Capítulo 6
Con el ceño fruncido miro la hora en mi móvil, falta dos horas para que empiece esas clases, el profesor es un idiota pero bueno en lo que hace.
Sin decir nada, cojo la mano de Anna y la arrastró fuera de la fortaleza, la obligó a montar en mi ducati y conduzco hacia su universidad, la misma donde yo estudié, por lo que lo conozco como la palma de mi mano.
–¿Como se llama ese chico?– preguntó deteniendo el coche.
Anna baja de la moto y me tiende su casco, ella tiene una ligera idea de lo que haré por lo que se lo piensa un poco antes de decírmelo.
– Fabricio, Fabricio Eten.
Sonrío al ver al niñato hablando con una chica en la cafetería del campus.Despues empiezo a caminar hacia el interior con mi hermana pisándole de los talones.
Conozco a ese chico, es alto, tiene el cabello rubio y unos ojos marrones.
Solía tener una beca para el equipo universitario, pero sus malas notas fueron culpables de que al final perdiera dicha beca, por lo que rápidamente llegó a ser el perdedor.
Ahora se ha convertido en todo un diablito, las chicas van detrás de él, pero es compresible que quiera a Anna, lo peligroso siempre le ha gustado.Y estar con mi querida hermana, es muy arriesgado, digamos que nuestra familia no es famosa preciSamente por el dinero y la fama de papa, más bien todo se remonta a la reputación de mi madre, toda una mafiosa o como se diga, y por mi abuelo por supuesto.
Anna me dice algo pero realmente no presto mucha atención, hace días que buscaba con quien descargar mi rabia y frustración, esta noticia me vino como anillo al dedo, mi hermana debería agradecerme que soy yo la que lo enfrenta porque si fuera por mamá, él ya tendría una bala de metal enterrada en su pecho, concretamente el corazón.
– Hey. – usando un tono sexy – Querido Fabricio – hablo apoyando mis codos sobre su mesa.
Su acompañante me mira con el ceño fruncido, esos ojos parece un tigre viendo el otro tigre atrpando su presa. Menuda cabello rojo oscuro con merchas azules, algunas pecas por el puente de su nariz, ojos color miel.Es bastante guapa para estar con un Gusano como ese, pero no importa.
– Zara, ¿qué haces aquí?– pregunta frunciendo el ceño.
¡Sí ! Adoro cuando la gente tiene la reacción que esperaba, tras ver quién está detrás de mí tiene la decencia de palidecer, él y yo nos conocemos por lo que se hace una ligera idea de lo que vendrá después, a las buenas, soy buena, pero a las malas, soy la mejor.
– Tienes algo que me pertenece, cariño.
La pelirroja al oír el mote que acabo de poner hecha una furia se levanta y se va, dejándonos relativamente solos, de momento, los otros alumnos que vienen a comer, no nos prestan atención, pero sé que pronto lo harán.
Como ahora, todos se giran a ver lo que sucede cuando cojo en un puño el corto cabello de Fabricio y con fuerza estampó su cara contra la mesa de madera, ocasionando un fuerte y doloroso sonido, pero eso no es lo que llamó realmente la atención, fue más bien el gemido de dolor que hizo y el grito de Anna, por supuesto, unas de las camareras sale de detrás de la barra, para detenerme supongo, pero ya es demasiado tarde, un segundo golpe hace que sangre empiece a descender de su nariz, creo que se lo he roto. Ups.
- Maldita sea Zara, no tengo nada suyo, mi muñeca lo toma para mantener su rostro en la mesa equivocada.
Anna me llevó de mi mano libre, por lo que no miró, sino que se mudó, la llevaré, no voy a lo que sé lo que estoy buscando, pero sigue siendo estúpido, o tal vez.
– Es que. Me. Han. Contado. Que. Te. Me gusta. Hacer. Vídeos. Fabriciomoti.
Con cada palabra que abofeteaba, su rostro estaba cubierto de sangre y sudor, ni sus uñas se clavaban en mis muñecas ni las amenazas de la mesera de llamar a la policía pudieron detenerme.
– Lo juro. ¡Lo borraré, lo borraré !– gritó colocando su mano libre sobre su rostro para minimizar el daño.
Inmediatamente sacó su celular del bolsillo de sus jeans, pellizcando de dolor, me mostró cómo salió de ahí, sinceramente, no creo que estuviera solo, es decir, nadie me aseguró que no tenía ninguna. copiar y que luego lo subiría. Él tampoco sonrió, lo que hizo que se levantara, pateara la rodilla, ya estaba sentado en mis rodillas frente a mí, la camarera le dijo que ya había llamado a la policía y que era mejor que me fuera antes de que llegaran. , lo ignoró por completo. Jalé el cabello rubio de Fabricia y lo obligué a mirarme, sus ojos rojos sin lágrimas.
– Fabricio,no me tomes por estupida.Ambos sabemos que tienes copias escondidas por ahí– murmuró cerca de su rostro.
Apreté mi puño mientras él se encogía de hombros, algunas lágrimas goteaban de sus ojos verdes, pero antes de que mi puño pudiera alcanzar su rostro completamente ensangrentado, una mano me bloqueó, me agarró con fuerza y tiró de mí hacia atrás. vicFabricioa, la frustración en mí, respiré una sorpresa al toparme con un cuerpo duro, el olor adictivo llegó a mi nariz, el olor a menta y vainilla, había un hombre con un olor diferente.
– ¡Basta! ya es suficiente, Zara.
Con un gruñido me aparté de él, di un paso amenazante hacia Fabricius mientras le agradecía a Jack, pero tomó mi mano de nuevo y me pellizcó el cuerpo, me abrazó con fuerza para evitar que llegara.
– Es verdad que no. Te lo juro. – se apresura a decir cuando ve mis intenciones.
Pero no estaba feliz, así que en un acto desesperado levanté mi pie bruscamente, hundí la punta de su zapato en su tobillo, incapaz de ver si caería al suelo o qué le había hecho a Jack. En contra de mi voluntad, salió del comedor y me mostró cómo temblaba en sus brazos, aunque traté de quitármelo, no me soltó ni un segundo hasta que se detuvo frente a un Ferrari negro.
– ¡Dios! Eres peligrosa Claudia– dice con una socarrona sonrisa.
Lo fulminó con la mirada y frustrado pateó el coche abollando la puerta del copiloto.
Mi corazón y mi muñeca están latiendo con fuerza, el video hecho por los curiosos sería un problema para mí en absoluto.
En mi defensa, diría que estoy protegiendo a mi hermana, pero mis padres no lo creen, y dudo que Anna diga qué pasó y por qué estaba así... primitivo sí, esa es exactamente la palabra yo' soy consciente de que actué como una mujer de pub.
¡Maldita sea! Solo tengo que arrodillarme y caminar con pelo por todo el cuerpo, cepillarme y cepillarme los dientes, que es una de las razones por las que los clientes dudan antes de solicitar mi servicio. tal vez el psicólogo tenga razón, debería ir a uno de los cursos de manejo de la ira, no, ¿qué opino? No tengo problema, el problema es la mononeurona rubia, hay que volverse loco para amenazar a Claudia. Es Dumas, pero ese no es el punto, nadie, absolutamente nada que ver con mi loca familia.
– Es mejor que te relajes.– la voz de Jack me regresa a la realidad, otra vez – relájate, ¿ si? acabas de abollar a mi bebé, haz hecho un puré la cara de ese chico, pero aun así quieres más...ya me imagino cómo debes ser en la cama, Tritón.
Ese maldito apodo es aún más original que ese estúpido "bebé", pero aún así no me gusta, aunque el significado no es muy agradable.
– ¿Qué haces tú aquí? – gruño.
Maldita sea, estoy aburrido y la estoy sacando, pero ella no parece estar afectada, porque solo está sonriendo como siempre, esa maldita sonrisa sexy y tímida, ¿es fea? Es realmente extraño que sus pies puedan sentir mmm, tal vez no tenga un dedo extra, dudo que sepa que es gay, las mujeres tienen mala suerte de que los hombres sean perfectos. homosexuales
No lo creo, Claudia, sigue pensando.
Una voz bastante cansada en mi cabeza, escuché que es un latido del corazón, le gustan las mujeres... tal vez sea una tapadera.
Eso tiene más sentido, Tritón inteligente.
– Lo va a haces otra vez, Tritón – contengo la respiración al darme cuenta lo cerca que está, concretamente a un escaso centímetro de mi cara – creo que me estoy enamorando de ti, Tritón.
– Creo...que me estoy enamorando de ti, Tritón.
Ambos nos miramos, sengudos tras segundos ,hasta que él no aguantó más y se echó a reír, me dejó y se rió, se rió con ganas, sí, divertido, sé que está mintiendo. pero broma ra kaayo para niya, y lo digo en serio.
– Mierr...Eres aburrida, Tritón.
Suspiro, odio ese apodo, no, en cambio lo odio a él ya su sensu… lo odio, dejémoslo.
- Deja de llamarme así y dime qué haces aquí - bufo.
– Eres aburrida – se queja haciendo un puchero adorable...¿qué rayos estoy diciendo? – venga, ha sido gracioso.
