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Capítulo 2

Mauricio estaba amarrado a la cama, completamente desnudo con las piernas elevadas, mientras usaba un antifaz y al pie de la cama, se encontraba otro hombre, completamente desnudo, sujetando las piernas del chico mientras lo hacía suyo...,

Natalia dejó caer la bolsa con el regalo para su novio y a pesar del ruido, la pareja en la habitación no se dio por aludida. Natalia caminó en silencio a la salida, cerró la puerta con el seguro puesto y regresó a su auto. Quizás estaba mal, quizás estaba loca y no había nada en realidad, pero cuando Natalia encendió el motor de su auto, lo hizo con la certeza que su corazón se había roto y en silencio manejo de regreso a su casa, distraída por lo sucedido, su celular comenzó a sonar, eran mensajes de Mauricio, se trataba de un mensaje largo que Natalia no alcanzaría a leer por completo, algo dónde la llamaba aburrida y que necesitaba a alguien para ser libre. Natalia no era de las chicas que manejaran mientras leían el teléfono, ella era una mujer responsable y sabía de los problemas y peligros que involucraban en manejar y hablar, así que alzó la mirada después del rápido vistazo, pero fue demasiado tarde para evitar cruzar el semáforo en rojo que estaba frente a ella. Espantada pisó el freno de su coche que se detuvo casi de inmediato, pero no evitó impactar a un coche en la parte posterior, sacudiendo su humanidad, agitándose dentro de su auto, pasando de un momento a otro, del dolor y la incertidumbre de un corazón roto, al desconcierto y el miedo de la adrenalina que explotaba en su auto, mientras este daba giros violentos en mitad de la autopista y el mundo por un momento parecía temeroso de ella misma, mientras escuchaba una serie de impactos a su alrededor, observando como su teléfono volaba en todas direcciones, hasta que finalmente, el mundo quedó en silencio. Natalia estaba sujeta con fuerza al volante de su automóvil mientras que su teléfono iluminaba la parte baja del asiento del copiloto y sin saber cuántos minutos pasaron, escuchó el golpeteo de alguien sobre la ventana. Natalia bajó el vidrio aún conmocionada por lo sucedió, sin atreverse a mirar a quién la llamaba.

---- Señorita ¿está bien? ---- Preguntó una voz varonil, Natalia se giró y se encontró frente a un hombre de una edad difícil de calcular, con el cabello negro peinado hacía atrás, pero con raíces rubias, sobre un rostro estéticamente bello y uso ojos dorados, tan hermosos como el oro. El chico vestía un pantalón de vestir negro con una camisa blanca y una corbata negro con dorado, llevaba las mangas recogidas mostrando dos varoniles brazos y usaba lentes de montura cuadrada, llevaba una barba ligeramente descuidada y de color dorado. Una vez que Natalia bajó, de su auto, pudo ver que el chico era significativamente alto y de complexión delgada y mientras caminaba en dirección al tercer auto involucrado Natalia se dio cuenta que era un auto de la policía y supo de inmediato que estaba metida en problemas, había causado un accidente y estaba metida gente de la policía, seguro la acusarían de daños a la nación, después vio el coche con el que había chocado y por un momento sintió como si se le parara el corazón. El auto se veía lujoso, cromado en un color negro opaco, pero perfectamente bien cuidado, era un auto lujoso, poco llamativo y que en las placas tenía la leyenda: "#El PRINCIP3" Natalia supo entonces que estaba en problemas.

Cuando llegaron las aseguradoras, se pusieron de acuerdo, el deducible para Natalia sería alto para la imprudencia que había cometido, aunque no dejo de sentirse afortunada de no haber hecho un daño personal a nadie, sin embargo, la cuenta del auto de la policía tenía suficientes ceros para que ella supiera que estaba metida en verdaderos problemas, porque cuando el chico de la aseguradora miró el otro auto suspiró resignado, sugiriéndole que buscara alguna clase de acuerdo con el dueño del automóvil o de lo contrario se verían en grabes problemas.

Natalia miró su teléfono roto, intentó contactar con su madre después de todo el tiempo que había estado sin hablarle y se imaginó todas las cosas que le diría, el cómo la regañaría por haber causado esa clase de problemas y también se sintió, por primera vez en su vida, realmente miserable y abandonada, con un mensaje que no pudo terminar de leer y que decía: Aburrida. La chica se sentó en la banqueta, mientras que el agente de la aseguradora terminaba los arreglos con la patrulla, cuando un auto negro tan lujoso como con el que la chica había chocado, llegó a escena. Se trataba de un hombre de raza negra, con el cabello trenzado y no muy largo con el perfil de su cara bien delineado por el cabello y mirando el golpe del coche, soltó un silbido de asombro, burlándose de la persona que tuviera que pagar por las reparaciones del príncipe.

---- Wow hermano, esto no será barato---- Explicó el chico de raza negra

---- No importa D, sólo arréglalo---- Expresó el hombre de cabello negro y raíces doradas.

---- Disculpen---- Alzó la voz Natalia, mientras se acercaba a ellos---- Lo siento ¿está usted bien?---- Preguntó la chica con los ojos llorosos, el teléfono roto en su mano y el alma aún asustada.

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