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2

Recuperé el aliento disfrutando de la distancia de ellos y luego sentí mis piernas de nuevo, en un rápido movimiento comencé a correr. Pero antes de cruzar la plaza sentí que unos brazos me roJuanban y mi cuerpo golpeaba el suelo.

Un dolor agudo golpeó mi brazo derecho y gemí, mis ojos se cerraron y comencé a llorar de nuevo.

"No vas a ir a ningún lado hermosa"- Su voz me susurró al oído, Oscar.

"Déjame ir"- suplico entre lágrimas y sollozos.

"Ahora eres nuestra, no te irás a ningún lado"- Balbuceó apretándome entre sus brazos mientras los míos palpitaban.

¿Me dejó caer tan fuerte que se rompió? No habría manera....

"Por favor, ya te dije que no vi nada"- Entrecerré los ojos y sentí que sus brazos se relajaban a mi alrededor.

Entonces una mezcla de coraje y audacia se apoderó de mí, abrí los ojos viendo a sus hermanos a lo lejos observándonos. Oscar parecía distraído, así que levanté mi brazo derecho y lo flexioné, en un movimiento preciso golpeé a Oscar en la cara tan fuerte que me dolió.

Gimió, se tapó la nariz con la mano y se echó hacia atrás. Así que me levanté de nuevo y comencé a correr lo más rápido que pude.

Ninguno de ellos vino detrás de mí, muy probablemente porque estaban ocupados con su hermano y su nariz rota.

Cecilia de Krakenburg

Cuando amaneció aún tenía los ojos abiertos, no pude dormir durante la noche. Como si esos cuatro patas fueran la peor de mis pesadillas, y realmente lo son.

Me levanté de la cama sintiendo que me dolía la cabeza por todo lo que pasó. Consideré quedarme en casa hoy, pero sería peor infierno aquí que afuera. Así que de mala gana fui al baño, me miré en el espejo y vi lo cansada que estaba.

Mi cabello negro estaba todo encrespado y encrespado, debajo de mis ojos color miel había profundos círculos negros. Estaba cansado, agotado, derrotado.

Necesitaba enfrentar solo un día más... y al final, cuando regrese y me acueste en mi cama, podré descansar.

Con un largo suspiro me compuse y comencé a arreglarme después de tomar una larga ducha fría.

No quería quedarme a tomar un café porque sabía que no lo tomaría. Mi padre estaba acostado en la sala de estar y mi madre estaba drogada en el dormitorio. Lo mejor que pude hacer fue salir de la casa lo más rápido posible antes de que mi papá me viera y sus manos grandes y sucias me encontraran.

Recorrí el mismo sendero que ayer y sentí mariposas en el estómago y mi cuerpo se congeló, cada momento se repetía en mi cabeza y la desesperación se apoderaba de mí. Crucé la calle casi a la carrera y entré en mi cafetería habitual.

"Hola Cecilia, ¿cómo estás?"- El encargado me saluda como todas las mañanas.

"Hola Leonard, estoy bien"- sonreí y me senté frente a Nara

"¿Qué te pasó?"- Preguntó mirándome de arriba abajo con sus ojos claros y grises.

"Es una larga historia"- digo en voz baja llevándome las manos a la cara- "Estoy exhausto"

"¿Era él otra vez?"-Me tomó de la mano-"Solo das la señal e iré allí y lo mataré"

Nara es una chica fuerte, su expresión muestra que no se deja sacudir fácilmente. Ella también estudia derecho conmigo, pero a diferencia de mí, ella no quiere ser abogada, quiere ser delegada.

Ella sigue diciendo que va a sacar del poder a la primera dama, lo cual me resulta muy difícil. Ellos son dueños de este lugar

"Aguanta, solo unos meses más y serás libre"- Sonrió tratando de consolarme.

Pronto nuestros pedidos están sobre la mesa y comenzamos a comer, ella continúa hablando sobre su noche en la fiesta de los Cooper y lo divertido que fue. Estoy un poco celoso, ella está disfrutando de su vida mientras yo tengo que estar encerrado en la casa deseando que mis padres se maten entre ellos.

"Tenías que verlo, ella solo se sentó en su cara allí en medio de la habitación"- Se rió como si fuera lo más divertido de ver- "Fue emocionante"

"Eso me parece extraño"- murmuré pensando en ello y no sé por qué mi clítoris palpitaba.

"Dices eso porque no te permites aventurarte a salir"- Deslizó su brazo entre los míos.

Solo puse los ojos en blanco evitando el tema, durante mucho tiempo estuve disgustada con el sexo. Cuando era niño y tenía pesadillas, iba a la cama de mis padres para acostarme entre ellos y por la noche los escuchaba tener sexo justo debajo de mí. La cama se movió y mis padres gimieron, la mano de mi padre me tocó y me retorcí entre los dos cuerpos.

Sin mencionar las veces que follaron libremente por la casa, sobre los muebles o en cualquier lugar donde pudieran sostenerlos.

"Jesucristo"- Nara dejó de caminar y me sacó de mis pensamientos.

Miré hacia arriba y vi a Oscar parado allí, tenía un corte en la nariz justo donde lo golpeé. Sus manos estaban dentro de los bolsillos de su traje negro y su mirada estaba fija en la mía.

Me congelé, mi corazón se aceleró y ese sentimiento volvió. ¡Me iba a desmayar!

"¡Vamos!"- Nara tiró de mí tan desesperada como yo. Pero no dimos un paso antes de que Delvyn y Vance se detuvieran frente a nosotros.

"No los mires"- le digo a Nara.

Pero parecía hipnotizada por los hermosos ojos de Delvyn.

"Envía a tu amigo lejos"- Vance habló con su voz profunda

"No me voy a ningún lado"- respondió Nara en el mismo tono.

"Me gustas"- Vance se acercó a ella con una sonrisa de suficiencia.

"No puedo decir lo mismo"- Respondió ella manteniendo su rostro firme.

"Sube al auto"- Oscar se acerco y luego me di cuenta que el auto estaba estacionado justo ahí "No te lo volveré a preguntar"

Con expresión aún seria, abrió la puerta y miró dentro. Había una chica allí, pero se veía extraña... tal vez drogada.

"Tengo que ir a la universidad"- Mi voz sale en un susurro

"No te preocupes, ya le dijimos a tu maestra que no llegarás" - Delvyn da la vuelta y sostiene la puerta del conductor.

"Voy a llamar a la policía"- Nara agarró su celular pero se congeló cuando Vance se lo quitó de la mano y lo arrojó al otro lado de la calle-"Oye"

Gritó haciendo que todos la miraran. La mandíbula de Vance se apretó, apretó los puños y juré que le iba a hacer algo.

Pero en lugar de eso, me agarró del brazo, me arrojó dentro del auto y cerró la puerta. Escuché un crujido y cuando miré era la cerradura de la puerta, impidiéndome abrirla.

Los hermanos subieron al auto y Oscar se paró a mi lado, me tensé, contuve la respiración tratando de no inhalar su dulce aroma. Miré por la ventana viendo a Nara que se quedó afuera y ahora su expresión es de miedo. Delvyn enciende el vehículo y veo a mi amigo alejarse por segundos.

"¿Qué le pasa?"- Pregunto mirando a la chica casi desmayada a mi lado.

"Juann la cansó después de follársela"- Vance se rió entre dientes

"Parece drogada"- Me acerque tocándole la cara y estaba helada- "Dios mío, ¿está muerta?"

Salté hacia atrás y aterricé a los pies de Oscar, quien mantuvo sus ojos en mí sin expresión.

"Ella no está muerta"- Delvyn habló con calma mientras conducía.

"Simplemente tiene frío porque pasaron la noche en el bosque"- Vance miró por encima del asiento mientras me levantaba.

"¿Qué hiciste con ella?"- Pregunté casi en un susurro

"Parece un poco sorda a veces, ¿no? Estamos hablando y ella sigue preguntando"- Noté la irritación en la voz de Vance.

Volví a sentarme y me acerqué una vez más, ella estaba respirando. Eso es bueno, me quité la chaqueta y la puse sobre ella, abrí mi bolso y saqué mi botellita de agua y le eché un poco en la boca

"¿Puedes prender el aire caliente? Ella terminará muriendo de hipotermia"- Miro a Oscar

Se encoge de hombros y nadie hace nada. Ese parece ser el propósito, matar a la chica y hacer que parezca un accidente.

Cuando el auto se detuvo, Vance salió y caminó. Abrió la puerta donde estaba apoyada la chica y la sacó tirándome la chaqueta.

"No, no puedes dejarla aquí"- grito tratando de abrazarla.

Oscar me tomó en sus brazos y me sujetó sobre él mientras luchaba por liberarme. Vance tiró de ella y ella pareció reaccionar intentando ponerse de pie, la sujetó por la cintura y la sentó en la acera. Dejándola ahí tirada como basura

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