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Capítulo 4

—Que se joda Cristina . Se supone que tu primera vez es especial, no con un maldito desconocido —dice intentando retirarse, pero lo empujo con las piernas. Ambos gemimos—. Pues que sea especial, Hector. No la estoy guardando para ningún chico especial —digo , mirándonos. —Ya estás dentro —añado .

—Si sigo, eres mía —gruñe— . Soy el único capaz de estar dentro de ti —me muerde la oreja. Claro , no nos conocemos y esto es solo una aventura de una noche, pero lo dejaré vivir su fantasía.

—Está bien. Date prisa y fóllame —dice con una sonrisa burlona.

Se mueve lentamente hacia afuera y luego hacia adentro. El dolor dura un rato, pero me masajea el clítoris para que pueda relajarme. —Puedes moverte más rápido —susurro . Puedo decir que lo estoy torturando porque cada vez que se desliza lentamente hacia adentro, deja escapar un gemido doloroso.

Se desliza de nuevo . —Te voy a follar ahora. —Me besa apasionadamente en los labios antes de embestirme. Arqueo la espalda y la cabeza y le clavo las uñas en la espalda. Gimo tan fuerte que resuena por toda la casa. —¿Te gustó, verdad? —pregunta juguetonamente.

—Sí . Hazlo otra vez —murmuro . Sale de nuevo y vuelve a entrar de golpe. Todo mi cuerpo vibra de deseo sexual. Lo necesito más profundo, más rápido, más duro. Empieza a moverse cada vez más rápido y mis uñas me dejan marcas cada vez.

Él se estrelló contra mí.

Una y otra vez. Más y más

rápido.

Más y más difícil.

Sentí que mi orgasmo se acercaba. —Estoy cerca, Hector. Estoy tan cerca —grité—. Bien , te necesito cerca. Necesito sentir tu coño apretándome. Voy a follarte toda la noche —gruñó y me apretaba el culo con fuerza. Me penetra más profundamente. ¡Ni siquiera sabía que eso fuera posible!

—Hector . Hector, no pares. Por favor, nena. —Gimiendo . Me embiste con más fuerza, tan fuerte que me corro sobre él. Sigue moviéndose y luego su pene se sacude dentro de mí. Mi orgasmo desencadena el suyo y se corre en el condón. Sigo gimiendo mientras me cabalga hasta que me pongo.

Se desploma encima de mí y dejo caer los brazos. —¿Qué tal? —pregunta—. Qué rico —murmuro— . Pero ahora estoy cansada —añado . Se aparta de mí y se quita el condón. Lo tira a la basura. Luego me levanta en brazos.

—Duérmete , cariño. Te despertaré por la mañana. —Me besa en la frente—. Necesito levantarme temprano. Como a las... —Le digo.

—Está bien. Te despertaré. —Me acurruco en su pecho y me duermo.

A la mañana siguiente.

—Cristina . Preparé el desayuno —susurra mientras me sacude. Lo miro y gimo. Tengo resaca y me duele todo el cuerpo. ¡Joder!

Me tiende la mano y la acepto entrecerrando los ojos por la luz brillante. —Uf , ¿puedo dormir un poco más ? —murmuro . Se ríe entre dientes y me da agua y un frasco de analgésicos. —Me dijiste que te despertara a las… —me dice.

Bebo el agua de un trago y tomo la pastilla. Terminé quitándome el sostén otra vez en mitad de la noche por lo incómodo que era. Me aseguro de que la manta me cubra. —No tienes que esconder tu cuerpo de mí. —Retira lentamente la manta de mi pecho.

me muerdo el labio. Me da un mordisco en el pezón y gimo. —Hector —me muerde con fuerza y gimo. Luego se aleja. —El desayuno. Te dejo vestirte. Baja cuando termines —me sonríe con suficiencia y se va.

Odio que tenga más autocontrol que yo. ¿Cómo puede mantener la calma en una situación tan íntima? Salgo de mi aturdimiento y me levanto de la cama. Tengo que ir a la escuela en unas horas. Necesito darme prisa para llegar a casa y cambiarme.

Recojo toda mi ropa tirada en el suelo y empiezo a ponérmela. Luego me arreglo el pelo lo mejor que puedo y salgo de la habitación. Bajo las escaleras siguiendo el delicioso aroma del desayuno.

Al entrar en la cocina, Hector estaba sentado en un taburete con solo un pantalón de pijama. Se veía sexy tomando café mientras miraba su teléfono. Al oírme entrar, giró la cabeza y sonrió.

—Buenos días. —Sonríe— . Uf , no es de día. No tenías que madrugar conmigo. —Gruño— . No pasa nada. Suelo levantarme a las seis. —Tomo asiento y le doy un mordisco al plato que le puso delante—. Bueno, quiero saber... ¿ haces esto siempre? —pregunto .

—¿Hacer qué? —pregunta , dejando el teléfono—. ¿ Traer chicas a casa, prepararles el desayuno y despedirlas? —pregunto . Se ríe entre dientes. —No soy un imbécil, Cristina . Eres la única mujer que ha estado en mi casa. Yo tampoco me acuesto con cualquiera. —Dale otro sorbo a su café.

—Oh . —Exploro un poco mi comida antes de darle otro bocado. No sé por qué eso me alegra de repente. Miro todos los mensajes de las chicas en mi teléfono. Me preguntan si estoy en casa, si estoy bien, cuándo vuelvo, si me acosté con él.

Respiro profundamente. - ¿Podrías llevarme a casa cuando terminemos? - Le pregunto. - Sí, quiero decir que te traje hasta aquí. - Dice.

Después de comer un rato, nos levantamos. Intenta quitarme el plato, pero no lo dejo. —Debería fregar los platos. Al fin y al cabo, cocinaste para mí —digo .

—¿Qué tal si los lavamos juntos? —añade . Asiento y me acerco al fregadero, dejando caer el plato. Empieza a fregar mientras lo observo. Cuando nuestros brazos se tocan, me muerdo el labio, dejando que una fantasía se desarrolle en mi mente. Él me sube a la encimera. Me quita la ropa.

Me está dando duro. Tengo que recordar que todavía me duele. Un pinchazo en la espalda y me duele muchísimo.

Me mira como si supiera lo que pienso. Se inclina y me besa. Le rodeo el cuello con los brazos y me sube a la encimera.

No tarda mucho en quitarme los pantalones y abrir un condón. Me lo pone y luego se desliza dentro de mí. Arqueo la espalda. —Quiero que pienses en mis dedos dentro de ti cada vez que te masturbes —gruñe— . Mmm —gimo .

—Eres mía, Cristina . —Él entra y sale con fuerza y yo gimo sin parar. Me aprieta el culo y me chupa el cuello. —Más Hector. —Suplico . —Joder . —Gime mientras empieza a moverse más rápido. Segundos después, ambos orgasmos se desbordan. Hundo los dedos en su espalda mientras me levanta en el aire y me mantiene allí mientras sus jugos calientes me penetran. Nunca me acostumbraré a sentir a alguien dentro de mí.

Una vez que terminamos, nos limpiamos y quitamos la mancha húmeda del mostrador.

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