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CAPÍTULO 2: LAUREN ADLER

El CEO hotelero más exitoso del país estaba analizando una nueva propuesta de negocios cuando su secretaria le transfirió una llamada de la Clínica Bienestar, extrañado atendió:

–Austin Kendall, al habla.

–Buenas tardes señor Kendall, le habla la doctora Brown.

–Sí, buenas tardes doctora, dígame que desea.

Al escuchar la noticia que le dio la doctora de pronto vio todo rojo, en voz alta y muy molesto, la amenazó con demandar a todas y cada una de las personas de la clínica, la doctora Brown le seguía hablando:

–Por favor señor Kendall, le ruego que se calme, trataremos de solucionarlo.

–¿Cómo espera solucionarlo?, ¿sabe la magnitud del error que cometieron?, ¿a quién rayos le dieron mi esperma?, no voy a dejar ni los cimientos de ese lugar.

–Déjeme hablar con la mujer que lo recibió, tal vez puedan llegar a un acuerdo.

–No quiero ningún acuerdo con nadie –tronó exasperado.

Apenas cerró la llamada con la doctora llamó a su mejor amigo y socio:

–Jared, ¿dónde estás?, necesito hablar contigo urgentemente.

–Acabo de salir de mi oficina, nos vemos en la tuya.

Pocos minutos después Jared entró a la oficina de Austin Kendall. Este caminaba de un lado a otro de su amplia y lujosa oficina, había aflojado su corbata y tenía un vaso en una mano y con la otra revolvía su cabello con desesperación.

–¿Qué te pasa Austin?, ¿qué es eso tan urgente que tienes que decirme?

–En la clínica cometieron un error y le implantaron mi esperma a una mujer desconocida.

–¡Carajos!, esperaba que me dijeras cualquier cosa, menos eso. ¿Y la mujer está embarazada?, ¿ya sabes quién es?

–La inseminación se la hicieron hace tres días, aún no se sabe si dio resultado o no. Y no sé quién es, pero seguramente será una solterona frígida y desesperada por no envejecer sola, por lo que, en vez de adoptar un gato, se encaprichó con un bebé.

–¿Qué harás?

–Me notificaron hoy y los amenacé con demandarlos, agregué que iba a destruir la clínica y no recuerdo que otras cosas más les dije, estaba…, estoy furioso.

–Debes obligarlos a decirte quién es la mujer, llegar a un acuerdo con ella para que te entregue al niño una vez nazca.

–¿Tú crees que una mujer cuya última esperanza es la inseminación artificial va a entregar a su bebé? Este error de la clínica me va a costar compartir a mi hijo, sin hablar de la fortuna que gastaré por el tiempo que dure el juicio de custodia. Además, ya había logrado que Lauren me permitiera buscar un vientre en alquiler para tener a mi heredero y ahora quién sabe lo que dirá.

–¿Todavía su majestad no quiere dañar su figura con un embarazo?

–Veo que tu aprecio por ella aumenta con el tiempo.

–No volveré a tener esa conversación contigo sobre tu novia, Austin. Ahora dime, ¿cuál es el siguiente paso?

–Mañana voy a esa clínica y saldré con respuestas, te lo aseguro.

***

Esa tarde Austin llegó a su casa buscando a su novia Lauren, aún se sentía irritado por la situación, pero debía notificárselo a ella de inmediato. La encontró, hermosa como siempre y pensando en sus cosas, porque no lo sintió llegar.

–Hola cariño, tengo que decirte algo delicado e imprevisto.

–Habla de una vez Austin, tanto misterio me incomoda.

–Me llamaron de la Clínica Bienestar para informarme que existe una alta probabilidad de que una mujer se haya embarazado de mi hijo.

–¿Qué?, ¡te volviste loco!, ¿por qué lo hiciste sin consultarme?, ¿quién es ella?

–Cálmate para poder contarte todo.

–¡Estoy calmada!

–No, estás exaltada y alzando la voz, así que respira profundo tranquilízate y escúchame, por favor –continuó– una mujer fue a la clínica a hacerse una inseminación artificial y por error le implantaron mis espermatozoides en lugar de la muestra que ella eligió.

–Tienes que demandar a esa solterona amargada y a la clínica. Tal vez fue a propósito, debe saber quién eres.

–No sé si es una solterona amargada, tampoco si lo hizo adrede.

–¿La conoces?, tienes un minuto para decirme quién es y desde cuándo la conoces.

–No la conozco, mañana iré a la clínica con mi abogado y luego veré qué hacer.

Lauren no volvió a pronunciar palabra, apenas lo miró el resto de la noche y durmió en otra habitación. Él no imaginaba qué pasaba por la mente de su novia, sin embargo, ya no había nada que se pudiera hacer, por lo pronto.

***

Lauren Adler era una modelo muy superficial cuyo don principal es poseer una increíble astucia para embaucar a hombres adinerados, desde hace un año se fijó en Austin Kendall en una gala benéfica, a la que asistió con su amante de turno, un hombre mayor al que dejó ese mismo día. Su belleza le abría muchas puertas y Austin no dudó en abrirle las de su gran mansión.

Se había retirado molesta luego de escuchar a su novio y desde un lugar apartado de la casa hizo una llamada telefónica.

–Hola preciosa, hablamos hace una hora, ¿ya me extrañabas?

–Inseminaron a una mujer con el semen de Austin, posiblemente tenga pronto a una mujer embarazada de su hijo –habló atropelladamente.

–¡Maldición!, ¿qué hacemos?

–Averiguar quién es e interrumpir ese embarazo. Si Austin logra un heredero nos quedaremos sin nada.

–Tú tienes más posibilidades de averiguarlo, sácale la información al idiota de tu novio lo más pronto posible.

***

A la mañana siguiente…

–¿Aló?

–Buenos días señor Kendall, soy la doctora Brown, ¿estaría dispuesto a reunirse conmigo y con la mujer a la que le fue implantada su muestra?

–¿Con qué objeto?

–Tal vez puedan llegar a un acuerdo.

–Le expresé claramente que no quería ningún acuerdo con nadie.

–Por favor, solo asista y haga sus planteamientos, juntos podríamos encontrar una solución a este grave problema. Mi paciente está dispuesta a escucharlo.

–¿Hora y lugar?

–Tengo una oficina en el centro, es un lugar neutro, fuera de la clínica, le enviaré la dirección, ¿le parece bien a las 10 de esta mañana?

–De acuerdo, iré con mi abogado, le agradezco que mantenga mi identidad en secreto.

Terminó la llamada y se comunicó con su amigo y abogado Neal Bomer, le explicó la situación y quedó en enviarle la dirección del lugar de encuentro. Cuando le avisó a su mejor amigo y socio Jared Kimball sobre la reunión, se autoinvitó de inmediato.

***

Ya en el lugar de la reunión, Austin escuchó la llegada del ascensor y cuando se fijó vio a cuatro hermosas y elegantes mujeres salir del cajón metálico, cada una de ellas era preciosa en su estilo, ninguna parecía una solterona desesperada que en vez de conseguir un gato se aferraba a la maternidad.

–“¿Cuál de esas bellezas será la futura madre de mi heredero?” –preguntó entre dientes para sí mismo.

–¿Estás pensando lo mismo que yo? –quiso saber su amigo Jared, hablándole en voz baja.

–Pues me encantaría descubrir que es la muñeca de cabello dorado y ojos grises porque me quedé prendado de su mirada –respondió susurrando.

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