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Mujer Pura

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Deypi
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Sinopsis

HISTORIA COMPLETA!! Viviendo sola y a la carrera, esta mujer fuerte e independiente, pero descarada, vive la vida en alerta. Trata con empresarios y grandes empresas, dirigiendo un gran contingente de guardias de seguridad. Escondida detrás de los pupitres de control y los comunicadores, dirigiendo con mano de hierro, pero oculta a los ojos de todos, lo supervisa todo. Pero un día, un director general más arrogante rompe su cadena de mando, queriendo averiguar quién le está robando los contratos con ciertas empresas. Es el todopoderoso de las compañías de seguros y de la vigilancia privada, no teme pero es temido por todos. ¿Quién es esa persona que se atreve a cruzarse en su camino? En esta incursión en busca de su competidor, siente la presencia de algo sobrenatural y un dominio desconocido. Ahora ha incitado al animal salvaje que lleva dentro. ¿Quién se atreve a invadir su territorio?

RománticoBrujaAlfaFantasíaLunaBebéSEXOAcción

Territorio a disputar

En el centro de la ciudad, en el último piso del edificio más alto, el presidente de la compañía de seguros Good Alliance da un puñetazo en la mesa que tiene delante. Está sentado en su sillón de ejecutivo, inclinado sobre la portada de un periódico, furioso por el titular:

EL GOBERNADOR ES SALVADO POR UN GUARDIA DE SEGURIDAD FANTASMA

¿Cómo permitieron que se produjera semejante fallo de seguridad? Un ataque y ninguno de los miembros de su equipo se dio cuenta, sólo aquel ninja flaco que saltaba. A menos que todo haya sido planeado por ellos para impresionar al gobernador.

No. No fue eso, porque detuvieron al tirador y, por lo que parece, los guardias de seguridad que capturaron al malo estaban unidos al ninja ladrón de contratos.

Su furia sólo no le llevó a un ataque al corazón porque su complexión física era poderosa. Un hombre de casi dos metros de altura, con 130 kilos de pura masa muscular, más bien de "vestuario", como dicen algunos.

No había nadie que no se asustara por su postura masculina y autoritaria. Sus ojos parecían los de un depredador, listo para atacar a su presa. Y hay quien dice que cambian de color según su estado de ánimo y que por eso siempre lleva gafas oscuras.

Se levanta, agitando el periódico con la mano derecha, hacia su ayudante, un hombre casi tan alto como él, de complexión física fuerte, blanco, con el pelo rubio ondulado, que no se ha dejado intimidar por el chirrido del jefe.

- Explícame, ¿cómo puede ocurrir esto bajo nuestros ojos? - preguntó irritado.

- Yo también quiero saber, por eso solicité una investigación y fijé una reunión en media hora -respondió con calma el vice Leonardo.

- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Estamos perdiendo espacio para esta nueva empresa y tú sigues mirándome a la cara, ¡como si no pasara nada! - Las venas sobresalían de su cuello cuando hablaba.

- Eres tú el que está muy nervioso sin razón, ya hemos pasado por esto antes y hemos ganado la competición, no será diferente ahora. Cálmate, para que podamos ir a la reunión. - Jefferson era el amigo más fiel del director general y su mano derecha, sabe de qué va todo el jaleo y que no es trabajo.

El hombre enfadado se estiró respirando hondo, se crispó el cuello y volvió a tomar el control de sus nervios. Sintió que el salvajismo que habita en su interior, está queriendo aflorar y no puede dejar que eso ocurra.

- Sí, tienes razón, vamos a la sala de reuniones", decide, tratando de controlarse.

***

En otra parte de la ciudad, en un viejo edificio con forma de cobertizo, de tres plantas, dentro de un pequeño despacho, rodeado de pantallas y diversos aparatos electrónicos, dispuestos en estanterías y mesas, se encontraba el responsable de la furia del director general.

- Señora, tenemos el titular en primera página, creo que la firma del contrato con el gobierno está garantizada. - Dijo el único hombre de la sala.

- El ayudante del gobernador ya me ha llamado para confirmarlo. Reúne a nuestra gente en el cobertizo, tenemos que organizarnos para esta nueva aventura. Toma, coge la planificación -le tendió una tableta-, ahí están los mapas de la ciudad y los lugares donde trabajaremos la seguridad.

- De acuerdo, señora. ¿Algo más?

- Quiero que no te descuides con la competencia, no te van a defraudar. Yo participaré desde aquí y cualquier cosa, os lo haré saber. Adelante.

- ¡Sí, señora!

Se sentó en su silla móvil y empezó a analizar las imágenes de las pantallas. También abrió su cuaderno personal y abrió una imagen de la esquina de la pantalla y vio el instante exacto en que el director general de la competencia entraba en la sala de juntas. Sus rasgos eran de pura furia y no era para menos, fue un preciso pisotón que lo dejó en la lona.

Sonrió y se recostó en su silla para espiar a su antojo. Le encanta ver a los machos alfa fuera de control. Mientras su mano derecha se encarga de la distribución del nuevo servicio, ella observa lo que hará su rival.

El director general entró en la sala y se colocó en la cabecera de la mesa, pero no se sentó, miró a sus dirigentes y preguntó:

- ¿Puede alguien explicar lo que ha pasado? - Apoyó las manos unidas sobre la mesa, mirando a todos, con el semblante contraído.

- Disculpe CEO, podemos decir lo que pasó, pero no, ya que no premeditamos el crimen. - Informó uno de ellos, con la mirada perdida.

- Lo que pasó ya lo sé, quiero averiguar el brote de pereza que dio en todos los equipos. No es posible que con todos nuestros agudos sentidos no hayamos notado nada. Después de todo, somos lupinos.

- Podíamos oler al tirador, pero no a los agentes que lo detuvieron, y mucho menos al ninja que salvó al gobernador. Lo peor es que pasó por encima de toda nuestra seguridad, sin que nos diéramos cuenta de ningún movimiento - informó el jefe de la seguridad del escenario.

- ¿Así que nadie vio o sintió nada? - pregunta de nuevo el director general.

- Hay algo que no funciona... - no pudo completar, el vicepresidente, cuando una mujer entró en la sala.

Esbelta, toda ella vestida de napa negra, con unas botas negras que le llegaban a las rodillas, una melena negra y lisa que le llegaba a la cintura. Largas pestañas que dan sombra a sus hermosos ojos verdes. Lleva un palo en la mano, con el que golpea la mesa.

¡¡¡¡Shlep!!!!

- Sí, hay una cosa muy mala en todo esto y se llama efectos de las hierbas. ¿Sois idiotas o qué? ¿Los lobos que no pueden oler los olores, oír ruidos inusuales o incluso notar que se acercan extraños? Eso sólo existe si están contaminados.

Todos empezaron a hablar al mismo tiempo.

¡Shlep!

La mujer volvió a golpear su varita en la mesa y todos se callaron.

- ¿A qué te refieres con efectos herbales, Soraya? - preguntó el director general.

- La persona que te engañó utilizó la costumbre más antigua de las mujeres para engañar a sus maridos, pastillas para dormir y perfume.

- ¡Pero los somníferos no nos hacen efecto! - exclamó el director general.

- No del todo, pero disminuye los sentidos de la percepción. Eso es lo que le impidió identificar los movimientos más rápido de lo normal. - Sabe de lo que habla y habla con seguridad.

- Pero, ¿cómo puede hacer que todos tomen pastillas para dormir sin darse cuenta? - pregunta Leonardo.

- Simple, se puso en el agua del bebedero - fue la guinda del pastel de los problemas.

- Entonces debe haber sido alguien de dentro, porque ¿quién podría entrar aquí sin que nos diéramos cuenta?

- Entonces fue culpa de algún engreído, que pensó que no iba a pasar nada. ¡Mira! - dijo Soraya.

Cogió el mando de la mesa y encendió la pantalla, puso el vídeo que ya había introducido en el aparato y lo reprodujo. Eran las grabaciones de la madrugada de ese día, todo estaba igual, hasta que una sombra borrosa, casi invisible, atravesó la cinta.

- ¿Lo has visto? Iba y venía, llevando algún tipo de ropa reflectante, o como se llame -concluyó.

- ¡Hijo de puta! Nos han saboteado -exclamó el director general, dando un puñetazo en la mesa.

- Sí, y por si fuera poco, rociaron en el aire un perfume inodoro que disminuye la sensibilidad olfativa de los lobos -identificó la hechicera.

- Fue algo muy bien planeado, para hacernos tropezar y quien lo hizo, lo sabe todo sobre nosotros - miró a todos con una mirada sugerente - ¡Sólo que no saben que me tienes a mí! - Dejando escapar una carcajada, se aferró al lado del cuerpo del director general, sujetándose a su brazo y besando su mejilla.

***

En el salón, la mujer sigue sonriendo mirando la imagen de su portátil. No tienen ni idea de que les están vigilando.