Librería
Español
Capítulos
Ajuste

CAPÍTULO 6

-Cariño, perdóname por llegar tarde- se disculpaba Vivian, mientras llegaba apresuradamente a la mesa del pequeño restaurante.

-Tú nunca llegas tarde- se quejó Johanna sonriendo.

-Pues, esta vez se escapó de mis manos- frunció el ceño un minuto, tomó asiento y sonrió cómo sólo lo hacía con su amiga.

-Me tomé el atrevimiento de ordenar por las dos, debe estar por llegar nuestro almuerzo.

-Me parece bien cariño- le sonrió de nuevo, un mesonero se acercó a ella- dos copas de vino tinto por favor.

-En un minuto señoritas- dicho aquello se marchó.

-¿Es perturbación lo que veo en tus ojos?

-No sé por qué diablos me conoces tan bien- suspiró cansada. Johanna, era la única persona en el mundo que disfrutaba de una Vivian dulce, cariñosa, amigable, relajada y sonriente. Su amiga era quien mejor le conocía.

-¡Creo que tendré que teñirme el cabello!- gimió con frustración.

-¡¿Queee?!- Johanna abrió sus ojos como platos y la miró con el ceño fruncido- ¿ qué ocurre Vivian? – la miró nerviosa.

Vivian tenía por costumbre que cuando en su vida había un gran acontecimiento, algo que modificaba una parte de su ser, que la alteraba, que la hacía sentir otra, entonces se teñía el cabello, como muestra del cambio que se generaba en ella.

-Ocurre que he conocido a un hombre, un estúpido hombre.

-Eso podría ser bueno- le sonrió- si quieres teñirte el cabello por él, quizás sea porque. . .

-No te equivoques amiga- por un momento su mirada de endureció, para luego relajarse, las copas de vino llegaron, ellas agradecieron, Vivian tomó un largo sorbo y se giró hacia los oscuros ojos de su amiga- te suplico no me malinterpretes Joha, lo que sucede es que este hombre es mi nuevo socio.

-¿Y por eso te teñirás el cabello? ¿por un socio?- la miró con una media sonrisa en sus labios.

-No sonrías así, es obvio que no es por eso. Es que este hombre es. . . es mi versión masculina- Johanna dejo escapar una gran carcajada y Vivian la miró enojada- no te burles, estoy hablando muy en serio.

-Lo sé cariño, tu nunca bromeas. Es solo que no entiendo el meollo de la situación.

-Veras, este hombre es Tyler Donovan, mejor conocido como. . .

-¿¡Tyler Donovan!? ¡¿Has dicho Tyler Donovan?!

-Sí, creo que eso dije.

-No puede ser Vivian, ese hombre es endiabladamente sexy- le sonrió.

-Eso es parte del problema. . . ¿de dónde le conoces?- preguntó Vivian extrañada.

-Ya quisiera yo conocerle guapa, pero lo he visto en las revistas de corazón. Es un canadiense bastante sexy y muy exitoso. Pero quiere decir, ¿el hombre que te ha hecho pensar en teñirte el cabello, es Tyler?

-Si- suspiró.

-Cuéntamelo todo Vivian, absolutamente todo.

-Resulta que este hombre desea hacer negocios con mi empresa.

-Bien- le sonrió pícaramente- y tú al verle te lo has imaginado en la cama.

-No fue exactamente así- Johanna rió.

-Te conozco guapa, a mí no puedes engañarme.

-Bien, bien. . .el problemas es que le llaman "EL SEÑOR FUEGO", es un conquistador sin escrúpulos, dicen que suele jugar con las mujeres, tiene unos ojos hermosos, una boca seductora y un maldito cuerpazo, que no me deja dormir, me despierto sudorosa y pensando en él, y el muy descarado se presentó en mi oficina, para dejar claras sus intenciones de llevarme a la cama.

-Sigo sin entender el problema Vivian, creo que te ahogas en un vaso de agua. ¿Te gusta ese hombre?

-Si- aquello no fue una respuesta, sino un gruñido.

-¿Te acostarías con él?

-Con un demonio, te digo que el hombre es ardiente, y tu me haces esa pregunta tan tonta. Claro que me acostaría encantada con él.

-¿Qué es lo que realmente te asusta?

-No le temo a nada- casi grita de frustración- estás haciendo que me empiece a poner nerviosa. Lo que sucede es que somos exactamente iguales Johanna, ninguno busca más allá del placer, no es el tipo de hombres con el que estoy acostumbrada a relacionarme. Y yo no soy de las estúpidas chicas lloronas, que están acostumbrada a suplicarle que se quede un poco más, o que sale en las revista de corazones llorando y gimiendo sus penas porque el hombre al que "aman" las ha abandonado, eso es lo que hago yo, ser tan iguales es una amenaza para ambos, es un duelo de titanes, es un enfrentamiento donde alguien saldrá lastimado.

-¿Y temes ser tú?- le preguntó su amiga frunciendo el ceño.

-Por supuesto que no. Tú me conoces Johanna, ya fui todo lo lastimada que era posible, Lo que temo no es enamorarme o salir herida, porque eso no sucederá. Lo que temo es que se vuelva adictivo para mí. De solo tenerlo cerca hace que arda mi piel Johanna. Mi cuerpo lo desea, como no ha deseado a ningún otro antes.

-Estás acostumbrada a tomar lo que deseas. Bien sabes que desde que eres así, odio esa actitud en ti, odio que no seas la chica dulce que de adolescente conocí, pero en esta ocasión todo está dado como estas acostumbrada, él no pide nada de ti, tú no esperas más que placer de él. Tú quieres estar en su cama, él te desea exactamente allí. No entiendo tu preocupación. Quiero señalar que nunca te he aconsejado nada como esto, y tú lo sabes, pero, si tanta tensión sexual te genera, no hay mejor forma de librarte de ella que dándole al cuerpo exactamente lo que desea.

-Te desconozco- Vivian la miró sonriendo, su a miga nunca antes le había dicho nada como eso, solo hacia continua referencia a que tenía que encontrar el amor, ¡cómo si fuese posible!, que debía dejar de jugar con los hombres y cosas como esas, era la primera vez en su vida, que aconsejada que se metiera a la cama con un hombre por puro placer. Vivian la miró suspirando- Le he dicho que EL SEÑOR FUEGO y LA SEÑORITA HIELO, no caben en la misma cama- la profunda carcajada de Johanna le incomodó.

-Si la cama se te hace pequeña para tus acrobacias, entonces usa el suelo cariño, es menos cómodo pero más amplio- Vivian eso un puchero y luego le mostró una pequeña sonrisa- claro que si no lo quieres, por favor dale mi número.

-¡Johanna!- gimió.

-Yo solo digo- rió su amiga.

-Se lo diré a Martín.

-Serás la causante de que se rompa mi compromiso- rió- vamos cariño, no eres tan mala.

-Solo aléjate de Tyler, a ese hombre le mostraré lo que en la cama, la señorita Hielo, no es tan fría. Lo seduciré y cuando vuelva a Canadá, se irá suspirando por mí, te lo juro.

-¡Así se habla Señorita hielo!, ahora almorcemos, que me muero de hambre.

TYLER

Tyler, se encontraba en el sofá de la habitación de hotel, con un vaso de wisky en sus manos.

Sus pensamientos viajaban con rapidez hacia aquella mujer de cremosa piel, hermosa y larga cabellera y unos bellos pero fríos ojos que no dejaban entrever ni una pizca de sentimientos.

No comprendía porque aquella mujer le atraía tanto. Quizás, fuese porque se mostraba tan indiferente frente a él, o porque intentara negar que se sentía atraída hacia él, cuando él lo sabía perfectamente, no porque ella lo demostrara, sino porque aunque no moviera ni un musculo de su cuerpo al tenerlo cerca, aunque su respiración no se acelerar, él podía notar como sus pupilas se dilataban un poco cuando él le hablaba.

Y es que aquella mujer estaba amenazando su cordura, la deseaba tanto que casi dolía. Y era imposible no imaginar cuanto placer podría otorgarle el tenerla en su cama. Nada más imaginar besar aquello provocativos labios, le causaba escalofríos en toda la piel.

Ella significaba un reto. Se había dedicado a averiguar sobre ella. La información que consiguió era interesante.

Ella había tenido varios amantes, pero ninguno fue una relación formal frente a nadie.

Era una mujer de encuentros, no de relaciones duraderas.

Según algunas personas, solo le interesaba el placer. Nunca se involucraba de manera sentimental. Aquello era perfecto para él, porque no estaba buscando una novia, ni una esposa, solo quería a alguien con quien pasar un buen rato. Disfrutar de algunos encuentros sexuales increíbles, cerrare el negocio y volver a Canadá, no quería nada más. Y al parecer todo eso podría conseguirlo en una sola mujer. Vivian Way.

Y aunque ella se negara Tyler no estaba dispuesto a renunciar a la posibilidad de disfrutar de sus placeres.

-No me rendiré Vivian Way, tu y yo terminaremos en la cama, eso lo juro- y de un solo trago ingirió todo el líquido ambarino de su vaso. 

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.