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2

Me estudió durante un rato, un ojo agudo y crítico, un escrutinio de quien mira a un enemigo que está a punto de aniquilar. Por un momento sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Esa mirada podría hacer que la polla de un chico menos confiado se encogiera. Apuesto a que debe haber sucedido varias veces.

- No es la primera vez que me contratan para ponerme del lado de los que no quieren mi presencia, señor Hendrix. Investigué un poco sobre ti, si no quieres una niñera, deja de actuar como un niño.

La miré indignado, su expresión aún tranquila. Busqué el apoyo de Martim, pero él fingió no haberme escuchado, solo babeaba sobre la mujer que tenía frente a mí. El entrenador, por otro lado, parecía disfrutar la situación, al estilo de las palomitas de maíz y la soda. Montón de traidores.

- Sabes, si no te resistes, las cosas irán mejor para los dos- la suave voz sonó como un susurro erótico y me puso los pelos de punta.- incluso porque ya he visto esta película. Y créanme cuando les digo que todos terminan rindiéndose y aceptando. Alguna vez.

- Me voy a divertir haciendo de tu vida un verdadero infierno, pequeña perra - le gruñí a ella quien me dedicó una dulce sonrisa. Me di la vuelta con la intención de salir de esa habitación.

- Será divertido verlo intentarlo - la escuché replicar apenas llegué a la puerta - hasta el lunes a las 6:00 pm, Sr. Hendrix, sea puntual. O tendré que tomar medidas extremas.

Salgo de la habitación sin mirar a mi entrenador ni a mi agente traidor. Abbey Scott acababa de comprar una guerra que no podía ganar. dos

No, no puedes detener a la chica

Oh, sé que sientes la luz

Y es tan emocionante

Así que aquí vamos

No puedes detener a la chica - Bebe Rexha

Apenas podía creerlo cuando recibí la llamada de Martim Davis, el abogado del mariscal de campo de Los Angeles Chargers, ofreciéndome el trabajo de asistente personal del mismísimo Gregorio Hendrix.

En ese momento fue como si el universo finalmente me sonriera y las diversas facturas de la clínica en la que había internado a mi abuela. En cuanto notamos los síntomas del alzhéimer dejé mi trabajo para dedicarle más tiempo y cuidarla, no me gustaba la idea de estas clínicas, y como tenía mucho dinero ahorrado decidí quedarme con ella .

Pero las facturas seguían llegando. Había gastos con la medicina, la universidad de mi hermana y necesitaba hacer algo. Necesitaba un trabajo, y si volvía a trabajar, no podría cuidarla como se merecía. Así que en uno de sus momentos de lucidez le hablé de mudarme a la clínica Paradise. Clínica especializada en pacientes con Alzheimer y otras enfermedades similares. La llevé a ver el lugar y al día siguiente hicimos su mudanza. La clínica es cara y pronto vi que el resto de mis ahorros se esfumaban.

Cuando recibí la llamada con la oferta de trabajo, ni siquiera me importó que Gregorio no me quisiera allí. Era parte de mi trabajo ser no deseada. A la gente con la que trabajo no le gusta seguir órdenes. Les encanta vivir su vida sin reglas ni compromisos, y para eso estoy yo. Se me considera más que un asistente personal, me contratan para poner a la gente en la línea y soy bastante bueno en eso.

-Entonces, ¿cómo estuvo tu cita con el mejor mariscal de campo de Los Ángeles?-, preguntó mi hermana Kiara tan pronto como descolgué el teléfono.

- Bruto, tal como me lo imaginaba - le dije suspirando que no me importaba nada. Toda su rudeza se olvidó cuando recordé la sensacional bonificación que recibiré una vez que el equipo gane el Super Bowl bajo un mariscal de campo idiota más responsable.

Mi hermana se rió al otro lado de la línea. Le conté la forma en que me miró el pendejo y lo que dijo de que yo parecía una colegiala. Kira no dejó de reír por un segundo.

- No creo que te haga las cosas más fáciles, Liv. - ella dijo. Miré el techo estrellado de mi habitación y suspiré teatralmente.

- ¿Cuándo te lo ponen fácil, Kira?- dije.- el tipo obviamente odia seguir reglas u órdenes de nadie. Pero la abuela lo necesita, tú lo necesitas. Se cansará cuando se dé cuenta de que no sirve de nada bromear.

- Ok, pero la pregunta que realmente quiero hacer es, ¿Hendrix es tan atractivo como se ve en la televisión?

- No empieces Kira, sabes que no me permito notar estas cosas.

Obviamente esto era una mentira. El chico es enorme, no puedes dejar de notar esa montaña de músculos y voz sexy. Pero todo esto está fuera de mi alcance.

- No puedes evitar notar a un tipo así, Abbey- aunque no podía verla, sabía que Kira estaría poniendo los ojos en blanco.

-Está bien, es sin duda el chico más sexy que he conocido.

No había duda de que Gregorio Hendrix es el chico más sexy que jamás haya caminado sobre la tierra. Y no necesitaba la revista Forbes para saber eso. El tipo vestido con ese uniforme azul y blanco de los Chargers de Los Ángeles era la visión del pecado. Hendrix es ese tipo de chico que con solo mirarte puede arruinarte las bragas. Era caliente y sexy como el infierno.

Dejó en claro que haría de mi vida un infierno. Pero desafortunadamente para él, soy la peor pesadilla del diablo.

No es ningún secreto que Gregorio Hendrix, el mariscal de campo de Los Angeles Chargers, está causando problemas a sus patrocinadores. No es a día de hoy que al chico le faltan compromisos con el equipo, entrenamientos e incluso compromisos con sus patrocinadores.

Hace unos días, el equipo de publicidad del equipo reveló que estaban tomando medidas para que el jugador volviera a estar en línea. Esta medida no es más que la contratación de un asistente personal.

La nueva persona encargada de encarrilar a Hendrix es nada más y nada menos que Abbey Scott, la niña mimada de las estrellas. Abbey ha trabajado con varios artistas y todos revelan que es una excelente profesional, organizada y extremadamente comprometida. No hay mucha información sobre ella más allá de su competencia profesional, ya que la chica es muy reservada.

En cuanto a los compromisos y contratos publicitarios en los que aún no ha cumplido el jugador, su abogado y agente, Martim Davis, asegura que pronto se cumplirán.

Esperemos y veamos si el general estrella podrá poner a nuestro jugador en juego.

Entré al penthouse de Jay Hendrix exactamente a las 6:00 am. Tenía su propio ascensor privado, al que solo se accedía con una tarjeta especial. Antes de salir de la oficina de Martim el día que conocí a Gregorio. Su agente me entregó todas las llaves de repuesto del penthouse de lujo en el centro de Los Ángeles. Así como una lista de tus hábitos alimenticios.

Según Tim, como pidió llamarlo, Gregorio era vegano, lo que significa que su nevera era un mar de verde. Me pregunto cómo se las arregla para mantener todos esos músculos fuera de comer esto. Todavía en la lista decía que no desayunaba los días de entrenamiento, solo un jugo verde de aspecto dudoso.

¡Tan pronto como abrí el refrigerador de Gregorio, todo lo que podía pensar era dónde estaba la verdadera comida! El frigorífico del hombre era casi una huerta.

Tomé los ingredientes para el jugo, lo corté y lo eché todo en la licuadora. Espero que haya salido bien, ya que esta bazofia sería mi ofrenda de paz. Íbamos a pasar mucho tiempo trabajando juntos, no tenía sentido pelear con el gato y el perro.

Vertí el líquido verde en una de las botellas que encontré en el armario y fui a buscar la habitación de Hendrix. Abrí la puerta del dormitorio principal que estaba completamente oscuro. Gregorio era solo una figura tendida boca abajo en medio de la cama. La sábana cubre únicamente de las caderas hacia abajo, dejando la espalda suelta y mostrando musculatura. Fue una vista hermosa.

El hombre ni siquiera se cansó cuando crucé la habitación hacia las ventanas. Tomé el control de la ventana en la parte superior de la mesita de noche y lo presioné, lo que provocó que las ventanas automáticas se abrieran para revelar una hermosa vista de la ciudad. Gregorio gruñó y se puso una almohada sobre la cabeza para bloquear la luz que entraba por la enorme pared de cristal.

-Qué mierda-, murmuró, su voz ronca por el sueño y amortiguada por la almohada.

- Buenos días - tarareé - Tenemos la agenda llena hoy, así que cuanto antes te levantes mejor. Hice tu extraña y repugnante bebida para acelerar las cosas.

Se sentó en la cama y me miró como si en cualquier momento me fuera a crecer otra cabeza en el cuello. Extiendo la botella y él la atrapa, todavía mirándome con el ceño fruncido y una expresión de mal humor.

-¿A dónde crees que vas?- preguntó cuando me vio dirigiéndome hacia su armario.

- separa la ropa para que te pongas - dije desde adentro del enorme y bien organizado Comodo - Tenemos que estar en el estadio a las 7:30 para tu entrenamiento.

- ¿Y qué, me vas a bañar cuando termines de elegir lo que me voy a poner?

- Sr. Hendrix, solo estoy aquí para hacerle la vida más fácil - le digo mientras salgo del armario con una simple camisa blanca, jeans claros y una chaqueta. Tal como había visto en las revistas que solía aparecer.- Los asistentes hacen todo lo que no quieres hacer, pagan las cuentas, envían regalos en los cumpleaños de los familiares cuando te olvidas.

- No necesito niñera – dijo levantándose de la cama vestido únicamente con calzoncillos. Me entrega la botella con la mancha verde. Hice lo mejor que pude para no mirar mientras caminaba hacia el baño.

Poco después, escuché el agua en la ducha. Este año iba a ser complicado.

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