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Matrimonio por conveniencia 3

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Aligam
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Sinopsis

LIBRO 3: Esta mañana ha sido muy pesada! Nada menos que dos pruebas y ambas nada sencillas, ¡y en una hora me espera otra de economía! Así que en mi hora de almuerzo me dirijo rápidamente a la cafetería para comer algo rápido antes de repasar un poco. Al entrar, inmediatamente veo a mi hermano en el sofá habitual, rodeado como siempre de chicas que lo adoran. . . como si fuera el rey del harén. . . y en el otro sofá conocido Kith, también en la misma pose pomposa que Chris, con la misma cantidad de chicas rodeándolo. Intento tomar mi almuerzo y pasar desapercibido, pero lamentablemente fracaso estrepitosamente en mi intento.

RománticoDulceSEXOAmor a primera vista Historia PicanteChica BuenaPosesivoCeloso

Capítulo 1

Esta mañana ha sido muy pesada! Nada menos que dos pruebas y ambas nada sencillas, ¡y en una hora me espera otra de economía! Así que en mi hora de almuerzo me dirijo rápidamente a la cafetería para comer algo rápido antes de repasar un poco.

Al entrar, inmediatamente veo a mi hermano en el sofá habitual, rodeado como siempre de chicas que lo adoran. . . como si fuera el rey del harén. . . y en el otro sofá conocido Kith, también en la misma pose pomposa que Chris, con la misma cantidad de chicas rodeándolo.

Intento tomar mi almuerzo y pasar desapercibido, pero lamentablemente fracaso estrepitosamente en mi intento.

-¡Pequeño Noah O'Brian! ¿Qué haces ahí sola? ¡Únete a nosotros! - ¡Maldito Kith!

-HOLA. . .- Bofonchio con muy poco entusiasmo acercándose a mí.

Me siento en el sillón dispuesto cerca de los sofás y como un poco de mi sopa con un sabor indefinido. No entiendo si son puerros, apio o quizás calabaza lavada. ¡Ve a descubrirlo!

-¿O'Brian? ¿Chris es pariente tuyo?- Pregunta una chica de cabello oscuro con el pelo corto llevado delante de su cara, ojos verdes como un gato enamorado y un atuendo no muy adecuado para ir a la universidad. Minifalda de mezclilla sin entrepierna, blusa rosa medio desabrochada y mis pechos prácticamente aplastados contra el pecho de mi hermano como mayonesa sobre pan.

-Una especie. . .- Responde Chris con una mueca de aburrimiento, mientras le acaricia el muslo.

-Él, mi querida Fiona, es el hermano pequeño de nuestro encantador Chris!!!- Exclama Kith con extraño énfasis, recordándome un poco a un presentador de televisión.

-¿En serio?- Exclama la chica que está a su lado. Más bonita que la otra.

Cabello castaño dorado ondulado, de longitud media, ojos muy afilados de un tono particular, entre verde y amarillo, pecas en las mejillas y nariz ligeramente respingona. Me hace pensar en un personaje de fantasía, como un hada o un elfo. -HOLA. . . ¡Soy Fran!- Se aleja del borde del sofá extendiendo la mano.

-Noah, un placer.-

-¿De qué año eres?-

-El segundo.-

-El segundo. . . y dime. . . ¿Estás soltero Noah?-

Me llama la atención la pregunta directa, avergonzándome un poco. -Ah. . . S-sí. . .-

Inmediatamente noto que mi hermano se ríe bajo su bigote. -¡Mi querido Fran, déjalo en manos de mi hermano! ¡Es un caso humano irrecuperable! ¡Creo que pronto será sacerdote!- Exclama sin dejar de tocar el pecho de pulpo enredado a su alrededor.

¡Eso es suficiente! - Bueno señores, ya me voy. Tengo una lección pronto.-

Tomo mi almuerzo, que ni siquiera he comido, lo tiro y me dirijo a la salida.

-¡Hola Noé!-

Me giro para ver a Fran caminando hacia mí con una amplia sonrisa pintada en su pequeño rostro.

-Mira, adoro a los niños dulces e ingenuos como tú, entonces. . . si quieres. . .- Saca un bolígrafo de su bolso de cuero marrón, me agarra la mano y escribe su número de móvil, soplando para secar la tinta. -¡Llámame!- Me guiña un ojo antes de imprimir un beso en la comisura de mi boca, dejándome la marca de su brillo labial frambuesa, antes de regresar con sus amigos.

Miro mi mano por un momento con una ligera incomodidad por su comportamiento tan fácil. Y tratando de dejar de sonrojarme como un idiota me dirijo a clase con el estómago prácticamente aullando por la falta de almuerzo, y, no sé por qué, pero antes de que llegue el profesor, decido anotar el número de Fran en mi teléfono móvil.

De regreso a casa soy atacado por el huracán Audrey, quien me agarra de la mano y rápidamente me arrastra hacia la sala.

-¡¡Shh!!! ¡Habla bajito!- Me amonesta con un dedo delante de sus labios.

-¡Pero todavía no he dicho nada!- protesto confundido.

Él tira bruscamente de mí acercándose a mí. -Escuchar. . .- Habla en voz tan baja que me cuesta escucharla, así que me inclino ligeramente hacia ella. - Pronto será el cumpleaños de Oly. . .-

-¿Sí?- pregunto sorprendida. ¡No tenía ni idea!

-¡Sí! Cae en el día de San Patricio. Ella puntualmente no querrá hacer una fiesta, ¡pero creo que es justo que la haga! Ya sé que hará como todos los años, almorzar con su familia y luego una simple pizza con sus amigos.- Protesta resoplando.

-¿No hay fiesta? ¡Pero es su cumpleaños!-

-¡¡Shh!!! ¡Lo sé! Pensé en hacerle una fiesta sorpresa. . . aquí. . . ¿Qué piensa usted al respecto?-

-¡Sí! ¿Por qué no? - ¡Creo que es una muy buena idea!

Los ojos de Audrey se iluminan. -¡Perfecto!- Chilla suavemente.

-¡Entonces me organizaré! ¡Díselo a tu hermano e invita a quien quieras! ¡Será divertido!- exclama aplaudiendo, luego regresa a la cocina, donde imagino que Olivia la está esperando, pero de repente se detiene bajo el arco de entrada a la sala, volteándose y mirándome de nuevo.

-¿Olvidaste decirme algo?- Le pregunto mientras me desabrocho el abrigo y la bufanda.

-Emmm. . . escuchar. . . ¿Puedo pedirte un favor?-

¿Quieres que ordene todo lo que necesitas?

La miro con un curioso arco de ceja. -Cierto. . .-

Su rostro de repente se vuelve serio. -¡Te lo ruego! ¡TE LO RUEGO! ¡No dejes a mi hermana con ese troglodita! Ella está confundida en este momento y frágil. . . ¡y si se da cuenta, lo aprovechará!- Juguetea nerviosamente con sus dedos, mientras yo realmente no puedo entender hacia dónde se dirige.

-I. . . Aquí estás. . . ¡Preferiría que lo aprovecharas en ese momento!-

-¿Perdón?- Parpadeo. ¡Mi expresión seguramente será parecida a la de un bacalao! Estoy atrapado con el abrigo medio quitado, incapaz de hacer otro movimiento.

¿Debería aprovecharlo? ¿En qué sentido?

-¡Sé que estás enamorado de ella y te aseguro que a ella también le gustas mucho! El problema es que ella tampoco es insensible al encanto de ese otro, por alguna extraña razón que sólo ella puede comprender, pero si tú. . . si aprovechas su momento de confusión. . . Bien. . . ¿Me entiendes verdad?- Me mira fijamente un rato con mirada suplicante y luego, sin esperar mi respuesta, regresa a la cocina.

Mis rodillas se doblan bajo mi propio peso, tirándome de nuevo al sofá. ¿Qué me estás pidiendo exactamente que haga? No estoy del todo seguro de haberlo hecho bien.

¿Te gustamos los dos?

Esta noticia me emociona un poco, no lo esconderé, y me agita un poco de forma bastante negativa.

Si Chris se diera cuenta de que estaba interesado en ella, ¿cómo la trataría? ¿Lo aprovecharías? ¿Se burlaría de ella? ¿O simplemente lo ignoraría?

Me siento y reflexiono durante mucho tiempo. Mi cabeza da vueltas con pensamientos, ideas y miedos.

Al final decido cenar en mi habitación, con la excusa de que tengo que estudiar, dejando a las dos chicas libres para charlar.

Sobre las dos me estiro cansada y dolorida. Voy a la cocina a buscar un vaso de leche antes de irme a dormir y caminando por el pasillo oscuro, me doy cuenta de que Chris aún no ha llegado a casa. Me imagino exactamente dónde podría estar y por un lado es bueno que ya no los traiga a casa como antes, pero si es por un repentino respeto hacia Olivia. . . Bien. . . eso me preocupa un poco! Porque tal como es, en teoría no debería importarle si ella lo ve o lo escucha en compañía de otras personas, pero si comienza a notarlo tal vez estén en problemas.

Paso los siguientes días estudiando, planeando la fiesta con Audrey y pensando en algo para regalarle a Olivia por su cumpleaños.

¡Hacer regalos siempre me asusta!

¡En Navidad caminé durante días antes de encontrar esa cadena con un lazo! ¡Podría buscar una pulsera a juego! Mmm. . . Tal vez. . . No lo sé. ¡Puaj! Opto por hacer un viaje al centro comercial, esperando tener una epifanía milagrosa. Miro sin comprender un par de escaparates. ¿Una bufanda? ¡No! ¿Una camiseta? No sé el tamaño. ¡Definitivamente estoy en pánico!

De repente, entre un escaparate de zapatos y uno de maletas, me encuentro con Fran. -¡¡¡Pero mira!!! ¡Dulce pequeño Noah!- Exclama lanzándome una sonrisa radiante, acercándose hacia mí.

-Hola Fran.- Te saludo tímidamente.

Se acerca y apoya el dedo índice de su mano derecha en mi nariz, presionando ligeramente la punta. -¡Han pasado días y todavía no me llamas! ¡Una mujer se siente mal entonces!- Asume un puchero fingido.

Me siento muy avergonzada. -Disculpe. . . es que tenia mucho que hacer y. . .- Ahora el dedo índice pasa por mis labios para hacerme callar. Siento que mis mejillas se ponen ligeramente rojas y arden.

-¡Para de poner excusas! ¿Qué haces aquí?- Pregunta buscando un caramelo dentro de su bandolera de cuero marrón.

-Emmm. . . Estaba caminando buscando un regalo.-

-¡¡¡Oh!!! ¿Y para quién? ¿Una niña?- Investiga con curiosidad levantando una fina ceja castaña.

-Sí.- Me rasco la cabeza.

Coloca tus manos en tus caderas en serio. -¿Tuyo?-

Me sonrojo aún más, pero aun así trato de ser casual. -¡¡Noveno!! ¡Olvídalo!-

Su sonrisa se amplía, levantando alegremente las comisuras de su pequeña boca perfectamente dibujada y vuelta hacia arriba. -Está bien entonces vámonos, te ayudaré a buscar algo.-

¡Y realmente me ayudó! Pasé una tarde muy agradable con Fran, ¡es una chica muy simpática!

Caminamos mucho por los agradablemente vacíos pasillos del centro comercial. La acompañé a un par de tiendas de artículos para el hogar y la ayudé a elegir cristalería nueva para su apartamento. Descubrí que vive sola porque no es de Kildare sino de un pueblo cercano y no le gusta ir y venir todo el tiempo.

Tomamos un café en uno de los bares de la zona de refrescos, reímos y bromeamos. . . ¡En un momento me pregunté qué estaría haciendo una chica tan inteligente con Kith y mi hermano!

Finalmente encuentro un regalo para Olivia, siguiendo el consejo de Fran le compro un servicio de té rosa de inspiración japonesa, además de una nueva caja de madera para bolsitas enteramente tallada, con la inscripción "La vida es como una taza de té... Todo está en cómo tú lo haces", y también nos divertimos mucho llenándolo con diferentes tipos de té.

Sintiéndome bastante seguro de mi elección, agradezco a mi nuevo amigo por su gran ayuda y me voy a casa.

Marzo. San Patricio.

Olivia se levantó temprano para ir a casa de sus padres a tomar su habitual desayuno de cumpleaños antes de salir a almorzar.

Anoche Audrey vino a dejarme algunas cosas para la fiesta, pidiéndome que empezara a colgar algunas pancartas e inflar algunos globos, luego cuando ella se una a mí se encargará del resto.

Empiezo a inflar unos globos con el tanque de helio. . . Audrey los compró blancos en forma de corazón con el número en plateado y luego redondos en verde brillante con un diseño de un trébol de cuatro hojas, según el día.

Infla una veintena de ellos, dejándolos volar libremente hasta el techo.

-¿Y esos?-

Me doy vuelta y veo a Chris aparecer desde el pasillo, luciendo despeinado y somnoliento.

-Estoy para la fiesta de esta noche. . . ¿presente?- Infla otro blanco, le hago un nudo, le ato el hilo plateado y lo dejo libre para subir a los demás. ¡Estoy prácticamente envuelto en finos filamentos plateados y verdes!

Se reúne conmigo en la sala y comienza a mirar el globo recién inflado. -Sí, es el día de San Patricio. . . pero ¿por qué los globos?-

Me quedo perplejo mientras saco otro globo blanco de la bolsa.

-¿Qué pasa?- Pregunta sorprendido. Realmente no parece recordar que también es el cumpleaños de su futuro, aunque sinceramente espero que no, esposa.

-¿Hablas en serio?- Exclamo, inflando otro globo más.

-¡Aaah! ¡Qué desastre eres! ¡Mira, sé que es su cumpleaños!- Solta, agarrando unos hilos de colores, tirando distraídamente unos cuantos globos hacia él para luego soltarlos inmediatamente.

-¡Quiero decir!- Suspiro mientras abro otro paquete de globos verdes.

Christopher desaparece hacia la cocina por unos momentos y luego regresa con un brioche en la boca. -¡Sin embargo, todavía no entiendo los globos!- Murmura con la boca llena.

-Es una fiesta, ¿no?-

-¡Chicas no!-

-¡Para! Habrá mucho alcohol y todo lo estrictamente verde, así como comida, ¡así que no te rompas! -

-¡Está bien!- Exclama levantando las manos en señal de rendición y luego se tira en el sofá encendiendo la televisión. Dame una mano ¿no?

Infla una docena de globos más, luego decido que son más que suficientes, así que voy y guardo el tanque de helio en el armario seguro. Los amigos de mi hermano son tan idiotas que podrían drogarse y lastimarse esta noche si lo dejo a su alcance. ¡Es un poco como organizar una fiesta con un grupo de niños y luego tienes que esconder cosas peligrosas fuera de su alcance!

Hacia Audrey llega puntual a nuestra casa con más sobres, y un niño a cuestas, su viejo amigo de la infancia. Y por cómo se comportan es más que evidente que se ha convertido en algo más que un simple amigo.

-En ese tiempo. . . ¡tenemos dos horas de tiempo!- Comienza a colocar en el suelo dos sobres llenos de no sé qué.

-Ahora mis padres han llevado a Oly a ver los entrenamientos de Artax. Le dije que vendría aquí a comprar pizza, así que. . . ¡¡¡Muévete!!!- Grita recordando al Sargento Foley en Un oficial y un caballero . ¡Definitivamente es espeluznante y de repente me siento un poco como un cadete tímido en el primer día de la academia militar!

Empezamos a atar unos cuantos globos aquí y allá por parejas, uno blanco y otro verde, festones con las palabras "¡Feliz cumpleaños!" colgados en las paredes, luego montamos varias mesas con manteles verdes, donde se colocarán los distintos platos.

Los botones llegan con cajones y cajones con cosas para beber. . . cerveza verde, licores de menta y vodka teñido de verde, además de algún que otro refresco, siempre verde, por supuesto.

-¡¡¡Oye tú!!!- le grita Audrey a mi hermano, quien en todo este tiempo no ha movido un solo dedo, permaneciendo inmóvil viendo la televisión.

-¿Me hablas a mí?- Pregunta inocentemente volviéndose hacia ella, que comienza a golpear el suelo con el pie con impaciencia.