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Capitulo 1. La visita

Baja del coche visualizando la casa de sus padres con aquellas decoraciones navideñas que tanto le molestaba. Lance vuelve los ojos en blanco, ajusta su traje para luego cerrar la puerta del coche.

Se encamina hasta la entrada de la casa y de la nada es abierta siendo recibido por su madre quien lo mira como si hubiera visto a un fantasma a una persona extraña.

—¡Lance! —Casey sale sorprenda de la casa —. Hijo, ¿has venido a casa?

Lance observa a su madre, ya era una mujer bastante mayor, pero siempre se preocupaba por él aunque ya no fuese un niño. Pero aquel recibimiento no se lo espero, parecía como si le molestara o preocupara su presencia.

Hasta el mismo estaba asombrado de haber ido a casa de sus padres en esas fechas que para él eran de lo peor.

—Hola madre, no parece que te alegraras de verme. Puedo regresar por donde vine—le dice en tono burlón.

—Yo… es que yo… bueno, yo no te esperaba hijo mío —sonríe besando su mejilla con amor —. Pero me alegra que este año decidieras pasarlo con nosotros —responde como con dudas.

—No te preocupes, no me quedare muchos días, tengo que volver al trabajo en poco tiempo —no le da importancia a la actitud de su madre, era normal que actuara de esa manera.

Casey muestra una cara de decepción, pero a la vez de preocupación.

—Sabes que no me gusta la navidad —este frunce el ceño ingresando en la casa —. No pongas esa cara por favor, madre. Tampoco es el fin del mundo que no desee quedarme mucho tiempo.

Incluso por dentro la residencia era peor que por fuera. Niega y se concentra en lo importante.

—¿Cómo es que mi papá te permite poner la casa así? —se queja quitándose el saco y la corbata —. Esto parece un circo, madre —camina hasta el bar para servirse un trago.

—La verdad es que no le gusta para nada, en eso has salido a él. Me pelea todos los días que quite todo esto, pero a esta casa le hace falta animosidad. Ya sabes que tu padre es un poco frío.

—Apoyo que te pelee en que lo quites, es horrible…—responde tomando un trago.

Su madre ve a su hijo desde lejos, parecía agotado, y no era para menos hizo un viaje bastante largo para poder estar con su familia, cosa que no había hecho en 10 años y el que lo hiciera ese año la asombraba.

Por otro lado, era mucho tiempo para estar alejados de ellos. Y ya no eran tan jóvenes como antes. Cauther y ella ya no eran los jóvenes de antes, los años pasaron factura con ellos, sin embargo, su hijo se negaba a querer formar su propia familia.

Ella se preguntaba todos los días cuando la harían abuela, o cuando su hijo decidiría casarse con una buena muchacha, pero eso nunca pasaba.

Lástima que ella y su esposo no pudieron volver a tener más hijos, suspira porque tenía que conformarse con las decisiones de su único hijo.

—¿Cómo van las cosas en la empresa?

—Pesadas, pero bien… de hecho tengo mucho trabajo, por esa razón solo me quedare para la… —mira su trago—. Para la cena que seguro que prepararas y luego me iré.

—Lance, pero si acabas de llegar. Y la cena es mañana.

—¿Dónde está papá?

Ella se percató de que estaba ignorando sus reproches.

—Ha pasado mucho tiempo desde que...

—No quiero hablar de eso, madre —la interrumpe, para luego beberse por completo el trago.

Casey aplana los labios, era triste como esa amistad entre Lance y Charlotte había terminado. Cuando ella le contó que ella se había ido del país aquella mañana de navidad él se molestó mucho, tanto que fue a casa de Serena para pedirle que le dijera a donde se había ido su hija.

Pero Serena estaba muy enojada con él, y nunca le dijo para donde se fue. Ni siquiera a ella misma se lo confeso. Lo que sí pudo decir fue que Charlotte le dijo a su madre que no quería volver a ver a Lance, ni tener que compartir la cena navideña con él.

Su hijo le contó que Serena le comento aquello cuando la fue a buscar, y al día siguiente, y al siguiente… y así estuvo Lance detrás de la morena por un mes entero o quizás más. Todos los días visitaba a Serena o la esperaba en la casa para rogarle que le dijera donde estaba su hija.

Según él, necesitaba hablar con ella. Pero jamás supieron sobre que…

Hasta que un día se cansó de insistir al ver que Charlotte se rehusaba a dar autorización de que él la pudiera localizarla, y simplemente él le dio otro rumbo a su vida. Con el tiempo se marchó de casa y fundo su propia empresa después de graduarse.

Su padre le ofreció asociarse a la compañía familiar, y este acepto. Pero eran pocas las veces que viajaba a Washington para asuntos de la empresa, o familiar. Y cuando lo hacía era por alguna reunión extraordinaria que su padre organizaba. Como socio del 40% su participación era importante.

Del resto, Lance vivía solo en Alemania.

Desde ese momento, su hijo nunca quiso celebrar navidad, a pesar de todas las invitaciones hechas por Casey, Lance no asistía; siempre daba una excusa y se saltaba esas fechas. Al parecer le traía malos recuerdos.

Bueno, eso era lo que pensaban todos…

—Tu padre llegara por la noche, está en Nueva York con Mark el esposo de Serena.

—Que bien, iré a dormir un poco, llámame cuando llegue.

—Lance…

Pero él no le contesta, Casey muerde sus labios y lo ve subir las escaleras bastante agotado.

—¿Y cómo se lo digo ahora?

[…]

Su habitación era tal cual como la recordaba, su madre no había hecho arreglos de ningún tipo. Seguía siendo aquella habitación del adolescente aquel de 10 años atrás.

El CEO se da la vuelta en la cama reposando la cabeza de la almohada, cierra los ojos y el rostro de ella le llega de la nada. Luego los abre y termina por sentarse en la cama, niega.

—Basta de eso… ella hizo un buen trabajo para mantenerse oculta de mí por todo este tiempo, así que, el que haya venido hasta acá no quiere decir que tenga que recordarla.

Se para y camina hasta el cuarto de baño, necesitaba una ducha…

A las horas sale de su habitación para buscar algo que comer, ya que había salido directo de la empresa y tomó el vuelo directo a casa de sus padres. Lance bajo las escaleras un poco más fresco y desahogado de ese traje.

Tomó el camino a la cocina encontrando a su madre allí metida con la cocinera.

—¿Has descansado?

—No, no lo hice —toma una manzana y le da un mordisco —. ¿Qué es lo que estás haciendo madre?

Le pregunta al verla darle instrucciones a la cocinera.

—Bueno, hijo, es que… —sonríe medio dudosa.

—¿Qué? —frunce el ceño mientras se comía la manzana —. Se me olvido decirte que me estaré quedando en mi apartamento, después de la cena me iré. Y no me armes el drama, sabes que tengo mi propia casa y mi vida.

Ella pestañea, pero no dice nada. Lo que le pareció extraño; algo estaba ocurriendo… de pronto el timbre de la casa suena y su madre ensancho la mirada mirando hacia la puerta.

Él hizo lo propio y termina por ir él mismo a abrir la puerta.

—Lance… hijo espera un momento —susurra.

Pero él la ignora y sigue hasta la puerta, al abrirla es recibido por un par de enormes ojos verdes, cabello rizado y piel morena.

Al verla se queda impactado, y ella al verlo también le sucede lo mismo.

—¡Lance!

—¡Charlotte!

La morena pestañea varias veces, pero no dice nada, y él tampoco tenía que decir, solo pudo mirarla de abajo hacia arriba y darse cuenta de la mujer en que se había convertido, era aún más hermosa que antes.

Lejos quedo aquella joven de 17 años…

Su cuerpo cambio totalmente, aunque seguía siendo muy baja de estatura, pero toda ella era perfecta. Y se atrevió a pensar que era más bella que antes, el CEO traga saliva y cuando piensa en decir algo al fin es interrumpido.

—¡¿Lance?! ¿Qué haces aquí? —era la voz de Serena, él pestañea al reparar en esa pregunta.

< ¿Qué clase de pregunta es esa?>

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