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Capítulo 2. La quiero

— Sara, si tengo que ir a buscarte, te arranco los pelos – gritó mi padre desde el piso de abajo.

—Finalmente, Cenicienta—, se burló Emma mientras me miraba bajar las escaleras.

— Lo siento, estaba buscando mi máscara.

— póntelo en la cara y no te lo quites hasta que lleguemos a casa, ya sabes. — esta máscara ni siquiera cubría mi cara correctamente y nadie me conocía ¿cuál sería el problema?.

Apenas accedí amarrándola detrás de la cabeza nos fuimos a la limusina que nos esperaba frente a nuestra casa.

— a ver si no arruinas mi oportunidad Sarazinha — dijo Emma y yo pensé que era raro eso ¿qué?.

—¿De qué estás hablando Emma?—

— no te preocupes no arruines su oportunidad y cállate tu voz me molesta. — mi papa miro serio fuera del auto

Cuando llegamos allí, el conductor nos abrió la puerta, mi papá puso una sonrisa falsa en su rostro y tomó la mano de mi mamá mientras Emma y yo los seguíamos.

— Señor Quintero — Saludo el hombre que estaba en la puerta.

—Jonas—, dijo papá simplemente pasando junto a él.

Cuando entramos escuché música alta, diría italiano.

Busqué a Quin y la vi junto a Nick que sostenía a Sofía en sus brazos.

— vamos a Quin poner una sonrisa en la cara de Sara — papá apretó mi cara y le sonreí falsamente.

— Genial tal como me gusta.

Caminamos hacia Quin, parecía que éramos el centro de atención.

— Quin — saludó mi padre a los dos y Nick frunció el ceño, odia a mi padre, pero no sabe nada de lo que nos ha hecho.

— Papá, mamá, ¿cómo están? — Quin le dio un abrazo a mamá y Sofía se bajo del regazo de Nick, acercándose a mi pidiéndome un regazo con sus manitas, la tomé porque pesaba más.

— como estas sofía Mami te cuida muy bien – le pregunté en voz baja cerca de su oído para que pudiera escuchar, ella sonrió y yo negué con la cabeza, otra de mechones rubios.

Bajé, ella es Emma, vino a hablar con ella.

— oh mi bebé, ¿quién te hizo ese peinado? — trató de atrapar a Sofía que esquivaba queriendo volver al regazo de su padre.

A Sofía no le gusta mucho Emma, mucho menos el abuelo.

— que grosera es, tiene que pasar tiempo ahí con el abuelo para aprender. — comentó papá y Nick frunció el ceño.

— déjame cuidar a mi hija, ya tuviste el trabajo de criar a tres hijas. — Dijo Nick y papá entrecerró los ojos hacia él.

— el suegro estos son Mark Chirinos y Marco Chirinos — dijo Nick mientras miraba hacia atrás vi a dos hombres acercándose.

—Sr. Quintero, es un placer conocerlo en persona—, dijo Marco.

— el placer es mío, ¿dónde está el dom y el capo?

—mi padre está con mi madre mi hermano llegará pronto— ahora era el otro Mark quien hablaba.

—Papá, ¿puedo ir al baño?.— Le pregunté en voz baja.

Fui a buscar el baño, no llegué a casa porque alguien me estaba apurando para que me fuera pronto.

Busqué a alguien que me ayudara y vi a dos mujeres que se veían bien, me acerqué a ellas un poco torpe.

— hola... lo siento, ¿sabes dónde está el baño? — le pregunte bueno es el que tiene el cabello mas corto sonrió.

— te llevamos allá — se fueron y yo me fui con ellos.

— Lo siento pero nunca te he visto ¿cómo te llamas? — preguntó el del pelo más rizado.

— Ah, soy Sara Quintero — dije y se miraron.

— y gusto en conocerte Sara soy laura Chirinos esa es Stela Chirinos — los otros dos chicos también estaban Chirinos parece que estamos en su territorio.

— el placer es mio.

— así que Sara debes ser la más joven, ¿verdad? Ahí están Quin y Emma — dijo Stela

— si lo soy, Quin y la mayor casada con Nick, ahora Emma.

— conocemos a Quin, su hija y tan linda, rubia de ojos azules — dijo Laura sonriendo mientras subía las escaleras.

— sí, es muy dulce, solo que no le gusta mucho Emma — aprovecha que está lejos de mí.

— Ni siquiera me gusta sin ofender se que es tu hermana pero no me defrauda – Stela hizo una seña en su garganta y me reí.

— A mí tampoco me cuenta un secreto — se rió Laura.

— Dios mío uno más para unirse a nosotros ahora seré yo Stela Quin y Sara. Ella sonrió mientras giraba por el pasillo.

— aquí te esperamos a que vuelvas. — asentí y entré

...

— sabes Sara te cuento un secreto nuestro capo se quiere casar con un Quintero. — Dijo Laura y Stela la pellizcó.

— que se case con Emma y ella desaparezca de la casa — dijo que eso sería motivo para hacer estallar fuegos artificiales.

— Dios no quiera que la tenga como cuñada — dijo Stela haciendo una cruz.

— ¿está casado? — Me armé de valor para preguntar.

—Sí, lo sé, parezco una mujer joven, pero no es lo que parezco—, dijo Laura y me reí.

— Por fin te encontré — escucho una voz detrás de mí y me vuelvo hacia Emma.

— ¿EStela?

— Emma – dijo Stela las dos se miraron como si fueran a golpearse.

— ¿Cómo es la vida de casada?

— ¿Qué te interesa? Emma.

— Quería saber cómo está Marco.

— ¿Tengo la cara GPS de mi marido?

— de todos modos Sara fue un placer volver a verte— Laura se fue apartando la eStela.

— Espero no tener que repetirlo no me moleste. — dijo Emma mirándome con una mirada mortal.

— ¿Con qué? Ni siquiera se de que hablas— dije bajando las escaleras detrás de ella ella se quedo arriba.

Cuando volteé para ir a la sala me choqué con alguien parecía una pared era tan grande que ni se movía casi vuelvo a Francia con el choque

— mira por dónde vas – dijo una voz profunda. Levanté la mirada y vi a un hombre muy guapo mirándome intensamente con esos ojos azules.

— Lo siento señor... — frunce el ceño y bajo la cabeza.

— ¿Cuál es tu nombre? preguntó finalmente.

—Sara Quintero señor —dije, aún mirando al piso, pude escuchar su risa nasal.

— gracioso yo conozco a toda la familia Quintero excepto que tu eres la hija de Antonio Quintero? — dijo y yo asentí.

— Es bueno saber de eso.

—Sara, ¿qué te dije?.— Podía escuchar la voz de mi padre detrás de mí.

— Lo siento señor, Chirinos Sara y media alheira — papá se acercó a mí, pellizcándome el brazo si nadie lo veía.

— Está bien, Sr. Quintero, ah y he cambiado de opinión — Papá lo miró extraño.

— ¿Sobre qué señor Chirinos?

— La quiero — ahora me miró así que no me gusta.

— ¿Lo siento?... — Preguntó papá incrédulo.

—Quiero a Sara Quintero como mi esposa, señor Quintero.

***

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