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Dulce infierno

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luna_amor_013
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Sinopsis

Carlos es el chico malo; receptor "malo" entre las chicas. ¡Eso es casi todo! Carlos Henchamp, es el más codiciado por las chicas en la universidad. Pero nunca se vio lo mismo con nadie, lo que provocó cierta curiosidad entre todos. El chico simplemente nunca sintió atracción por nadie y no quería entablar una relación y mucho menos pasar la escobilla de goma. No es que fuera virgen, al contrario, Carlos ya estaba en una relación, lo que podemos considerar abusivo, lo que provocó un trauma en ella. Con todo, la dueña de ojos marrones, cabello largo y hoyuelos llamativos cambiaría todo y algo más.

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El día fue agradable. Los rayos del sol con el contraste del cielo azul, regalaban una hermosa vista.

Como cualquier primer día de clases, todos los estudiantes estaban repartidos por toda la universidad. Unos buscando sus horas propias, sus habitaciones, y otros encontrando a sus amigos.

Carlos, al igual que el año anterior, estaba con su pequeño grupo de colegas mientras reían y admiraban a las chicas que pasaban por el campus.

Se titulan como los populares, o como podríamos reconocer, badboy's. Ese famoso grupo de chicos que son considerados "malos" y son populares entre las chicas.

Pero Carlos es más codiciado. Llaman la atención sus ojos azules, sus sedosos rizos rubios como si se pintaran e hidrataran semanalmente, y su estilo de vestir únicamente en tonos oscuros.

No solo por eso, sino también porque al chico nunca se le ha visto con nadie, lo que provoca una gran curiosidad en las chicas. Pero solo dijo que no quiere tener una relación con nadie, ni siquiera "quedarse" o tener sexo sin compromiso.

Actualmente estaba hablando con Cloe, su amigo de la infancia, mientras recorría con la mirada todo el lugar, pero algo, o mejor dicho, alguien le llamó la atención.

La chica de piel oscura y cabello castaño largo, pasó frente al grupo de chicos malos. Carlos seguía mirándola cuando ella lo miraba y le regalaba una sonrisa marcando sus hoyuelos.

Este acto automáticamente hizo que el chico se sonrojara, lo que fue una sorpresa tanto para él como para su amigo que estaba a su lado.

Cloe: ¿Te da vergüenza? - Preguntó incrédulo.

jose: que?! - Saliendo de un trance, mirando hacia donde desaparecía la chica desconocida, Carlos lo miró - No, tu impresión. - Intenta ocultar tu rostro con las mangas de tu sudadera.

Cloe: Bueno, el bebé es rojo. - Me reí un poco fuerte, pero nada que llamara la atención de los chicos de al lado - ¿Fue así por una chica, o más bien la chica? - Conociendo bien a su amigo, tuvo su respuesta sin que Carlos dijera nada - Mira, me enamoraría de esa sonrisa si me gustara la fruta, ¡así! pero lo más impactante es que tú. - Enfatizó. - Permaneció.

jose: para. – pregunta aún avergonzado provocando más risas en su amigo.

Bailey: ¿Qué pasó? - Pregunta uno de los compañeros al voltearse hacia el dúo.

Noé: Nada importante. - Responde agitando la mano como si no le interesara, sin dejar de reír.

Estoy en mi habitación empacando mis últimas cosas para la primera semana de universidad.

Recientemente me mudé con mi papá a Los Ángeles. La razón fue mi universidad. Iba a venir solo, pero como solo tengo a mi padre y él me tiene a mí, decidió hacer esta mudanza conmigo.

Papá: ¿Listo? - Aparece en la puerta de mi habitación.

- ¡Creo que si! - respondo mirando a mi cama donde había dejado las maletas que empaqué para la universidad.

Papá: ¿Eso es solo por una semana? - Pregunta señalando mis cosas.

- Sí, en la maleta hay ropa cómoda para dormir y para diferentes climas junto con unos zapatos. En la mochila, material escolar y en la bolsa hay productos de higiene. Solo lo básico. - me encojo de hombros dejando la bolsa en el suelo, la cual no tarda en recoger.

Él accede y deja mi vista con la maleta. Me pongo la mochila en la espalda y agarro mi bolso, bajando las escaleras poco después. Cierro la puerta de la casa luego de salir, camino hacia el carro donde mi padre pone la maleta. Le entrego la mochila y él la pone al lado de la maleta.

Padre: ¿Cómo te sientes con esta nueva etapa? - Pregunta empezando a conducir.

- Bastante nerviosa. Sabes que soy bastante tímido, así que tengo un poco de miedo de no poder hacer amigos. - Yo revelo.

Mi padre es como mi mejor amigo, le cuento todo. Hablo de chicos, y él da sus consejos. Le cuento la vida de otras personas y me acompaña en los hechos. Cuando quiero desahogarme, corro a tus brazos donde sé que puedo contar sin miedo .

Papá: Tú dices eso, pero muy pronto me estarás hablando de tus amistades. - Decir relajado.

- Papá, ¿sabes cómo funcionan los dormitorios? - Cambio de tema, preguntando algo que me da curiosidad.

Padre: Los dormitorios son mixtos, por desgracia o por suerte. Depende de tu punto de vista. - Encogerse de hombros. - Hasta te estoy viendo en racha con un chico, solo no me des uno como Pedro porque; oye chico insoportable, lo siento hija, pero me alegro que te sueltes de esa mierda.

Otra característica de Arthur Soares; sinceridad.

- Tu sinceridad a veces me asusta - le digo mirándolo con los ojos ligeramente abiertos, y las cejas juntas.

Padre: Ya deberías haberte acostumbrado. - Se encogió de hombros aparcando el coche.

Salgo del vehículo con mi bolso en la mano, cerrando la puerta. Mi padre abre el baúl tomando la maleta y yo tomo la mochila colocándola en mi espalda.

Papá: Adiós princesa, cuídate. Cualquier cosa me llama que he estado volando. - Dice besando mi frente, y automáticamente cierro los ojos.

- Está bien, papá. Te amo- sonrío mirándolo.

Papá: Yo amo más, y ni trates de discutir. - Dame un fuerte abrazo antes de dirigirme al campus.

Cuelgo mi mochila sobre mi hombro, mi bolso sobre mi hombro, y jalo mi maleta mientras miro alrededor. Varios estudiantes se dispersaron caminando de un lado a otro.

Me siento vigilado, por lo que busco a alguien que pueda estar observándome. Pronto encuentro un par de ojos azules, mirándome. Le doy una sonrisa para que se relaje, viendo sus mejillas enrojecerse y siendo llamado por el chico a su lado que comienza a reír.

Me río mientras sigo mi camino. Le pedí direcciones a una chica preguntando dónde estaba el tablero, y cortésmente me señaló.

Llamé a la puerta que tenía un cartel que decía "Dirección", y pronto recibí la autorización.

- Permiso. - digo abriendo la puerta y entrando a la habitación, dejando la maleta a mi lado.

Directora: Vamos. - dice la anciana volteándose hacia la computadora - ¿Cuál es tu nombre, edad y nacionalidad?

- Cualquiera Gabrielly Soares, 21 años y soy brasileña. - digo con un poco de vergüenza, después de todo quien hizo eso por mi fue mi padre.

Presiona las teclas y pronto la máquina a su lado emite un pitido. Se toma un papel del dispositivo y se me ofrece.

Director: ¡Bienvenido, Any! - Da una pequeña sonrisa y yo hago lo mismo.

- ¡Gracias, disculpe! - Abro la puerta y respiro aliviado cuando la cierro después de salir - Parte cumplida.

Miro el papel y sigo las instrucciones para llegar al

mi dormitorio que es el número 023.