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Capítulo 8

Todo en ella me resulta atractivo. Llevo mucho tiempo queriendo escuchar su voz. Tan suave y estratégica. Quiero preguntarle si estudió lingüística en la universidad.

Pero no lo hago.

Las strippers no parecen pertenecer al grupo de personas con estudios. La mayoría se dedica a esto porque, en general, no consiguen trabajo debido a sus cualificaciones. Estoy muy segura de que Bells entra en esa categoría.

Me acerco al reproductor de música y extiendo la mano para tocar el botón negro de reproducción. Pero me detuve.

- ¿Qué le ocupa el tiempo, señor? -

Me alejo del reproductor de música. - ¿ Podemos hablar unos minutos? -

Ni siquiera me deja terminar mi declaración. —No . —Entonces , se baja de la mesa y camina con delicadeza hacia el reproductor de música. Observo sus uñas rojas y brillantes presionar el botón, e inmediatamente, Naughty girl de Beyoncé suena a raudales por los altavoces ubicados en diferentes rincones de la sala.

Lo que Bells haga después, no lo olvidaré jamás en mi vida.

Quiero preguntarle cuánto tiempo le tomó dominar el arte de la seducción.

Una vez que la música comienza a sonar, ella se mueve lentamente hacia la mesa, su cintura moviéndose con una fluidez asombrosa.

¿Cómo diablos hace ella la danza del vientre como si simplemente estuviera girando el pomo de una puerta?

Su cintura se mece de un lado a otro y levanta las manos. Lentamente, sus dedos se entierran en su cabello y lo recogen en una coleta. Quiero decirle que se suelte el pelo, pero me contengo y me siento a observarla.

Sus manos golpean la mesa y se mueve como un leopardo. Mis ojos se abren de par en par al verla sujetar el poste y empezar a girar alrededor de él como si estuviera hecha para ello.

La música de Beyoncé sigue sonando y puedo sentir el efecto de las letras afectándome, junto con el baile de Bell.

Me gusta cómo mantiene el contacto visual conmigo durante todo el baile. Su mirada me incita a acercarme, como si me estuviera atrayendo hacia ella, pidiéndome que me acerque.

Pero no me muevo. Estoy pegado a mi asiento.

Se desliza por el tubo y abre las piernas lo suficiente como para que pueda ver la parte interior de sus muslos. Las cierra, se sacude lo suficiente y se desliza sobre la mesa.

Ella yace sobre ella y sigue retozando en la mesa como si estuviera pasando el mejor momento de su vida.

Luego su cabello se suelta y fluye hacia afuera y detrás de ella.

Cuando baja de la mesa, lleva los pies descalzos. Sus tacones han quedado tirados por ahí.

Cuando se acerca lo suficiente para que pueda inhalar su aroma.

- ¿ Qué haces, mujer? - susurro en voz baja.

Ella está de pie frente a mí, mirándome fijamente. Levanta ambas manos hasta los hombros y sus dedos se envuelven alrededor del tirante de su bralette.

Uno de ellos es tirado hacia abajo para dejar libre uno de sus alegres pechos, y sé que esta noche, algo acalorado sucederá.

El punto de vista de Taleela

Me siento realizada. Verlo con esa mirada de impotencia y aturdimiento me da una satisfacción inexplicable. Disfruto de cómo me observa mover el cuerpo.

¿Alguna vez has exagerado solo porque alguien que te atrae está cerca y te observa?

Sí, así es como me comporto ahora mismo. No me desnudaría así para un cliente habitual.

Fíjate que no me gusta. Es atractivo, lo admito, pero no es mi tipo.

Y él también es un cliente habitual. Disfruto atormentándolo.

La música llega al interludio, e inmediatamente caigo al suelo, estirándome como una pitón. Estoy erguida, tan erguida como la barra en la que bailo, y lentamente empiezo a levantar la cabeza, empezando por el pelo. Mis dos manos recorren la piel desnuda de mi abdomen hasta que ya no siento la espalda contra el suelo frío.

Me siento sobre mi trasero y me separo con destreza, consciente de que respira hondo y se pregunta de dónde me ha conocido. Al ponerme de pie, me acerco a él, rodeándome el cuerpo con ambas manos.

Echo la cabeza hacia atrás y caigo al suelo con facilidad a sus pies. Giro el cuerpo y le doy la espalda, ejercitando mi cintura. Sé lo bien que lo hago. Sé que lo llego porque siento el roce de sus nudillos contra la piel de mi espalda.

Así que me inclino hacia adelante y muevo la cintura, rodeándole el cuello con mis brazos adornados con joyas y deslizando mis dedos entre su cabello. Cierra los ojos al instante y se relaja en la silla, suspirando profundamente de placer. Sonrío con suficiencia, disfrutando de su indefensión.

Tanto por actuar como un macho alfa hace unos minutos, cuando estábamos abajo.

Soy consciente del tiempo y también de que ha vaciado su cartera en mí. Sonrío con satisfacción. En cuanto la música deja de sonar, me levanto.

—Ya pasó. Ya puedes irte —digo con voz distante. Como si no tuviera ni idea de lo que pasó en tan solo unos minutos.

Kal se queda un poco desconcertado por mi tono de desdén. Sin pensarlo, se pone de pie y empieza a caminar hacia la puerta que da a la sala privada.

Ya estoy respirando aliviada cuando se detiene, con las manos en el pomo de la puerta. Se gira para mirarme antes de hablar.

- ¿ Puedo al menos invitarte a una bebida o dos? - pregunta en tono suplicante.

Niego con la cabeza, consciente de que debo tener cuidado con este hombre. - No, no tengo tanto tiempo. -

Kal suelta la mano del pomo de la puerta. Regresa a donde estoy, cerca de la mesa.

—¿Por favor? Sé que no debería pedirte esto, pero piensa que tengo muchas ganas de hablar contigo porque me pareces muy atractiva. Solo una copa o dos, y nos vamos .

Cierro los ojos y suspiro, pensando si debería aceptar su oferta o rechazarla. Cuando abro los ojos para mirarlo, tiene una mirada suplicante en sus ojos verde azulados que me resulta muy difícil resistir.

- Bueno. -

Hay una mirada de alivio en su postura. Su rostro se relaja y sonríe como un adolescente emocionado. —Muchas gracias .

Extrañado por lo educado que es ahora, casi pongo los ojos en blanco. —Pero tendrás que irte primero. Nos vemos en el bar. —

—Pero … —empieza , pero una mirada mía lo calla y sale de la habitación, dejando el aroma de su perfume amaderado para que yo lo inhale.

En cuanto se fue, me agaché de inmediato para recoger el dinero que me había dado. Puede que me llevara varios minutos, pero no lo hice.

Puede irse si no tiene suficiente paciencia. Aunque si lo hace, me decepcionaría un poco.

Entonces, rápidamente recogí el dinero y acomodé los billetes en el sofá del que él acababa de levantarse.

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