Librería
Español

El amor no tiene edad

66.0K · En curso
Muffinschocolat
50
Capítulos
5
Leídos
9.0
Calificaciones

Sinopsis

El amor no tiene edad, el amor no tiene sentido lógico, el amor no es razonamiento sino emoción. Christopher y Marta, dos chicos diferentes, él es un prisionero definido por todos como un psicópata mientras ella es una simple estudiante universitaria. Un amor extraño, lleno de peligros pero también único, un amor que los hizo completos a pesar de sus diferencias y dificultades. Su pasado atormentado le ha vuelto así, frío, gruñón y cerrado pero será la propia Marta quien le hará experimentar el sentido de la vida y de la amistad. ¿Primero amistad, luego amor y finalmente...?

RománticoDulceAmor-OdioProhibidoSecretosCrushCelosoFamoso

Capítulo 1

En cuanto les dije a mis mejores amigos esta mañana que pasaré el verano en prisión, abrieron la boca.

- ¿Tú? Pero si ni siquiera tienes el coraje de matar una mosca. — dijo Justin, mi mejor amigo y novio de mi mejor amiga Anne, riendo.

¿Realmente creían que podría terminar en prisión? En resumen, no tendría el coraje de hacer cosas como robar o matar a alguien o tal vez cosas peores. Como dijo Jus, no tengo el coraje de matar una mosca.

¡No! Y entonces mi padre, siendo mariscal, me habría condenado a cadena perpetua con sólo pan y agua y sin internet. En definitiva, ¡vida cruel!

Entro a casa muy alegre, por fin podré empezar a trabajar en mi futuro, en el sueño que tengo desde que tengo años.

Convertirme en psicólogo en una prisión, y como mi padre, de hecho, es marshal me dio permiso para pasar el verano con él donde trabaja; en la prisión más grande de todo Nueva York y de toda América.

Quiero hacer este trabajo porque es bueno ayudar a las personas que necesitan desahogarse y hablar con alguien. En resumen, ten un amigo.

— Franci haz las maletas porque nos vamos pasado mañana y como estás bastante desordenada ¡será mejor que empieces ya! — grita mi madre, pero ¿por qué tiene que gritar?

Miro a mi alrededor y descubro que mi madre tiene razón: la ropa y los zapatos esparcidos por todas partes dominan mi habitación.

Y así, sin hacer demasiadas ceremonias empiezo a hacer la maleta más grande que tengo, metiendo dentro ropa cómoda y no demasiado llamativa, al fin y al cabo voy a ir a prisión, no a una fiesta.

Sobre las ocho termino todo y, después de comer, me acuesto ya que pasado mañana tendré que madrugar ya que el vuelo Los Ángeles-Nueva York sale a las cinco de la mañana.

Dejo mi ropa afuera para el día siguiente, y para el día siguiente, y apenas me acuesto en la cama me quedo dormido.

—Francis despierta. — una voz femenina me susurra al oído. Gimo y me doy la vuelta, tres veces seguidas.

— Marta O'Brian ¡Saca tu trasero de la cama o te haré ir a Nueva York con un dolor de espalda insoportable! — grita mi madre que, apenas pronunció la palabra 'Nueva York', me hizo saltar muy vivaz. Por fin es el día tan esperado, ayer estuve ansiosa todo el día. Gracias a Dios hice las maletas anteayer, así que ayer comprobé que no faltaba nada.

— Tu padre está en el auto, por favor ten cuidado con todo tipo de chicos y llámame dos, o más bien tres veces al día… — ni siquiera tiene tiempo de terminar sus recomendaciones antes de que me catapulte a sus brazos: — Voy a tener cuidado mamá. — Se lo prometo y ella me deja ir.

Cojo la maleta y la tiro escaleras abajo para no hacer demasiado esfuerzo y, tras despedirme de mi madre por última vez, me subo al Audi A de mi padre.

- Hola papá. — Beso su mejilla, todo esto tiene un efecto extraño en mí. No lo había visto desde hacía unos dos meses, su trabajo le quita demasiado tiempo pero es gracias a esto que sobrevivimos.

— Hola pulguita, ¿lista para esta aventura? — Dice papá, arrancando el auto, asiento y envío un mensaje a mi grupo de amigos para avisarles que me voy.

Pongo mi celular en standby y canto con mi padre las canciones que están en la radio a estas horas. La noche nos envuelve -no del todo- y pronto saldrá el sol.

Después de una buena media hora llegamos al aeropuerto y tras otra hora de controles estamos listos para tomar el avión, el vehículo que me hará ser el jefe de mis deseos. Gracias Papa.

Antes de que el capitán anuncie el vuelo a Nueva York reviso mi celular ya que no podré usarlo para el vuelo, pero por otro lado traje un par de libros para parar el aburrimiento.

Ningún mensaje, gracias a Dios Marta, son sólo las seis y cuarto de la mañana, si no más. Me regaño mentalmente.

— Solicitamos a los amables pasajeros que se abrochen los cinturones de seguridad para el despegue, esperamos que todo sea de su agrado y buen viaje. —

Apago el teléfono y empiezo a leer cuando la frase de papá me sorprende.

— Franci, no te enamores. —

- ¡¿Qué?! — Guardo el libro en el bolsillo del asiento delantero y miro a mi padre con extrañeza.

— Francamente, a ustedes las chicas hormonales les gustan esos tipos todos tatuados y con piercings, ¿cómo los llaman? ¿Los chicos de construcción? — Frunzo el ceño — Papá chico malo y luego no quiero que tengas ideas extrañas sobre mí. — Sonrío y él se encoge de hombros y continúa leyendo un periódico deportivo.

Bueno, tal vez todos sean mayores o tal vez trabaje con mujeres y no con hombres y sobre todo no estoy seguro de conocer al chico de mi vida. De hecho estoy seguro de ello.

Cogí mi libro y seguí leyendo durante todas las horas del viaje, terminé dos libros y lloré como una fuente, tanto que mi padre quiso llamar a un médico que descubrimos que estaba a unos asientos de nosotros. Mi padre nunca entenderá el mundo de la fan fiction.

La voz del capitán me sobresalta : pedimos a los amables pasajeros que se abrochen los cinturones de seguridad para aterrizar, gracias por elegir nuestra aerolínea y que tengan una buena estadía en Nueva York. —

En unos minutos me encuentro en una ciudad que no es Los Ángeles, sino Nueva York. Un paraíso, rascacielos, tiendas y Starbucks. En resumen, la vida.

Papá llama a un taxi y en unos minutos nos subimos al auto amarillo que nos lleva a donde comenzará todo, mi trabajo y mi sueño. Aunque me faltaba un año para graduarme, mi padre quería que yo me instalara primero para poder tener "experiencia".

Llegamos frente a un edificio gris, con terraza y lleno de balcones y ventanas.

- Bienvenido a casa. — Papá me sonríe.

Es de mañana, lo noto por la luz que entra por la ventana.

Aparto las mantas de mi cuerpo y lentamente me levanto y solo entonces recuerdo dónde estoy.

Vivo en un piso no muy grande con mi padre. Está muy bien amueblado y hay mucha luz, lo cual es muy bueno ya que me encanta leer.

Salgo de mi cuarto con mi ropa para ir a lavar y al pasar por la sala para ir al baño veo a mi padre desayunando.

- Buenos días papá. — Voy a abrazarlo, colocando su ropa en una silla.

— Buenos días Franci, ¿lista para tu primer día de trabajo? — sopla sobre la taza de leche hirviendo y yo asiento tenso, en fin, solo son prisioneros, ¿qué mal me puede pasar?

— Eso creo, ahora me voy a lavar. ¿A qué hora debo estar listo? — Retiro la ropa — para el — .

Pues tengo dos horas para prepararme, tanto física como psicológicamente. Voy al baño, me ducho y me lavo. En veinte minutos estoy toda vestida, me pongo rímel y manteca de cacao y después de atar mis morenas y rizos en una sola cosa me rocio con un poco de mi perfume favorito.

Entro a la sala y veo a mi padre vestido con su uniforme y debo decir que me tiene cierto efecto ya que le tengo miedo a las armas y él tiene una atada(?) al cinturón.