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INDISPENSABLE

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Freddy
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Sinopsis

Decir mentiras para Teresa Gaimber es como mirar a todo el mundo para Aidan Robinson: indispensable.

SecretosSegunda Chance Venganza Chico MaloDramaHistoria Picante

Capítulo 1

Bueno, sí.

Frente a mí, el hombre más sexy que he visto en mi vida, caro vestido y perfumado, y con esa mirada tan guapa y maldita, me confundió con una niñera.

Entonces me pregunto: "¿Me viste?".

No soy exactamente el estereotipo de la buena niñera, bien maquillada, con la falda de flores y la camiseta con estampado de Baby Looney Tunes.

¡Tengo un tatuaje!

¡Es lo último que debería tener!

- Bueno, ¿tienes experiencia o referencias? -

Ah

, claro.

Todo iba muy bien.

¿Las referencias?

¿Qué referencias?

¿Por qué es necesario tener referencias para cuidar a los niños?

Bah, los padres sexys de hoy...

- Durante doce larguísimos años cuidé de mis dos hermanas menores, dos auténticas pestes, y os aseguro que tengo mucho talento. - Agito la mano en el aire y asumo una actitud lo suficientemente presuntuosa como para parecer creíble.

Sí Teresa

Creíble como una Chiwawa vestida de león.

- Perfecto, entonces yo diría que- -

Aidan es interrumpido por un ruido terrible proveniente del piso de arriba.

Los gritos de los niños se mezclan con el sonido de los cascotes rompiéndose y de repente la puerta escucha un golpe, sin abrirse. Algo parecido a un jarrón rueda por las escaleras y un cuadro cae al suelo desde la pared al lado del sofá, provocándome un semiinfarto.

Ambos nos volvemos hacia la puerta y él parece perder el control por un momento.

Rápidamente coloca su libreta y bolígrafo sobre la mesa y se levanta, alisándose su elegante chaqueta de traje.

Mira preocupado el cuadro en la alfombra y hace una mueca extraña, luego vuelve sus ojos color hielo hacia mí.

- Está contratada y está empezando ahora. - declara señalándome. Me levanto de repente.

- ¿ Qué? ¿Estás seguro de eso? -

Está bien Diana.

Esto se llama autosabotaje y no es algo agradable .

- Muy seguro. A partir de hoy cuidará de mi hijo y de mi nieta todos los días, esta noche discutiremos los detalles. Espero que no te importe empezar ahora. -

Me dice cogiendo un abrigo del perchero.

Lo sigo fuera de la habitación, hasta la entrada, donde, sobre las escaleras cubiertas por la alfombra azul, destacan unos fragmentos que estoy seguro de poder reconocer.

- Esos no fueron Amor y Ps- -

- Estoy seguro de que Teresa hará un gran trabajo. Ahora tengo que irme, el cuarto de los niños está arriba. Langdon está ahí para ayudarle si necesita algo. -

. Para un cóctel letal.

O podría ayudarme a que me atropellaran en el camino de entrada.

¡¿Pero qué bebí esta mañana?!

Aidan agarra su maletín y sale por la puerta trasera, dejándome sola con el desagradable mayordomo, que me mira fijamente parado junto a la puerta.

Desde el piso superior llega un ruido ensordecedor de fragmentos rotos mezclado con gritos y risas de niños, al mismo tiempo que alguien toca el timbre.

Miro rápidamente mi reloj y le hago un gesto a Langdon para que se haga a un lado.

- Yo lo haré, mientras tú preparas la escoba. -

le digo mientras camino hacia la puerta. Bajo el asa y ante mis ojos aparece una fila interminable de chicas muy ligeras de ropa.

Bueno,

aparentemente yo era el único que no sabía que Aidan Robinson podría pasar el casting para Abercrombie.

- Lo siento, el trabajo ya fue asignado, boca a boca con tus compañeros. -

Con una sonrisa malvada le cierro la puerta en la cara y cierro los ojos cuando los gritos del mayordomo se suman a los gritos de los niños.

No puedo hacerlo.

***

Resulta que el hijo y la nieta de Aidan Robinson son dos niños adorables y salvajes. Y si hay algo que sé hacer es trastear, así que no creo que vayan por un buen camino bajo mi dirección.

Pero aun así, si Aidan me contrató seguramente debe haber una razón, ¿verdad?

- Muy bien niños, soy Teresa, Teresa No hoa, no doble, es muy simple, así que si lo entienden mal, me enojo mucho. ¿Todo claro? -

- Muy claro. - responde la niña frente a mí, mostrando sus dientes blancos en una sonrisa cándida.

- La primera y última regla es que ahora estoy a cargo. Es muy sencillo ¿verdad? -

- ¿ Y Langdon? - me pregunta la pequeña enrollando uno de sus rizos rubios en su dedo índice.

- Ah, qué preguntas, Langdon no cuenta. - Respondo encogiéndome de hombros, mientras la pequeña ríe divertida y vuelve a peinar a su Barbie.

- ¿ Y papá? - me pregunta el niño, que hasta ahora ha estado en silencio, agarrando un arco de madera en miniatura entre sus deditos.

- Papá está a cargo cuando está en casa, y ¿adivinen qué? Ahora no está allí, así que el poder pasa a mí. ¿Cómo te llamas? - pregunto sentándome en el sofá.

- Soy Alicia. - proclama la niña, encantada de haber sido cuestionada.

-Ashton . - solo dice el niño mirándome aburrido.

- ¿ Cuántos años tiene? -

- Yo tengo siete y él nueve. - continúa sonriendo como una maníaca.

Vale, Alicia tiene paresia facial y Ashton ha asistido a demasiados funerales.

Todo esta bien yo diria

Los dos niños me escrutan esperando una nueva decisión.

¿Qué les gusta hacer a los niños?

Prácticamente no tienen nada que hacer.

- ¿ Quieres ver la televisión? - al oír la palabra TV, ambos parecen recibir una descarga eléctrica y se levantan gritando como dos poseídos.

- ¡ ¡¡Sí!!! ¡TELEVISOR! -

- Sí, pero cálmate. Siéntate y luego lo encenderé. - Respondo con tono áspero. Se acomodan y se dan palmadas en los muslos con anticipación.

Enciendo la televisión y selecciono un canal de dibujos animados.

- Cambié de opinión. - Proclama Ashton en cierto momento, levantándose en el sofá. - Quiero jugar a los piratas. -

Aquí,

de hecho,

todo parecía demasiado fácil.

- Yo también. ¡Yo también! - grita Alicia levantándose de un salto.

- No, no puedes jugar a los piratas. Harías mucho lío y sólo causarías problemas. -

- ¿ Mataderos? - me pregunta la niña levantando la nariz.

Y mucho menos

las princesas no saben ciertas palabras.

- Déjalo ser. Ahora veamos las caricaturas. -

- Pero quiero jugar a los piratas. - se queja Ashton.

- A ver, ¿a qué juegos juegas con mamá? -

- No tengo madre, está muerta. -

Dice desafiante, y yo me quedo sin palabras. No sólo por la sencillez con la que lo dijo, sino también por el hecho de que a su edad probablemente yo también lo decía así a los desconocidos, sin dejar que nada brillara a través de mis ojitos azules.

- ¿ Y con Langton? ¿A qué juegos juegas con él? - pregunto, decidiendo pasar por alto el tema de "mamá".

- ¡ Jugamos en el zoológico! - exclama Ashton recuperando la decisión.

- Entonces llamémoslo para que podamos jugar en el zoológico. - respondió con una sonrisa malvada.

- Siiii. - gritan saltando sobre el sofá.

Bien, es definitivo.

Odio a los niños y sus estúpidos gritos .

- Ve a buscarlo, vamos. - Señalo la puerta de la cocina con satisfacción, y ellos corren gritando hacia la puerta, luego la abren y entran gloriosamente.

En el momento que apago la televisión, mi celular empieza a sonar.

- Robbie ¿qué pasa? -

- ¿ Le diste la invitación? -

- ¿ La invitación? Que invitación... ¡ah si claro! ¡La invitación! Por supuesto Robbie, ¿por quién me tomas? -

- Para Teresa Gaimber. ¿Cuándo vienes a casa? -

- ¿ Hogar? Hogar, aquí está el hogar... Estoy en casa... - Me rasco la cabeza buscando las palabras adecuadas.

Y luego veo un pequeño recipiente sobre la mesa de café, lleno de dulces.

Me tiro sobre el sofá agarrándolo y lo desenvuelvo tomando el plástico.

- Diana ¿estás ahí? -

- Robbie-Tzzz-Robbie ¿no? - Froto el mapa en el micrófono y al rato cuelga creyendo realmente que estoy teniendo problemas de conexión.

Mientras guardo mi teléfono celular en mi bolsillo, Alicia y Ashton llegan a la sala de estar, arrastrando a Langdon.

No hay duda

Están listos para un robo a mano armada.

- ¡ Lo tenemos! - exclaman regocijados.

Rompo el caramelo y me doy la mitad el uno al otro, mirando a Langdon con decidida diversión.

"Te odio", hace una mímica.

Sonrío serenamente.

Se espera una convivencia estresante.