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Sinopsis

En tan solo un mes, se casó, se divorció y se volvió a casar. Danitza no sabía si la buena fortuna o la desgracia estaba sobre ella. Contrajo nupcias de nuevo pero no conocía la identidad de su marido, éste solamente regresaba por la noche a saciar su deseo carnal. —¡Presidente Alejandro, quiero renunciar! —exclamó una Danitza angustiada. —Está bien, revisa el contrato, ahí estipula que debes pagar una multa de un millón de euros. Hecho esto, ¡podrás irte! —contestó indiferente Alejandro. «¿En la empresa, cómo puede ser que el presidente sea tan pervertido» Danitza pensó para sus adentros mientras se sumergía en la más profunda oscuridad. Pero, las cosas no eran como ella pensaba...

Una noche de pasiónMatimonio por ContratoEmbarazadaRománticoCEO

Capítulo 1: ¡Una mañana de mierda!

Fue torturada tantas veces que perdió la cuenta, Danitza Sánchez sentía que ya no podía soportarlo más. Vagamente recordaba que un hombre acariciaba su rostro, por lo que ella murmuró:

—¡Para! No soporto ya.

Dicho esto, Danitza se desmayo.

Al día siguiente, el sol ya había salido y un rayo de luz ingresó por la ventana. Danitza todavía estaba durmiendo, pero, poco después fue despertada por un fuerte golpe que provenía de la puerta. Con los ojos medio cerrados, miro a su alrededor y de repente se dio cuenta de que no se encontraba en su nueva casa.

—¡Mierda! —gritó con sorpresa.

Ayer fue la boda entre ella y Roberto Ramírez, en aquella ocasión llena de alegría, ésta bebió como si no hubiera un mañana. Luego, perdió el conocimiento tras beber la copa que le pasó su mejor amiga, Josefina Moya.

—¡Vaya mierda! —repitió Danitza.

No podía recordar lo que paso anoche, ni entendía por qué su cuerpo estaba tan adolorido. Dejando a un lado esto, se levantó de golpe y recogió con rapidez el vestido de novia que estaba tirado en el suelo. Sin tener tiempo de cubrirse bien, un grupo de periodistas irrumpieron en el cuarto junto con Roberto. Asustada por los flashes de los reflectores, Danitza inconscientemente extendió su mano para agarrar la de Roberto, pero éste la apartó.

—¡Danitza Sánchez! ¡maldita puta! Apenas nos casamos ayer, ¿y ya me pones los cuernos? —gritó Roberto enojado, para luego abofetearla con fuerza.

Danitza no estaba esperaba aquella bofetada tan repentina, por lo que cayó al suelo por la fuerza del impacto, luego, cubrió su mejilla hinchada con su mano temblorosa y gritó sorprendida —¡Roberto! —, sin entender qué es lo que estaba sucediendo.

—Danitza, no esperaba que fueras una persona así, simplemente fingías ser alguien recatada y seria Sin embargo, ayer Roberto te estuvo esperando toda la noche en casa, mientras que tú, ¡estabas afuera metiéndote en la cama de otro hombre! —dijo Josefina con un gesto de desprecio—. ¡Mira lo que has hecho!—añadió.

Inmediatamente después de decir esto, le lanzó en su rostro unas fotos en las que aparecían ella y un hombre desconocido en la cama.

Danitza, las miró sorprendida, una y otra vez, incrédula por lo que veían sus ojos.

«Pero, ¿qué es esto? ¿Quién es él?», se preguntó para sus adentros.

Ella no podía creer que el hombre que aparecía junto a ella, no fuese Roberto.

—Roberto, déjame explicártelo —dijo Danitza, levantándose del suelo con el rostro pálido. Pero, cuando estaba apunto de pronunciar palabra, se quedo de piedra, porque ella tampoco sabía lo que había ocurrido.

—¡No quiero escuchar tus explicaciones!¡Divorciémonos! —gritó Roberto en un tono lleno de disgusto y le lanzó al rostro unos documentos previamente preparados—. Fírmalos, son los papeles del divorcio.

Sus palabras fueron tan crueles, que de pronto Danitza sintió como si un cuchillo atravesara su corazón.

—Danitza, ya déjalo ir, no le gustas para nada a Roberto —dijo Josefina con voz comprensiva, tratando de convencerla, pero no podía ocultar su tono lleno de triunfo.

—¡Josefina Moya! ¿Has sido tú la que me has involucrado en este escándalo? —gritó Danitza corriendo hacia ella para confrontarla.

—¿Qué piensas hacer? —la detuvo Roberto empujándola—. ¡Firma de una vez el documento!

La fuerza con que apartó Roberto a Danitza fue tan violenta que ésta cayó al suelo, por lo que las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos por el dolor de la caída.

—Roberto —tiernamente murmuró Josefina mientras le sujetaba la mano, sonriendo.

No importaba lo estúpida que fuera Danitza, al ver aquella escena, era obvio lo que estaba pasando.

«¡Qué hijos de puta! ¡Todo esto fue una maldita trampa!» Danitza lo pensó de inmediato.

—Roberto, no voy a firmar —dijo Danitza de manera desafiante, para luego tirarlos al suelo. Ella no permitiría que se salieran con las suyas.

—¡Vaya carácter que tienes! —dijo Roberto en un tono burlesco—. Si no firmas, mañana temprano serás famosa, estas fotos saldrán en la primera plana de todos los periódicos y tu querido padre no tardará mucho en enterarse. No quieres que suceda eso, ¿verdad?

Escuchando sus palabras, de repente Danitza se quedó pensativa.

«De la noche a la mañana el Grupo Sánchez se vino abajo, por tal motivo su papá sufrió un inesperado ataque cardíaco y estaba hospitalizado. Si él se enterara de esto, su corazón no podría soportarlo.»

Cuando volvió en sí, ella clavó sus ojos en Roberto, y se echó a reír.

«Pensé que eras mi príncipe azul, ¡ahora entiendo que solo eres un maldito cabrón!»

—Está bien, lo firmaré —Acepto Danitza.

Ni siquiera se tomó la molestia en revisarlos, ya que ella era consciente de que las condiciones condiciones serían nada favorables para ella.

—Por cierto, todavía quedan tus cosas en la nueva casa, llévatelas si tienes tiempo —de manera amable agregó Roberto antes de irse.

—No es necesario, ¡solo tíralas! —respondió Danitza con la cabeza a punto de explotar por la ira.

Dicho esto, Danitza se levantó del suelo, empujó a los reporteros que estaban delante de ella y salió corriendo.