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3 - 2

—Buenos días, mamá.

—Buenos días, Nish, estoy preparando algo que miré en la Tv, ¿te gustaría probar?

—Claro, hoy me levanté con mucha hambre.

—A mi también me da a probar, señora Sullivan —respondía Max.

—Por cierto, mamá ¿hoy no irás a trabajar o si?

—No, hoy tengo libre ¿por qué?

—Bueno, es que quería pedirte prestado tu auto, es solo un momento.

—Sí, claro, solo siempre conduce con cuidado, sé que eres distraída.

La abracé y nos dispusimos a desayunar.

—¿Estás seguro que esto saldrá bien, Max?

—¡Que si! ¿Por qué eres tan nerviosa para hacer las cosas, Nish? Más bien pon esta canción, hace rato que no escucho de mis canciones.

—No puedo creer que Davis le haga eso a Loren, bueno si es que realmente la engaña.

—Es como una ley de la vida

—Max, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro, con que no sea una pregunta incómoda puedes hacerla.

—¿Por qué ustedes los hombres no se sienten satisfechos con una sola mujer?

—¿Quieres que te responda como él Max de antes o como él Max de hoy?

—Con el actual.

—Bueno, si hago una comparación de cómo pensaba antes a como pienso ahora puedo decirte que eso lo hacen las personas que no se quieren así mismo, están enfocados en la atracción física, en el placer. Un hombre de verdad ama y respeta a una sola mujer, ama tanto a una mujer que querrá pasar su vida entera con ella, no tendrá ojos ni sentimientos hacia nadie más, está seguro de sus sentimientos. Por eso, Nish, tú tienes que saber elegir con quien quieres pasar el resto de tu vida, aprovecha que estás viva, mírame a mi, yo ya no tengo solución.

Lo que había dicho Max me había llegado al corazón, sonaba como un tipo con otro pensar, con otro corazón y tampoco se merecía esto.

—Mira, Nish, allá está la casa de Davis, puedes estacionar el coche acá para no levantar sospechas, él saldrá en cualquier momento.

Veinte minutos después.

—Max, vámonos, tus predicciones fallaron, creo que no interpretaste bien ese mensaje.

—Calma, Nish, eres mala para espiar a una persona, te desesperas con facilidad. Más bien mira, ese es el auto de Davis. Agáchate, Nish.

Seguimos a Davis.

—Llevamos rato detrás de Davis, Max, ¿hasta donde queda esa casa que dices?

—Quizás falta como media hora para llegar, un par de veces ocupamos esa casa para fiestas del equipo, tú sabes, lo típico.

—Seguro hasta tú ocupaste esa casa como hotel con alguna de tus ex.

Silencio.

—Mira, ya llegamos. Estaciona el auto detrás de estos arbustos y nos vamos caminando hasta allá.

Había un bosque bastante denso, la noche caía y se notaba la neblina apoderarse del lugar, me daba un poco de miedo, pero no tanto porque estaba con Max, aunque este no podía hacer nada. Caminábamos hacia una colina. Había una casa como lo había dicho Max, el auto de Davis estaba estacionado junto a la casa y no se miraban luces encendidas, excepto una que provenía del segundo piso.

—Vamos a ver qué nos oculta nuestro querido Davis — expresaba sospechosamente Max.

Llegamos al patio trasero, Max se adelantó para ver si no había gente.

—Ven, Nish, al parecer no hay nadie por acá.

Caminé dirigiéndome a la puerta principal, en realidad no había nadie en la casa.

Seguro Davis se encontraba alrededor del bosque.

¡Gemidos!

Gemidos intensificándose.

Max se pone alerta y me señala hacia arriba. No sabía cómo íria a averiguar sin que me vieran, di la vuelta a la casa y había una escalera grande que podía llegar a la segunda planta. La tomé y la coloqué sin hacer ruido sobre el techo.

—¿Estás segura de querer ver eso, Nish?

—Sí, necesito de una vez por todas saber que es lo qué pasa entre esos dos.

—Bueno, luego no digas que no te advertí.

Seguimos escalando.

Había una ventanilla abierta. Me llevé la mano a mi boca.

Era una cama enorme con velas en los extremos, en medio estaba Davis desnudo, encima de otra persona, este tomaba las piernas de esa mujer abriéndolas salvajemente mientras la penetraba, podía ver su pene entrando y saliendo sucesivamente con una especie de sustancia viscoza. Tenía la espalda marcada de rasguños de esta mujer. Estos gemían alternados, a medida que la penetraba con más fuerza los gemidos también eran mayores. Davis se comía el cuello de esta mujer, para luego dirigirse a sus senos. No podía ver con claridad de quién se trataba.

Parece que Max sí estaba disfrutando lo que miraba.

Llegó un momento en que Davis tomó del trasero y comenzó a elevar sus gemidos.

—Sí, si, como me encantas, Jinni.

No puede ser, dijo ¡Jinni! Estos seguían follando y en un lapso ambos gritaron como locos experimentando una especie de orgasmo en conjunto, Davis se recostó en el pecho de Jinni quedando exhausto mientras tanto Jinni acariciaba con una mano su cabeza y con la otra la espalda de Davis.

No podía creer que Jinni, mi amiga de infancia estaba siendo objeto de Davis, eso era, un objeto porque si esto podía hacerle a Loren también se lo podría hacer a ella.

Inmediatamente saqué mi celular para tomar fotos, debía de tener evidencias de esto aunque no se lo dijera a Loren todavía. Estás fotos de algo me servirían.

—Mi amigo Davis sí que es todo un semental—se reía Max.

—Cállate y vámonos de acá, Max, lo que acabo de ver me traumó un poco.

—Vamos, Nish, ¿me vas a decir que nunca habías visto alguna de esas escenas?

—La verdad no soy como ustedes los hombres que solo en esas cosas piensan, quizá por eso aun estoy virgen. Más bien espero que mamá no se enoje porque tardé mucho con su auto.

—Nisha Sullivan, ¿me podrías decir dónde te perdiste tanto tiempo? —esperaba mamá de brazos cruzados.

—Mamá, tan solo me quedé por ahí a esperar que se hiciera noche para observar las estrellas, tú sabes que me gustan mucho las noches estrelladas —la convencí, abrazándola.

—Lo sé, pero sabes que me preocupo cuando tardas en venir a casa, vamos entra que está haciendo frío.

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