Nada Me Detendrá
Después de su discusión con Fiorela, Benjamín llega a su casa, y alli se encuentra con otro reclamo.
_¡¿Es verdad lo que dice la gente?! _ Pregunta su padre muy enojado_ Mientras se para frente a él con sus manos en su cintura.
_ ¿Qué dicen papá? _ Benjamín Pregunta secamente, el sabía perfectamente de lo que hablaba su padre.
_ ¿Es cierto que trabajas con la mafia?.
_ Si, así es_ Responde él tranquilamente, sin nada que lo mortificara.
Su madre que estaba presente, lleva sus manos a su boca en señal de asombro y de miedo.
_ ¡¿Pero en qué estás pensando?!_ Le grita su padre furioso, él nunca había sido partidario de ganar el dinero de esa forma.
_¿Que estoy pensando? ¿Es en serio? ¡Miren a su alrededor! ¡Esto es una posiga! Tú trabajas día y noche ¿Y que ganas? Unas cuantas monedas que no alcanzan para nada, mamá enfermo y no había dinero para un médico, hubiera muerto si no hago algo inmediatamente ¿Y todavía me preguntas en qué estoy pensando?.
Benjamín estaba enojado al ver cómo su familia lo miraba, era como si estuviera haciendo lo peor del mundo, y si lo era , pero ante sus ojos no era así.
_Benjamín, esa gente es despiadada, sin corazón, sin amor por nada ni por nadie, y el que trabaja para ellos, tiene que ser igual_ Su padre le dice con preocupación.
_ Así es, tiene que ser igual, papá, la pobreza y la miseria, son cosas que te hacen ser como ellos.
_!No hijo! ¡Por favor no digas eso! _ Exclama su madre con dolor, al oír las palabras de Benjamín.
Él solo la mira llorar, aferrada a Rocío, su hermana mayor, no dice nada, no se siente conmovido, mucho menos arrepentido de sus acciones.
_Todo lo que traído a la casa, es solo una pequeña parte de lo que traeré, comparare una nueva casa, comida y ropa en abundancia para todos ustedes_ Dice Benjamín sin duda.
_No, no necesitamos ni queremos nada que sea comprado con dinero sucio, con dinero indecente, no traigas nada, no queremos nada_ Dice con dureza Efraín.
Benjamín sonríe con disimulo, mira a su madre y acercándose a ella le dice:
_ Mamá, no llores así, no es para tanto, es solo un trabajo.
_ ¡No es solo un trabajo! ¡Es algo inaceptable Benjamín! ¡Te enseñe a trabajar con honestidad, con honradez, no de está manera! Si sigues con ellos, no podrás volver a esta casa.
_ !No Efraín! Es nuestro hijo, es solo un muchacho, está es su casa_ Interviene Margarita, la madre de Benjamín, llorando con amargura ante aquella situación.
_ ¿Eso es lo que quieres papá? ¿Crees que dejaré de trabajar con ellos para volver a la miseria? No, ¡Eso nunca! apenas estoy empezando, es el inicio de algo grande ¿Y si tú no quieres comer una rebanada del gran pastel que estoy haciendo? Ese es tu problema, peor mamá y Rocío si, ellas se vendrán conmigo.
Efraín mira aterrorizado a sus hijo después de oírlo, la forma como lo miraba era tan dura, tan fría, que no podía evitar sentir miedo.
_ Benjamín ¿Que te han hecho? _ Pregunta él con horror.
_ Nada, solo que ya no estoy dispuesto a seguir viviendo así.
Margarita, lo mira y acercándose a él, pone su mano sobre sus mejillas con ternura y le dice:
_ Cariño, hijo mío, por favor no sigas con ellos.
_ Lo lamento mamá, pero ya no daré un paso atrás, ¡ven conmigo! !Vengan conmigo! Ya no habrá más escasez, ni dolor, viviremos en una casa hermosa, con lujos y comodidades.
Benjamín miraba a su madre con suplica, la quería, pero ni por ella dejaría lo que tenía en sus manos.
_ No hijo, no iremos a ningún lado, tu padre, tu hermana y yo, nos quedaremos aquí, y tú siempre tendrás las puertas abiertas, para que vuelvas cuando quieras.
Ella besa su frente y lo bendice, sabe que él no dará marcha atrás, que ella tendrá que verlo partir.
Efraín baja la mirada para esconder sus lágrimas, le duele lo que esta pasando con su hijo, él lo ama, pero no puede permitir los dineros que sabe que proceden del dolor y las lágrimas.
_ Esta bien mamá, respeto tu desición, así como les pido respeten la mía.
Benjamín besa las manos de su madre, al mismo tiempo que ves a la mano derecha de su hermana mira su padre seriamente y sin decir nada más sale de la casa.
Cuando él atraviesa la puerta su madre rompe en llanto, no hay lágrimas más llenas de dolor que la de una madre ha perdido a su hijo. Su padre se sienta en una vieja silla derrotado, el silencio se apodera de la habitación.
Benjamín caminando solo por las calles de sicilia, seca sus lágrimas con brusquedad y se dice:
" No, no voy a retroceder, mirar atrás no es una opción"
llega donde Versalles, y esté mirando el avance de Benjamín de los últimos meses le dice:
_ ¡Muy bien! Me has sorprendida, nunca imaginé que ese muchacho que me salvó la vida esa noche sería tan listo e inteligente, has logrado recuperar más de la mitad de dinero tú solo, que los que has recuperado la mayoría de mis hombres.
_ Gracias señor_ Responde Benjamín.
_ Si, si, ahora tendrás un nuevo trabajo, serás el encargado de limpiar mi camino, todo lo que me estorbe, ¡tú! lo vas a e eliminar ¿Puedes hacerlo?.
Benjamín sonríe y baja la cabeza, luego mira a Versalles y le dice :
_ Eso es una pregunta muy graciosa señor, usted sabe que si soy capaz.
_ Jajaja, ¡Esa es la actitud! ¡Me fascina esa forma tuya de ser muchacho! Eres decidido, seguro de ti mismo, Benjamín, ¿Te digo algo? Seras grande.
Benjamín lo mira y sonríe, sabe que será así, y está dispuesto a lograrlo, aunque tenga que pasar por encima de quién sea necesario.
** Una Semana Después**
Fiorela y Benjamín se habían distanciado después de la conversación que habían tenido, pero él aún seguía sintiendo algo muy grande por ella, era una de las pocas personas que a él le importaba.
Así que una mañana mientras Fiorela estaba organizando el pan de su puesto, un avión de papel aterrizó justo encima de su cabeza.
" ¿Que es esto? " Se Pregunto ella quitando el avión de papel que había enredado en su cabello.
"Nos vemos en una hora en el puente de la Constantina Benjamín"
Ella se queda pensando después de leer la nota, sentía algo muy especial por Benjamín, pero tenía miedo de las cosas que hacía, ya todo el mundo sabía con quién trabajaba Y a lo que se dedicaba, pero en el corazón no se manda, Y aunque Fiorela trataba de no dejarse llevar por sus sentimientos, lo que sentía por él era más grande que sus miedos.
