5
Llevamos un rato en el coche pero Samuel todavía no me ha dicho adónde vamos. - Samuell - canto y él me mira - tú dime a dónde vamos - me señala un lugar y cuando me doy la vuelta veo una pista de hielo. - No me lo creo - le digo feliz y me sonríe. Salgo del auto y Samuel envuelve su brazo detrás de mí , ¿y qué? - me pregunta - es hermoso pero, ahora que lo recuerdo, nunca he estado en una pista de hielo - le digo - ¿en serio? Yo te enseño – dice divertido y yo sonrío – no te burles de mí – lo reprenden señalándolo con el dedo índice – en realidad no lo hago – pero sigue riéndote. Cuántas figuras de mierda haré hoy. Ya las veo, mis numerosas caídas. Mariabil, en cambio, sabe peinarse bien, también porque pasó muchos inviernos con sus tíos en Suiza y a menudo iba a patinar. Entramos y nos acercamos al mostrador. Samuel pide zapatillas para todos y tras llevárselas nos acercamos a la pista. Nos los ponemos y ya tengo miedo. Samuel pone sus manos en mis caderas y yo pongo las mías en sus hombros. - mírame, no al suelo - hago lo que me dice y me sonríe. Me guía un rato y mientras tanto trata de hablarme de algo. Pero me hace reír porque sé por qué lo hace. - ¿Por qué te ríes? - ¿Por qué tratas de no hacerme pensar que voy a caer delante de todos? - se ríe - ¿estaba teniendo éxito? - Asiento con la cabeza - mira cuantas personas caen, imagina si se dan cuenta si te caes. - - Claro que se dan cuenta - digo con el labio entre los dientes. Me toma de las manos y me aleja de su cuerpo, luego de repente se me acerca y con su pulgar toma mi labio de mis dientes y lo muerde y luego me besa pero alguien se nos viene encima. Mariabil, quien más nos echamos a reír y es un momento que pierdo el equilibrio y mis cálidas manos chocan con el frío del hielo. Por un lado tuve suerte porque solo toqué el suelo con las palmas de las manos, pero el caso es que hago perder el equilibrio también a Samuel, que en cambio cae al suelo tumbado. Se ríe y me levanta y luego me besa. Se levanta y me ayuda. - ¿estás bien? - Se ríe de nuevo y yo asiento. - Ahora sí que lo hacemos ¿vale? - Asiento y media hora después ya estoy caminando sola por la pista. - Prefería más cuando no lo sabías, al menos te mantenías apegado a mí - refunfuña ella. Estallo en carcajadas mientras me acerco y lo abrazo. - pareces un bollo de crema - se ríe - todo menos esto. - Dice amenazante. Sé que lo odia, pero me encanta burlarme de él. - se acabó el tiempo, ¿vamos a comer en algún restaurante? - pregunta Simone y Samuel accede. Volvemos al coche y, después de cenar en el restaurante, salimos a dar otro paseo. Nos vamos a casa y nos sentamos en el sofá a ver una película. - Que idiota - dice simone al ver a un tipo que se va después de encontrarse con su novia besándose con su ex, sin ni siquiera pedirle una explicación - al menos yo le hubiera pegado un puñetazo y la hubiera traído conmigo para entender sus intenciones - - Yo, en cambio, me hubiera mostrado pero no la hubiera perdonado porque, en todo caso, si lo hizo es porque así lo quiso. - digo y luego continúo - si no quieres no lo haces y si lo haces es porque lo que tienes no te alcanza y te vas a buscarlo a otra parte, entonces para que te perdono algo ¿tú querías? - - ay - simone pone cara de terror. - Esta frase aún resuena dentro de mí - me susurra al oído. Y es cierto, le había dicho las mismas palabras a Samuel cuando pensé que me había traicionado con Arianna. Acaricio su mejilla - sabes que no es lo mismo - cierra los ojos - más o menos - niego con la cabeza y lo abrazo. Mariabil y Simone todavía están peleando por la película. - ¿Qué piensas? - le pregunta Samuel a Mariabil - Yo solo creo que hay que vivir ciertas situaciones para entender si perdonar o no. - Me levanto - Me voy a la cama. - digo y ellos asienten divertidos. No es mi culpa que siempre tenga sueño últimamente. Voy a darme una ducha y atarme una toalla al cuerpo. Cuando regreso a mi habitación, encuentro a Samuel acostado en la cama solo con sus bóxers. Todavía no entiendo cómo algunos, como él, se las arreglan para estar solos con boxers incluso en invierno. Y honestamente ahora mismo no me importa ni el frío... lo necesito. No tengo una razón específica, solo sé que lo necesito. Se acerca y me besa, en un segundo me encuentro sin toalla y mi cuerpo entra en contacto con su piel desnuda. Ella me acerca a la cama y él se pone encima de mí. Es diferente a otros tiempos. Me besa y me acaricia. Con la punta de sus dedos recorre cada forma de mi cuerpo y luego sube y se detiene con el pulgar en mi cara, me acaricia y me besa suavemente. Al cabo de un rato se desprende y corre con una serie de besos por mi cuello hasta llegar a la clavícula. De ahí llega a mis pechos. - eres como una droga, no puedo tener suficiente. - susurra y luego me besa y me penetra con suaves embestidas pero alternando con seguras y frenéticas espinas. - TE AMO Samuel – sus gemidos de placer se unen a los míos. Me aferro a sus hombros cuando se vuelve más intenso. Mis latidos acelerados se unen a los de su corazón. No quita los ojos de mis ojos mientras continúa besándome, mientras continúa acariciándome. - eres hermosa, siempre podré oler el aroma de tu piel, eres mi amor y nadie podrá impedirlo jamás. - - no, nada ni nadie - llegamos a un clímax y se derrumba a mi lado, nos cubre con las cobijas y me abraza - era más bonito, diferente - dice después de 10 minutos sonriendo feliz. Asiento con la cabeza y escondo mi rostro en su pecho - siempre es agradable, pero fue especial - digo... siento aumentar el calor de mis mejillas, aún me cuesta hablar de ello. Se ríe y me deja un beso en la cabeza. - Te amo mi bebe - .
Me desperté a las 6. En menos de 4 horas tenemos el avión a Milán. Samuel todavía está en la cama, pero ya me duché y dejé la maleta abajo. Preparo el desayuno y luego lo pongo en la mesa mientras Samu lo lleva a su habitación. Cuando llego lo encuentro despierto - ¿Dónde estabas? - me pregunta con una sonrisa y le muestro la bandeja. Pone la bandeja en la parte vacía de la cama y me besa. - buenos días bebé - buenos días a ti - le digo y froto mi nariz contra la suya para luego dejarle un beso en la punta de la nariz. - Observo con pesar que solo tengo que darme una ducha - adelante, de lo contrario nos quedaremos aquí. - me río y él se encoge de hombros - no está mal, te mostraré todo lo que no has visto y hay más por ver. - Ato mis brazos alrededor de su cuello - ¿Volveremos? - asiente y me da un beso en la mejilla - sin las dos hermosas hermanas? - se echa a reír pero asiente. - bueno, entonces muévete que es tarde. - desayuna y cuando termina se levanta y va al baño. Recojo toda su ropa en la maleta y cuando sale le paso la ropa que tiene que ponerse. Arreglé la habitación y bajo su maleta también. Cuando estemos listos llamamos un taxi y vamos al aeropuerto. El vuelo en avión dura unas 10 horas y aunque Nueva York es preciosa, estar en casa es genial. Simone y Mariabil van a su departamento mientras nosotros vamos a nuestra casa. - hogar dulce hogar - exclamo entrando a la casa y me tiro en el sofá y Samuel se ríe y se sienta en el sofá también. Me toma en sus brazos y me carga en sus piernas. Nos quedamos así por un tiempo. - mañana tengo que quitar el árbol - digo mirándolo - lo sé. - .
Ha pasado una semana desde que estuvimos aquí. Hemos vuelto a tomar nuestra vida en nuestras manos. Samuel y Simone han reabierto el lugar y pronto depende de mí y de Samuel. Acabo de terminar de hacer el almuerzo pero Samuel aún no ha llegado. - Vanee - como no se menciona. Vista Desde la cocina. Está en overol y está... bueno, mejor si no me expreso. Me deja un beso para morir. - ¿Qué cocinaste? - Señalo la sartén de lasaña y él sonríe como un niño en Navidad. - No lo creo. Me casaría contigo ahora si no lo hubiera hecho ya. Tengo hambre como lobos - me echo a reír y llevo la comida a la mesa. - ¿Dónde has estado? - pregunto mientras comemos - para hacer cosas por el lugar. Por suerte cerré todas las cuentas antes de las vacaciones, de lo contrario no entendería una mierda ahora. - Me río - tu ser perfecto a veces ayuda. - Sí, samuel encaja perfectamente, especialmente en el trabajo y en su armario. No tiene nada fuera de lugar. Ella se ríe , por supuesto que se ríe , y ¿qué hiciste? Fui a ver a tu madre con Mariabil y luego los tres fuimos a una tienda en el centro. Amber estaba en la escuela pero me envió un mensaje de texto esa tarde viene a visitarnos al bar. - asiente sonriendo - me gusta la relación que tienes con mi madre - me mira - pues es una mujer maravillosa ¿cómo no te llevas bien con ella? No me importa tener a mis padres lejos - me sonríe, acaba de terminar de comer, me deja un beso en el cuello - Voy a ponerme unas cositas encima, llámame en cuanto estés lista - bueno. - Lavo los platos, limpio la cocina y voy al dormitorio. - ¿Samu? ¿Aquí vamos? - Asiente mientras busca papeles en el papeleo. - ¿Qué estás buscando? - Pregunto. - me había dejado fotocopias de los documentos de mi padre ayer. - cruzo los brazos sobre el pecho - pero ¿no serán los que dejaste en el bolsillo de tu chaqueta? - Se lleva la mano a la frente - Es jodidamente cierto. ¿Qué haría yo sin ti? -mejor si no te lo digo- me mira divertido pero con una ceja levantada. - y entonces yo sería el que tiene un ego desproporcionado? - Asiento y él se ríe. Salimos de la casa y tan pronto como llegamos al club intercambiamos turnos con Mariabil y Simone , te juro que no puedo soportarlo más. La gente va y viene y ya no entiendo nada. - me rio - vete a casa que es mejor. - asiente y luego de saludarnos se va. Rosy, Lorenzo, Andrea y Giulia siguen en Nueva York y volverán en dos semanas pero hablamos todos los días. Alrededor de las 3 pm llega Amber. - hola - le digo sonriendo y ella se acerca a abrazarme - hola Vane. ¿Cómo estás - todo bien y tú? - Él asiente y me guiña un ojo. - ah aquí está mi hermana mayor favorita - voltea a mirar a Samuel con las manos en las caderas - ¿tienes alguna más? - Él asiente y ella salta sobre él amarrando las piernas a su cintura y llenando su rostro de besos. Ella es la única chica que puede tocarlo así, las demás... bueno, las demás están mejor si se mantienen alejadas. Mientras hablan, atiendo a los pocos clientes que nos quedan. Del 12 al 14 estuvimos llenos de pedidos pero ahora la situación se ha calmado y solo hay unos pocos clientes que hacen pedidos sencillos por suerte. No me siento muy bien, tengo dolor de cabeza y resfriado, definitivamente me dio gripe y generalmente me da una vez cada tres años. - ámbar que te puedo traer? - pregunto - una coca cola gracias y un croissant de Nutella - aplaude feliz - a esta hora? pero ¿te das cuenta de que te convertirás en un barril? - Se encoge de hombros - No todos somos Samuel que no come para no arruinar sus hermosos músculos. De lo contrario, entonces cómo se enfría - me río - mi hermanita es suficiente para mí - y cómo si es suficiente para él. - Si si si - - aquí - le ofrezco lo que había pedido. - gracias Vane - le guiño un ojo y le ofrezco un café a Samuel - gracias bebé.- Amber nos mira y luego dice - y pensar que dicen que el matrimonio arruina un poco la relación - que mierda es esto - espeta samuel. - Generalmente dicen que después de la boda todo se da por sentado y por lo tanto menos atención y todo lo demás . - créeme Ambra, si es algo que realmente quieres, no lo creas porque solo arruina el significado y el valor del matrimonio - claro tal vez cuando seas mayor - dice Samuel celoso y protector como siempre y Amber y yo nos reímos. - Detente que fuiste el primero en no creer en el matrimonio - se ríe del hermano que levanta las manos en señal de rendición - bueno ¿cómo están mi hijo y mi nuera? - dice Edward acercándose a abrazarme - bueno gracias, en cambio tu? - señalas - cada vez más joven no lo ves? - dice en broma y nos reímos - cuando digas que soy presuntuosa, acuérdate de mi padre - me dice Samuel y me río. Amber se acerca y me abraza mientras padre e hijo hablan de algo. - Lo solucionaste con ese chico - asiente - somos amigos - - por suerte - se ríe - sí, siempre es útil tener un amigo hermoso - me río - pero tienes que avisarme de todos modos - asiente - claro que sí, lo llevaré aquí unos días cuando estén los dos hermanos en el club - Asiento divertida mientras imagino a Samuel y Simone celosos conociendo a la amiga de Amber. - ¿Te imaginas a Simone y Samuel contra ese pobre chico? - susurro riendo y ella me mira con cara de susto - amber lista? - pregunta Edoardo y ella asiente, luego de dejarme un beso en la mejilla se baja y va a saludar a Samuel. Saludo a edoardo y luego de que se van, llegan los que nos dan el turno. - ¿Nos vamos a casa? - me pregunta Samuel una vez en el coche. Asiento - por favor. Solo quiero dormir. - te sientes bien? - me pregunta con un dejo de preocupación en los ojos. Generalmente no me quejo por un tiempo pero ahora mi cerebro está explotando - no tanto, creo que tengo fiebre - me pone una mano en la frente - me quema. -
Llegamos a casa, me pongo el pijama y nos acostamos. - Voy a preparar algo caliente - niego con la cabeza - nada para mí, ya ves que dejé tu cena lista en el horno. - Me deja un beso y sale de la habitación. Tengo escalofríos de frío y tengo un dolor de cabeza cada vez más insoportable.
