Librería
Español

Perdido en “Martes”

60.0K · Completado
letmebetheonlyof
44
Capítulos
12
Leídos
7.0
Calificaciones

Sinopsis

Con los ojos cerrados y nuestras bocas aún pegadas, me dejo llevar por completo. Es todo muy diferente de lo que imaginaba. Su toque firme y posesivo en mi cintura. Su beso sediento y necesitado. Es todo tan bueno que nunca querrás dejarlo. Me aprieta más contra él y nos da la vuelta. Siento mi espalda chocando contra la pared y sus manos bajan hasta mi trasero apretándolo con fuerza. Separo nuestras bocas por unos segundos y dejo escapar un gemido ronco.

DulceCaóticoDominantePosesivoAmor-OdioArroganteCeloso18+Humor

1

Daniela

Con los ojos cerrados y nuestras bocas aún pegadas, me dejo llevar por completo.

Es todo muy diferente de lo que imaginaba.

Su toque firme y posesivo en mi cintura.

Su beso sediento y necesitado.

Es todo tan bueno que nunca querrás dejarlo.

Me aprieta más contra él y nos da la vuelta. Siento mi espalda chocando contra la pared y sus manos bajan hasta mi trasero apretándolo con fuerza.

Separo nuestras bocas por unos segundos y dejo escapar un gemido ronco.

- ¡Oh!

Deja un rastro de besos por mi barbilla y mi cuello. Siento su lengua recorrer la parte de atrás de mi cuello y todo mi cuerpo se estremece. Paso mis manos por su espalda y raspo mis uñas sobre su camisa.

Levanta la cabeza y me mira.

Nuestras respiraciones son dificultosas, sus labios están hinchados, al igual que los míos.

Se queda unos segundos mirándome profundamente a los ojos, pareciendo pensar en algo. Sus brazos aún me sostienen con fuerza y los míos todavía están envueltos alrededor de su cuerpo.

- ¿Que pasó? - digo después de unos largos segundos de silencio.

Sacude ligeramente la cabeza, se pasa la lengua por el labio inferior y dice sin apartar la atención de mis ojos.

- Esto esta muy mal. – dice suavemente y baja su cabeza, tocando su frente con la mía, sus labios tocando levemente mi nariz y sus manos ahora se mueven arriba y abajo de mi cuerpo.

- No hay nada malo aquí. Mi voz es extremadamente ronca. - Tú lo quieres y yo también lo quiero. ¿Cual es el problema?

Muevo mis manos a la parte de atrás de su cuello y la acaricio suavemente.

- No sabes nada niña. - dice despacio y hace una señal negativa con la cabeza, que sigue apoyada en mi frente, y veo que aprieta la mandíbula.

- Entonces le expliqué... - No me deja terminar de hablar y vuelve a tomar mi boca.

Envuelve sus fuertes brazos alrededor de mi cuerpo de nuevo y me abraza con fuerza. Siento que algo se abre detrás de mí, pero Caio me sostiene firmemente y camina conmigo en sus brazos, poco después de que escucho que la puerta se cierra de golpe. Abro los ojos por un momento y veo que estoy dentro de una habitación.

¡Mierda!

¿Habitación?

¡No! ¡Cálmate!

No tan rapido.

Antes de que pueda decir algo, siento que mi cuerpo cae sobre la cama y él cae sobre el mío, solo que no deja que su peso caiga completamente sobre mí.

Sus manos, una baja hasta mi muslo apretándolo y la otra sube hasta la nuca.

Su lengua toma posesión de toda mi boca en un beso ardiente y necesitado, con eso toda mi fuerza para alejarlo de mí se ha ido.

Es tan bueno que no quiero parar.

Pero al mismo tiempo tengo que parar.

Todavía no me siento tan seguro al respecto.

¡Mierda!

Muevo mis manos por tu espalda y me detengo en tu hombro, disfruto un poco más de tu beso y al rato te empujo levemente, separando nuestras bocas.

- ¿Que pasó? - dice sin aliento.

Siento que mi cara se calienta y él me mira sin comprender.

- ¿No querías?

- No así no. Calma.

- ¿De qué manera pensaste que sería? - dice frío.

¿Qué?

- ¿Eh? – lo único que sale de mi boca es esto.

- ¡Oh por favor! No eres tan ingenuo. ¿De verdad pensaste que solo estaría besando? Soy un hombre, no un niño.

Abro la boca un poco con sorpresa, sin creer sus palabras.

No es que esperara que me invitara a salir solo porque compartimos un beso.

Pero está siendo un imbécil.

- Quítate de encima. - digo con firmeza, sin mostrar mi estado real.

¿Quién se cree que soy?

No es que crea que está mal quién se acuesta en la primera cita. Claro que no, la mujer hace lo que quiere, cuando quiere y con quien quiere.

Pero no funciona para mí, no así!

Por mucho que realmente lo estaba disfrutando, no lo conozco.

¡Y joder!

Es más gilipollas de lo que pensaba.

Él sonríe y se levanta de encima de mí.

- Eso es lo que pasa con los niños. - dice en voz baja, todavía de espaldas a mí.

No puedo soportarlo y rápidamente me levanto de la cama frente a él.

- Eso es lo que pasa con un idiota que no sabe respetar a una mujer, piensa que ella es solo su objeto de placer. Y eso no lo puedes entender cuando simplemente no está de humor . - digo con firmeza y mirándolo fijamente a los ojos.

No tiene ninguna expresión, solo me mira con demasiada intensidad, pero no dice nada.

Nunca pensé que fuera tan idiota.

- Y no, no eres un hombre, sino un mocoso idiota .

- Estúpido. - digo y luego le doy la espalda y salgo de la habitación y azoto la puerta con todo el dolor y la ira del mundo.

Lo que me lleva a creer realmente que siento algo más por él. No me importaría tanto si fueran otros chicos que solo quisieran sexo. Eso ya pasó, hice lo mismo que hice con Caio. Pero con ninguno de los otros se metieron tanto conmigo.

Estúpido. Ese es quien es.

Podría ser menos contundente con sus palabras. Dejó muy claro que solo quería sexo. Y eso no sería un problema si solo quisiera sexo también.

¡Mierda!

Estoy tan jodido. Mira lo que acabo de pensar.

Me conozco, sé muy bien lo que sería de mí si me entregara a él, sabiendo que lo único que quiere de mí es sexo.

Cuento hasta diez y respiro hondo, sin dejar que las lágrimas caigan.

"No voy a llorar, él no se lo merece. Yo no lo merezco. Nadie lo merece, Daniela". Me digo a mí mismo y empiezo a caminar de regreso a la sala de estar.

Los encuentro exactamente de la misma forma en que los dejé. Vuelvo a mi lugar anterior y pongo mis brazos sobre mis rodillas dejando caer mi cabeza sobre ellas.

- ¿Qué pasa, Lici? – Escucho la voz de Nah y ni siquiera me molesto en mirarla para responder.

- Cualquier cosa. Solo quiero irme de este lugar.

Todavía con la cabeza gacha, puedo ver a través de los agujeros entre mis brazos y piernas, Alexia se levanta del suelo y se dirige hacia el pasillo que acabo de dejar.

(...)

Caio

Débil e idiota.

Eso es lo que soy.

Débil por haberla besado. No podría, no debería. Pero no podía soportar estar tan cerca de ella y no tenerla. Salí de la habitación precisamente por eso, no soportaba mirarla y verla tan lejos, tan lejos en vista de lo cerca que quería que estuviera. Quiero tenerla en mis brazos, pero no puedo.

Cuando la vi salir del baño no pensé, solo actué. La deseaba, la deseaba tanto. No pensé que besarla alimentaría aún más mi deseo. Pero no me importaba, no entonces. No me importaba nada en absoluto, como de quién soy hijo y de quién es hija. Cuánto de esto está prohibido. Cuánto me odiará su padre aún más por esto. Cuando estaba en mis brazos no me importaba. En realidad no podía pensar en nada de eso.

Pero luego abrí mis ojos y vi los tuyos. Vi las tonterías que estaba haciendo, alimentando aún más todo el deseo que siento, y que ella también sienta que yo sé.

Y luego terminé siendo el idiota. Sabía que no se iba a acostar conmigo, y por lo poco, muy poco, casi nada, que la conozco. Te puedes imaginar que odia a los hombres como el que fui hace unos minutos.