Librería
Español

No soy un príncipe

66.0K · En curso
Aligam
54
Capítulos
19
Leídos
7.0
Calificaciones

Sinopsis

-No soy un príncipe, Marabel. Soy el jodido chico malo, el que arrasaría cada capa de este mundo solo para saber que eres feliz.- ••• -Siempre me han gustado tus ojos, ¿sabes? Tan oscuro, profundo. Negros, como veía el mundo antes de que ustedes se hicieran parte de mi vida y pusieran todo patas arriba.- Todos los humanos temen a los vampiros. Y los habitantes de Solvang no son una excepción. "No salgas cuando el cielo está oscuro" es solo una de las reglas que la gente ha hecho para sentirse segura. Y sin embargo... ya sabes: siempre hay una excepción a la regla. Marabel Terez, de hecho, con su larga cabellera color lavanda y su carácter decidido y fuerte, no parece querer renunciar a su vida por lo que la gente quiere. Un vampiro de mirada enigmática y apariencia misteriosa. Un rebelde humano y una historia oculta detrás. El suyo es un amor prohibido, pero no por eso... imposible. -No soy un príncipe, Marabel. Soy el jodido chico malo, el que arrasaría cada capa de este mundo solo para saber que eres feliz.- ••• -Siempre me han gustado tus ojos, ¿sabes? Tan oscuro, profundo. Negros, como veía el mundo antes de que ustedes se hicieran parte de mi vida y pusieran todo patas arriba.- Todos los humanos temen a los vampiros. Y los habitantes de Solvang no son una excepción. "No salgas cuando el cielo está oscuro" es solo una de las reglas que la gente ha hecho para sentirse segura. Y sin embargo... ya sabes: siempre hay una excepción a la regla. Marabel Terez, de hecho, con su larga cabellera color lavanda y su carácter decidido y fuerte, no parece querer renunciar a su vida por lo que la gente quiere. Un vampiro de mirada enigmática y apariencia misteriosa. Un rebelde humano y una historia oculta detrás. El suyo es un amor prohibido, pero no por eso... imposible.

EmbarazadaDulceRománticoProhibidoSecretosCrushHombre LoboChico MaloChico Bueno

Capítulo 1

Los colores cálidos ya veces deslumbrantes que provienen de las diversas lámparas de la habitación se reflejan en mi cabeza, tiñendo mi cabello de rojizos, violetas, naranjas y amarillos.

La música resuena dentro de las paredes sombreadas del club, golpeando mis tímpanos y haciendo que mi cuerpo se mueva libre y aleatoriamente.

-Debes tener cuidado con esas bebidas, Marabel.-

Las tenues luces colorean su rostro cuidadosamente maquillado, resaltando la particular y sensual forma de sus ojos color avellana.

Estoy tan perdida que ahora mismo besaría a mi amiga sin pensarlo dos veces. - Cosa que ya sucedió durante una de nuestras resacas, pero de la que ninguno de los dos habla nunca.

-¡Por una noche, solo una , déjame divertirme! Se acaba el verano amigo, y quiero dejar de pensar en ese bastardo.- gimoteo, entregándole el vaso vacío al cantinero para que entienda que me prepare otro.

Detrás del mostrador está Michael, un conocido de mi amigo desde hace mucho tiempo, por lo que ni siquiera nos pide nuestros documentos y nos sirve bebidas sin demasiada ceremonia. Y sobre todo, gracias a los poderes persuasivos del tinte rojo, lo bebemos todo: gratis.

-Está bien, pero no te vayas, si quieres emborracharte como si no hubiera un mañana al menos tengo que vigilarte.-

-No te preocupes, no tienes que hacerme de niñera, vuelve a bailar con tu amado.- marcó la última palabra con un tono deliberadamente travieso.

Mira al chico en medio de la pista de baile, que también la mira a ella. Luego suspira.

-Está bien, pero ya vuelvo.-

Mi amigo vuelve a bailar y yo me tomo otro trago, pero siendo ya el cuarto o quinto... siento la necesidad de ir al baño. Intento advertir a Sarah, pero está demasiado ocupada besando a su novio para prestarme atención, así que salgo en busca del baño, pero cuando llego a mi destino veo una larga fila de personas esperando para entrar.

Hombre...

tengo que liberarme .

Pasan unos minutos pero la cola continúa demasiado lenta, así que decido salir de la discoteca para tomar aire.

Miro a mi alrededor.

No hay nadie detrás de esos árboles y está tan oscuro que nadie me vería si orinara.

Así que hago; Alcanzo el árbol más grande y más escondido entre los demás, arrojando luz con la linterna de mi celular. Camino torpemente por el alcohol, pero todavía puedo estar de pie.

Estoy a punto de bajarme el vestido -desafortunadamente convertido en shorts y no apto para hacer ciertas cosas fuera de una discoteca- cuando escucho pasos detrás de mí.

-¡No es lo que parece!- me apresuro a decir.

No escucho respuesta.

Sólo un ruido similar al provocado por el viento.

Me encojo de hombros, luego estoy a punto de bajarme el vestido cuando una voz aguda de repente me atrapa.

-¿No sabes que es peligroso caminar solo de noche?-

Esa simple frase logra darme algunos escalofríos. Sin embargo, lo que siento no es miedo, sino pura y quizás estúpida curiosidad.

Me enderezo y me doy la vuelta para ver a la persona que habló, pero en esta oscuridad no puedo ver nada.

Solo veo una figura demasiado alta y nada más.

-E incluso estuviste a punto de bajarte el vestido...- parece reflexionar en voz alta. Reconozco un timbre cálido y pegadizo, pero no conozco esa voz. - Movimiento arriesgado.-

-¿Te conozco?- Pregunto, mientras meto la mano en mi bolso en busca de gas pimienta. Me alejo lentamente, para acercarme al lugar.

-No, Marabel, pero te conozco.-

Oh hombre. Soy demasiado joven para ser asesinado por un extraño con una voz sexy.

-¿Quién eres?-

En este punto las notas vocales salen temblorosas de mi boca maquillada color burdeos.

Sarah definitivamente me estará buscando y nunca dejaría que un extraño me secuestrara o matara.

Instintivamente saco mi teléfono celular para tratar de llamarla, pero luego me arrepiento de inmediato. ¿Y si me lo quiere robar?

Un cacareo repentino llena el aire.

-Si quisiera robarte esa cosa, lo habría hecho.-

-Como hiciste...- Me callé.

Hay un poste de luz no muy lejos de aquí, así que trato de llegar al lugar con la luz, pero de repente un toque frío rodea mi muñeca y siento un escalofrío en la espalda.

-No estás en peligro, no conmigo. Pero la próxima vez ten más cuidado con lo que haces. Nunca sabes con quién te puedes encontrar en tu camino. Ahora vuelve con tu amiga, hasta pronto, Marabel.-

Y así como ha llegado, su figura desaparece y me quedo solo.

Vuelvo adentro y cuando estoy cegado por las deslumbrantes luces de la discoteca me pregunto si el episodio que acaba de suceder realmente sucedió.

Siento una mano agarrar mi brazo, y cuando miro hacia arriba, me encuentro con la mirada enojada de Sarah.

-¡¿Dónde diablos estabas?! ¡Te he estado buscando por todas partes!-

-Estaba en el baño...-

-¿Tengo que recordarte la última vez que desapareciste y te buscamos durante horas?-

-Horas... debieron ser diez minutos como máximo.-

-Ven, vamos a bailar.-

Mi amigo me arrastra a la pista y me dejo llevar. Mientras me muevo al ritmo de la canción, sin embargo, la sensación de ser observada no me abandona y trato de entender si el encuentro de ahora sucedió realmente o si es solo el resultado de la gran cantidad de alcohol que ingiero.

Volver a la escuela después de meses de vacaciones es justo lo que puedes llamar una pesadilla. Escuchar el despertador a las siete de la mañana hace que me levante desanimado, lo que mejora un poco cuando bajo a la cocina y veo el desayuno que ha preparado mi madre.

Ya siento espuma en la boca al ver esas tortitas bañadas en almíbar.

-Buenos días cariño, esta mañana vengo más tarde a trabajar, así te puedo llevar a la escuela.-

-¿Papá ya salió?-

-Sí, tenía una reunión importante.-

Asiento, antes de sentarme a la mesa y comer. Poco después se nos une Caelie, mi hermana menor, quien no merece un saludo y ya está pegada a su celular.

De camino a la escuela, mi hermana canta una canción que suena en la radio, mientras mi madre y yo nos miramos divertidas. Caelie cambia de humor con demasiada frecuencia. A veces habla mucho, otras veces no nos dice ni una palabra, como si le hubiésemos hecho algo.