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Mucho gusto soy John

Mucho gusto soy John

-Mamá ayúdame a que papá acepte a John, de verdad necesito que él haga parte de nuestra familia- Angelina presiona a Clara para que ella le ayude con su padre

-Hija, lo sé, pero no entiendo tu obsesión con casarte con ese hombre, y si mejor piensas las cosas, dime ¿estas lo suficiente enamorada para que te cases con él?

-No sé si estoy enamorada, pero él es encantador te lo aseguro, me encanta su forma de ser, además de que es bastante guapo, y en la cama mamá …

- ¡No quiero escuchar hasta allá! - Clara se sonroja al escuchar las palabras de su hija, y le sonríe, sabía que Angeline tenía puesta toda su confianza en ella, muchas veces Clara lamentaba que ella no fuera su verdadera hija, siempre la quiso como tal.

-Bueno mamá, dime si me ayudaras a organizar una fiesta para que venga a casa y se presente con ustedes

-Mira estoy arriesgando mucho, ya sabes cómo es tu padre, pero lo intentare ¿a quién quieres que invite?

-Mamá a toda la familia, yo invitare a todos mis amigos, la formalización de mi relación con John será por lo alto, quiero que sea noticia en la farándula, que todos sepan quien va a ser mi prometido.

-Hija vas a causarle un infarto a tu padre

-Madre, no seas exagerada, solo quiero ver sus alcances cuando me dice que es capaz de desheredarme si me caso con John, mi padre se cree muy importante mamá, pero sé que no me ama, hay una razón por la que él jamás se ha comportado como buen padre conmigo, y siempre me ha tratado como si no fuera su hija- Angelina mira alrededor y sus ojos se nublan de ira.

Clara la abraza por detrás, quiere darle seguridad y amor, tal vez su hija tenía razón, su padre nunca la habia tratado como si fuera su verdadera hija, siempre fue más estricto con ella que con su hijo varón, la trato con indiferencia y nunca habia un detalle de su parte, la amenazaba si ella no hacia lo que él quería, se aprovechó siempre de su condición de mujer para menospreciarla y tratarla de inútil, entre Angeline y su padre, siempre hubo un desacuerdo, pero jamás ella supo los motivos por los cuales él acuto así con ella.

-Hija no digas eso de tu padre, Ricardo tiene un mal carácter, pero él te ama, no sabes lo que ha hecho por ti desde que naciste, no tienes idea. -Clara la abraza dulcemente, ella desde el primer día que la conoció la ha protegido de cualquier cosa.

-Está bien mamá tratare de no guardarle ningún rencor, yo te amo tanto porque eres un ser dulce y compasivo, no comprendo cómo te aguantas aun a mi padre, si yo fuera tú, hace diez años me habia divorciado- ambas sonríen en una carcajada, pero la verdad era que Clara desde siempre fue una mujer bastante sumisa y entregada a su hogar, prefería sacrificar su felicidad por tan solo ver bien a su marido y a sus hijos.

-Hablare con él esta misma noche hijita, tu organiza la fiesta que yo me encargo del resto ¿para cuándo seria? -Las dos son cómplices, Clara y su hija por ser tan jóvenes se llevan a la perfección

-Este mismo sábado mamá- Ella le sonríe con picardía

- ¡Pero si es martes! Por el cielo en lo que me pones, está bien corre, que yo también lo hare- Clara le guiña un ojo y sale para su habitación, ya se acercaba la noche y ella siempre esperaba a su esposo con una rutina diaria, le tenía la cama lista y le tenía un baño caliente listo, le hacía masajes y lo consentía, sin importar que él ya no le diera la misma importancia de antes, para ella siempre su esposo era él hombre de la casa.

Mas tarde estaba Ricardo en casa como siempre después del trabajo, era un hombre de un carácter fuerte, ya llegaba a los cincuenta y era un señor bastante respetado en el gremio de los médicos y sus negocios personales, también era bastante apetecido por las mujeres, en especial por las mujeres jóvenes, quienes se veían atraídas por todo el dinero y la fama que él tenía, no era un hombre guapo, pero si era bastante llamativo por sus distinciones.

- ¡Clara! ¿Ya tienes mi baño listo?

-Si querido ya está listo tu baño, ven que compre unos aceites especiales para hacerte unos masajes – Clara siempre era cariñosa con él, no le importaba su indiferencia, siempre tenía claro el papel que habia adquirido el día que se casó.

-Tu y tus cosas Clara, simplemente hazme el masaje en los pies y en las piernas estoy bastante agotado.

Clara tenía una bata de seda blanca, lucia espectacular, tenía un cuerpo hermoso que habia moldeado Ricardo con cada cirugía y ella lo conservaba ayudándose de ejercicio y trabajo fuerte en el gimnasio y con comida saludable. Debajo de la bata de seda tenía una lencería blanca delicada y pequeña, dejándole muy poco a la imaginación, sus senos se veían erguidos a través del brasier y su monte de venus totalmente liso y depilado, hace mucho tiempo su esposo no la tocaba como mujer, ella necesitaba que esa noche él la admirara, y así ganar un poco de terreno para poder ayudar a Angelina con su petición.

-Querido últimamente estas muy guapo- Ella comienza a acariciarle el pecho mientras él está sumergido en la bañera, él tiene los ojos entrecerrados y esta relajado gracias a los masajes que ella le brinda, ella comienza dulcemente a besarle la mejilla y a bajar sus manos por su torso.

-Gracias Clara, tú también estas muy bien conservada, me encanta el trabajo que hice en ti, ¿sabías que eres mi mayor obra de arte? Él la mira y le da una pequeña sonrisa con la comisura de sus labios.

-Amor y qué tal si esta noche recordamos viejos tiempos, quiero ser tuya como siempre, tengo deseos de ti querido- Clara se quita la bata frente a él quedando en la pequeña lencería, dejando su cuerpo expuesto ante su esposo.

-Pues querida, estoy muy cansado, ya no soy el mismo jovencito de cuando me conociste, pero será después querida- Él se levanta de la bañera y se pone una toalla cubriendo su cuerpo y sale hacia la habitación, Clara se queda semidesnuda esperando una respuesta de su parte, pero ve que esa noche tampoco sería cuando el comienza a ponerse el pijama.

- ¡Ven Clara ¿no te piensas acostar?! Muévete necesito que masajees mis pies.

Clara se pone la bata, cubriendo su cuerpo de nuevo, y mojando sus ganas en el café, como por variar su esposo la habia rechazado nuevamente, se acerca al armario de ropa, se recoge su cabello y se pone un pijama de algodón, dejando olvidada la seda. Ella comienza a masajearle sus ásperos pies y aprovecha para decirle el evento de Angeline.

-Querido, la niña quiere presentarnos a su novio, vamos a hacer una fiesta en el jardín de la casa y van a haber muchos invitados

Ricardo se endereza mostrándole su cara de molestia, y quitándole los pies de sus manos.

- ¿Están locas o qué?, jamás dejare que ella formalice su relación con un hombre que no pertenezca a nuestra sociedad, nos haría quedar muy mal, además ella ya está comprometida con otro hombre.

-Ricardo por favor, solo cúmplele un capricho, ella piensa que tu no la amas, por favor solo esta vez, yo me encargare de sepáralos luego, pero por favor, permite que haga la fiesta y que nos presente a su novio.

-Es que no me alcanzó a imaginar el porte de ese muerto de hambre debe ser un arrastrado, y hasta mal oliente – Ricardo habla de una forma despectiva

-Pues justamente por eso, cuando ella vea que todo está mal, la vergüenza que va a pasar ante la sociedad va a desistir de la relación con él, esa fiesta la podemos utilizar precisamente para alejarla de él, entre más se lo prohibamos, ella más lo va a hacer, ella piensa que tu no la quieres.

-Por culpa de ella su madre murió, yo amaba realmente a Rosalía, sino hubiera tenido a Angeline, estaría viva.

Clara se sintió morir con esas palabras, el gran amor de su esposo siempre fue su primera esposa y madre de Angeline, siempre la culpaba por la muerte de Rosalía, pues ella falleció en el parto.

-Bueno como lo digas Ricardo, no hay necesidad de recordarme que ella es la mujer de tu vida, llevamos más de veinte años de casados y tú todavía me dices que la amas, ¿y yo que?

-No te pongas con estupideces mujer, sinceramente tú fuiste como una especie de pago, yo te he querido, sí, pero nunca fuiste ni serás ya el amor de mi vida, y sabes que sí, dile a Angeline que haga su fiesta, dame ese gusto de humillar a ese tipejo. Ricardo se acuesta dándole la espalda a Clara y se queda dormido.

Ella siente como sus ojos se nublan y hay un nudo en su garganta, su esposo jamás dejaba de ser cruel con ella, no le importaba decirle de frente todo lo que sentía, y por lo general, no eran coas buenas o llenas de amor.

Con la mala aprobación de Ricardo, Clara y Angelina organizaron la gran fiesta para presentar formalmente a John, el inmenso patio de su mansión estaba lleno de mesas y decoraciones, habia una mesa llena de comida y platos especiales, Angelina habia invitado a todos sus amigos de la empresa, en la recepción había como unas cincuenta personas todas a la expectativa por conocer a la persona que se casaría con la hija del médico y empresario más importante del país.

-Mamá, esto me parece perfecto, muchas gracias ¿Dónde está mi padre? -Angelina esta emocionada por la reunión, aunque todo era por llevarle la contraria a su padre, también

-Hija Ricardo va a llegar tarde y de preferencia alcoholizado, ya sabes cómo es él y dime ¿Dónde está tu novio? - Clara le pregunta a su hija mientras que saluda a unos invitados con su mano y se ríe con los dientes apretados

-Mamá el pobre está trabajando, pero me dijo que ya llegaba, tú no te preocupes.

Clara se imaginaba a que se trataba de un hombre como el perfil de muchos, que no pertenecían a la alta sociedad, creía que vendría mal presentado o cualquier cosa que llamaría la atención de los demás, los nervios la estaban consumiendo, aunque muy poco le importaba el que dirá, allí estaba, preocupada porque no quería que su hija fuera sometida algún escándalo, o que su padre la fuera a humillar delante de todos.

Minutos después por fin llego el tan anhelado momento, el novio de Angelina habia llegado a la fiesta, arribo en un automóvil, no último modelo, pero por lo menos lucia bien presentado, cuando John se bajó del auto, todos se quedan impresionados, en especial las mujeres, él, era un hombre alto y bastante acuerpado, aunque sin exagerar, su rostro era bastante perfilado, tenía un leve candado que rodeaba su quijada y unos ojos color gris, su piel era de un tono blanco, pero estaba bronceado, lucía un fino traje de paño oscuro , que le hormaba a la perfección, una camisa blanca con los dos botones superiores desabotonados dejando ver un poco su pecho, a decir verdad para todas las presentes era sexy, para los hombres una real envidia.

- ¡Mira mamá ya llego John! - Angelina salta emocionada, y sale corriendo a abrazar a su novio. Todas sus amigas se acercan a ella solo por curiosear y ella empieza a presentarlo, los cotilleos de todas no se hacen esperar, pero Angelina las aleja, porque quiere presentarlo a su madre.

-Mi amor, que rico que hayas venido, pero mucho mejor que me hiciste caso, te viniste espectacular- Angeline toma de la mano a John y lo dirige ante su madre

-Me siento ridículo, jamás me habia vestido de esta manera, pero lo hago solo por ti.

-Lo sé, lo se mi amor, pero ya sabes, es muy loca la sociedad en la que vivo, pero solo me importas tú, ven vamos a presentarte a mi madre.

Clara estaba vestida con un elegante vestido ceñido al cuerpo que resaltaba su figura y su cabello perfectamente ordenado en una cola hacia atrás, tenía una copa de champagne en la mano, hablaba con un par de amigas de ese círculo social, que, a decir verdad, representaba más hipocresía que empatía.

-Mama mira te presento a John, mi futuro esposo.

Ella le extiende su suave mano y el con caballerosidad la toma y le da un beso suave.

-Mucho gusto, soy John Belalcázar, un placer conocerla por fin señora Clara

-Mucho gusto soy Clara Sotelo, ella le responde la mirada fijamente, él le daba cierto tono de confianza, y para ser de una clase diferente a la de ellos, era totalmente diferente a lo que ella esperaba, además que le parecía muy guapo, estaba perfecto para su hija.

-Bueno esperemos a que llegue mi padre, muero de ansias porque lo conozcas John, ven vamos te voy a presentar a otros miembros de la familia, a mis tíos y a todos mis amigos.

-Con permiso señora Clara, el deber me llama. - John se despide de su suegra, se acerca y con confianza de nuevo le toma la mano y se la besa, ella se sonroja por un momento, es demasiado caballeroso.

Angelina y John salen hacia los otros invitados, ella lo jala de la mano y lo muestra como si se tratara de un trofeo, a decir verdad, eso era él para ella, un premio que se habia ganado por levarla la contraria a su padre.

-Es bastante guapo el hombrecito, ¿no querida? – la amiga de Clara le dice mientras las dos observan como se van

-A decir verdad, si Jael, no me esperaba un hombre como él, no es que mi hija merezca menos, pero lo imagine diferente- Le responde Clara sin apartar un solo minuto la mirada de su hija y su novio.

-Pues bueno tampoco se ve tan pobre como lo especulan, a decir verdad, no sé qué vaya a pensar tu esposo, que, por cierto, míralo, ahí está.

Clara voltea a mirar y ve el auto de su esposo llegar, efectivamente como lo pensó, él se baja ebrio y en su compañía esta Pablo Sanz, él hombre que Ricardo siempre habia querido como esposo para Angelina, era un hombre de su misma edad, pero bastante exitoso en los negocios, era amigo íntimo de su padre y ya le habia pedido la mano de Angelina.

-Buenas, buenas, estamos aquí- Ricardo abraza a Pablo y con actitud antipática se dirigen a todos los invitados.

-Mira llego mi padre- Angelina sabiendo a lo que se podía exponer John, decide presentarlo a su padre delante de todos.

- ¿Quién es este Angelina? - Ricardo señala sarcásticamente a John

-Papá, él es mi novio- John le estira la mano, pero Ricardo se la deja extendida

-Mucho gusto mi nombre es John Belalcázar, me imagino que usted es el señor Ricardo.

-A mí ni me saludes pobretón, solo quiero decirte que este hombre que ves aquí es quien se va a casar con Angelina, no tú, se nota que ni siquiera tienes para comer. -John siente como sus mejillas se sonrojan y quiere decir algo, pero se contiene por respeto a Angelina, él ya sabía de antes como su suegro se iba a comportar con él, así que no hacia ni el más mínimo intento por quedar bien.

-Papá nunca me casare con pablo, mi futuro esposo es John, juntos trabajaremos para vivir cómodamente, yo no necesito de tu cochino dinero-Ella sale de allí enfurecida, se lleva a John de la mano como si se tratara de un niño pequeño, él apenas se queda mirando a los presentes, aunque ya sabía como era la familia de Angelina, no dejaba de sentir cierta incomodidad, pero habia alguien quien no le quitaba los ojos de encima, y no lo miraba con asco o desprecio como lo hacía Ricardo o lo hacían los demás, lo miraba de manera especial.

Clara Sotelo, no entendía porque razón su yerno se habia vuelto una obsesión visual para ella en ese momento, era el novio de su hija, así que asumía que no era una atracción física, pero en realidad no podía explicar, sus ojos seguían clavados ante la presencia de ese hombre.

La fiesta continua por un par de horas más, después de que Ricardo llego a la mansión, el ambiente se tornó pesado, él buscaba la forma de humillar a su yerno delante de todos los invitados, y de llamar la atención con sus fanfarronerías, aunque para muchos era un gran personaje, para los amigos más cercanos de Angelina, era un simple ser humano detestable, muchos apoyaban su relación con John, otros más cercanos a su padre simplemente la criticaban.

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