
Sinopsis
Viviana Francisco no es la típica princesa de lujo: es jueza federal, hija de una dinastía millonaria y líder secreta de una organización capaz de cumplir deseos… por un precio. Elegante por fuera, letal por dentro. Su vida entera gira en torno a una sola misión: vengar la muerte de su hermana. Pero un error la pone frente al único hombre que jamás debió cruzarse en su camino. Carlos Chirinos. Líder absoluto de la Orden Maquiavélica. El monstruo que controla gobiernos, ejércitos y sombras. El hombre al que el mundo teme… y el único capaz de ponerla de rodillas sin tocarla. Él dice que Viviana le robó algo. Ella sabe que él está mintiendo. Pero cuando la atrapa, cuando la conoce sin disfraces, Carlos no busca justicia… Busca poseerla. Un pacto de sangre. Un año a su lado. Un heredero. Cero escapatoria. Entre ambos nace una guerra hecha de orgasmos, peligro y orgullo. Ella quiere destruirlo. Él quiere devorarla. Y mientras todo arde, descubren la verdad más peligrosa: A veces, tu verdugo también es tu tentación más profunda.
Capítulo 1
—Te lo juro, no pararé hasta que te tiemblen las piernas y los vecinos sepan mi nombre… —Carlos Maquiavelo
~~~~~
Conozcan a Viviana Francisco, multimillonaria
—Bueno , déjame presentarme. Soy la perra con la que nunca querrás meterte. Voy a hacerte creer que te estás muriendo... sentir que te estás muriendo... incluso ver que te estás muriendo, mientras que en la vida real, estarás más vivo que nunca .
¡ SE SUPONE QUE ERES UN JUEZ FEDERAL! —gritó
- Sí, lo soy. Pero a veces también actúo como jurado y verdugo .
¿Y qué ocurre cuando ella comete un error?
Se metió con el hombre equivocado...
Carlos Chirinos, el líder de la Orden de Chirinos. Una organización que hacía que los Illuminati parecieran un juego de niños. Un hombre que controlaba los hilos del poder sobre los líderes mundiales. No era la mafia. No. Era el hombre al que enviaste para exterminar a la maldita mafia. Nadie fuera de la orden lo había visto jamás y había vivido para contarlo. Una sombra tras una organización que podía concederte tus tres deseos más íntimos... por un precio, claro. Oh, no era un genio. Era el mismísimo diablo.
al respecto. Y cuando finalmente grites toda esa tensión que se acumula rápidamente en tu interior, sabiendo que has perdido, estaré aquí mismo, con las manos en el maldito gatillo. Mi nombre será lo único en tus pensamientos antes de que te despida .
Dos personas que saben controlar las cosas. Solo que él es más fuerte, mejor, más rápido y mucho más rico. Un hombre que nunca pensó que encontraría a la mujer que lo mereciera. ¡Y se encontró con una mujer despampanante cuyos movimientos gritaban sensualidad sobre tacones de 15 centímetros!
¡ Esto es tóxico! Nos vamos a destruir mutuamente. Ambos tenemos la capacidad de arder, y nos vamos a consumir hasta los cimientos .
—Bien . Pues follemos entre las cenizas. Te juro que no pararé hasta que te tiemblen las piernas y los vecinos sepan mi nombre . —Al ver que todos estaban sentados y bien acomodados, Viviana se puso de pie para dirigirse a los miembros de la junta.
—Buenos días. Quizá les sorprenda el motivo de esta reunión de emergencia… —comenzó a decir, pero Aaron la interrumpió.
—¿Por qué tan formal, Viv? Relájate un poco. Siéntate. Es decir, solo somos siete aquí, incluyéndote a ti. Nadie sabrá que la jefa no es tan estricta como dice. Tu secreto está a salvo con nosotros —dijo guiñándole un ojo y con una mirada de suficiencia, aflojándose la corbata y apoyando las piernas sobre la mesa de juntas.
Tenía razón, por supuesto, así que Viv se sentó. Una emergencia, sí. Pero no una reunión formal. Esos seis tipos eran sus amigos. Sus mejores amigos. Las personas en las que se basaba su negocio... en las que se había basado.
Aaron, el extrovertido e ingenioso que siempre lograba salir airoso de cualquier situación, por difícil que fuera, era además un experto en armas. Era quien suministraba las armas que la organización necesitaba, de cualquier tipo.
Flick era el más serio. Casi nunca sonreía, pero era el mejor luchador de la organización. Había sido un famoso cinturón negro antes de que ella lo reclutara. En resumen, tenía más músculos que palabras.
Nath era el médico y científico de la organización. Se encargaba del aspecto médico de la organización Vivman. Porque en toda organización tenía que haber un empollón. Solo que este era un empollón buenísimo.
Ethan era inmensamente rico, incluso más que ella, la jefa. Tenía contactos por toda California. Financiaba muchísimas cosas en Vivman. Y no solo eso, sino que era su mejor estratega. Si iban a realizar una operación, él era quien decidía los movimientos a seguir. También era quien proporcionaba los disfraces que usaban en cada operación. En resumen, Ethan era una pieza clave en su equipo. Tan importante que a veces lo confundían con la jefa.
Ryan era el genio informático del equipo. Su manitas, por así decirlo. Se encargaba de la parte eléctrica y técnica. Era el típico chico al que recurrían todos los días. Y como cualquier otro chico normal, tenía su carácter, claro. Era como ese vecino famoso que te arreglaba las tuberías por lo que te cobraba: un vaso de limonada bien fría.
Y solo había una palabra para describir a Cole: ¡Genio! El tipo era una auténtica enciclopedia andante. Además... era gay.
Y estos seis hombres, incluida ella, fueron quienes convirtieron a la junta directiva de la agencia Vivman en una de las mejores agencias comerciales de todo Estados Unidos. Simplemente hacían realidad los deseos de la gente. A un precio, claro. Querías que incriminaran a alguien, convertirte en millonario en tres días, robar artefactos raros, amenazar a alguien, encontrar a una persona desaparecida, descubrir la verdad sobre algo... lo que fuera. Lo hacían todo. Pero tenían reglas. Nunca mataban, o al menos no a personas indefensas e inocentes. ¿En defensa propia? Sí. ¿Asesinos? Tal vez. Podían causarles heridas graves, pero no, nunca mataban directamente. Cuanto más desafiante era la misión, más les emocionaba.
