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Después de ti

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vaquero
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Sinopsis

¿Cuántas veces mirando a nuestro alrededor vemos personas sonriendo pero con ojos tristes? ¿Cuántas mascarillas hay por ahí y no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados poniéndonos la nuestra? Maribel Berks ha perdido a ambos padres, pero no ha llorado. Lo que hizo fue tranquilizar a todos poniendo una sonrisa falsa. Mientras su boca sonreía, sus ojos se cerraron y un abismo se abrió dentro de ella, y cuanto más tiempo pasaba, menos podía sentir emociones. No sintió el calor de un abrazo ni el dolor de una lágrima derramada. Esa sensación de nada la oprimía casi tanto como su impulso de suprimir el pasado, pero cuanto más empujaba, más se hundía.

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1

No somos más que gotas de lluvia que se estrellan contra la superficie de una vida difícil;

Seguí mirando la lluvia desde la ventana, las gotas de agua iban en cámara lenta. No recordaba lo que estaba haciendo, o simplemente no me importaba. Ya nada me importaba.

Ni siquiera recuerdo cuanto tiempo estuve en esta habitación mirando al cielo, tal vez estoy buscando alguna señal que me diga que todo es un sueño, que pronto despertaré.

Pero la única señal que llego fue la puerta de mi cuarto abriéndose, mi tía se me acercó llorando y me abrazó, en contacto con su piel entendí cuanto bajaba mi temperatura.

-Todo estará bien..- susurró acariciando mi cabello. ¿Por qué todos me dijeron esta frase? ¿Por qué seguían jodiéndome? Nada saldrá bien, y ellos son los primeros en saberlo.

No dije nada, no pude.

Mis padres están muertos, ya nada importa.

La iglesia estaba llena de flores, los invitados ataviados con elegantes vestidos negros y pañuelos en la mano. Los observé uno por uno mientras una chica del coro arreglaba mi micrófono. Querían que diera un discurso, estaban esperando que dijera dos frases desgarradoras llenas de amor por mis padres fallecidos.

Y en cambio lo único que hice fue quedarme y estudiar esos rostros serios y perfectamente serenos, llenos de dolor, de lástima. Eso es lo que la gente pensaba de mí, 'la pobre huerfanita'. Pero no quería su lástima, simplemente quería que me dejaran en paz, quería metabolizar el dolor con mi tiempo y que no me dijeran que todo terminará pronto.

Soy el único que no está llorando. ¿Por qué no lloro?

No saben lo que va a pasar, ni siquiera sé cómo me siento, cómo pueden pensarlo.

Miré a mi tía y negué con la cabeza simplemente 'no', ella se puso de pie y yo fui y me senté.

Estaba en mi habitación, con las rodillas contra el pecho y la cabeza no sé dónde. Me había puesto un suéter de mamá, quería oler su dulce perfume.. Puse un viejo video de mí y papá para escuchar su voz. Pero ni siquiera derramé una lágrima.

Era hora de hacer las maletas, me iba a vivir con mi tía. Habría dejado la casa de mis padres y toda mi felicidad.

Mi tía dice que me va a gustar Miami, dice que hace sol y que tiene una casa junto al mar. También dice que hay una escuela de baile muy buena y que tendré un salón grande. Cree que no tendré problemas para hacer amigos. Dice que tengo que dejar pasar un tiempo y volveré a sonreír.

Pero no pienso nada, no puedo pensar que algún día pueda volver a sonreír con el vacío que tengo dentro.

No puedo llorar, no creo que pueda sonreír..

-Entonces, ¿qué te parece?- dijo mi tía acompañándome a mi nueva habitación. Simplemente asentí y bajé las escaleras para buscar mis maletas y luego comencé a empacar mis cosas.

- Maribel, sé que es un momento horrible pero tarde o temprano tendrás que superarlo. Han pasado dos semanas..-

La miré sin emoción, era difícil para ella verme así pero no pude evitarlo. No pude responderle, no habría sido agradable. Simplemente la abracé, pero no sentí calor.

No percibí nada.

Mi tía salió de la habitación permitiéndome arreglar mis cosas.

La habitación era grande, completamente blanca, dijo puedo pintarla o dejarla como está.

Fui al baño y me lavé.

Cerré los ojos dejando que el agua caliente relajara mis nervios y luego los vi, esos dos faros deslumbrantes que venían hacia nosotros. Abrí los ojos y salí de la ducha.

Ni que decir tiene que esa noche, como las demás, soñé con ellos pero no fue un sueño lleno de recuerdos y sensaciones positivas, fue una pesadilla.

Mes y dos semanas desde que mis padres fallecieron, me quitaron el verano y era hora de ir a la escuela.

-Vale, Maribel, si hay algún problema no dudes en llamar.-

-Vale, hasta luego.-

Me saludó con una sonrisa y me bajé del coche.

Miré a mis futuros compañeros, todos estaban en pequeños grupos, algunos fumaban, otros solo reían y bromeaban.

Nadie me prestó atención.

Nadie vio a 'la pobre huerfanita'.

Y eso era lo que quería.

En clase me senté en el último banco, entraron los alumnos y empezó la lección.

-Bienvenidos chicos, este es su quinto y último año. ¡Por favor, empieza bien! Y demos la bienvenida a la nueva compañera Maribel Berks.- el profesor me sonrió y todos voltearon a observarme con curiosidad. Saqué una sonrisa y la atención volvió a la maestra.

Iba camino al buzón de voz para obtener la combinación de mi casillero, pero me crucé con alguien.

-Disculpe. - susurré ayudando a la rubia a recoger sus cosas.

Oh no, no te preocupes. Mi cabeza estaba en otra parte, oye, ¿no eres la chica nueva?- me dedicó una sonrisa deslumbrante, esta chica rezumaba alegría por cada poro.

-Sí, me mudé recientemente.-

-¡Pues entonces bienvenido a Mayfield! Soy Cassandra, Cassy para los amigos. ¿Lo eres?-

-Maribel.- Intenté sonreírle y lo logré, últimamente me había vuelto bueno haciendo sonrisas falsas, tenía que hacerlo, si no, mi tía me mandaba a un especialista y me atiborraba de antidepresivos durante años. No parece apropiado.

-¿Adónde ibas?- me preguntó

-Al contestador automático. Tengo que llevar la combinación del casillero.-

-¿Quieres compañía?-

-Seguro que tienes otras cosas que no hacer--

-¡Bueno, vamos!- exclamó entusiasmado tomándome del brazo.

¿Cuánto apostamos a que es animadora?

-¡No lo creo! ¡Somos vecinos de casilleros! Bueno, será más fácil hacer amigos así.- El sonido de la campana que marcaba la hora del almuerzo aumentó la sonrisa de Cassandra.

-Tengo que presentarte a mis amigos, ¡seguro que te van a gustar!- y así nos fuimos, o mejor dicho, me arrastraron a la cantina.

La mesa estaba ubicada en el centro de la cantina, excelente para no llamar la atención diría yo.

-Maribel, ella es Ange- señaló a una chica morena de cabello bob y ojos negros- Lydia- la chica de cabello rojo y ojos marrones- Kaleb- un físico rubio de ojos marrones- Steve- cabello rubio ceniza y ojos azules- y finalmente Jason- también físico con cabello negro y ojos del mismo color.

-Es un placer, Maribel.- Ange se inclinó para ofrecerme su mano.

-¡Por fin una chica nueva!- exclamó Steve

-No la dejes escapar Steve, Maribel por tu bien, aléjate de este tema.- me insinuó Lydia

-No la dejes escapar, ustedes dos mejor.- se rió Kaleb

-Yo Di que ya está planeando un plan de escape.- añadió Jason.

-Ven, vamos a comer algo, antes de que el equipo de fútbol quiera hacer un bis.- bromeó Cassandra.

Una vez que tomé la bandeja me volteé y choqué,

Por segunda vez en menos de horas, con alguien.

-¡¿Por qué me estoy chocando con alguien hoy?! Y perdí el almuerzo también.-

-¿Almuerzo? Ya sabes qué mierda con tu almuerzo, mira mi camisa, mocoso. Cuesta más que tú.- Rodé los ojos ante la afirmación del chico frente a mí.

“Fue un accidente.

” “Piérdete, ya has tenido suficientes accidentes.”

“Pero cómo…” No pude terminar la oración mientras Cassandra me arrastraba hacia la mesa.

Hombre, ella era delgada pero tenía la fuerza de una niña.

-¡¿Escuchaste cómo habló?! ¡Quién se cree que es! ¿Por qué no me dejaste contestar?-

-Porque es un idiota, pero es muy popular, así que si te apunta con su grupito, difícilmente saldrás ileso.- -¿De quién estás hablando?-

Steve

Cassandra se inclinó se acercó y señaló la mesa de ese tipo, amigo, la expresión de Steve cambió a disgusto.

-¿Conoces a Sean?- La de Ange era más una afirmación que una pregunta pero asintió de todos modos.

Está bien, aléjate de Sean. Es fácil.

-

-¡Tía, ya estoy en casa!- exclamé al entrar

-¡Por aquí, cariño!- venía de la cocina.

Una vez adentro vi a un hombre parado riéndose con mi tía.

-Maribel, este es Richard Winter, mi vecino y muy buen amigo.- por un momento intercambiaron una mirada de complicidad y luego se concentraron en mí.

-Richard, esta es mi hermosa sobrina Maribel.-

-Te estaba esperando, Maribel. Quería invitarte personalmente a mi fiesta de cumpleaños el sábado por la noche.-

-¡Definitivamente estaremos allí!-

Dicho esto, Richard salió.