Librería
Español

Mi sensación perdida

63.0K · Completado
Aligam
36
Capítulos
7
Leídos
7.0
Calificaciones

Sinopsis

No está bien pero es verdad; lo que sucede en un segundo, puede cambiar toda nuestra vida. Y Charnise Foster entendió que se necesita una fuerza inhumana para amar con el corazón hecho jirones. Es difícil entender qué es lo que más nos duele cuando hay tantas cosas que no están bien. Lottie nunca se curó del pasado, solo aprendió a vivir con las cicatrices de su dolor. Entre multitud de nuevos y viejos encuentros, la vida de Charnise Foster se verá inundada por una sucesión de emociones.

RománticoAmor a primera vista Historia PicanteChick-LitMisterio

Capítulo 1

En toda esa historia los dos habíamos perdido. El tiempo, yo el corazón.

No estábamos destinados a estar juntos, nunca lo estuvimos.

Crecer significaba ponerle un freno pero a veces, seguir adelante no era nada fácil, sobre todo cuando había un sentimiento tan fuerte como el que yo sentía por ese chico.

Lo que hacíamos perfectamente era darnos golpes porque no sabíamos hacer el amor. Más bien, la guerra tuvo un gran éxito.

Pero hubo tardes extrañas, tardes en las que hasta me costaba respirar porque los pensamientos, los recuerdos de esos momentos pasados uno al lado del otro me desgastaban el alma.

¿Por qué? ¿Por qué no podíamos ser felices juntos? Sin embargo, era todo lo que desde la primera reunión había querido. Habernos encontrado después de tanto tiempo, fue increíble. Un engaño del destino para que pudiera tocar el cielo con un dedo y luego volver a caer.

Todo duele. Sin folleto de instrucciones de aterrizaje.

Y aunque tuviera que irme a casa, no tenía el menor deseo de moverme de esa cama. Entonces, debajo de esas sábanas repasé todo el día. Habían pasado dos días desde que Alexander había dejado mi vida para siempre y yo la suya. Empecé desde el momento en que abrí los ojos y encontré a Jay acostado en la cama. Empecé a pensar en las copas de vino extra y en el hecho de que Stacy y Alexander nunca habían dejado de salir. Luego, retrocedí aún más en el tiempo, hasta el día de la partida hacia Turín. Alexander no me llevó al aeropuerto debido a un compromiso repentino. Dijo que lo sentía y que de una forma u otra te lo compensaría. Admito que no me sentí mal por eso, porque habíamos decidido ocultar nuestra relación por un tiempo más, pero comencé a pensar que mientras yo subía a ese avión, él estaba saliendo con Stacy. Nunca terminó entre ellos, mientras que entre nosotros, terminó en el momento exacto en que esa chica apareció en nuestras vidas.

Nunca debí haber confiado en Alex, como nunca debí haber confiado en mi corazón. Estaba decepcionado, amargado y no sabía dónde dejar mi deseo de volver a Chicago.

Pensé que podías perderlo todo pero nunca tu corazón.

Dolía como el infierno estar enamorado de alguien que nunca se preocupó por ti.

De repente, alguien llamó a mi puerta y luché por un momento antes de responder. Unos segundos después, forzado por la insistencia de quien estaba del otro lado de la puerta, susurré un débil -Adelante-.

-Pasé a ver cómo estás- dijo el chico quedándose quieto en el borde de la puerta, avergonzado, me miraba.

-Genial, ¿por qué no puedes verlo?-.

Jay negó con la cabeza débilmente y luego insinuó una sonrisa. -Quieres que te traiga un café o...-.

-¿Qué hora es? ¿Es demasiado pronto para un Manhattan?- Pregunté mirando por la ventana. De hecho, había demasiada luz.

Escuché a Jay cerrar la puerta, luego con pasos cautelosos se acercó a mi cama tendiéndome la mano.

-Vamos, te ayudaré a que no te autodestruyas, ¿te parece bien?-.

-Ya estoy destruido, Jay-.

-Lo sé pero no puedes quedarte en esta habitación de hotel por el resto de tu vida-.

-Tal vez no de por vida, ¡pero por un par de años sí!-.

-Lottie... tú y yo tenemos un vuelo esta tarde. ¿Qué dices después de hacer las maletas y dar una vuelta por la ciudad? Hemos trabajado tanto estos días que no podemos disfrutar de este viaje, ¿no te parece buena mi idea?-.

-Mh...- mascullé. -No lo sé-.

-No puedes sentirte mal para siempre, Charnise...-.

- ¿Oh, no? Es prácticamente una vida que sufro por culpa de Alexander Gatel, Jay... cada vez que me enamoro de él como si no lo conociera, como si no supiera lo letal que es este amor por él para mi corazón-.

-Entonces, ¿cuáles son tus intenciones? ¿Quieres quedarte aquí sintiendo pena por ti mismo para siempre?-. -¿Atentamente? No quiero escuchar más su nombre... Desperdicié toda mi vida persiguiendo a ese chico. Chicago parecía una buena idea antes de que entrara Martin".

-¿Martin quién?- preguntó Jay confundido.

-Nada, déjalo solo es una larga historia-.

"¿Como tú y Alex?" Jay levantó una ceja. -Lottie... lo quieras o no yo también estoy en esto ya que me acosté con la novia de mi jefe, además de una de mis mejores amigas-.

Suspiré mirándolo. Donovan tenía razón.

-Lo siento mucho, lo digo en serio. Nunca quise arrastrarte a toda esta historia".

-Lo sé, no es tu culpa-.

- ¿Oh, no? Debería haberte hablado de mí y de Alexander y, en cambio, por miedo a ser juzgado, no lo hice.

-Lottie no tenías que hacerlo-.

-Tienes razón en esto pero podría haber evitado lo que pasó entre tú y yo la otra noche-.

-Por lo que pasó entre nosotros, Charnise, no tienes que preocuparte. Los dos estábamos borrachos, pero eso no significaba que quisieras lastimar a Alex acostándote conmigo. Verás que él entenderá esto. Podrán hablar de ello cuando se vean.

Negué con la cabeza.

-Nunca volveré a hablar con ese doble agente. Comenzó a romperme el corazón al acostarse con Stacy cuando volvimos a estar juntos. Él siempre ha estado al tanto de sus acciones, mientras que yo... bueno, no lo estoy. Como dijiste, los dos estábamos borrachos y si no hubiera tenido todo ese alcohol en mi circulación, ¡nunca me habría acostado contigo!- exclamé y luego inmediatamente me sentí culpable. -Oh dios, perdóname... No quise decir lo que dije. Digo, no como yo lo dije... Yo... hombre, ¡nunca acierto en una!-

-No te preocupes, Lottie... entiendo lo que quisiste decir y créeme, a mí me pasa lo mismo pero no porque no sea una chica bonita o no sea mi tipo, pero me preocupo por Alexander, a pesar de la bronca que me dio el otro día-.

-Hasta te dio un puñetazo por mi culpa, estoy mortificada-.

-Como te dije antes, no podíamos predecirlo y además, puedo manejar bien los golpes en la cara. Mira... - se señaló la cara - ¡ni un rasguño!-.

-No es un rasguño, pero sí un buen moretón sí...- le señalé, colocando una mano en su bragueta. -¿Te duele tanto?-.

-Para nada, verás que en unos días ya no se nota-.

-¿Me perdonarás alguna vez por causarte problemas con tu amigo?-.

-Mh... déjame pensarlo- dijo divertido.

-¡¡Arrendajo!!-.

-Ok ok- se rió -¡Pero solo si aceptas comer el último plato de espaguetis con salsa de tomate conmigo antes de irte!- -No tengo

mucha hambre, de hecho, no quiero ni un vaso de agua- .

- ¿Estás bromeando? ¡Estamos en Italia Carlota! ¡No puedes evitar tener hambre con todos estos deliciosos platos! Vamos jovencita, sal de esta cama. ¡No voy a pasar mis últimas horas en Turín rogándote que me hagas compañía!-.

-Pero...-.

- ¡Sin peros! ¡Te necesito, me perdería!-.

-¡Pero si conoces perfectamente este lugar!- exclamé comenzando a moverme. -Bueno… entonces digámoslo así, yo sola no voy a engordar, ¿vale?-.

Me reí. -Bien bien. Dame diez minutos, tiempo para una ducha y me uniré a ti.

-¡Así que me gustas niña!- sonrió satisfecho.

En la tarde abordé ese avión con la maleta vacía y el corazón completamente lleno de dolor.

Turín había sido una de las mejores experiencias laborales para mí, pero al mismo tiempo, esta ciudad me hizo darme cuenta de lo que no necesitaba en mi vida.

Alexander Gatel y yo habíamos pasado de ser perfectos juntos a ser un completo desastre. El tiempo definitivamente había terminado para nosotros. Solo teníamos que recordarnos lo mal que estábamos juntos para no volver a cometer el mismo error.

Dolía ignorarlo, especialmente después de todo lo que había pasado, pero era hora de seguir adelante, cada uno por su lado. Como dos perfectos desconocidos.

Simplemente quedaron fragmentos de nosotros en mi corazón. Estaba todo roto dentro de mí, no quedaba nada completo. Alexander Gatel se había llevado todo lo que quedaba de nuestro amor, destruyéndolo para siempre.

Estaba enojado con él por engañarme, pero estaba aún más enojado conmigo mismo por no darme cuenta antes. Stacy siempre había estado en sus planes, yo en cambio, había estado anclada durante demasiado tiempo en una relación que Alex nunca había tenido oportunidad.

Ese día, aunque sentía que me moría, comencé a vestirme tratando de cuidar cada detalle. Del vestido a los zapatos. Del maquillaje al cabello.

Era un día importante para mí y mi familia y nunca dejaría que nadie nos lo arruinara.

A pesar del poco tiempo y las diversas inclemencias que la vida nos había puesto por delante, Jasmine, Inés y yo logramos organizar una fiesta memorable. Y la novia... era increíblemente hermosa.

En sus ojos se veía el miedo a volver a enfermar pero la luz de la esperanza de empezar una nueva vida con mi padre la hacía brillar, más que el sol.

Después de arreglarme, fui a la habitación de Jasmine para ayudarla a arreglarse.

-Este vestido es realmente el indicado- le dije mirando su reflejo en el espejo. -A papá le encantará-.

La mujer suspiró y luego insinuó una sonrisa. Tenía lágrimas en los ojos y no sabía qué decir.

-No pensé que podría hacerlo- confesó de repente. -De verdad pensé que me moría, Lottie...-.

-Eras muy bueno y muy fuerte, Jas. Sabías que te necesitábamos en esta vida y luchaste, con todas tus fuerzas. Para Carlos, Inés, papá, Matt y yo-.

-¿Tú también me necesitas?- preguntó como si de repente necesitara certezas.

-Te necesito como lo necesitan Carlos y Matt- admití. -Y no porque esté cansada de pelear con dos hombres en casa, sino simplemente porque ahora que te conozco, me doy cuenta de lo lindo que es tenerte en mi vida. Nunca alguien me llevó de compras, me aconsejó sobre algo o simplemente me dio un abrazo después de un largo día de trabajo. Anthony lo intentó, pero es mi padre y no puedo contarle muchas cosas. Verás... algunos asuntos que no puedo confiarle a ella- La hice sonreír, otra vez pero esta vez la oscuridad en su mirada había dado paso por completo a la luz.

-Siempre he querido una hija-.

-Yo también siempre he querido una madre y... si te parece bien, ¡soy libre como una hija!- Nos reímos abrazándonos.

-Espero nunca decepcionarte, Charnise. Tanto para ti como para Matt. Te amaré cada día, más y más y trataré de aprender el significado de cada gesto tuyo para entender si ese día estás bien o algo te está enfermando. Intentaré estar a vuestro nivel, en la medida de lo posible lo estoy.

-Jazmín- comencé a tomar su mano -Eres fantástica así, tienes un corazón de oro y créeme cuando te digo que es suficiente para mí y mi hermano que cuides de nuestro padre. Si él es feliz, nosotros también".

Jasmine apretó su agarre y luego me dio un fuerte abrazo.

-Gracias por hacer sentir a Carlos parte de tu familia desde el primer momento, gracias por aceptar mi relación con tu padre y también gracias por acoger a Inés en tu casa. Antes de Anthony, nunca podría haber imaginado un futuro tan brillante para mí y mis seres queridos. Ustedes tres son la creación de la familia perfecta que siempre quise tener”.

-Quieres hacerme llorar, Jas? No porque lo estás consiguiendo a la perfección- le señalé secándose una lágrima antes de que arruinara el maquillaje. -¡Bea podría matarme!- bromeé.

-¡Hay!- gritó una voz desde el otro lado de la puerta. Sin golpearte, revelarte a ti mismo.

-Anthony ya está en posición, listo para ser escoltado al altar por ti - me señaló mi mejor amiga- las alianzas tienen el testigo, mi barriga, eso siempre está ahí y… ah sí, Carlos, en todo su esplendor ¡También!- Dijo finalmente alejándose para permitir que el chico se adelantara.

-Estoy a punto de llorar- dijo Jasmine al ver a su hijo. -Eres tan hermosa como el sol-.

-Tú también, mamá- Carlos se acercó a ella y luego la abrazó.

-¡Nadie va a llorar hoy!- Beatrix se adelantó para luego sacar un pañuelo de su bolso. Jasmine, se me da muy bien el maquillaje y todos pensaron en esto, pero la boda está a punto de comenzar y no podemos darnos el lujo de quitarte el maquillaje y volver a maquillarte, así que respira hondo pero... por favor, Te lo ruego, no llores. ¡Tú no eres la novia, de verdad me importan un carajo los demás!-.

-Oh bueno... ¡gracias!- dije pellizcándole el brazo.

-Sabes que te amo pero eso es todo!- Respondió sacándome la lengua. -¿Y?- Preguntó gritando haciéndome saltar.

-Te veo un poco nerviosa hoy, ¿estás bien?- le pregunté tratando de no reírme.

-Las bodas siempre me han puesto nerviosa, ¿sabes?-.

-¡Pues intenta respirar hondo porque pronto te tocará a ti!-.

-No...- negó con la cabeza. -No lo hagas. Noveno. No me pongas ansiosa, Charnise Foster. No lo hagas. Sabes que he estado con las hormonas altas últimamente y no puedo responder por mí mismo, así que... ¡ve a ver a tu padre! ¡¡¡Te espera en la entrada!!!-.

-¡Cierto!- dije. -Entonces me voy- Continué volteándome hacia Jasmine. -Os estamos esperando a los dos...- La miré primero a ella y luego a Carlos- al altar-.

"¿Vamos a hacer esto?" preguntó Jas. -¿De verdad lo vamos a hacer?-.

-Al parecer...- le sonreí.

-Ok... entonces, ¿qué estamos esperando? ¡Quiero que ese hombre se convierta en mi esposo inmediatamente!-