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Capítulo 2: Ninguna mujer se ha atrevido a abofetearme

Él deliberadamente lenatemente agravó la palabra “discapacitada”, como si quisiera provocarla.

El hombre se acercó aún más a ella y su aliento helado se hizo más fuerte.

Yadira se aparto incomodamente de él y después de unos segundos, empezó a creer en que ellos eran primos, al fin y acabo, la villa de Delfino no es un lugar donde la gente normal puediera entrar.

-Es tu primo, por favor no hables mal de él.- replicó Yadira.

Lo que dijo ¨Fidelio¨ le hizo pensar que probablemente Delfino lo ha pasado muy mal en su vida diaria y a pesar de que la familia Dominguez era una familia de primera, Delfino debe haber tenido muchas dificultades durante estos años por la condición de su cuerpo, lo que hizo que ella sintiera en su corazón algo de simpatía por él.

Un destello de luz apareció en los ojos apagados de ¨Fidelio¨. puesto que no se imaginaba que esa fea mujer diría tal cosa, por lo que no pudo evitar mirarla de nuevo.

Su cabello era desordenado, en su cara se podía ver algunos pequeñas manchas de color amarillo oscuro y la parte delantera de su cabello casi le cubría los ojos. Ella usaba unas gafas de montura negra y tenía puesto una ropa larga acolchada con algodón. Su apariencia realmente era un poco repugnante para la vista.

No hay duda de que esta fea mujer no era la bella novia que le habían prometido, pero a la familia Dominguez no le importaba si la mujer era fea o hermosa, mientras fuera capaz de continuar su linaje de sangre, harían el trato incluso si no era la verdadera novia.

De repente, los ojos de ¨Fidelio¨ se tornaron sombríos y empujó a ella violentamente sobre la cama, entonces, con un despectivo y malicioso tono dijo: -No hay nadie más aquí, no tienes que fingir, como creciste con esta cara fea, asumiré que todavía eres virgen, por lo que te haré un favor y te daré satisfacción.

Dicho esto, él estrecho su brazo para tomarla. el contacto tacto delicado y suave se sentía casi adictivo.

-¡No me toques! -Yadira gritó y con todas sus fuerzas le dio una bofetada-.No pienses que los demás son tan desagradables como tú. Vete ahora mismo antes de que venga tu primo, y yo fingiré que esto nunca paso.

Aunque ella hizo todo lo posible por mantener la calma, sus manos estan temblorosas por el miedo.

En el camino hacia la villa, Yadira ya se había imaginado lo feo que podría ser Delfino, pero nunca esperó encontrarse en esta situación.

La cara de ¨Fidelio¨ estaba molesta y su cuerpo mostraba un aura escalofriante, así que de pronto dijo:

-Ninguna mujer se había atrevido a abofetearme.

Debido al forcejeo, las gafas de Yadira se le habían caído revelando un par de ojos inesperadamente claros, sus pestañas se mostraban temblorosas por la tensión y el miedo, por lo que ¨Fidelio¨ se detuvo sintiendo compasión por ella.

Se puso de pie, se arregló la camisa y con una mirada indolente dijo: -Sigue esperando aquí a ese hombre discapacitado.

¡PUM!

La puerta se cerró con fuerza y no fue hasta ese momento que los nervios tensos de Yadira empezaron a calamarse.

...

Afuera, uno de los guardaespaldas vió una marca roja dibujada en el rostro de Delfino, por lo que dijo: -Maestro, su rostro...

Delfino se tocó la cara y sin expresión alguna respondió: -Me golpeé contra la puerta.

¿Qué puerta podría dejar cinco huellas dactilares en la cara?

Pero, el no se atrevió a seguir preguntando y respetuosamente le entregó un documento, diciendo: -Esta es la información personal de la señorita.

Delfino abrió el expediente y noto sobre el papel el nombre de: Yadira.

¿Esa fea mujer que parece no tener interés en el sexo, inesperadamente posee un nombre tan bello como Yadira?

En cambio, el perfil de la madre de Yadira era un poco más interesante, ya que fue realmente cruel con su hija biológica y trató a su hijastro e hijastra como si fueran joyas.

Al poco tiempo, Delfino frunció el ceño y preguntó al guardaespaldas -¿Ella sufre de retraso mental?-

El guardaespaldas asintió.

Delfino replicó atónito: -Vuelve a comprobarlo.

Cuando él había tratado con Yadira, ella parecía estar muy lúcida, además, nunca había visto a un retrasado mental que pudiera abofetear a alguien tan ferozmente como lo hizo ella.

Pensando en esto, su rostro se ensombreció y arrojó el documento a su guardaespaldas y dijo con enojo: -Si no eres capaz de recolectar la información que encesito. ¡No vengas a molestarme!

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