Librería
Español
Capítulos
Ajuste

2

Osacar

-Entonces, debes ser el famoso halcón, el que es temido en los países latinoamericanos y en Nueva Orleans.- El hijo de los Hussein me mira intimidante, tal vez espera que me asuste. Lástima que ya no sé lo que significa tener miedo.

-mi fama me precede ya veo- digo apoyando los codos en el sillón blanco.

A pesar de sus 30, debo decir que se ve más joven, usa una camisa blanca y pantalones marrones, parece sacado de una película política.

-por supuesto, también sé que te gustaría ofrecerme un trabajo en tu imperio.- llega la camarera y pone el vino en la mesa, se inclina lo suficiente para que yo vea su sostén, es una pelirroja con curvas, ella haría girar la cabeza de cualquiera. Lástima que ahora está un poco ocupado, de lo contrario no lo habría pensado dos veces antes de tomarlo en el baño.

-¿entonces?- pregunta con una mirada de negocios. -Sabes lo que propuse, pero la verdadera pregunta es si aceptas o no- Le doy una sonrisa falsa y él parece pensarlo. -Si acepto, primero me gustaría que hicieras algo por mí- Lo miro con curiosidad y continúa -Quiero que robe de un lugar para mí, para ti y para tu pandilla- Gabriel me mira fijamente y espera por mi respuesta, mientras se apoya contra la pared.

Pero ¿por qué robar? Normalmente nunca son los jefes los que roban, sino los secuaces, ¿qué hago?

Me siento como una estafa. Sin embargo, quiero ver a dónde va, si me importa lo mataré, simple y limpio.

-Acepto, dame la dirección del lugar.- Quiero ver lo que me espera. Mientras escribe la dirección en un papel que le trajo su sirviente, miro a Gabriel, sé lo que está pensando, cree que está cayendo en su trampa, pero no es así, tengo todo bajo control. .

-muy bien, esta es la dirección. Mañana por la mañana tendrás que ir allí, normalmente hay poca gente por la mañana.- Asiento y lo miro para sondear su reacción, parece tranquilo, pero no me importa.

Se levanta de su silla y extiende su mano para saludarme, miro su mano y luego lo miro a él de manera seria, parece un poco asustado, aunque trata de no mostrarlo. Me levanto también y le doy la mano con firmeza. -Hasta mañana Hussein- asiente y luego se va con su secuaz vestido con traje y corbata.

Me alejo de la mesa y Gabriel se acerca, -que quieres hacer? ¿Estas loco? Eso nos sacó de quicio.- Me mira enojado y le pongo una mano en el hombro. -Relájate, sé lo que hago, en caso de que quiera engañarme, ya planeo matarlo con mis manos.- Me mira molesto y le digo que vaya y encienda el auto.

Después de que él se aleja me dirijo a la terraza del balcón, salgo por la ventana y veo el mar extendiéndose frente a mí, me acerco a la balaustrada y saco un cigarrillo del bolsillo, lo enciendo y luego me apoyo en los codos.

Inhalo y luego tiro el humo, con dos dedos tiro la ceniza al suelo y luego miro hacia la playa, giro la cabeza hacia la izquierda y mientras me vuelvo a poner el cigarrillo en la boca, mis ojos están capturado por algo o más bien por alguien.

Hay una chica, lleva un vestido largo azul de tirantes finos que se ciñe perfectamente a su cuerpo. Por alguna extraña razón mis ojos no dejan su figura. Su cabello es rubio y ondulado, es muy claro y mis ojos no pueden ver bien, pero tal vez ellos también son claros. 45

Estoy completamente cautivada por su figura, como si estuviera imantada. Camina descalza por la orilla con la cabeza gacha, pero luego la levanta y la gira hacia el mar a la izquierda. Casi parece un cuadro.

Lanzo el humo y sigo mirándola. -Osacar, el auto está listo, ¿nos vamos?- La voz de Gabriel me hace retroceder bruscamente, me vuelvo hacia él y le digo -podemos irnos- él asiente y cuando está a punto de darse la vuelta, me vuelvo hacia la playa.

Ella sigue ahí, -¿a quién estás mirando?- me pregunta tratando de seguir mi mirada. Me despierto y me giro para irme. -Que nadie se mueva- digo en un tono molesto.

Mi estado de ánimo ha cambiado y no entiendo por qué.

Durante todo el viaje no he hecho más que mirar por la ventana, estoy nerviosa y no saber el motivo de mi nerviosismo me hizo cambiar de humor. Gabriel me mira aturdido y pregunta -¿está todo bien?-

Asiento frenéticamente y luego vuelve el silencio.

Finalmente llegamos al hotel, estacionamos afuera en el claro y después de que él apaga el auto me bajo,

entro con él y le pide a la recepcionista las llaves de la habitación. La mujer continúa mirándome lánguidamente y realmente no la calculo. -Aquí estás- nos entrega las llaves y luego subimos.

El ascensor nos deja en el segundo piso y frente a nosotros hay un pasillo recto con paredes claras y pisos de madera. Compruebo el número de mi habitación y veo que es el 12. Camino rápido y cuando lo veo me detengo. -el mío es el de al lado si necesitas algo llámame- Asiento sin mirarlo y luego entro.

Dejo la maleta junto a la puerta y luego miro alrededor de la habitación.

La cama con dosel de la derecha con sábanas de raso, un sofá en forma de L frente a la televisión y el baño. Nada mal.

Voy directo a la cama y me acuesto en ella, estoy destrozado.

El viaje fue agotador, mientras trato de relajarme tocan a la puerta, no quiero levantarme. -Osacar, soy Carlotta-

Pongo los ojos en blanco y me vuelvo hacia el otro lado, de espaldas a la puerta. -Osacar, sé que los estás abriendo- insiste, como no vuelvo a contestar vuelve a llamar, una y otra vez hasta quedar exhausto. Al final, negro cabreado, me levanto de la cama y voy a abrir la puerta.

Después de abrir me mira y

está a punto de abrir la boca cuando la interrumpo. -No tengo ganas, vete a la mierda y vete a dormir- Le tiro la puerta en la cara y vuelvo a la cama. -¡Eres un bastardo!- me grita desde afuera. Sabes cuánto me importa.

Me quito los zapatos y los tiro al suelo, luego me tiro sobre la cama exhausta y lentamente sin darme cuenta me duermo.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.