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PROFUNDA +18 (libro 3)

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J.a.a
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Sinopsis

Era el amanecer, y una sutil serena caía del cielo, formando una neblina bajo las calles. Cuando eres joven, parece muy divertido sentarse en el asiento del pasajero delantero, y realmente me gustaba cuando me sentaba al lado de mi hermano. Las calles que estaban tranquilas se volvieron aún más vacías cuando llegamos a la Av. Madre de los Hombres, volvíamos de casa de Amanda, su novia, lo miré con cierta admiración. Wellington tenía ojos azules como los de mi padre y yo envidiaba esos ojos por haber nacido con los míos grises, casi sin un color interesante. Me llamó la atención el rugido del motor de las motos y miré a través del vidrio un poco borroso, la moto pasó casi sacando el —flaco— del carro, y pronto nos rodearon dos tipos más, tipos con cascos y encapuchados debajo,— pretendía ser solo un robo-, uno de ellos golpeó con el cañón del arma en la ventana de mi hermano, y lo miré con ojos asustados, abrió la puerta y el extraño inició el acercamiento agresivo. Mi corazón revoloteaba como un pájaro atrapado en una jaula, y cerré los ojos con lágrimas de miedo, deseando que esto no estuviera pasando. Mi madre era muy católica y siempre decía que rezando solucionaba los problemas, esa era la única vez que hacía una petición genuina a ese dios en el que tanto creía. Junté mis manos, orando, sin saber si estaba orando porque las palabras apenas salían. El primer disparo resonó, el segundo, el tercero, mi cuerpo se quedó inmóvil .

SEXOHistoria PicanteAmor-OdioAcciónCiencia FicciónRománticoDulce

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—Prueba a tu hombre—. — Le apreté más el cuello con una sola mano, y él me miró desde arriba, como chupando sumisamente dos de mis dedos con cara de travieso — Pide un rollo, di —Quiero una polla Carlos Jonas—.

No sé cómo explicarlo, pero después del sexo de ayer y que él dijera mi nombre, me volvió loca. Me encantaba cuando decían mi nombre durante el sexo, Sr. Carlos Jonas, en su voz entonces

— Quiero, quiero rodar Carlos Jonas — murmuró.

- ¿De quién? — lo apreté

—Tuya, tuya—, susurró como pidiendo redención para que dejara de apretarlo.

Sé que debería ser lindo, pero las ganas de follar eran mayores cuando lo vi, y en serio, el sexo lindo no existe, eso es algo de película, el sexo es para follar, desahogarse, explotar.

Semen. Lo tomé levantándolo en mi regazo, el agua caliente de la ducha golpeó mi espalda y lo volteé, apoyándolo contra el vidrio de la ducha.

Espero que esta mierda aguante. Tanto él como la caja.

Se subió a mi regazo con facilidad, enderecé mi polla camino a su trasero, y su trasero estaba en una posición favorable cuando sentí la cabeza del gallo en la puerta, lo empujé contra el cubículo y lo empujé .

Me dio un fuerte gemido, creo que fue de dolor, sentí su mano apretar mi espalda, sus uñas otra vez, me sostuvo un poco inestable, parecía perder el control, o dolía demasiado que su cuerpo se ablandó, pero Lo sostuve con mi polla dentro y levanté la cabeza mirando hacia el techo, el agua de la ducha no caía sobre él ni sobre mí, básicamente estábamos un poco fuera de sí, pero las salpicaduras golpeaban mis pies más allá de la leve calidez de agua. Su cuello visible, después de que inclina la cabeza hacia arriba mugiendo.

—Carlos Jonas—, murmuró. Intentó hablar pero no le salía la voz — Carlos Jonas — dijo, encajando en un gemido placentero — Joder, qué bueno.

Me reí.

- ¿Y?

Me miró y asintió.

Mientras estaba apoyado contra la caja, y sus piernas estaban apretadas alrededor de mi cintura, lo sumergí una vez más y si no se hubiera inclinado se habría desestabilizado, pero así fue fácil, yo Sujetó sus muslos, y empujó más hacia abajo, literalmente sentando al niño en la polla.

— ¿No preguntaste? Empujé de nuevo.

Sentí su cuerpo ablandarse con la fuerza, pero su mano seguía apretándome, apretando mis hombros, gimió fuerte y me llevé una de sus manos a la boca, luego me miró mientras le tapaba la boca.

—¿Quieres que me detenga?— - dije con cierto tono de enfado y él lo negó. —No, bastardo, ¿tú no?—

Sacudió la cabeza, gimiendo y mirándome.

Empujé de nuevo y él puso los ojos en blanco. Empujé de nuevo, el empuje que hicimos fue rudo.

Empujé, y empujé, y con cada embestida me jodía la espalda, apretándome y arañándome hasta que poco a poco su mano fue acariciando en vez de rascar. Confieso que los apretones y los rasguños fueron buenos, tan buenos como el cariño.

— Rascame — le pedí — Muéstrame que hace calor.

Me miró, y me dio una bofetada en la cara, en ese momento saqué mi mano de su boca, llevándola a su trasero y abriendo otra mano a cada lado. La bofetada que aterrizó no fue débil, fue dura.

- ¿Lo es? dije irritado. —¡Tómalo, puta!— Tómalo travieso.

Empujé, abrió la boca como si fuera a gritar o gemir, y como si el gemido hubiera quedado atrapado no emitió ningún sonido mirándome con esos ojos asustados, así que comencé a golpear sin parar, y su expresión era una mezcla de dolor y placer indescriptible, gimió cuando comencé a mover mi cintura más rápido, y su mano comenzó a apretarme de nuevo.

— Kaua…. Carlos Jonas... —no podía hablar — ¡Joder, joder!

Perdí la fuerza en mis piernas, y lo volteé, contra la ducha, arrodillándome en el suelo, con mi polla dentro de él. Lo acosté en el piso del baño, por suerte era espacioso. Básicamente se acostó y yo estaba encima de él, así que después de acostarlo empujé todo, todo hasta que sentí que mis bolas

tocaban su trasero. . Me lo iba a comer ahí, en el piso del baño, en medio del agua tibia de la regadera que me pegaba solo en el culo y en las piernas, lo desollé, comencé a meterlo sin parar en el chico.

El agua ayudó mucho, no resbalando, sino en el impacto, y creo que nuestros cuerpos taponaron el desagüe, haciendo que el agua subiera un poco. Y en ese loco methance el impacto de mi cuerpo en él hizo que el agua se moviera y salpicara.

Creo que parecía un animal encima del niño, comiéndoselo, una especie de sexo salvaje.

Lo miré a los ojos, y él me devolvió la mirada, con cierta expresión de dolor y placer, pienso igual que la mía. Y joder qué bueno fue ver sus ojos en los míos mientras mi polla se deslizaba dentro y fuera de su culo, su cara mojada así, las gotas de agua en su cara, su cabello mojado, el agua en el piso revolviéndose, joder eso loco, nunca pensé en comerme a alguien de esa manera , nunca, pero los mejores sexos son los más inesperados. Me provocó una euforia extraña, una desesperación por follar como un loco.

Con cada embestida gemía mirándome, arañándome, apretándome, sus manos subieron a mi nuca y me jaló besándome, y besar y pegar es algo muy bueno, necesita mucho autocontrol, en el Al principio, cuando no sabía cómo tener sexo, recuerdo que, o empujaba o besaba, ambos no eran suficientes, pero ahora... Me las arreglaba para hacer cualquier cosa mientras golpeaba. Y con cada embestida fuerte gemía a veces con su boca en la mía o si me apartaba me miraba con una expresión como —¿estás jodidamente loca?—

Tenía sus manos en mi espalda, sin rascarme, y yo empujaba sin parar, haciendo que mis testículos se tambalearan mucho dentro y fuera del niño, un poco más fácil que ayer.

— Carlos Jonas, no puedo más — murmuró — Creo que me voy a correr así.

¿Sin manos? ¿Semen?

tenia que ver eso, dicen que cuando la prostata esta bien estimulada pasa esto, como nunca le di el culo esa era mi oportunidad de saber si era verdad, entonces eso me dio un gas, el gas para usar todo mi talento , Dejé la cintura aún más floja, y comencé a botar sobre el chico de manera que mi polla casi se le sale por el culo, dando un brutal slam dunk al momento de entrar. Eso lo hizo gritar y retorcerse, gimió, con cada clavada, y su mano me apretaba, me rascaba. Mis ojos voraces en sus ojos, estaba entre dientes, mordiéndome la mandíbula, golpeando sin parar, yo también quería correrme pero estaba tardando mucho, no lo iba a tener fácil necesitaba algo más violento.

Empecé a romper literalmente al niño, puse mi mano en su cuello, alejándome un poco, le di una bofetada, creo que fue fuerte, volteó la cara, y noté el enrojecimiento en su mejilla. Empujando sin parar, no gimió, solo mugió en el momento de la bofetada, le giré la cara para que me mirara, y hasta me miró un poco asustado.

Entonces sentí que me iba a correr, y esas volcadas fueron geniales, las cosas entraron en todo y mis bolas se balancearon de una manera muy placentera y placentera.

Abrí la boca, atragantándome con el gemido y aullando, sintiendo mi polla romperse dentro del niño, decidí agarrar la polla del chico, y le di un rápido empujón como palanca, creo que estaba tan cachondo que explotó, yo solo sostuvo la polla dura del chico, chico se corrió, quitó sus manos de mí y puso una en la pared y la otra en el vidrio del baño con los brazos abiertos y gimió, hombre, gimió hombre, retorciéndose como una serpiente , gritó, perdiendo el control casi desesperado en el momento en que se corrió , era mi momento, con cada golpe del chico en su culo, el que se contraía igual que ayer, lo agarré del muslo y tiré de él, metiendo mi polla por todos lados. , sosteniéndola y comencé a golpearla con avidez sin sacar mi polla enterrada dentro de ella, haciendo temblar todo mi cuerpo enterrando toda la polla, le di un puñetazo en el culo sin piedad, y sentí que su culo se contraía y me apretaba. Trató de escapar.

— No te vas a escapar, hijo de puta.

— Carlos Jonas — murmuró, poniendo esa cara de lágrimas y placer al mirarme.

Su mano volvió a mi brazo, quería sostenerme pero no lo hice, así que levanté su mano, no podía sostenerme ahora.

— Soy casi un niño — dije para que no se rindiera

Dejó escapar un delicioso gemido entonces.

Lo rompí, me empujé con todo a la vez y con fuerza, haciendo una jodida secuencia de chasquidos en el baño, le di al niño unas cinco bombas fuertes y pausadas y finalmente llegué, me mordí la lengua resoplando y gimiendo y luciendo enojado, Creo que estaba realmente irritado, le di tres embestidas más, golpeando fuerte con la polla ya pegajosa de semen en su culo, debilité mi mano, soltando sus puños y él volvió con sus manos en mis brazos, mientras yo seguía empujando el pibe a pesar de que me habia corrido, hacia demasiado calor, senti tu uña enrollarme de nuevo. E incluso después de que me corrí me quedé allí, jugando lentamente con la polla en su culo mientras murmuraba suavemente mirándome.

Maldita sea esa mirada, esa mirada que era agradable de ver, se entregó a mí hermano, se entregó, sus ojos se delataron.

Necesitaba probar el daño que había hecho. Me quedé ahí en ligero movimiento encima de él mirándolo y él me miró, sentía cierta incomodidad por la dureza del piso. Pero yo no quería irme, pasé mi mano por su semen en su vientre y lamí sintiendo su sabor, mi sabor, el nuestro. Cerró los ojos jadeando y con algo de dificultad para respirar, envolví mis manos alrededor de él después de lamer cada uno de mis dedos sucios de su semen, me acerqué a sus labios y lo besé, con la lengua lujuriosa de sí mismo, y su beso con tu gusto era demasiado bueno, como deja de untarlo, el sexo es una cosa repugnante y a veces unica, jamas me imaginaria saboreando al jodido macho, y nunca sabria que era bueno, que lo mejor es correrse y hacer que el otro se corra , eso estuvo bueno, no sé que se me pasó por la cabeza nunca haría una cosa tan desagradable, pero era Taz man, era Taz y todo lo que tenía era bueno, incluso su gusto. Después de eso se movió un poco y le saqué la polla muy lentamente, estaba medio bombeada, con un piru un poco cansada y hasta hinchada por la locura.

—Abrázame—, murmuré.

- ¿Qué?

—Pon tus pies en mi cintura y abrázame—, le dije.

— Mare... Carlos Jonas, no creo que pueda soportarlo más. Duele.

Me reí.

—Taz, te levantaré, pégame.

Lo hizo y me levanté con cierta dificultad, pero me levanté con él agarrado a mí como un mono en una rama. Creo que me reí de mí mismo, ya no era tan joven, al darme cuenta de que estaba jodido. Lo puse en el suelo frente a mí y me metí debajo de la ducha tirando de él.

Cerró los ojos mientras lo jalaban, como si le doliera, lo abracé y nos quedamos ahí debajo del agua, tranquilos.