Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 8. Manada de aullidos salvajes

Fruncí el ceño ante la sugerencia, disgustado por la idea.

—¡No! Ni se te ocurra pensar en hacerlo, tío. Te lo advierto —rugí furiosamente, con mis instintos protectores despertando—. Zander nunca debería saber nada sobre Austin. Es mi hijo y nunca lo voy a utilizar en esta guerra sucia entre él y yo —espeté, mirándolo con determinación.

El tío asintió, su expresión sombría mientras comprendía el peso de mi decisión.

Nadie, ni siquiera mi tío, usaría jamás a mi hijo como peón para vengarse del Rey Alfa. Sabía que Zander tenía innumerables enemigos, y si se enteraban de que Austin era su hijo, lo usarían en su contra. Si alguien descubría que yo tenía el hijo de Zander, vendrían a por nosotros dos. Por eso había mantenido a Austin oculto, incluso de su propio padre.

Zander Blake era un hombre despiadado y de corazón frío. Me odiaba y consideraba a mi hijo como un simple recordatorio del pasado, una carga que quería borrar de su mente. Sabía que mataría a mi hijo sin pensarlo dos veces.

La vida me había enseñado duras lecciones y las traiciones que había enfrentado me habían hecho cautelosa y vigilante. Ya no era la niña ingenua que había sido antes. Ahora era madre y nada iba a amenazar la seguridad de mi hijo.

Después de perderlo todo, sólo me quedó Austin.

—¿Qué puedo decir entonces? Soy sólo un viejo inútil —se burló el tío, con la frustración reflejada en su voz.

—¡Tío! —suspiré, acercándome—. No es así. Sólo tienes que confiar en mí. Yo me encargaré de nosotros, ¿de acuerdo? —lo tranquilicé con determinación.

De repente, una de mis solicitudes fue aceptada y recibí una llamada para una entrevista.

"¿Ves? Mi suerte no es tan mala", dije, con una pequeña sonrisa tirando de mis labios mientras compartía la noticia.

—¿En serio? ¡Genial, Selena! ¿Dónde es la entrevista? —preguntó el tío, con los ojos iluminados de esperanza.

Dudé un momento antes de responder: “Manada de Aullidos Salvajes”.

El rostro del tío palideció. “Pero… ¡eso es en el norte!”

Asentí y respiré profundamente.

—Sí, lo es —respondí mientras mi mirada se dirigía hacia mi hijo, que estaba inocentemente absorto en mirar televisión, con una sonrisa despreocupada en su rostro.

Estaba haciendo todo esto por mi hijo.

Después de cenar, mientras todos nos preparábamos para dormir, sentí que era el momento adecuado para compartir la noticia con Austin.

—Austin, cariño, tengo que decirte algo —comencé, tratando de suavizar la inminente revelación.

—¿Qué pasó, mamá? —preguntó, sus inocentes ojos azules parpadeando con curiosidad.

—Cariño, tengo que ir a otra región por un trabajo, pero una vez que esté instalado, podemos mudarnos —le expliqué suavemente, viendo como su rostro inocente se llenaba de tristeza.

—¿Tengo que vivir sin ti durante un tiempo? —preguntó, con el labio inferior temblando en una muestra de emoción desgarradora. Asentí, luchando por contener mis propias lágrimas.

—Está bien, mamá —dijo en voz baja, con un tono de decepción en la voz.

Me dolía el corazón al ver a mi pequeño sufrir tanto a tan tierna edad. La vida lo había obligado a crecer demasiado rápido y no pude evitar jurar que después de esto nunca tendría que enfrentar más dificultades.

—Austin, sabes que mamá te ama mucho —le aseguré, apartando suavemente su cabello oscuro y dándole un suave beso en la frente.

—Yo también te amo, mamá —dijo, con los ojos brillantes de esperanza e inocencia.

Ahora, lo único que tenía que hacer era conseguir este trabajo y nuestros problemas se acabarían. Solo esperaba que nada saliera mal esta vez.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.