Librería
Español

Lo que duele

61.0K · Completado
Andres.R
42
Capítulos
11
Leídos
8.0
Calificaciones

Sinopsis

De todas las armas que están listas para la guerra, no hay mejor arma que la mente humana. Es donde el plan de ataque, el instinto, el entrenamiento, y donde podemos darnos cuenta de quienes son los aliados y quienes son los enemigos temidos, donde diferenciamos el amor del odio. Mia ha estado tramando y preparando su arma mortal para el tiempo tan esperado en el que la verdad saldrá a la luz con su regreso a las calles de Toronto. Libro I :Lo que duele Libro II :¿Me ayudas?

RománticoUna noche de pasiónAmor a primera vista ProhibidoAdolescentesGuerraSecretosContrato18+Venganza

1

-Es hora Mia, vámonos. - Escucho a uno de los guardias de seguridad entrar en la habitación, iluminándola con la luz que había fuera de la habitación.

-Simplemente me acosté, literalmente. exclamé sentándome en la cama y frotándome los ojos somnolientos. -Qué carajo.

-Date prisa, el jefe tiene prisa-. El portero me agarró del brazo y con solo un movimiento de mis piernas, lo tiré al suelo. Riendo al pasar por encima de él, siguiendo al resto de los guardias de seguridad hasta el piso inferior del cobertizo donde vivía desde entonces, hacía cuatro años.

-Mi querida Mía. - Dijo Brandon entrando por el gran portón negro mientras yo bajaba las escaleras de metal.

-¿Quién va a ser la víctima de hoy?- — Dijo, poniéndose los guantes que estaban cerca del ring que ocupaba el centro del cobertizo.

—Aspen Harrison . Le entrecerré los ojos, preguntándome si estaba bromeando o si hablaba en serio.

- Imposible. - Él dijo. -¿Dónde está Mateo?- ' Miré alrededor.

— Está rastreando a nuestro objetivo, ha llegado el día de poner en práctica lo que ha estado planeando desde que su familia te destruyó. Todavía no sabía si Brandon hablaba en serio, era completamente ilegible incluso para mí, que era genial leyendo a la gente y sus mentiras.

-Créeme gatita, él sabe que estás viva. - Escuché la voz de Matthew y sonreí caminando hacia él.

— Te pido que entrenes intensamente en los próximos días, tu día para brillar ha llegado. Brandon desapareció por la puerta del cobertizo con su bastón y traje.

-¿Listo para tomar un día más de esta chica de aquí?- - cuestioné riendo mientras me rodeaba de sus definidos brazos.

-Tal vez después de un beso.- Se inclinó más cerca, tomando mis labios con los suyos.

A medida que Brandon, Matthew y yo intensificamos nuestro entrenamiento de boxeo, me sentí más y más preparado para poner todo el plan en acción.

Venganza por la muerte de mi madre.

Aspen Harrison y toda su familia tenían su sangre en las manos, nuestra sangre brotaba de las hermosas sonrisas que lanzaban a los paparazzi en los grandes eventos a los que asistían. Eran cinco, cinco miserables hijos de puta. Empezando por la pareja de anfitriones, Joe y Barbara Gottschalk, los más culpables, luego los niños Aspen y Anna Gottschalk, los que pagarían el precio. Y para cerrar la cuenta, mi puerta de entrada a la familia, Caroline Wolves, la ahijada de Bárbara.

Brandon quería lo mismo que yo, el final de esta familia y por eso nos juntamos, rastreando meticulosamente la caída de los responsables de nuestra caída. El motivo de Brandon era secreto, al igual que todo el dinero que estaba dispuesto a gastar en mi plan, y Matthew, como buen hijo y gran amante, estaría a mi lado para lo que necesitara.

-¡Es todo por hoy!- - Dijo Matthew luego de ser derribado en la lona una vez más, conmigo sobre su pecho viendo como su mano golpeaba la tela debajo de nosotros pidiendo un descanso.

-¿Estás seguro de que quieres ir conmigo?- — Me burlé subiendo y bajando de la colchoneta, sosteniendo la enorme botella de agua casi vacía.

-Solo tú puedes derribarme, Mia. - Bajó a mi lado para enfrentarme.

- Vos no vales nada. — susurré después de beber el resto del agua de la botella.

-Y así es como te gusta...- susurró de vuelta, acercándose lentamente.

— Aquí no, los guardias de seguridad están mirando. Arqueé mis cejas hacia él. Por mucho que habíamos estado durmiendo juntos desde que llegué a Brandon, Brandon no podría haber adivinado sobre la -cosa- con Matthew o el plan terminaría en el mismo momento. El plan implicaba mucho más que peleas y buenas mentiras, pasaríamos por el camino más sucio que existe para engañar a alguien... El corazón.

Mientras yacíamos juntos, Matthew me acurrucó contra su pecho, uno de mis lugares favoritos, acariciando mi cabello que aún se estaba secando por la ducha que acababa de tomar. Dejé escapar un fuerte suspiro, apoyé mi mano en su pecho y fui el blanco de sus ojos azules.

-¿Qué miedo veo en el rostro de Mia Wonderwill?- cuestionó.

— Tal vez... He esperado mucho tiempo el día que se acerca. Suspiré.

-Conozco a ese gatito. -Me besó en la frente. -Y yo digo que estás más que listo-. Sabes que no me iré de tu lado, ¿verdad?

-Tengo miedo de que te pase algo-. Dijo, levantando la cabeza para mirarlo a los ojos. -Sabes que por mí, yo no estaría involucrado en esto.

- Haz de tus palabras mis palabras. - Dijo tirando de mi cara por la barbilla, obligándome a sellar sus labios lentamente provocándolo.

— Ahora mejor aprovecho este cuerpecito que ya no voy a usar. - susurré subiendo a su regazo y viendo su mirada cambiar a fuego en segundos.

- Él es todo tuyo. Sonreí ante sus palabras.

-Carolina, discúlpame. — Dos golpes en la puerta del dormitorio me sobresaltaron. Era Vitória, la cocinera, cerré el libro en mi mano prestándole atención.

— El conductor está listo para llevarte a la universidad. Resoplé, levantándome.

-Pensé que Aspen me iba a llevar. - le dije, poniéndole la bota roja en los pies.

-Tuvo que salir con el Sr. Joe al amanecer. - La punzada en mi corazón no estaba disimulada en mis facciones. -Pero, él deseó que tuvieras un gran día.

- Gran día... - Solté una risa nasal, soltando mi desordenado cabello rojo y pasé mi dedo entre ellos solo arreglándolo. -¿Está en casa para el almuerzo?-

-No sé cómo decirle señor...

Solo Caroline, por favor. Le sonreí, Victoria básicamente nos crió como niños. Aspen y Anna incluso la llamaron mamá en ausencia de Bárbara, hasta que mi madrina los sorprende en el acto.

-¿Necesito hacerte un café rápido?- - Negué haber cerrado mi bolso después de meter los libros en él. -Está bien, voy a bajar-.

No sabía por qué los asuntos secretos de Joe y Aspen debían terminarse a las cinco de la mañana, dado que Aspen cumplió los veintinueve años, nunca hemos tenido tiempo para una conversación decente. No es que quisiera tenerlo todos los días, pero el interés que siempre he cultivado por él no me permitía pensar de otra manera.

Me subí al auto y le envié un mensaje de texto a Anna, quien me invitaba a su degustación de bodas con Paul, el mejor amigo de Aspen. Como si esto no fuera más que un acuerdo comercial, la modelo supo cuánto agregaría a su carrera y lo aceptó como si realmente lo amara. Miré a mis ojos marrones a través de la cámara del dispositivo, haciendo todo lo posible para no correr el rímel que froté en mis pestañas. Me bajé del carro sin nada de entusiasmo por la clase de hoy, estudiar comercio exterior no era tan emocionante pero saber que me permitiría trabajar con Aspen y así pasar más tiempo con él era una buena condición para continuar después de un año de puro aburrimiento.

Faltaban quince minutos para el inicio de clases y decidí tomarme un capuchino para entrar en calor esta mañana de invierno, la cola era media y no debía preocuparme por llegar unos minutos tarde. Le advertí a mi compañero de clase Liam sobre la cola y bloqueé mi teléfono antes de meterlo en el bolsillo de mis ajustados pantalones negros.

Después de ordenar y esperar en una de las mesas, tomé el libro que me estaba ayudando a entender mejor las clases y lo leí mientras esperaba.