Prologo
Cuántas aventuras hemos pasado juntos, incontables, divertidas y algunas duras, pero hemos sabido continuar en la vida y avanzar a paso firme, apoyándonos desde que éramos unos niños con las rodillas raspadas y las manos sucias. Recuerdo esos días de verano en el que desde muy temprano y hasta el anochecer jugábamos sin parar y sentíamos que el mundo era inmenso, y que las aventuras que vivíamos eran de película, intensas y hasta peligrosas. No éramos más que unos niños, pero felices y entregados a nuestra amistad.
Gracias por no separarte de mi lado, por haber sido mi compañero de juegos durante la infancia y por ser hoy mi cómplice en todo lo que me propongo. Espero que así sigamos, apoyándonos, siendo amigos y hermanos, porque contigo mi familia se hizo más grande.
Pero los años han pasado y ahora eres tú mi objetivo, mi meta para amar, mi camino para conocer la felicidad, el único problema, es que seguimos siendo amigos...
