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Capitulo 7. Cogiendo con el hijo

< Esto no puede estar pasándome, es imposible que el padre quiera follar conmigo y también el hijo>

En ese momento ella se preguntó qué demonios se había roseado esa mañana para que esos importantes hombres se fijaran en ella. Acababa de hacer algo indecente con su jefe y ahora su ex jefe prácticamente le estaba proponiendo lo mismo.

—Señor Gershon, ¿Qué me está queriendo decir? —frunce el ceño, quería cerciorarse de que su teoría fuese errónea.

—¡Que me gustaría probar de que estas hecha! Desde que me descubriste follando con esa pelirroja se me abrió el apetito de ti. Realmente eres la única de esta compañía que no ha pasado por mis manos.

—Eso es bastante ofensivo, señor —Daviana retrocede ante la directa de ese hombre.

—Somos adultos, es mejor irnos al grano. ¿No lo crees?

Le provocaba meterle una cachetada a ese hombre, pero si lo hacía era posible que perdiera su empleo y no podía darse ese lujo.

—Lamento mucho decepcionarlo, señor, pero no estoy interesada en tener nada con usted. Así que si me disculpa.

—¡Si no accedes haré que mi padre te despida! —Daviana se detiene en seco ante esas crueles palabras.

Ensancha la mirada mientras le sigue dando la espalda a su ex jefe, nunca se imaginó que ese hombre que aparentaba ser tan elegante fuese un maldito hijo de puta. Aprieta la mandíbula puesto que su empleo pendía de una respuesta.

Sin embargo, no podía acceder a esa asquerosidad de proposición. Tener sexo a cambio de un puesto de trabajo, era lo más bajo del mundo. Mierda, porque carajos le pasaban esas pendejadas a ella.

Sin dar una respuesta se quedó allí pensando que hacer.

—Te daré un tiempo para que lo pienses, y más te vale que tu respuesta sea un sí, si no ve pensando en buscarte otro empleo. ¡Ya puedes irte!

Daviana avanza sin decir una palabra, intentaba contener las lágrimas. La ira que sentía por dentro era enorme, Connor era un desgraciado; en ese momento pensó que los hombres solo buscaban a una mujer para tener sexo y hacer con ellas lo que codiciaran.

Luego de explicarle a la pelirroja lo que debía hacer, Daviana se encaminó hasta su escritorio y mientras iba distraída por el alargado corredor no se fijó en la persona que venía delante de ella.

Y sin darse cuenta de nada choca abruptamente contra Michele, ella levanta la mirada para observar con quien había colisionado y al fijarse que era su jefe se congela.

—¿Qué pasa? ¿Algún problema, Daviana? —él la sujeta de los brazos con algo de suavidad, y por un momento ella se sintió algo segura.

—No, ninguno —miente, cuando sabe muy bien que debía declarar las palabras dichas por Connor.

—¿Has terminado con mi hijo ya?

—Si.

—Entonces, regresa a tu escritorio.

Michele le pasa a un lado y ella se siente un poco aturdida, era extraño se dice, luego mira de soslayo y lo ve dirigirse hasta la oficina de Connor. Daviana pestañea pensando que era como ver la personalidad de dos personas completamente diferentes.

Niega…

No tenía tiempo para estar pensando en esas pendejadas. Ya tenía suficientes problemas con el idiota de su ex jefe.

[…]

Al llegar la noche Daviana se dispone a retirarse a casa, ese día había sido mucho para ella. Recoge el bolso y se pone en pie, pero de la nada aparece Connor delante de su escritorio con una sonrisa dibujada en los labios que no le gusto.

—¿Ya te marchas?

—Si señor Gershon…

—Puedo llevarte a casa si lo prefieres —Daviana aprieta su bolso con fuerza.

—No gracias, estaré bien —avanza hacia el ascensor, pero este se interpone en su camino.

—Mi padre solo ha venido a molestar, todo resultara más fácil si tan solo siguieras siendo mi secretaria.

La castaña permanece callada, era incomodo que su ex jefe la estuviera acosando. El problema era como se lo quitaba de encima siendo el hijo del dueño. Pensó en contarle todo a su jefe, pero luego recapacito en como lo tomaría.

Era su hijo, por más que sea no iba a defender a una simple empleada que era reemplazable. Se sentía entre la espada y la pared; no tenía ningún tipo de apoyo en esa empresa.

—Lo siento señor Gershon, pero ya debo irme.

—¿Segura que no quieres que te lleve a casa?

Daviana hizo amago de responder, cuando la puerta de la oficina se abre y por esta ve salir a su jefe. No supo porque, pero sintió real alivio de verlo.

—Señorita Morris, ¿Por qué no se ha ido aun? —pregunta con aquella voz tan ronca que sintió temor.

—Ya me voy, con su permiso —pasa a un lado de su ex jefe directo hasta el ascensor. Connor la mira de reojo y luego voltea a ver a su padre.

—¿Qué es lo que haces aquí?

—He venido a por ti, vamos a tomar unos tragos, como los viejos tiempos.

—Sera para otro día, por ahora no estoy de ánimos —y menos después de que le arruinara el momento con Daviana.

Michele avanza hasta el ascensor esperando que este regrese, entre tanto su cabeza no dejaba de pensar en Daviana. Apenas y conocía esa chica y ya la tenía entre ceja y ceja, la única explicación que se le ocurría para su comportamiento era que esa mujer se le estaba volviendo un reto.

Por dos oportunidades se le escapo, y esa clase de situación no le solía ocurrir con una mujer. Por lo general siempre podía coger con cualquiera y ninguna objetaba, en cambio ella era harina de otro costal.

Necesitaba averiguar la razón del porque lo estaba rechazando, era imposible que fuese solo por ser su empleada, eso era absurdo.

[…]

En lo que su padre está fuera de su visión el CEO escucha los pasos de unos tacones que lo lleva a mirar a su derecha, por el corredor venia su secretaria dispuesta a marcharse. Pero al mirarlo le muestra una sonrisa amplia.

—Señor Gershon, no esperaba encontrarlo aun en la oficina —le dice con aquella voz seductora que excita al pelinegro.

—Creo que era porque estaba esperando por ti —a la pelirroja le brillan los ojos mientras lo ve aproximarse a ella —. Esta noche me siento muy estresado, ¿crees que puedas solucionar ese problema?

—¿Pero su padre no sigue en la empresa?

—¡Ya se ha marchado! —contesta envolviendo su cintura con un brazo.

—Podemos ir a su oficina…

—¡No!, lo haremos en la oficina de mi padre.

La pelirroja ensancha la mirada cuando Connor la arrastra hacia la oficina del jefe, no más al estar solos en el despacho la pareja se basa lujuriosamente al mismo tiempo que empiezan a despojarse de la ropa con desespero.

Connor desliza las manos por debajo de su falda para bajar las pantaletas de su secretaria, en cuanto la despoja de ella lleva dos de sus dedos entre el medio de sus labios vaginales. Frota su coño con suavidad mientras que la oye gemir.

—¡Ah! ¡Ah!

El sexo de su secretaria se encontraba muy húmedo, sus dedos empapados de sus fluidos se deslizaban con gran facilidad entre los pliegues de sus labios. Posteriormente poco a poco fue penetrando su vagina con uno de sus dedos sintiendo mucha humedad en el camino.

—Joder, que mojada estas… —gime con los labios medio abiertos —. Quiero follarte ahora mismo, estas muy jugosa.

—¡Ah, sí!, por favor, quiero que me coja rico señor Gershon…

El CEO arrastra el cuerpo de la joven pelirroja hacia el escritorio que ahora pertenecía a su padre, para sentarla en el mismo con las piernas de par en par. Con brutalidad levanta su falda hasta la cintura dejando al descubierto su coño.

Se inclina hacia el mismo mientras que las piernas de ella colgaban del borde del escritorio, el pelinegro se filtra entre sus muslos dispuesto a saborear el coño de ella. Abre sus labios vaginales con dos de sus dedos al instante que introduce su lengua en aquel pequeño orificio que pulsaba por él.

Chupa el centro del coño de su secretaria hasta producir sonidos eróticos, sorbe con fuerza jalando los labios inferiores a la vez que provoca que ella se arqueara. La sujeta de sus prominentes muslos bronceados para afincarse contra su vagina con pujanza.

—¡Oooohhh! Señor Gershon, por favor, va a hacer que me corra en su boca —su voz era muy pastosa.

Él pretendía que ella lo hiciera, saborear sus fluidos era lo que deseaba en esos momentos. Así que continúa fallándosela con la boca mientras que ella no paraba de jadear como una desenfrenada.

A unos cuantos segundos más tarde la boca de Connor se llena de los fluidos vaginales de su asistente, él no desperdicia absolutamente nada y lame sus coño de arriba hacia abajo. La pelirroja seguía temblando luego de conseguir el orgasmo y eso lo complacía.

Al saciarse de su coño, el CEO se incorpora y decide bajar la cremallera de su pantalón. Saca su enorme polla la cual masajea un poco para lubricarla con sus fluidos y segundos después la conduce hasta la entrada del sexo de su asistente.

Presiona la punta de la cabeza contra el coño de ella y en una única embestida se lo mete por completo sintiendo como las paredes de esa vagina se contraen contra su polla.

—¡Oooohhh! Joder, que mierda más buena es coger contigo.

Sujeta las caderas de la pelirroja mientras que ella tumba el resto de su cuerpo sobre el escritorio, Connor empieza a embestirla con ímpetu consiguiendo que la mesa de mármol se estremeciera de adelante hacia atrás.

El CEO muerde sus labios al bajar la mirada y ver la unión de su polla con la vagina de su asistente y eso lo enciente más. Refuerza las embestidas estremeciendo el cuerpo de la pelirroja, luego levanta la mirada para ver sus tetas y decide sacarle el sostén hacia arriba para dejarlas al descubierto.

Las mismas oscilaban de abajo hacia arriba, iban al compás de sus penetraciones. Connor toma una con la mano para apretarla notando como la punta de su pezón se filtra entre sus dedos, muerde sus labios al sentir que el orgasmo estaba muy presente.

Toma el muslo derecho de la mujer sujetándolo con su brazo, de esa manera podía penetrarla mejor. Aprieta más la teta cuando siente que estaba por eyacular, entre abre los labios al mismo tiempo que de su garganta salen sonidos roncos y eróticos.

El pelinegro cierra los ojos cuando su semen estaba por salir, y justo antes de que eso pasara saca su polla del coño de la pelirroja y termina por vaciarse sobre el vientre, abdomen y tetas de su asistente.

Respira con fuerza entre tanto sostiene su polla que salpicaba semen por todas partes, y finaliza con apretarla un poco para terminar de exprimir las ultimas gotas. El CEO mira el vientre de la pelirroja bañado en fluidos blanquecinos y luego el resto de su cuerpo.

—Esto si es tener una buena visión de tu cuerpo lleno con mi semen.

—Creo que me ha manchado la falta—dice ella mirando su ropa.

—De igual manera ya te vas a tu casa, no hay diferencia.

Connor se aleja de ella y termina por guardar su polla.

—¡Ya se hace tarde! —añade el pelinegro.

—Sí, lo se…

—Me iré yo primero, luego podrás salir tú.

La pelirroja lo mira asombrada, y ella que pensó que la llevaría a casa. Quedarse por más tiempo en la empresa implicaba tomar un taxi.

—Nos vemos mañana…—dice saliendo de la oficina.

—Mierda, ¡que idiota es! Me pregunto si coger con el padre sería igual.

Era una mujer ambiciosa, siempre le gusto Connor por ser prácticamente el dueño de la empresa. Pero ahora que el padre había aparecido retomando su puesto, pensó que quizás no estaba mal en tratar de seducirlo. Si le funciono con el hijo, porque no con el padre.

Se baja de la mesa y busca sus pantaletas con la mirada, pero no la consigue, en ese momento se preguntó si Connor se la había quedado. Y sin querer aquella teoría la hizo sonreír.

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