Capítulo 4
Ahhh.¡Maldito!
Una persona que se ha visto obligada a salir y hacer mis propias ventajas del matrimonio, a sí misma es de millón, lo ha liberado.
No puedo explicar cómo amenazar las amenazas de inFabricioidación del Padre. Intento tomar una broma, pero como la úlFabricioa vez, no mostraré arrepenFabricioiento.
- Si no le importa ahora, quiere ver a su abogado, su hija, a la derecha. - Jack habla sobre el extraño que tiene algo que suceder. El sitio confiable ha confirmado que es lo que hace.
Jack habla de extraños en los negocios. Los sitios confiables han confirmado que hace precisamente eso.
Jack estaba de vuelta en su camino, me miró con las cejas y supe que estaba listo. Lo entenderé. Francamente, sucede, y lo agradezco, por ejemplo, hace unos minutos, él y su abogado se pelearon.
Sí, te lo diré. Esto es cierto porque mi hija no habla de mí porque mi hija se siente incómoda con una voz difícil en su rostro. En cambio, Jack parece confundido y comienza a buscar a alguien feliz, siendo Zara su abogada... ¡mira, qué casualidad! - Tu esposa está gritando.
Después de la úlFabricioa frase, su rostro se oscureció, Jack frunció el ceño y luego me soltó la mano, aún sosteniendo mi mano, y mi padre, furioso, le dijo a su madre que continuará la historia en el jardín. Entre nosotros, nos fuimos sin una palabra. Puedo escuchar los ojos de Jack preguntándome, y no puedo evitar sentirme bien caminando.
- Es uno de ustedes - Club de papás por fin llegamos lo suficientemente lejos - No te preocupes Jack, terminaré lo antes posible - Murmura con voz cansada.
- Papá, yo...
Solo observo sus palabras con firmeza en mi garganta y supe que esa fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del camello. No solía estar enojado, era paciente conmigo ya veces comprensivo, pero ahora está aquí. que bien
- No te basta con salir todas las noches a emborracharte. Es solo cuestión de tiempo antes de que hagas esta estupidez. Gritó sin ver mis ojos - ¿Qué pasó? ¿Le diste alcohol y lo compraste para destruir a nuestra familia otra vez? - Me acusó de ser empujado por su propia ira - No por ti Jack, te conozco desde hace muchos años y sé que eres el peón de mi hija - rápidamente miró a Jack con asombro.
Sé que no es lo que realmente quiere, o lo que yo quiero creer, él no piensa en mí, soy su hija, debe saber que no lo soy, estoy mirando a la madre que espera. Qué hacer Cuando traté de decirlo, bajé la cabeza y mi papá lo dijo, y abrí la boca para perdonar, pero para mi sorpresa, Jack me habló.
- Está equivocado, señor Dumas - Le dijo a mi padre que escuchara - Él y yo peleábamos con nuestros cinco sentidos. La amo... Nos amamos - cura.
Mi padre se dio el lujo de reír sin placer, cuando mi madre decidió que lo mejor era no reírse.
- Conozco a mi hija. Ella no se enamora y juega con los pensamientos de los hombres que creen que tiene tiempo - cada palabra que dice es verdad pero lo que dice no me detiene - Amo a mi hija, pero yo cualquiera que sea la reputación de Jack, debes pensar sobre él mejor. Zara no es lo mejor, así que tienes que pedir la mitad de las Neo...
–¡Ya basta!– lo interrumpo cansada de todo esto, no me cabe en la cabeza que él se considere todo lo que se dice de mí en los programas de cotilleo. La zorra Claudia. Así es como me llaman por las infinidades de chicos que pasaron por esos platós alegando haber tenido un tórrido romance conmigo. Todos falsos –¿Por qué no preguntas tú, Jorge?– le pregunto con una media sonrisa – o tienes miedo de escuchar o no lo quieres oír? Debe ser duro tener una hija como yo, maleducada, egocéntrica, orgullosa, cruel, insensible, fácil con los hombres – nombró cada una a la vez que elevó un dedo.
De pronto aparece la hija perfecta, la niña buena, Anna Dumas, ella siempre tuvo que ser la buena, la que se esfuerza al máximo en todo, la que evita los problemas, la sumisa, ella odia las peleas, jamás la he visto enfadarse a pesar de que constantemente la estoy provocando, ella nunca maldice, ella es tan sociable, tan dulce.
- Sé que es difícil de creer - La voz de Jack me aprieta el corazón y me impide hablar en contra de mi hermana - Pero lo creas o no, todo está planeado - Él sonríe y da sus brazos envueltos alrededor de mis hombros y me lleva a sus brazos alrededor de mi cuerpos. Tengo miedo, tuvimos una pelea y se había ido. Lo busqué desesperadamente y sé que tiene algo que ver contigo. Son... sus ojos de colores extraños. El padre hizo una declaración increíble, suspiró y asintió.
Juro que si no supiera que miente, hasta yo misma me lo hubiera creído, me sorprende lo buen mentiroso que es, es decir, sé que mentir es una de mis tantas habilidades, pero oírlo hablar, mejor dicho, oírlo inventar cosas es como oír al mismísimo maestro del engaño.
– Bueno , está bien, en ese caso tengo que presentarte a la familia – habla mi madre por primera vez – ella es Anna, la melliza de Zara y falta Maduro, el menor, llegará en un par de horas – dice con esa falsa sonrisa típica en ella.
– Anna , chica ¿eh? – dice Jack con una burlesca sonrisa – tu hermana me habló mucho de ti.
En seguida me deshago se su brazo a la vez que Anna me lanza una mirada inquisitiva e insegura acepta la mano que mi tedioso marido le tiende.
Nadie se traga ese cuento, primero porque siempre evitó hablar de mi familia, mucho menos hablo de Anna, digamos que no nos llevamos del todo bien, somos muy diferentes, a mí en lo personal me gusta meterme con ella, de su inocencia. Cuando se enfada parece un chihuahua, la úlFabricioa vez llegamos a las manos y digamos que la cicatriz que tiene en la ceja izquierda no se lo hizo en el parque, aunque en mi defensa he de decir que no lo hice a posta, al menos no completamente, ninguna se lo dijo a papá, tal vez porque mi amenaza la asustó demasiado como para ir con sus quejas, el lazo de hermanas se rompió ese día, y aunque ella no lo crea, yo siempre la protegeré, incluso de ella misma.
– Espero que ahora dejes tus juegos de abeja de lado Zara – dice volviendo a entrar a la fiesta.
Me dispongo a seguir a mi familia pero la mano de Jack, alrededor de mi muñeca me impide dar otro paso más, observo cómo se van y me dejan a solas con un hombre al que no conozco y que da la casualidad que es mi maldito marido, tengo que empezar a redactar ese dichoso papel de anulación matrimonial, casarse en las Vegas debería ser ilegal, desgraciAn frente no lo es.
– tú y yo tenemos asuntos que resolver, nena.
No sé porque los hombres tienes esa estupida manía de llamar al sexo femenino por ese tonto apodo "nena", ¿es que acaso no se les ocurre algo mejor que decir? Es decir, hay tantos apodos en el mundo y ellos siempre utilizan el mismo, resulta casi hasta aburrido, no es especial ni único, es común y carente de significado, es una forma de decirnos que todas somos igual y en lo personal no me importa, me refiero a que piensen que soy del montón, porque pese a lo que se dice por ahí, no soy como la gente cree, soy diferente, en todo los sentidos.
– ¿siempre haces eso?
La voz de Jack me devuelve a la realidad.
– el qué?
Mi corazón dio un vuelco recordando lo que pasó minutos antes, nadie nunca antes había dado la cara por mi, ni siquiera mis padres, no preciSamente porque no quisieran, yo nunca les di la oportunidad, siempre me defendí sola, nunca necesité de un caballero de brillante armadura, eso era para las chicas débiles, las que no sabían utilizar ni sus palabras ni sus puños como método de defensa, a mí en cambio, se me tachaba de peligrosa, al menos en mi época de institutos, la palabra " chica mala" o "problemática " fue alterada con mi llegada a ese instituto, ellos se creían capaces de dominar hasta el alma más rebelde, razón por la que mi madre me inscribió allí, pero todo se fue al traste cuando me conocieron. Oh! Gratos recuerdos, la liaba y mucho, creo que jamás pisé un aula, la mayor parte lo pasaba en dirección, pero eso no detuvo a la directora para que se ascendiera de curso, porque a pesar de mi mal comportamiento, mi mente era brillante, o eso decía aquella mujer de avanzada edad cuando alguien cuestiona su decisión, salí antes de tiempo con malos expedientes detrás pero con notas que sobrepasaba la media por delante, superdotada, eso decía, mi inteligencia sin embargo, ahora era cuestionada, no debí ser demasiado lista como para casarme con tan solo veintidós años, pero de vez en cuando me permito echarle la culpa al alcohol que ingerí aquella noche, incluso llegué a pensar que me habían drogado, ya que podía pasar días bebiendo pero nunca, jamás me había despertado en cama de otro sin haber recordado la noche anterior, por lo general siempre fui consciente de mis actos, pero de algo estoy malditamente segura, no me acosté con él, sexualmente hablando por supuesto, dado que efectivamente sí dormí con el.
