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Jefe Atrevido: Amor Retardado

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Josefina Navarro
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Sinopsis

A Vanesa le gustó Satiago durante tantos años. Pero Satiago nunca la entendió desde el casamiento hasta el divorcio. Por suerte, no era el tipo que se ponía a sí mismo en el callejón sin salida. Era rica y guapa, no se preocupaba en absoluto por no poder encontrarse con su príncipe azul que le cuidaba y amaba. Por eso, no insistió más. Pero cuando le todo salía bien en el amor, ese ex-marido, que le importaba nada antes, de repente sintió afecto a ella, dijo que le parecía atractiva y se arrepintió...

RománticoCEOMatimonio por Contratolove-triangleSEXO

Capítulo 1: Divorcio

Era San Valentín cuando Vanesa Ortega y Santiago Icaza acudieron al Registro Civil para pasar por los trámites de divorcio.

Había una larga fila en la ventanilla donde se hacía el certificado de matrimonio, en cambio no había casi nadie en la ventanilla para tramitar los papeles de divorcio.

Vanesa se quedó en un lugar no lejos mirando un rato, luego sonrió con cierta impotencia.

«No está mal, al menos no tengo que hacer la cola».

Pensé que había elegido un día oportuno.

Santiago llegó al rato. Vanesa lo vio cuando entró.

Vanesa estaba un poco orgullosa.

No fue ella quien propuso el divorcio, pero no le importaba, en cambio cooperó de forma activa en el procedimiento.

De todos modos, era decente.

Santiago se acercó a Vanesa, frunciendo el ceño inconscientemente.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Vanesa sonrió.

—Llevo un largo rato, no esperaba que llegaras tarde.

Santiago hizo una pausa.

—He tenido una reunión de improvisto hace un momento, por eso se me hizo tarde.

Vanesa asintió.

—Pues vamos, no hay casi nadie en la ventanilla.

Ambos firmaron el acuerdo de divorcio de antemano.

Santiago fue muy generoso con Vanesa, le dio suficiente dinero, le repartió una parte de las acciones de la empresa, e incluso puso a su nombre algunas propiedades inmobiliarias.

Debido a que no tenían hijos, no había objeción a la división de los bienes. Por lo tanto, el procedimiento de divorcio se completó rápidamente.

A la espera de que le quitaran el certificado de matrimonio y le emitieran el certificado de divorcio, Vanesa miró hacia abajo durante mucho tiempo y se quedó en trance

«Esto es todo, ¿eh? Tan rápido como el día de registrarse el matrimonio».

Hacer los trámites de matrimonio y divorcio era fácil, pero el amor no era.

Vanesa siempre había tenido claro que Santiago no la amaba, por eso cuando Santiago propuso el divorcio, solo se sorprendió por un instante antes de estar de acuerdo.

No tenía sentido intentar molestar a uno que no le amara. Ella no era ese tipo de mujer.

Santiago también miró el certificado de divorcio que tenía en mano durante mucho tiempo. Luego se puso de pie primero y se volvió hacia Vanesa.

—Es mediodía, comemos juntos.

Vanesa se quedó reaccionando por un momento, luego le dedicó una sonrisa..

—Claro, es necesario una comida de despedida.

Santiago la miró fijamente, dentro de poco volvió para salir.

Vanesa exhaló antes de levantarse y salir.

Los dos fueron a un restaurante de cinco estrellas que no estaba muy lejos.

Había que destacar que esa comida de despedida fue bastante formal.

Vanesa se sentía inquieta, no quería mostrarlo en su expresión, pero se podía ver de otras maneras. De modo que, después de tomar el menú, se quedó mirando el precio.

—Tú invitas, ¿verdad? —dijo ella.

Santiago, que estaba al lado opuesto, bajó la cabeza para sacar un cigarro de su pitillera.

—Te he dado mucho dinero, ¿cómo es que aún tienes en cuenta una comida?

Vanesa sonrió.

—Claro que debo tenerlo en cuenta, no tengo trabajo, no tengo destrezas ni formas de ganar dinero, así que naturalmente tengo que ahorrar.

Santiago se llevó el cigarrillo a la boca.

—Las acciones y los dividendos mensuales que te he dado son suficientes para tus gastos.

Vanesa miró a Santiago.

—Solo dime si vas a invitar esta comida o no.

Curvó la boca.

—Te invito.

Dicho esto levantó las cejas

—¿Te importa?

Se refería a su cigarro.

Los ojos de Vanesa se posaron en el cigarrillo de Santiago. En el pasado Santiago nunca había fumado delante de ella. Había salido de su papel como marido rápidamente, solo acababan de divorciarse y ya cambió su actitud.

Volvió a fijar los ojos en el menú.

—No me importa.

Después de hablar, Vanesa se volvió hacia el camarero.

—Tráeme todos estos, quiero los platos más caros.

El camarero se quedó desconcertado.

—¿Está segura de que quiere tantos?

Santiago estaba enfrente sosteniendo un mechero para encender el cigarrillo, habló directamente sin ver lo que había ordenado Vanesa.

—Trae todo, ve a prepararlo.

El camarero sonrió avergonzado.

—Bien, esperen un segundo.

Santiago encendió el cigarro, dio una calada y luego exhaló lentamente el humo.

Miró a Vanesa y al rato dijo,

—Hasta ahora no me has preguntado por qué quise divorciar.