Capítulo 2
El punto de vista de Fabiola
Llevo días llorando. Tengo los ojos hinchados y el pecho me duele como nunca creí posible.
No puedo detener el aluvión de emociones que se desata en mi interior, pero al menos en este auto, no importa.
Giro la cabeza y miro el tablero. Las luces tenues son mi única compañía.
No me he movido de aquí en dos días. No he vuelto a casa. No he querido verlo.
Adrián.
El hombre en quien pensé que podía confiar. El hombre que pensé que me elegiría. Pero no, la eligió a ella. Y ahora, me queda recoger los pedazos de algo que parece estar destrozado sin remedio.
Mi teléfono vibra en mi regazo y me saca de mi espiral.
Me limpio la cara, aclarándome la garganta, intentando actuar como si todo estuviera bien aunque todo esté muy lejos de ser así.
Ella es Lacy, mi hermana.
Deslizo la pantalla y respondo, forzando una sonrisa tensa que sé que no puede ver. —Hola , Lacy. ¿ Qué pasa?
Hay una pausa al otro lado. Su voz es frenética: —¡Menos mal que contestaste! Adrián me llamó. Dijo que no has vuelto a casa y que está preocupado por ti. ¿Qué pasa, Fabiola ?
¿Preocupado? ¿Adrian está preocupado por mí?
Solté una risa amarga que parecía más bien un atragantamiento. No está preocupado por mí, está preocupado por sí mismo .
Me trago el nudo que tengo en la garganta y me aclaro la voz, intentando mantener la fachada en alto.
—Oh , decidí quedarme una semana más en Europa. Olvidé por completo llamarlo. —Parece una excusa floja, pero no me atrevo a decirle la verdad a Lacy.
Lacy no se lo cree. Puedo notar la preocupación en su voz. —Por favor, llámalo. Me ha estado escribiendo sin parar sobre ti. No puedo dormir a los bebés si me está acosando .
Asiento, aunque no me ve. —Lo haré. No te preocupes. Hablaré con él. Gracias, Lacy. Adiós .
Antes de que pueda decir nada más, cuelgo.
El silencio me oprime, más pesado que antes. ¿Adrian está preocupado por mí? Eso me da ganas de reír, pero en cambio, siento que la rabia me sube del pecho.
Una semana. Una semana es perfecta.
Tengo tiempo para pensar. Tiempo para planear. Tiempo para planear una venganza tan fría y calculada como la del hombre que me rompió el corazón.
¿Adrián cree que estoy de vacaciones? Pero no. Estoy aquí, planeando destruirle la vida.
