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Mi gran regalo

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letmebetheonlyof
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Sinopsis

Viviana García es una chica especial. No solo porque, durante años, aguantó las bromas de sus compañeros, incluido el conserje, durante el pase de lista en clase; pero, sobre todo, porque Viviana es un espíritu verdaderamente indomable. De sus abuelos, viejos hijos de flores de los años que nunca se marchitaron, heredó el inconformismo, el alma soñadora, el afán de derribar todas las barreras, un ideal tan querido por sus padres, que murieron cuando ella y su hermana Libera eran aún pequeñas. Activista de Greenpeace, vegetariana y defensora de los derechos de los animales, Viviana estudia Biología Marina en la Universidad y sueña con salvar a las ballenas del Pacífico. Pero de la abuela Frida y el abuelo Ugo, Sel también heredó -Bagno Sociale-, en el que trabaja como socorrista y trabaja con su hermana y Gora, su cuñado senegalés: es el último balneario de Versilia que, a pesar de la crisis, mantiene precios populares y un ambiente informal, y resiste la competencia despiadada de las estructuras de superlujo, interesadas en absorberlo en su harén de lujo. Wild, sin embargo, como todas las niñas de un año, le encanta hacer un lío, de hecho... -prostíbulo-. Porque -Wild Foxy-, en realidad, es una marimacho nata, una bifolca desatada de un melón, una auténtica scirocco, y cuando está en compañía de sus amigos, además de los -incendiarios- concursos de tequila y Rock n' Reggae juerga toda la noche, realiza irreversibles y sensacionales figuras de mierda. Todo siguió así, con lo mejor de lo peor de su existencia soñadora y políticamente incorrecta. Hasta que, por casualidad, en una noche de verano en los cielos de la Toscana... Viviana conoce a un joven. Hermoso. Fascinante. Misterioso. Definitivamente incompatible con su universo. Y sin embargo... ella está abrumada. Con un rayo... o un golpe de Estado. Porque ese misterioso joven en realidad se llama Sergej Vladimirovich Volkov. presidente Vólkov. Y es el hombre más poderoso del mundo.

18+Amor-OdioArroganteChico BuenoCEOJefeDulceUna noche de pasiónAcciónAdolescentes

1

-Si te atreves a tocar eso Carcinus Aestuarii. .. te ahogo!-

Me pongo las manos en las caderas, para intentar asustar a Filippo, el suscriptor de McDonald's hijo de la odiosa familia Tozzi, fila, paraguas.

Filippo... también conocido como 'el verdugo de la estrella de mar', ya armado con una red y un balde de los Vengadores para capturar otra presa inocente.

Cierro mis mandíbulas, con un ardor ardiente en las fosas nasales; puede haber grados a la sombra, pero las difíciles condiciones climáticas no me impedirán evitar otro crimen abominable.

No bajo mi jurisdicción.

No en mi territorio, el 'Bagno Sociale'.

Porque este canalla gordito ya ha cometido demasiados genocidios, ni siquiera Atila. O Lapo Elkan con la gramática italiana.

Observo al matón como un embrión de braquiosaurio en los laboratorios de Jurassik World, mientras el agua dulce del mar de Liguria acaricia mis pies en la orilla.

El niño me escudriña de abajo hacia arriba, dándome una mirada sucia de venganza escuadrista, con un cálido matiz de desconcierto.

-¿Un qué concreto?- encoge sus hombros regordetes, con tono despectivo.

- ¡ Carcinus Aestuarii !- repito, con una sonrisa al estilo Alberto Angela frente a la Torre Inclinada de Pisa.

La que el comunicador científico más sexy de los horarios televisivos, seguro, guarda bajo la cremallera del pantalón.

La papada de Baby Tozzi sigue apuntando hacia mi nariz francesa, rociada con protector solar, la que logré encontrar después de interminables búsquedas dentro de la cabaña de mi hermana Libera y que ahora también estoy frotando en el cartílago ardiente.

Después de todo, todos los veranos tengo una de esas insolaciones que rivalizan con los bronceadores en aerosol de los chicos tamarri en la costa de Jersey.

Y teniendo en cuenta que tengo que estar al sol horas y horas, con mi piel cadavérica como los albinos de Madagascar, tengo que tomar algunas precauciones; pero, de alguna manera, la epidermis de mi cara se siente como una salchicha de rinoceronte en la barbacoa.

- Carcinus Aestuarii … - me imita el pequeño, moviendo el contenedor que aprisiona a mi amigo. -¿Qué es esto? ¿Una palabrota en el idioma de tus amigos extracomunitarios?-.

Una brisa ligera sacude mi cabello despeinado, suelto y atado en una cebolleta sin sabor. Pero, por otro lado, estoy al acecho desde esta mañana y el calor asfixiante de julio sigue dominando toda Versilia.

La camiseta sin mangas roja que me llega hasta las rodillas, con las palabras 'SALVATAGGIO' ahora descoloridas por décadas, se parece a la bolsa de agua caliente que usa la abuela Frida en invierno.

-¡No, no es un dialecto árabe del este de Siria! Para su información es una especie importante perteneciente al Reino Animalia, Domino Eukaryota, y es parte de la Familia Portunidae.- siseo, en el tono de una Hermione Grenger con su regla.

Aquí, ahora las mejillas de Filippo se hinchan como un pastel vegano recién salido del horno. -¡Cuántas historias para un maldito cangrejo inútil!- resopla.

-Como te atreves, puello lardosus ?!?-

-¡¿Y crees que es correcto encarcelar a un pobre inocente dentro de esa subespecie de un campo de concentración?!- truena, señalando el balde. -Y para su información, ¡este 'cangrejo inútil' es esencial para el ecosistema del mar y para el equilibrio de la biodiversidad! ¡Así que es más importante que tú!- Muestro mis colmillos.

Las flechas que brotan de mis ojos, pero son secuestradas por el enésimo helicóptero que, desde hace días y días, sigue sobrevolando la costa de la Alta Toscana.

Cientos deben haber pasado en la última semana.

Sin embargo, no he oído noticias de incendios en los Alpes Apuanos.

Sin esperar más, coloco el protector solar en mi improvisada estación de salvavidas y arrebato el balde de cerveza de los dedos carnosos del niño, con una oleada de orgullo que casi logra conmoverme.

-No te preocupes, mi Carcinutino...- susurro, mientras admiro a la criatura aterrorizada, con todo mi amor maternal.

El cangrejo, atraído por mi suave canto, levanta su cabecita. Lo veo, muy tierno, mientras intenta crear un vínculo telequinético con mi mente, consciente de que estoy a punto de salvarlo.

Porque Carcinutino es un cangrejo libre.

Como Doby.

Meto la mano dentro del balde, acariciando la coraza de mi hermano animal, absorto en el idilio de la amistad incondicional que nos une, como si yo fuera un San Francesco..

-¡Lo mismo da que lo devuelvas al mar!- brama Philip, malvado como un cazador furtivo en Burundi. -¡Lo atrapo de nuevo y lo mato de todos modos! ¡Justo ante tus ojos!- también escupe veneno desde el ombligo extra grande.

Me bloqueo.

Lentamente, como un spaghetti western de Sergio Leone, miro hacia arriba, ignorando el sol cegador, para electrocutar al mocoso asesino.

-¡Llevas semanas derramando tu sadismo sobre pobres inocentes! Deberías tener un poco de respeto por tus semejantes... ¡asesino!- lo amonesto, escandalizado por su crueldad.

- ¡¿Mi tipo?! ¡Pero si eso es un estúpido cangrejo asqueroso!-

-En cambio, es un compañero tuyo, Filippo Tozzi, ¡paraguas, rema!- Sonrío, mientras sigo tranquilizando a Carcinutino. - ¿ Tu profesor de ciencias no te enseñó eso en la secundaria? ¿O no sabes ni leer? Me decanto por la segunda opción...-

El aspirante a asesino en serie parece burlón. -¡Soy un ser humano, fea bruja perdedora que eres! ¡Cásate con ese cangrejo, perra!-

-¡Pero te vivisecciono a ti en lugar de a los monos capuchinos, pedazo de gelatina de cerdo!-

Me lamo el labio inferior, como un gran tiburón blanco a punto de morder a un técnico petrolero que ha caído accidentalmente a mar abierto. -Ya sabes, muy dulce y gordito Pippo...- murmuro -eres en realidad un pequeño cachorrito perteneciente a la Orden de los Cetáceos...-.

-¡¿Eh?!- pone cara de disgusto.

Veo el sudor pegajoso asomando por sus tetitas, quisiera hacerme caníbal y papparmelo asado con un plato de habas y un buen Chianti. Hannibal Lecter, solo muévete.

-Sí, Goofy, tú también eres una criatura marina ...- Arqueo las cejas.

Tengo el mismo tono que el hermano pequeño de George, poseído por IT el payaso, cuando dice ' tú también flotarás, tú también flotarás'.

-¿Y qué soy yo, entonces, raro ?- emite una risa estridente como la de Babe, cerdito valiente.

-¡Serías un Balaenoptera Musculus!- pronuncio.

Una vez más, el ruido ensordecedor de las hélices de un helicóptero rasga el cielo y vuelve a zumbar en mis oídos.

-¡Si esto no deja de aumentar la contaminación acústica, te juro por Licia Coló que me llevo una bazuca!-

Pero tengo otras cosas en que pensar.

Porque dos ojos de matón con sobrepeso se iluminan inmensamente.

- ¿ Musculus ?- se pavonea como Ryan Gosling. -¡Ya lo se! ¡Santa siempre me dice que tengo que comer al menos dos kilos de carne al día! ¡Engrosa los huesos para golpear mejor a idiotas como tú y hace crecer el vello en el pecho!- levanta la voz, galvanizado por mi explicación.

Aprieto los dientes, lanzando una rápida mirada sucia a sus padres, dos bestias de rudeza e ignorancia para cadena perpetua inmediata; desde el primer momento, cuando decidieron pasar sus vacaciones en 'Bagno Sociale', destacaron por concursos de pedos y expresiones demasiado racistas incluso para CasaPound.

Y, lo que es más terrible, no respetan la recogida selectiva de residuos.

-Cuanto estas en mis trompas de Falopio!!!-

Carcinutino comienza a moverse rápidamente dentro del balde, haciendo un círculo alrededor de mi mano; tal vez, me digo a mí mismo, nuestro vínculo cinético se ha estabilizado y él es consciente de que estoy a punto de lanzarle el golpe ganador a su antiguo carcelero.

-Oh, Goofy...- Intento mantener un tono falsamente cariñoso. -Bueno, como eres un Balaenoptera Musculus, no deberías devorar vacas y gallinas. No se adapta a tu dieta natural.-

-Y, escucha, mucama, ¿qué me recomiendas?- se ríe, con los rollos de manteca bailando el Despacito. -¿Esa porquería vegana que se come en la familia? Yo no como leña... a lo sumo la uso para partir tus lindos asquerosos animalitos-.

Dejé escapar un suspiro muy largo.

Y, sorprendentemente, sonrío.

-¡Placton!- exclamo. -¡Naciste para engullir una buena dosis de Placton!-.