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Capitulo 2. Humillada

Vuelvo al piso del presidente y tomó el celular corporativo llamando a mi jefe que no contesta ninguna de las veces que llamo.

Debe estar en alguna reunión.

Llamo al departamento legal y aparece un abogado.

Le explico todo lo sucedido al abogado quien tomará las medidas necesarias para que si se cierra la venta haya consecuencias.

Trato de llamar al Sr. Moore de nuevo pero no contesta.

Maldita sea, lo que sea.

Agarro mi bolso para ir a almorzar y tomo el ascensor para bajar.

Distraída rebuscando en mi bolso, tomo el ascensor común.

Se detiene en varios pisos debido a la hora del almuerzo.

Mucha gente está entrando y yo me aprieto en la esquina del ascensor.

— Se está apretando aquí.— dice un hombre que entró unos pisos después de mí.

— Otras personas tienen la oportunidad de tomar el ascensor privado, pero entraron en este solo para complicarnos la vida.— dice una mujer después de mirarme.

Levanto una ceja pero no digo nada.

— Incluso porque cabían dos personas en su lugar.— dice el mismo hombre que se quejó y la gente en el ascensor se echa a reír.

Bajo la cabeza y me incliné aún más contra la pared fría del ascensor.

— Oremos para que los cables no se rompan.

Ese es el final para mí, tan pronto como las puertas se abren en el pasillo, empujo a todos y salgo del ascensor.

Ya estoy cansada de eso.

Camino por la acera hasta un restaurante cerca de la empresa.

Tan pronto como me siento y ordeno, el teléfono celular de la compañía comienza a sonar con mensajes.

Miro a ver si es algo importante y alguno de los grupos de la empresa está activo y recibiendo muchos mensajes.

Es solo un grupo para que los empleados interactúen, idea propia de los empleados.

Cuando abro el mensaje se me encoge el corazón.

Están hablando de la reunión.

/Si no la despidieron antes, ahora lo hará.

/Ya era hora, no casa para nada con la estética de la compañía.

/Si la viste hoy en el ascensor, casi no había espacio porque ella estaba allí.

/Solo creo que el sr. Moore la mantiene cerca porque no hay posibilidad de que ella lo distraiga. No es que esto sea un problema ya que casi nunca viene a la empresa.

Y fueron esos mensajes los que hicieron llorar al ir al baño.

No puedo soportar más los comentarios sobre mí.

Dejo que las lágrimas fluyan en el baño y cuando termino me echo agua en la cara.

Cuando estoy a punto de salir del baño suena mi celular y veo al Sr. moore

— Señor. Moore, traté de ...— empiezo a decir pero me interrumpen.

— ¿Una demanda? ¿Usted está loca? ¿Qué crees que estabas haciendo?— prácticamente grita al hacer las preguntas.

—Yo sólo estaba haciendo mi trabajo—, le digo.

— Entiendo tu trabajo, ya lo resolví con el accionista en cuestión y no va a hacer la venta y tampoco lo voy a demandar.

— Me alegro de que haya funcionado.— digo respirando hondo.

— No funcionó, tú también vas a retirar tu demanda por lesiones contra él.— dice como una orden.

— En absoluto.— digo con firmeza.

— ¿Qué dijiste?

— Dije que no retiraré mi caso contra él, me ofendió llamándome zorra gorda.— digo enojada.

— Sí, no eres una puta, ¿algo más?— dice con desdén.

— A mí también me llamó gorda, delante de todos.— digo y empiezo a temblar.

Quiero golpear algo.

— ¿Y tú qué eres?— Grita al otro lado de la línea y veo que está enojado.

— Es en mi hora del almuerzo, buenas tardes señor Moore.— Digo y cuelgo el teléfono.

Estoy cansada de esto, es esta payasada todos los días.

Pero esta es la primera vez que este idiota me ha tratado así.

Vuelvo a mi puta mesa y mi plato es suficiente.

Miro la pasta que pedí y no siento el más mínimo hambre.

— Disculpe, ¿puedo pedir una ensalada?

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