Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 1

Dejo el teléfono sobre la cama y busco mi brillo de labios. No aparece por ningún lado.

—Genial… —murmuro.

Resoplo y reviso el último lugar que me queda: debajo de la almohada. Ahí está. Como siempre. Suelto un suspiro de alivio. En serio, mis amigos me abandonarían si alguna vez saliera sin estar completamente lista.

Me llamo Cristina Jones, tengo veintidós años y estoy en mi penúltimo año de universidad. Normalmente, a esta hora estaría sentada en la cama repasando apuntes, pero hoy es diferente. Mis amigas insistieron tanto que acabé aceptando salir con ellas.

Supongo que esto es lo que pasa cuando te haces amiga de fiesteras empedernidas.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras de la casa que alquilo. No es grande, pero es solo mía. Mis padres pasan la mayor parte del tiempo viajando, persiguiendo aventuras por el mundo, y yo me quedé aquí con mi rutina, mis estudios y mi beca, que es demasiado importante como para jugar con ella.

Aun así, esta noche decidí permitirme un pequeño descanso.

Cuando salgo de casa, el claxon de un coche suena con insistencia.

—¡Date prisa o nos vamos sin ti! —grita Cali desde el asiento del conductor, riéndose.

—¡Ya voy! —respondo, caminando torpemente con unos tacones que probablemente me odian tanto como yo a ellos.

En cuanto subo al coche, las chicas empiezan a animarse entre risas.

—Esta noche te voy a sacar de tu caparazón —dice Cali guiñándome un ojo.

—No vivo en un caparazón —respondo rodando los ojos—. Solo tengo prioridades.

—Sí, sí… la universidad, los libros y tu cama —añade Melinda.

No lo niego. Mis estudios siempre han ido primero. No porque no sepa divertirme, sino porque sé exactamente lo que me juego.

El trayecto hasta el club se me hace eterno. Una hora entera. Cuando por fin llegamos, me sorprende el lugar. Elegante, grande, lleno de gente bien vestida. Nada que ver con los bares cutres que esperaba.

—Tranquila, tenemos entrada VIP —dice Cali orgullosa mientras entrega los pases.

Al cruzar la puerta, la música me envuelve por completo. El ambiente es intenso, cargado de luces azules, risas y cuerpos moviéndose al ritmo de la música.

—Primero bebidas —anuncia Selen, tirando de nosotras hacia la barra.

Me siento en uno de los taburetes mientras ellas piden tequila sin pensarlo dos veces. Yo no bebo. No porque no pueda, sino porque prefiero mantener el control. Siempre.

—Vamos, Cristina, solo una —insiste Cali.

—Paso —respondo con una sonrisa firme—. Esta noche decido yo.

Ellas se ríen, resignadas, y chocan sus vasos. Yo observo el ambiente, intentando relajarme.

Es entonces cuando alguien se sienta a mi lado.

—Un bourbon solo —dice una voz grave, con un acento que no pasa desapercibido.

No lo miro de inmediato. Respiro hondo. No estoy aquí para hacer locuras… o eso me repito.

—¿Día complicado? —pregunto al final, girando apenas el rostro.

Cuando nuestras miradas se cruzan, siento un pequeño vuelco en el estómago.

Alto. Seguro. Atractivo de una forma peligrosa.

No aparto la mirada.

Esta noche, por primera vez en mucho tiempo, sé que todo lo que pase será porque yo lo elija.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.