apoyo que me brindó mi madre pude lograr todas mis metas.

Siento gran tristeza por no tenerla a ella a mi lado para compartir todos mis logros, pero si de algo estoy realmente seguro es que ella está muy orgullosa de mi desde donde quiera que se encuentre.

No ha sido fácil lidiar con estudiantes. Las primeras clases las di en una escuela primaria y desde ahí en adelante quise expandir más mis metas hasta lograr dar clases en la universidad.

El día de hoy ha de estar lleno de muchas expectativas, no sé con que clase de críos me voy a encontrar. Se que hay muchos que no tienen hábitos de estudios y por ello tendré que ser más estricto de lo normal con ellos. No acepto ningún tipo de indisciplina ni mucho menos iresponsabilidades.

Llego a la universidad con media hora de antelación , si algo me caracteriza es la puntualidad. Siempre me ha gustado dar un paso adelante para poder tener todo listo antes de comenzar a dar clases.

Por fortuna pude conseguir un puesto para estacionar mi auto. Camino a grandes zancadas hasta llegar al aula de clases que me fue designada, sé que se preguntaran como llegué directo al aula y eso se debe a que ya había venido con anterioridad para conocer la universidad.

Sentado en mi escritorio organizo el material de trabajo mientras un recuerdo pasa por mi mente.

Salgo de mi ensimismamiento cuando escucho risas en la puerta, los alumnos empiezan hacer acto de presencia y verificando la hora en mi reloj cierro la puerta sin imortarmesi falta alguien.

Comienzo a dar las normas con las que vamos a trabajar todo el semestre y cuando me estoy presentando escucho unos toques en la puerta. Esto me hace enojar porque no me gusta que interrumpan la clase. Camino hasta la puerta y la abro para encontrar al otro lado a una hermosa joven.

De repente sentí un gran escalofrío correr por toda mi columna vertebral y por un instante sentí la gran necesidad de besar esos hermosos labios.

«Creo que este semestre va a ser una gran tortura para mí»

Luego de darles a todos una gran advertencia prosigo a dar la clase. Me quedé sorprendido al ver que la mayoría de mis alumnos sienten amor por lo que estudian, muchos de ellos tienen potencial.

Durante la clase no puedo dejar de observar a esa hermosa que se ha robado parte de mi atención. Me mata la curiosidad por saber que tanto conocimiento tiene sobre el tema y le lanzo la pregunta.

Me sorprende al escuchar cada palabra expuesta, tiene un dominio total del tema y se que tiene un gran futuro en lo que está estudiando.Por ello toma la desicion mas loca que he podido tomar en la vida y arriesgándome a tener una respuesta negativa la invito a mi estudio donde doy clases privadas de vez en cuando.

Se que hay un proyecto para presentar las mejores obras de arte, las cuales serán expuestas en el museo y por ello quiero pulir en ella ese gran conocimiento. Ella será ese diamante que voy a pulir y brillará tanto que muchos la quieran para ellos, pero ella será solo mía.

Camino hasta la cafetería para comer algo y poder aguantar hasta la hora de almuerzo. Al llegar a la puerta tengo ante mis ojos a lo más hermoso que he podido ver,

Es ella mi Amanda, se ve tan bella y ni hablar de su sonrisa. Parezco un adolescente escondido viendo a su amor platónico.

Niego con un movimiento de cabeza por la estupidez que estoy haciendo y no es que me sienta muy orgulloso de ser un espia, pero es la única forma que tengo de poder admirarla sin que ella lo pueda notar.

Estoy a punto de ser descubierto y me escondo en la columna para que no me pueda ver.

—¿De quién te escondes guapo? —pregunta seductora una rubia e imagino que es alguna profesora.

—No me escondo de nadie…

—Un placer Karolina, pero me puedes decir Karo. —tiende su mano para presentarse.

Le tiendo la mano para formalizar la presentación. Pasan los minutos y seguimos conversando sobre los proyectos que tiene la universidad. Me siento impaciente por querer verla y se que sería una indiscreción de mi parte si volteo a ver a Amanda, no quiero que Karolina sé vaya a dar cuenta eso podría ocasionar graves problemas y apenas estoy empezando el semestre en mi nuevo empleo.

La invito a dar una vuelta mientras llega la hora de dar la siguiente clase. En el rato que permanecemos conversando no ha dejado de insinuarse, vaya que es insistente y ese no es el tipo de mujer que llame mi atención.

Miro la hora en mi reloj y ya es tiempo de regresar al aula. Nos despedimos y la muy atrevida me da un beso justo en la comisura de mis labios y no siento nada.

De solo recordar todo lo que sentí con tan solo ver a mi hermosa, no quiero ni imaginar lo que ha de sentir con tan solo poder rozar su piel.

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